A veces el codicioso pierde[1] lo que[2] tiene cuando quiere tomar lo ajeno[3]. De esto nos cuenta una fábula antigua.
Un perro lleva un pedazo de carne en la boca. Cuando pasa por un río, ve el reflejo de la carne que lleva, y el reflejo le parece más[4] grande y más sabroso. Abre la boca para tomar el reflejo y le cae[5] el pedazo de carne de la boca y desaparece en el río. Y el perro se queda sin uno y sin el otro.
Por eso dice así el refrán popular: “Quien todo lo quiere, todo lo pierde”.
Preguntas del texto:
1. ¿Por qué el codicioso puede perder lo que tiene?
2. ¿Qué lleva el perro en la boca y por dónde pasa?
3. ¿Qué ve el perro en el agua?
4. ¿Por qué quiere tomar el reflejo y qué le pasa por eso?
5. ¿Qué dice el refrán popular de las situaciones así?
EL CUERVO Y LA RAPOSA
Un cuervo toma un queso y lo lleva encima de un árbol. La raposa lo ve y quiere mucho comer el queso. Con palabras engañosas comienza[6] a alabar al cuervo y dice:
- Eres tú, cuervo, un pájaro muy hermoso, el más hermoso de todos[7]. El color de tus plumas es magnífico y tu voz es clara y encantadora.
El cuervo cree en la alabanza de la raposa y para mostrar su voz comienza a graznar. Y cuando abre la boca, le cae el queso que tiene en ella. No acaba el queso de llegar al suelo[8] cuando la raposa lo toma y lo come inmediatamente. Y el cuervo se queda sin queso, engañado por la vana alabanza de la raposa.
Preguntas del texto:
1. ¿Dónde está el cuervo y qué tiene en la boca?
2. ¿Quién quiere comer el queso?
3. ¿Qué dice la raposa al cuervo? ¿Cómo le alaba?
4. ¿Qué hace el cuervo para mostrar su voz clara y encantadora?