Para entender cómo operan las gemas, es necesario recordar la hipótesis astrológica donde el ser humano no termina en su piel, sino un poco más allá, formando una burbuja o un capullo de energía enlazada con las estrellas. El mandala astrológico que usamos los astrólogos no es más que una translación de esa esfera a un plano bidimensional y operativo.
La característica esencial de las estrellas, es la emisión de radiaciones en forma de luz y magnetismo, mientras que la particularidad de las gemas es su capacidad de retener la luz o ser magnéticas. Así como en un vaso se puede contener un líquido, en una gema se retiene luz, memoria o magnetismo. Hablando de la luz en términos físicos, cada cuerpo cristalino tiene una capacidad constante de esa cualidad de retención lumínica. La luz es desviada en el interior de las gemas, como la imagen de una cañita introducida dentro de un vaso de agua. Esta desviación es proporcional a la disminución de la velocidad de la luz. De esa manera, se conoce el índice de refracción, es decir, su capacidad de retención lumínica. Sabemos que la velocidad de la luz en el aire es de unos trescientos mil kilómetros por segundo, mientras que en el interior del diamante se reduce a menos de ciento veinticinco mil, por lo que su potencial de retención de luz es altísimo. Este fenómeno ocurre con todas las gemas y es muy conocido por los científicos punteros. El rayo láser es un aprovechamiento de las cualidades del rubí y, las pantallas solares de los modernos satélites artificiales, se pueden considerar como las joyas mas grandes jamás construidas por el ser humano, pues están compuestas por finas gemas de cuarzo. Con estos ejemplos queda aclarado el potencial natural de las gemas.
Las gemas son también análogas a las estrellas, porque emiten vibraciones luminosas en longitudes de onda similares, por ello, al sintonizar con las estrellas, cumplen la función de ampliar o activar vibraciones emitidas por estos lejanos astros, son como antenas que, al sintonizar con las estrellas, las activan y nos permitirán trabajar con ellas utilizando todo el bagaje de la astrología.
Universo personal, planetas, signos, casas y aspectos
La visión astrológica del universo personal, con su sistema de planetas, signos, aspectos y Casas, nos permite deslindar los diferentes sectores de la vida de una persona. La estrella con la que cada piedra sintoniza, nos indica el punto astrológico desde el cual emite; el lugar exacto del tema natal que activa, la longitud zodiacal, el signo, los aspectos que forma y la Casa en la que opera.
Por otro lado gemas y minerales (independientemente de su asignación por estrella) poseen una analogía, una relación de semejanza vibratoria con uno o varios tipos de energía planetaria conocida por los astrólogos, una semejanza por correspondencia que se utiliza para la mejor compresión de los efectos que cabe esperar de ciertas gemas. Las gemas no tienen nada que ver con los planetas en sí, se utilizan los nombres de los planetas por ser energías análogas conocidas, la similitud planetaria nos servirá como referencia de las cualidades naturales, de la manera variable y determinada de actuar, en suma, de su carácter particular.