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TRES METROS SOBRE EL CIELO 20 page

‘Embarazada? Increíble. Por lo que entiendo, Step no podría a menos que el fuera el espíritu santo.’

‘Hey Babi, adiós, debo irme!’ Step la agarra entre los brazos.

‘Adonde? Quédate un rato.’

‘No puedo. Tengo que verme con alguien.’

Babi se rebela a su abrazo.

‘Si, yo se con quien te vas a ver. Con esa terrible loca, la que golpee. Pero todavía no entendió? No le bastaron los golpes que le di?’

Step ríe y la abraza de nuevo. ‘Pero que dices?’ Babi trata de resistir. Pelean un rato. Después Step gana fácilmente y le da un beso. Babi se queda quita con los labios cerrados. Al final acepta el dulce soborno. Se venga mordiéndole la lengua.

‘Ay.’

‘Dime rápido con quien vas a salir.’

‘Nunca adivinarías.’

‘No es esa que dije antes, verdad?’

‘No.’

‘La conozco?’

‘Y muy bien. Disculpa, pero primero pregúntame si es una mujer o un hombre.’

Babi suspira. ‘Es una mujer o un hombre?’

‘Un hombre.’

‘Estoy mas tranquila ahora.’

‘Me veré con tu padre.’

‘Mi papa?’

‘Fue a buscarme a mi casa. Cuando llame estaba ahí. Nos citamos en un rato en la plaza Giochi Delfici.’

‘Y que querrá mi padre contigo?’

‘No lo se! Pero apenas lo sepa te llamo y te digo. Esta bien?’

Le da un beso prepotente. Ella se deja llevar, aun sorprendida por la noticia. Step prende la moto y se aleja veloz. Ella lo mira desaparecer por la esquina. Después sube a su casa. Silenciosa, sinceramente preocupada. Trata de imaginar el encuentro. De que hablarían? Donde? Que pasaría? Entonces, pensando sobretodo en su padre, espera solo que no se caigan a golpes.

 

Cuando Claudio llega Step ya esta ahí, sentado sobre el borde de un muro fumando un cigarrillo.

‘Buenas.’

‘Buenas noches Stefano.’ Se dan la mano. Después Claudio prende también un cigarrillo para sentirse mas en el ambiente. No logra el resultado esperado. Ese muchacho es extraño. Esta ahí sonriéndole en silencio, mirándolo con esa chaqueta oscura. Es diferente a su hermano. El otro es más obeso. Por un momento, cuando esta por sentarse cerca de el sobre el muro, tiene como un recuerdo repentino. Aquel muchacho ha golpeado a su amigo Accado, le golpeo la nariz. Ahora esta con su hija. Ese muchacho es un tipo peligroso. Hubiera preferido miles de veces hablar con el hermano.

Claudio se queda de pie. Step lo mira curioso.

‘Entonces, de que hablaremos?’

‘Bueno, veras Stefano. En mi casa últimamente ha habido muchos problemas.’

‘Si supiera cuantos han sido por mi…’

‘Si, lo se, pero ve, nosotros antes éramos una familia muy tranquila. Babi y Daniela son dos muchachas buenas.’

‘Es cierto. Babi es una muchacha de verdad inteligente. Escuche Claudio, no podemos hablar con tu? A mi no me gusta hablar mucho en general. Después tengo que pensar en todos esos usted, su, entonces se vuelve imposible.’

Claudio sonríe. ‘Claro.’ En el fondo ese muchacho no es antipático. Aunque tampoco le ha puesto las manos encima todavía. Step baja del muro.



‘Escucha, porque no vamos a algún lugar. Al menos hablamos mas cómodos, quizás tomamos algo.’

‘Esta bien. Adonde vamos?’

‘Aquí cerca hay un lugar que abrieron unos amigos míos. Es como si estuviéramos en casa, nadie fastidiara.’ Step se monta en la moto. ‘Sigueme.’

Claudio se monta en el carro. Esta satisfecho. Su misión esta pareciendo ser mas fácil de lo esperado. Menos mal. Sigue a Stefano por varias calles. Claudio esta bien atento a no perder ese faro rojo que corre en la noche. Si sucediera algo así, Raffaella nunca lo perdonaría. Poco después se paran en una pequeña vía detrás de una plaza. Step le indica un puesto vacío donde puede estacionar el carro mientras el deja la moto justo frente a la entrada del Four Green Fields. En el piso de abajo hay una gran confusión. Muchos muchachos están sentados en frente a una larga barra. Alrededor hay cuadros y latas de cerveza de diferentes países. Un tipo con sutiles lentes y cabellos despeinados se agita frenético detrás de la barra preparando un cóctel de fruta y un simple gin tonic.

‘Hola Antonio.’

‘Hola Step que te sirvo?’

‘No lo se, vamos a decidir. Tu que quieres tomar?’

Mientras van a sentarse, Claudio recuerda que no ha comido nada. Decide tomar algo ligero.

‘Un Martini.’

‘Una bella cerveza clara y un martini.’

Se sientan en una mesa en el fondo, donde hay menos confusión. Casi inmediato llega donde ellos una bellísima muchacha de piel color ébano de nombre Francesca. Lleva lo que han ordenado y se para en la mesa a charlar con Step. Step le presenta a Claudio que educadamente le da la mano alzándose. Francesca se queda sorprendida.

‘Es la primera vez que viene una persona así en este local.’

Agarra la mano de Claudio un poco mas de lo normal.

El la mira ligeramente apenado.

‘Es un cumplido?’

‘Claro! Usted es señorialmente fascinante.’ Francesca ríe. Sus largos cabellos curvos danzan alegres frente a sus bellísimos dientes blancos. Después se aleja sensual, sabiendo bien que seria observada. Claudio decide no desilusionarla. Step se da cuenta.

‘Un buen trasero, no? Es brasilera. Las brasileras tienen un trasero de fábula. Al menos así dicen. Yo no se porque a Brasil no he ido todavía, pero si son todas como Francesca…’ Step se bebe divertido media cerveza.

‘Si, es verdaderamente linda.’ Claudio bebe su Martini, un poco incomodo que su pensamiento haya sido así transparente.

‘Entonces, que decíamos? Ah si, que Babi es de verdad una buena chica. Es muy cierto.’

‘Si, sin embargo a Raffaella, mi esposa…’

‘Si, la conocí. Un gran carácter, me parece.’

‘Si, en efecto.’ Claudio termina su Martini. Justo en ese momento pasa de nuevo Francesca. Se ajusta los cabellos riendo y lanzando una mirada provocante hacia la mesa.

‘Escucha, tomamos algo mas?’ no le da tiempo de responder. ‘Antonio, me traes otra cerveza? Tu que quieres?’

‘No, gracias, no quiero nada…’

‘Como que no quieres nada, anda…’

‘Esta bien, también tomo una cerveza.’

‘Entonces dos cervezas y un poco de aceitunas, cualquier pasa palo, haz que traigan alguna cosa para comer un poco.’

Poco después llega lo que pidieron. Claudio se queda un poco desilusionado. Quien se las llevo, de hecho, no es Francesca, pero un tipo feo, un moreno obeso con buena cara. Step espera que se aleje.

‘El también es brasilero. Pero es otro caso diferente, no?’

Se sonríen. Claudio prueba su cerveza. Esta buena y fresca. Stefano es un tipo simpático. Quizás hasta mas simpático que el hermano. Bebe un poco mas de cerveza.

‘Bueno, te estaba diciendo, Stefano, que mi mujer esta muy preocupada por Babi. Sabes, es el último año y tendrá la prueba de aptitud.’

‘Si, lo se. Supe también la historia de la profesora, los problemas que sucedieron.’

‘Ah, te enteraste…’

‘Si, pero estoy seguro que las cosas se resolverán.’

‘Espero lo mismo…’ Claudio baja un trago largo de cerveza pensando en los cinco mil euros que tuvo que pagar. Step, por otro lado, piensa en el perro de la Giacci y los intentos de Pollo de enseñarle a buscar objetos.

‘Veras Claudio, todo ira a su lugar. La Giacci no fastidiara más a Babi. Ese problema no existe mas, te lo aseguro.’

Claudio trata de sonreír. Como hace para decirle que el verdadero problema ahora es el?

Justo en ese momento entran un grupo de muchachos. Dos de ellos ven a Step y van hacia el.

‘Hola Step! Donde has estado? No sabes cuanto te hemos buscado, todavía estamos esperando la revancha.’

‘He tenido cosas que hacer.’

‘Te acobardas, no?’

‘Pero que coño dices? Miedo de que? Los destruimos… todavía van a hablar?’

‘Hey calma, no te molestes. No te vimos nunca más. Ganaste ese dinero y desapareciste.’

También el otro muchacho agarra un poco de coraje.

‘Que solo lograste ganar por suerte en esa ultima bola.’

‘Agradezcan que no esta Pollo. Sino jugaba la revancha rápido, más que suerte. Hicimos una serie de bolas increíbles, un hoyo tras otro.’

Los dos muchachos ponen una actitud de poco convencidos.

‘Si, esta bien.’ Van a agarrar algo de beber en la barra. Step ve que hablan. Después miran hacia el y se ponen a reír.

‘Escucha Claudio, tu sabes jugar Pool?’

‘Cuando era joven lo hacia todo el tiempo, era bueno. Pero llevo una vida que no agarro un palo de billar.’

‘Anda, te pido, me debes ayudar. Yo a esos les gano como si nada. Basta que tú ayudes a colocar las pelotas. A meterlas en los hoyos lo hago yo.’

‘Pero verdaderamente, disculpa, tenemos que hablar.’

‘Hablamos todo después. Esta bien?’

Después de una partida de Pool quizás sea más fácil hablarle. Y si perdemos? Prefiere no pensarlo. Step va a la barra donde están los dos muchachos.

‘Entonces lista. Anda. Antonio, abre la mesa. Que vamos a jugar rápido, ese dinero.’

‘Y con quien juegas tu, con ese?’ uno de los dos muchachos señala a Claudio.

‘Si, porque, te molesta?’

‘Como te parezca, de verdad…’

‘Claro, si estuviera Pollo seria otra historia. Lo saben ustedes. Quiere decir que les regalamos este dinero. Esta bien?’

‘No, si lo pones así no jugamos. Después dices que ganamos porque no estabas con Pollo.’

‘Igual les gano a ustedes dos yo solo.’

‘Si, todavía!’

‘Quieren aumentar la apuesta? Pongamos doscientos euros? Les parece? Pero una rápida, porque tengo poco tiempo.’

Los dos intercambian una mirada. Después ven al compañero de Step. Claudio, sentado en el fondo de la sala, juega apenado con un paquete de Marlboro en la mesa. Es justo esto lo que los convence.

‘Ok, esta bien, vayamos para allá.’ Los muchachos agarran el triangulo con las pelotas.

‘Claudio, sabes jugar el estilo americano? Una partida seca, doscientos euros?’

‘No Stefano, gracias. Es mejor si hablamos.’

‘Anda, es solo una. Si perdemos, pago yo.’

‘No es esto el problema…’

‘Que hacen, juegan billar?’ Es Francesca. Se pone frente a Claudio, sonriente, con todo su entusiasmo brasilero.

‘Anda, voy a verlos y los apoyo. Seré su porrista.’

Step mira a Claudio de forma curiosa.

‘Entonces?’

‘Una sola.’

‘Yahooo! Vayamos para allá y ganemos.’ Francesca lo agarra divertida debajo del brazo y van todos los tres a la sala cercana.

Las pelotas están ya puestas sobre el fieltro verde. Uno de los dos muchachos alza el triangulo. El otro se pone en el fondo de la mesa y con un tiro preciso, rompe. Bolas de todos los colores se esparcen sobre el fieltro deslizando silenciosas. Algunas tropiezan haciendo sonidos secos, después lentamente, se detienen. Comienzan a jugar. Primero golpes simples, calibrados, después cada vez mas fuerte, pretenciosos, difíciles. A Claudio y a Step le tocan las bolas lisas. Step mete el primer hueco. Los demás logran dos bolas, tuvieron más suerte. Cuando le toca a Claudio, juega una bola larga. Esta fuera de entrenamiento. El tiro resulta corto. No logra siquiera acercarse al hoyo. Los dos muchachos se miran divertidos. Sienten ya el dinero en el bolsillo. Claudio se prende un cigarrillo. Francesca le lleva un whisky. Claudio nota que, como todas las brasileras, tiene senos pequeños, pero firmes y derechos debajo de la camisa oscura. Poco después le toca de nuevo a el. La segunda bola le va mejor. Claudio la centra de lleno y con un efecto preciso, metiéndola en el centro. Es el numero quince, los dos se la dejaron jugar seguros de que la equivocaría.

‘Centro!’ Step le da un golpecito en la espalda. ‘Buen golpe!’

Claudio lo mira sonriendo, después manda otro trago de whisky y se dobla sobre el billar. Se concentra. Golpea la pelota blanca ligeramente a la izquierda y después baja por el borde, dulcemente llevada. Un golpe perfecto. Hoyo. Los dos muchachos se miran preocupados. Francesca aplaude.

‘Bravo!’ Claudio sonríe. Con la punto de la lengua baña la tiza azul y lo pasa rápido por su palo de billar.

‘Hace tiempo si que era bueno!’ Siguen jugando. Step también mete en hoyo algunas. Pero los dos son más suertudos. Pocos golpes después a ellos les falta meter solo una bola roja y después, la uno. Ahora le toca a Claudio. Sobre la mesa todavía quedan dos bolas lisas. Claudio apaga el cigarrillo. Toma la tiza y mientras la pasa veloz sobre el palo, estudia la situación. No es de las mejores. La doce esta muy cerca del hueco del fondo, pero la diez esta casi a la mitad de la mesa. Debe hacer una salida perfecta, pararse ahí frente y meterla en el hoyo central izquierdo. Tiempo atrás quizás si hubiera sido capaz de hacerlo, pero ahora… hace cuantos años que no juega? Baja el último trago de whisky. Regresando hacia arriba encuentra la mirada de Francesca. Cuanta edad tendrá esa esplendida muchacha. Se siente ligeramente sonrojado. Le sonríe. Tiene la piel color miel y esos cabellos oscuros con una sonrisa muy sensual. Es también tierna, al mismo tiempo. Le da dieciocho años al menos. Quizás tiene alguno menos. Dios mío, piensa, puede ser mi hija. Porque vine acá? Para hablar con Stefano, mi amigo Step, mi compañero. Abre y cierra los ojos. Esta sintiendo el efecto del alcohol. Bueno, ahora estoy jugando, vale terminar la partida. Apoya la mano en la mesa, si pone sobre el palo y lo hace deslizar entre sus dedos, cuadrando el tiro. Después va hacia la pelota blanca. Esta ahí, detenida en medio de la mesa, fría. En espera de ser golpeada. Da un largo respiro, bota el aire. Una ultima prueba y después golpea. Preciso. Con la fuerza justa. Corre lateralmente y después dobla hacia la doce: hoyo. Perfecto. Después la pelota blanca no se detiene. Veloz, muy veloz. No, parate, parate. La golpeo con demasiada fuerza. La pelota blanca sobrepasa la diez y se detiene más allá. Un poco mas de la mitad del campo, frente a Claudio, irrespetuosa y cruel. Los dos adversarios se miran entre ellos. Uno de los dos alza la ceja, el otro da un suspiro de alivio. Por un momento temían perder la partida. Se sonríen. De esa posición es verdaderamente un tiro imposible. Claudio le da la vuelta a la mesa. Estudia todas las distancias. Difícil. Debe hacer cuatro golpes a los bordes. Esta ahí en un ángulo apoyado con las manos sobre el borde de la mesa y piensa.

‘Que importa, prueba.’ Claudio se voltea. Step esta detrás de el. Entendió perfectamente que estaba pensando.

‘Si, pero cuatro rebotes…’

‘Y bueno? A lo mas perdemos… pero si lo logras, piensa como quedamos!’

Claudio y Step miran a sus dos adversarios. Pidieron dos cervezas y ya están bebiendo por su victoria.

‘Ya que importa, a lo mas perdemos!’ Claudio ahora esta ebrio. Se va a la otra parte de la mesa. Ajusta el palo, se concentra y golpea. La bola blanca parece volar sobre el fieltro verde. Una. Claudio piensa en todas las tardes que paso jugando billar. Dos, en sus amigos de un tiempo, cuando estaba siempre son ellos. Tres, en las muchachas, en el dinero que no tenia, en cuanto se divertida. Cuatro. En la juventud pasada, en Francesca, en sus diecisiete años… y en ese momento la bola blanca golpea de lleno la diez. Desde atrás, con fuerza, segura, precisa. Un sonido sordo. La bola vuela frente hacia el hoyo central.

‘Centro!’

‘Yahoo!’ Claudio y Step se abrazan. ‘Carajo tienes suerte. Mira donde te quedo.’

La bola blanca se detuvo frente a la uno amarilla a pocos centímetros de la boca del fondo. Claudio la mete dentro con un golpe facilísimo.

‘Ganamos!’ Claudio abraza a Francesca y logra alzarla un momento. Después, bailando abrazado a ella termina tropezándose con uno de los dos adversarios.

‘Ve por donde vas.’ El tipo le da un empujón a Claudio, haciéndolo terminar contra la mesa. Francesca se levanta rápido. Claudio, ligeramente mareado, se levanta un poco. El tipo lo agarra por la chaqueta y lo levanta.

‘Te hiciste el listo, no? Hace tantos años que no juego… muchachos estoy fuera de entrenamiento.’ Claudio esta asustado. Esta ahí, sin saber bien que hacer.

‘Llevaba tiempo que no jugaba, en serio.’

‘Ah si! Por ese ultimo golpe no lo diría.’

‘Fue solo suerte.’

‘Hey, deja, suéltalo.’ El tipo hace como si no oyera a Step.

‘Te dije suéltalo.’ Repentinamente se siente llevar hacia atrás. Claudio esta libre con la chaqueta de nuevo estirada. Recupera la respiración mientras el tipo termina contra el muro. Step le tiene la mano en la garganta. ‘Que, no escuchas? No quiero pelear. Dale, saca los doscientos euros. Ustedes eran los que querían jugar.’

El otro se le acerca con el dinero en la mano.

‘Nos engañaron, de todas formas. Ese juega diez veces mejor que Pollo.’

Step agarra el dinero, los cuenta y se los mete en el bolsillo.

‘Es cierto, pero no es mi culpa… yo ni lo sabia…’

Después agarra a Claudio bajo su brazo y salen vencedores de la sala de Pool. Claudio toma otro whisky. Esta vez para recuperarse del susto.

‘Gracias Step. Diablos, ese me quería golpear la cara.’

‘No, todo es mentira, solo esta molesto! Toma Claudio, estos son tus cien euros.’

‘No, dale, no puedo aceptarlos!’

‘Como no? La partida casi la ganaste tu!’

‘Esta bien, entonces tomemos algo bueno. Pago yo.’

Mas tarde, Step, viendo cuanto ebrio esta Claudio, lo acompaña al carro.

‘Esta seguro que llega bien a su casa?’

‘Segurisimo, no te preocupes.’

‘Seguro, eh? No pierdo nada si te escolto.’

‘No, en serio, estoy bien.’

‘Esta bien, como quieras. Bella partida, eh?’

‘Bellísima!’ Claudio va a cerrar la puerta.

‘Claudio espera!’ Es Francesca. ‘Que haces, no te despides?’

‘Tienes razón, pero estaba todo ese alboroto.’

Francesca se mete en el carro y lo besa en los labios, tiernamente, con ingenuidad. Después se aleja y sonríe.

‘Entonces adiós, nos vemos. Ven a visitarme alguna vez. Siempre estoy aquí.’

‘Claro que vendré.’ Después, se pone en marcha y se aleja. Baja la ventanilla. El aire fresco de la noche es agradable. Mete un CD en el stereo y prende un cigarrillo. Después, completamente ebrio, golpea fuerte las manos en el volante.

‘Guau! Que noche! Y que mujer…’ de repente se siente feliz como no lo era desde hace tanto tiempo. Después, mientras llega a su casa, regresa a estar triste. Que le puedo decir a Raffaella? Se mete en el garaje aun indeciso acerca de lo que contaría. Estacionar el carro, que ya se le hace difícil sobrio, entonces ebrio resulta imposible. Bajando del carro, mira el rayón por el lado y la Vespa caída hacia el muro. La sube disculpándose solo.

‘Pobre Pitufina, te raye tu Vespa.’ Después sube a la casa. Raffaella esta ahí esperándolo. Es el peor interrogatorio de su vida, peor que esos de las películas policíacas. Raffaella solo hace de policía malo, el otro, el bueno, ese que en las películas es el amigo y ofrece un vaso de agua o un cigarrillo, no existe.

‘Se puede saber como fue? Dale, cuenta!’

‘Bien, de hecho buenísimo. Step es una buena persona en el fondo, un muchacho agradable. No hay de que preocuparse.’

‘Como que no hay de que preocuparse? Pero si le daño la nariz a Accado?’

‘Quizás fue provocado. Que sabemos nosotros? Y hablando en serio, Raffaella, digamos la verdad, Accado es un gran fastidio…’

‘Pero que dices? Le dijiste que dejara a nuestra hija, que no debe verla, llamarla, ir a buscarla a la escuela?’

‘Realmente a ese punto nunca llegamos.’

‘Y que le dijiste? Que hicieron hasta ahora? Es medianoche!’

Claudio confiesa.

‘Jugamos Pool. Imagina tesoro, le ganamos a dos bufones! Yo hice las últimas dos bolas. Gane cien euros, muy bien, no?’

‘Bueno? Eres el inútil de siempre, un incapaz. Estas borracho, lleno de humo y no lograste siquiera poner en su puesto a ese delincuente.’

Raffaella se va de ahí, molesta. Claudio hace un último intento para calmarla.

‘Raffaella, espera!’

‘Que pasa?’

‘Step dijo que quiere un titulo universitario.’ Raffaella bate la puerta y se encierra en el cuarto. Ni siquiera esa última mentira le sirvió. Diablos, de verdad debe estar molesta. Para ella ese pedazo de papel es todo. En el fondo, a mí nunca me perdono de no haber tenido un titulo. Después, incomodado por ese ultimo pensamiento, agitado por la noche en general, se marcha ebrio hacia el baño. Alza la tapa y vomita. Mas tarde, mientras se desnuda, del bolsillo de la chaqueta cae un papel. Es el número de teléfono de Francesca. La bella chica de cabellos ondulados y la piel color miel. Debe haberlo metido cuando me beso en el carro. Lo lee de nuevo. Si, esa escena le recuerda la película Papillon. Steve Moqueen, en prisión, recibe un mensaje de Dustin Hoffman y para hacerlo desaparecer lo traga. Claudio aprende el número de memoria y prefiere botar el papel en el inodoro. Si hubiera tratado de comerlo hubiera vomitado de nuevo. Baja el agua, apaga la luz, sale del baño y se mete en la cama. Se queda así, mareado entre las sabanas ahora ligeramente ebrio, dulcemente llevado por las vueltas que le da la cabeza. Que noche grandiosa. Un golpe magnifico. Una partida magnifica. La cerveza, el whisky, su compañero Step. Ganaron doscientos sacos. Y Francesca? Bailaron juntos, la tuvo entre sus brazos y estrecho ese cuerpo suave. Recuerda sus cabellos oscuros, su piel color miel, su suave beso en el carro, tierno y sensual, perfumado. Se emociona. Piensa en el papel que consiguió en el bolsillo. Es una clara invitación. Le encanta. Será un paseo. Mañana la llamo. Como era el número? Trata de repetirlo. Pero se duerme con un sentimiento de desesperación. Ya se le olvido.

 

‘Y ganaron?’ Pollo no cree sus oídos.

‘Dividimos el dinero, doscientos euros cada uno!’

‘Juralo, entonces el papa de Babi es un tipo simpático?’

‘Un mito, un verdadero hermano! Imaginate que Francesca me dijo que le gusta bastante.’

‘A mi me parece aburrido!’

‘Porque, cuando lo has visto?’

‘Cuando vine a tu casa a buscar al perro.’

‘Ah si, a propósito, como esta Arnold?’

‘Buenisimo. Ese perro es bastante inteligente. Estoy seguro que dentro de poco aprenderá a traer las cosas. El otro día estaba debajo de la casa, le lance un bastón y fue a buscarlo. Solo que después se puso a jugar en el parque con una perrita. Jugaba con todos, pobrecito, yo creo que la Giacci no lo sacaba nunca!’

Step se para adelante del portón.

‘Ya llegamos. Te pido que no hagas un alboroto.’ Pollo lo mira ofendido.

‘Porque, acaso siempre hago alboroto yo?’

‘Siempre.’

‘Ah si? Mira que solo vine para hacerte un favor.’

Suben al segundo piso. Babi esta haciendo de niñera a Giulio, el hijo de los Mariani, un niño de cinco años con cabellos claros como su piel.

Babi lo espera en la puerta.

‘Hola.’ Step la besa. Ella se queda sorprendida al ver a Pollo. El murmura algo que debe ser un ‘hola’ y se pone rápido sobre el sofá frente al niño. Cambia de canal buscando algo mejor que las estupidas caricaturas japonesas. Giulia naturalmente comienza a quejarse llorando. Pollo trata de convencerlo.

‘No anda, ahora comenzaran a salir las tortugas voladoras.’ Giulio se pone a mirar atento, confiando que saldrán. Pollo también se pone a ver en silencio el programa que coloco. Babi va a la cocina con Step.

‘Se puede saber porque lo trajiste?’

‘Me insistió. Y Pollo le va muy bien con los niños.’

‘No me parece! No termino de llegar y ya lo hizo llorar.’

‘Entonces digamos que lo hice para estar solo contigo.’ La abraza. ‘Claro que soy sincero, tu sacas fuera lo mejor de mi. Como la ropa, entonces, deberíamos quitarla.’

Se la lleva riéndose al primer cuarto que consigue. Babi trata de resistir, pero a la final de deja convencer por sus besos. Terminan los dos sobre una pequeña cama.

‘Ay!’

Step se lleva la mano hacia la espalda. Un carro armado puntiagudo estaba debajo. Babi se echa a reír. Step lo lanza al sofá. Limpia la cama de guerreros electrónicos y algunas partes removibles. Después, finalmente tranquilo, empuja la puerta con el pie y se dedica a su juego favorito. Le acaricia los cabellos besándola, su mano corre veloz por los botones de su camisa soltándolos. Le alza el sostén y la besa en la piel más clara, dulcemente más suave, rosada. De repente algo golpea su cuello.

‘Ay.’ Step lleva veloz la mano a donde fue golpeado. En la oscuridad la ve reírse, armada de un extraño muñeco de orejas puntiagudas. Y esa sonrisa fresca, ese aire ingenuo lo golpean aun más en el fondo.

‘Me lastimaste!’

‘No podemos estar acá, es el cuarto de Giulio. Piensa si entra.’

‘Pero si esta Pollo. Le di órdenes precisas. Ese terrible niño esta acabado, inmovilizado. No se puede levantar del sofá.’

Step regresa a tocarla. Ella le acaricia los cabellos dejándose besar.

‘Giulio es muy bueno. Eres tu el niño terrible.’

Pollo esta comiendo un pan que agarro de la cocina junto a una bella cerveza helada, cuando Giulio se alza del sofá.

‘Adonde vas?’

‘A mi cuarto.’

‘No, te debes quedar acá.’

‘No, quiero ir a mi cuarto.’

Giulio hace para marcharse, pero Pollo lo agarra por la camiseta llevándolo cerca de el en el mueble. Giulio trata de rebelarse, pero Pollo le pone el codo en la barriga bloqueándolo. Giulio comienza a lamentarse.

‘Déjame, déjame!’

‘Anda, que ya comienzan las caricaturas.’

‘No es cierto.’ Giulio mira de nuevo la televisión, y quizás por la culpa de un primer plano de un protagonista feo, comienza a llorar. Pollo lo suelta.

‘Toma, quieres probar? Es buenísima, solo la beben los grandes.’

Giulio parece ligeramente interesado. Se adueña con las dos manos de la lata de cerveza y bebe un trago.

‘No me gusta, es amarga.’

‘Entonces ve lo que tío Pollo te va a dar…’

Poco después, Giulio juega feliz en el suelo. Hace volar los balones rosados que tío Pollo le regalo. Pollo lo mira sonriente. En el fondo solo se necesita poco para hacer feliz a un niño. Bastan dos o tres preservativos. Igual el no los usaría esa noche. Del cuarto no sale ningún ruido. Creo que Step tampoco tendrá la necesidad, piensa Pollo divertido. Entonces, como se esta aburriendo, decide hacer una llamada.

En la oscuridad de ese cuarto lleno de juguetes, Step le acaricia la espalda, los hombros. Hace deslizar la mano a lo largo de su brazo y se lo lleva cerca de la cara. Lo besa. Lo toca con la boca, después toda su piel. Babi tiene los ojos entrecerrados, dulce prisionera de sus suspiros. Step le abre la mano delicadamente, le besa la palma y la deja en su pecho desnudo, abandonándola a sus pensamientos. Babi se queda inmóvil, repentinamente asustada. Dios mío, entiendo que quiere. Pero nunca lo haría. Nunca lo he hecho. No lo lograría. Step continúa a besarla tiernamente en el cuello, detrás de las orejas, en los labios. Mientras sus manos, mas seguras y tranquilas, mas expertas, se adueñan de ella como suaves ondas, dejando en esa playa desconocida un naufrago placer.

Después de repente, llevaba por esa corriente, de aquella brisa de pasión, ella también se mueve. Babi obtiene coraje. Se despega lentamente de ahí donde fue dejada y comienza a acariciarlo. Step la abraza dándole confianza, tranquilizándola. Babi se deja llevar. Sus dedos bajan ligeros por su piel. Siente su abdomen, los fuertes abdominales. Cada escalón para ella es un obstáculo, un abismo, un paso difícil de dar, casi imposible. Igual lo debe hacer y, manteniendo su respiración en la oscuridad del cuarto, de repente salta. Sus dedos acarician su barriga abajo, con rizos suaves entre los dedos, y después bajan más hacia los jeans, hacia ese botón, el primero para ella en todos los sentidos. Y en ese momento, sin saber porque, piensa en Pallina. Ella, mas segura, mas experta. Imagina cuando se lo contara. Sabes, ahora hasta ahí no lo ha logrado, no ha podido. Esto quizás le da el coraje, el último empujón. Repentinamente lo hace. Lo abre. Ese primer botón dorado sale con un sonido ligero. En el silencio del cuarto escucha todo, llega nítido y claro hasta sus orejas. Lo logro. Casi da un suspiro. Ahora todo es más fácil. Su mano, ahora más segura, pasa al segundo y después al tercero y mas abajo mientras los bordes del jeans se alejan entre ellos, siempre mas libres. Step se aleja dulcemente de ella, echa la cabeza hacia atrás. Babi lo alcanza rápido, refugiándose tímida en ese beso, avergonzándose de esa mínima lejanía. Después un sonido inesperado. Puertas que golpean.


Date: 2016-01-05; view: 621


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