| Pero en el caso de Rusia, ambos métodos son para Occidente imposibles o inaceptables.Porque, para empezar, la población de Rusia, a diferencia de la de muchos otros países, se ha negado sistemáticamente a intercambiar su libertad y el futuro de sus hijos, por los abalorios del oeste que se puedan obtener en ese momento. Esto se hace evidente en la popularidad récord de Putin, señalada regularmente por los medios de Occidente. El opositor a Putin protegido por Washington, Navalny, amigo personal del senador McCain, es percibido por el 98% de la población rusa únicamente como un vasallo de Washington y un traidor a los intereses nacionales de Rusia. Por lo tanto, cualquier revolución de color en Rusia, más aún tras las últimas decisiones legislativas, sería un fracaso seguro para los belicistas occidentales.
En cuanto a la segunda forma tradicional de Occidente, la agresión militar directa, Rusia ciertamente no es Yugoslavia, ni Irak, ni Libia. Cualquier operación militar no nuclear contra Rusia, en el territorio de la propia Rusia, está condenada a una derrota aplastante. Y los generales del Pentágono, en el ejercicio de su liderazgo real de las fuerzas de la OTAN, son muy conscientes de esto. Del mismo modo, no hay perspectivas de una guerra nuclear contra Rusia, incluyendo el concepto del llamado ?ataque nuclear preventivo?. La OTAN simplemente no ve técnicamente posible dar un golpe tal que desarmara completamente el potencial nuclear de Rusia en sus múltiples formas. La represalia nuclear masiva que seguiría contra las potencias enemigas agresoras hace esta opción inasumible. Y su capacidad total sería suficiente para asegurar que los sobrevivientes envidiarían a los muertos. Es decir, un intercambio nuclear con un país como Rusia es, en principio, inútil para hacer frente a los problemas de colapso mundial del petrodólar.
Los economistas occidentales sin duda son conscientes de la profundidad de la tragedia y lo desesperado de la situación a causa de la trampa económica de Putin con el oro. En efecto, desde los tiempos de los acuerdos de Bretton Woods, la regla de oro (nunca mejor dicho) de la economía era: ?Quien tiene más oro, establece las reglas.? Pero sobre esto en Occidente todo el mundo guarda silencio. Silencio?porque no se sabe cómo encontrar una salida a esta situación.
Y también porque, tal vez, si se le explica a la opinión pública en detalle el desastre económico en curso, la gente se puede preguntar si es necesario mantener a los partidarios de la hegemonía mundial de los petrodólares.
Por tanto:
Iquest;Cuánto tiempo podrá mantener Occidente la compra de petróleo y gas de Rusia a cambio de oro físico?
Iquest;Y qué pasará con el petrodólar estadounidense después de que Occidente necesite oro físico para pagar por el petróleo ruso, el gas y el uranio, así como para pagar por los productos chinos?
Date: 2016-06-12; view: 99
|