Hombre de ficción literaria, paradójicamente favorito de matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece, por la perfección de su lenguaje, la erudición de sus conocimientos, el universalismo de sus ideas, la originalidad de sus ficciones, la belleza de su poesía, una verdadera summa que honra la lengua española y el espíritu universal.
Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. Por influencia de su abuela inglesa, fue alfabetizado en inglés y en español. En 1914, viajó con su familia a Europa y se instaló en Ginebra, donde cursó el bachillerato. En 1921, regresó a Buenos Aires y publicó su primer libro. Desde esa época, se enfermó de los ojos, sufrió sucesivas operaciones de cataratas y perdió casi por completo la vista en 1955. Tiempos después se referiría a su ceguera como "un lento crepúsculo que ya dura más de medio siglo".
Desde su primer libro hasta la publicación de sus Obras Completas (1974), trascurrieron cincuenta años de creación literaria durante los cuales Borges superó su enfermedad escribiendo o dictando libros de poemas, cuentos fantásticos y ensayos, admirados hoy en todo el mundo. Recibió importantes distinciones de diversas universidades y gobiernos extranjeros y numerosos premios, entre ellos el Cervantes en 1980. Su obra fue traducida a más de veinticinco idiomas y llevada al cine. Prólogos, antologías, traducciones, cursos y charlas dan testimonio de la labor infatigable de ese gran escritor, que cambió la prosa en castellano. Falleció en Ginebra en 1986.
Borges es sin duda el escritor argentino con mayor proyección universal. Se hace prácticamente imposible pensar la literatura del siglo XX sin su presencia pues fue el creador de una cosmovisión muy singular, sostenida sobre un original modo de entender conceptos como los de tiempo, espacio, destino o realidad. Sus narraciones y ensayos se nutren de complejas simbologías y de una poderosa erudición, producto de su frecuentación de las diversas literaturas europeas, en especial la anglosajona - Shakespeare, De Quincey o Kipling - son referencias permanentes en su obra, además de su conocimiento de la Biblia, la Cábala judía, la literatura clásica y la filosofía.
Ficciones (1944) acabaron de consolidar a Borges como uno de los escritores más singulares del momento en lengua castellana. En las páginas de este libro se despliega toda su maestría imaginativa, plasmada en cuentos como La biblioteca de Babel, El jardín de los senderos que se bifurcan o La lotería de Babilonia. También pertenece a este volumen Pierre Menard, autor del Quijote, relato o ensayo (en Borges esos géneros suelen confundirse deliberadamente) en el que reformula con genial audacia el concepto tradicional de influencia literaria.
También de 1944 es Artificios, que incluye su célebre cuento La muerte y la brújula, en el que la trama policial se conjuga con sutiles apreciaciones derivadas del saber cabalístico, al que Borges dedicó devota atención. El Aleph (1949), volumen de diecisiete cuentos, vuelve a demostrar su maestría estilística y su ajustada imaginación, que combina elementos de la tradición filosófica y de la literatura fantástica.