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TRES METROS SOBRE EL CIELO 19 page

Babi se quita el suéter. Su sobrenombre es justo, piensa. De verdad que merece un 10 con honores. Poco después están los dos en el agua. Nadan cerca. Un escalofrío la hace temblar un poco.

‘Brr, hace frío.’

‘Pronto te calentaras. Ten cuidado de no bajar con los ojos abiertos. Esta llena de cloro. Es la primera piscina abierta de la zona, sabes? Es una especie de inauguración. Dentro de poco llega el verano. Bella no?’

‘Bellísima.’

‘Ven acá.’

Se acercan al borde. Hay botellas que están alrededor.

‘Toma, bebe.’

‘Yo no bebo mucho.’

‘Te calentara.’ Babi agarra la botella y se pega. Siente aquel fresco liquida ligeramente agrio y gaseoso bajarle por la garganta. Es bueno. Se despega de la botella y se la pasa a Step.

‘No esta mal, mi gusta.’

‘Claro, es champaña.’ Step le da un largo trago. Babi mira alrededor. Champaña? Donde la habrán agarrado? Seguramente robaron eso también. ‘Toma.’ Step le pasa de nuevo la botella. Ella decide no pensarlo y bebe otro trago más. Calcula mal y bebe demasiado. Casi se ahoga y la champaña con todas sus burbujas le sale por la nariz. Tose un rato. Step se echa a reír. Espera que se recupere. Después nadan juntos hacia la esquina opuesta. Un arbusto más grande los protege de los rayos de la luna. Deja filtrar solo unos pocos reflejos de plata. Bien rápido brillan entre sus cabellos mojados. Step la mira. Es bellísima. Le besa los labios frescos y rápido se encuentran abrazados. Sus cuerpos desnudos se tocan completamente por primera vez. Envueltos por esa agua fría buscan y encuentran calor entre ellos, conociéndose, emocionándose, deteniéndose a veces para no conservar cierta timidez. Step se aleja de ella, echa hacia atrás un poco y regresa poco después con una nueva botella.

‘Esta esta todavía llena.’ Otra champaña. Están rodeados de ellas. Babi sonríe y bebe, esta vez lentamente, atenta a no ahogarse. Le parece casi más bueno aun. Después busca sus labios. Comienzan a besarse así, espumeantes, mientras ella se siente flotar y no entiende bien porque. Es el efector normal del agua o de la champaña? deja ir la cabeza dulcemente hacia atrás, la apoya en el agua y por un momento deja de girarle. Siente o no siente los sonidos alrededor. Sus orejas, tocadas por pequeñas ondas, terminan cada tanto bajo el agua, con extraños y agradables sonidos silenciosos la acompañan haciéndola sentirse aun más ligera. Step la tiene entre sus brazos, la hace rodar alrededor de el, llevándola. Ella abre los ojos. Breves olas de corriente le acarician las mejillas mientras que otras pequeñas e irrespetuosas alcanzan llegar hasta su boca. Le dan ganas de reír. Mas en alto, nubes plateadas se mueven lentas sobre un azul infinito. Se alza hacia arriba. Abraza sus hombros fuertes y lo besa con pasión. El la mira en los ojos. Le pone una mano bañada sobre la frente y acariciándole los cabellos los lleva hacia atrás, dejando descubierta su lisa cara.



Después baja por sus mejillas, hasta su barbilla, por el cuello, y después mas abajo por su seno rodeado de agua, tomado por el frío y las emociones, y aun mas abajo, ahí donde solo aquella tarde el por primera vez, el y solo el, ha osado tocarla. Ella lo abraza más fuerte. Apoya su mentón sobre su hombro y con los ojos entre cerrados mira hacia lo lejos. Una botella semi-vacía flota poco lejos. Va arriba y abajo. Y ella piensa en el mensaje enrollado que tiene adentro: ‘Ayuda. Pero no me salven.’ Cierra los ojos y comienza a temblar, no solo por el frío. Miles de emociones la toman y de repente entiende. Si, es ella la que esta naufragando.

‘Babi, Babi.’ Se escucha llamar repentinamente y un empujón fuerte. Abre los ojos. Frente a ella esta Daniela.

‘Pero que, no escuchaste el despertador? Anda, apurate que estamos retrasadas. Papa esta casi listo.’

La hermana sale del cuarto. Babi se mueve en la cama. Piensa de nuevo en esa noche, Step que entro en su casa a escondidas. La fuga en la moto, el baño en la piscina con Pallina y el resto. La ebriedad. Ella y el dentro del agua. Su mano. Quizás ha imaginado todo. Se toca los cabellos. Están perfectamente secos. Mala suerte! Fue solo un sueño, bellísimo, pero nada más que un sueño. De debajo del cubrecama estira la mano fuera y busca la radio. La consigue y la prende. Empujada por la nueva alegre canción de los Simple Red, Fake, baja de la cama. Todavía tiene un poco de sueño y un pequeño dolor de cabeza. Se acerca a la silla para vestirse. El uniforme lo tiene ahí pero el resto de la ropa no la preparo. Que gracioso, piensa, se me olvido. Es la primera vez. Tienen razón mis padres. Quizás estoy cambiando de verdad. Me volveré como Pallina. Tan desordenada que se olvida de todo. Bueno, eso querrá decir que seremos aun mas amigas. Abre la primera gaveta. Saca afuera un sostén. Después, mientras hurga en medio de la ropa intima buscando unos pantis, consigue una dulce sorpresa. Escondido en el fondo, dentro de una pequeña bolsa plástica, tiene ropa mojada. Un ligero olor de cloro se esparce alrededor. No fue un sueño. Aquella ropa la puso en la silla la noche anterior, como siempre, solo que esa noche la uso como traje de baño. Sonríe. Después recuerda de haber estado entre sus brazos. Es cierto, ha cambiado. Mucho. Comienza a vestirse. Se pone el uniforme y al final, metiéndose los zapatos, toma una decisión. No le permitirá nunca más ir más allá. Finalmente tranquila, se mira en el espejo. Sus cabellos son los mismos de todos los días, sus ojos los mismos que maquillo hace algunos días. La boca sigue siendo igual. Se peina sonriendo, pone el cepillo y sale rápido del cuarto para desayunar. No sabe que muy rápido cambiara aun más. Tanto así que pasara frente a ese espejo y no se reconocerá ella misma.

 

La Giacci baja a la sala de profesores. Saluda algunas madres que conoce y después va al fondo de la sala. Un muchacho con una chaqueta oscura y un par de lentes negros esta sentado sobre un sofá de manera ruda. Tiene una pierna encima de su rodilla y, como si no bastara, fuma con aire arrogante. Tiene la cabeza hacia atrás y deja andar cada tanto bocadas de humo hacia lo alto.

La Giacci se detiene.

‘Disculpe?’ El muchacho finge no escuchar. La Giacci alza la voz. ‘Disculpe?’

Step finalmente baja la cabeza.

‘Si?’

‘No sabe leer?’ Le pregunta indicándole el cartel, bien visible en el muro, que prohíbe fumar.

‘Donde?’

La Giacci decide dejarlo así.

‘Aquí no se puede fumar.’

‘Ah, no me había dado cuenta.’ Step deja caer el cigarrillo al suelo y lo apaga con un golpe seco del talón. La Giacci se molesta.

‘Que hace usted acá?’

‘Estoy esperando a la profesora Giacci.’

‘Soy yo. A que debo su visita?’

‘Ah, es usted, profesora. Discúlpeme por el cigarrillo.’

Step se sienta mejor en el sofá. Por un momento pareciera que de verdad se arrepintiera.

‘Dejelo así, entonces, que desea?’

‘Eso, le quería hablar de Babi Gervasi. Usted no debe tratarla así. Vea profesora, esa chica es muy sensible. Y sus padres son verdaderamente estrictos, entiende. Así que cuando usted se lo toma todo a pecho, a ella la castigas y quien queda en medio soy yo que no puedo salir con ella, y eso no me parece de verdad profesora, usted entiende, no?’

La Giacci esta fuera de si misma. Como se permite ese inútil hablarle así.

‘No, no entiendo absolutamente y sobretodo no entiendo que viene usted a hacer acá. Es un pariente quizás? Es el hermano?’

‘No, digamos que solo un amigo.’

Repentinamente la profesora recuerda haberlo ya visto. Si, desde la ventana. Es el muchacho con el cual Babi se fue alejando de la escuela. Hablaron mucho de el, ella y la madre, pobre señora. Ese es un tipo peligroso.

‘Usted no esta autorizado a estar acá. O se larga o hago que llamen a la policía.’

Step se alza y le pasa por el lado sonriendo.

‘Yo solo vine para hablar. Quería conseguir con usted una solución, pero veo que es imposible.’ La Giacci lo mira con aire superior. No le da miedo, ese tipo. Con todos esos músculos sigue siendo un muchacho, una mente pequeña, insignificante. Step se le acerca como si quisiera decirle un secreto.

‘Veamos si comprende esta palabra profesora. Escuche bien: Pepito.’ La Giacci palidece. No quiere creer sus orejas. ‘Veo que entendió el concepto. Por eso, si se comporta bien profesora, vera que no habrán problemas. La vida es solo cuestión de conseguir las palabras adecuadas, no? Recuerduelo: Pepito.’

La deja así, en medio de la sala, pálida, aun más vieja de lo que es, con una única esperanza: que nada sea verdad. La Giacci va a donde la jefa, pide permiso, corre a casa y cuando llega tiene miedo de entrar. Abre la puerta. Ningún ruido. Nada. Va por todos los cuartos gritando, llamándolo por su nombre, después se deja caer en una silla. Aun mas cansada y mas sola que cualquier día. El portero aparece en la puerta.

‘Profesora como esta? Se ve muy pálida. Escuche, hoy vinieron dos muchachos en nombre suyo a llevarse a Pepito. Yo les abrí. Hice bien, verdad?’ La Giacci lo mira. Es como si no lo viera. Después, sin odio, resignada, llena de tristeza y melancolía, asiente. El portero se aleja, la Giacci fatigosamente se alza de la silla y va a cerrar la puerta. Le esperan días de soledad en esa grande casa sin el alegre ladrar de Pepito. Si se puede equivocar acerca de algunas personas. Babi siempre le pareció una muchacha orgullosa e inteligente, quizás un poco creída, pero no tan mala como para hacer una acción del género. Va a la cocina para prepararse de comer. Abre el refrigerador. Cerca de su ensalada esta la comida ya lista para Pepito. Comienza a llorar. Ahora esta verdaderamente sola. Ahora definitivamente perdió.

 

Esa tarde Paolo termina de trabajar temprano. Todo feliz entra en la casa. De repente escucha ladridos. En la sala un perrito de pelo blanco gira por su tapete turco. Frente a el esta Pollo con una cuchara de madera en la mano.

‘Listo? Ve!’ Pollo lanza la cuchara sobre el sofá enfrente. El perro ni se gira, para nada interesado a donde fue a parar ese pedazo de madera. Después, comienza a ladrar.

‘Coño, pero porque no va? Este perro no funciona! Agarramos uno deficiente! Solo sabe ladrar.’

Sobre un sofá, Step deja de leer el periódico.

‘Nunca seria un perro entrenado. No esta predispuesto, no crees? Que se cree que es?’

Step se da cuenta del hermano. Paolo esta de pies en la puerta con el sombrero aun en la cabeza.

‘Hola Pa’, como estas? No te escuche entrar. Como es que regresas rápido hoy?’

‘Termine antes. Que hace este perro en mi casa?’

‘Es nuevo. Lo tenemos a la mitad Pollo y yo. Te gusta?’

‘Para nada. No lo quiero ver aquí. Mira.’ Se acerca al sofá. ‘Ya esta todo lleno de pelos blancos, acá.’

‘Anda Pa, no seas así. Estará la mitad de mi casa.’

‘Que?!’

El perro da vueltas y comienza a ladrar.

‘Ves, a el le parece bien!’

‘Ya me despiertas tu, cuando llegas, imaginate con este perro que ladra todo el tiempo. Nada que ver.’

Furioso, Paolo se va de ahí.

‘Coño, se molesto.’ A Pollo le viene una idea, grita para hacerse escuchar en el otro cuarto.

‘Paolo, por los doscientos euros que te debo… me lo llevo yo.’

Step se echa a reír y regresa a leer. Paolo aparece en la puerta.

‘Es un negocio. Igual ese dinero no lo volvería a ver de igual forma, al menos me quito de encima este perro. Por cierto, Step, se puede saber donde terminaron mis biscochos de mantequilla? Los compre el otro día para desayunar y ya desaparecieron.’

‘No se, se los habrá comido Maria. Yo no los agarre, sabes que no me gustan.’

‘No se como es, pero cualquier cosa que pasa siempre es culpa de Maria. Entonces que no venga más esta Maria, no? Solo hace daños…’

‘Bromeas? Maria es un mito. Hace unas tortas de manzana increíbles. Ella del otro día, por ejemplo…’ interviene Pollo.

‘Entonces se la comieron ustedes, estaba seguro!’

Step mira el reloj.

‘Diablos es tardísimo. Debo salir.’ Pollo también se alza.

‘Yo también me voy.’ Paolo se queda solo en la sala.

‘Y el perro?’

Antes de salir, Pollo da tiempo de responder.

‘Paso después.’

‘Mira que o te lo llevas o me regresas mis doscientos euros!’

Paolo mira al perro. Esta ahí, en medio de la sala mirando. Extraño que no hubiera hecho pipi sobre la alfombra todavía. Después abre su maletín de piel y saca afuera un nuevo paquete de biscochos ingleses de mantequilla. Donde puede meterlos? Elige el pequeño armario abajo, ese de las bolsas y cartas. En esta casa nunca nadie escribe. Difícilmente los conseguirán. Los esconde detrás de un paquete aun cerrado de bolsas. Cuando se levanta mira que el perro lo esta viendo. Se mantienen así por un momento. Quizás estos me lo dejaron a propósito. Existen perros de droga. Quizás este puede ser perro de biscochos. Y por un momento Paolo, estupidamente, no esta tan seguro de su escondite.

 

Babi esta detrás de Step. Su mejilla apoyada de su chaqueta, el viento se lleva la punta de sus cabellos.

‘Bueno, como te fue en la escuela hoy?’

‘Buenisimo. Tuvimos dos horas vacías. Falto la Giacci. Tuvo problemas familiares. Imaginate, con una como ella tenemos problemas nosotros, piensa como tendrá la familia…’

‘Veras que de ahora en adelante todo saldrá mejor con ella. Tengo como un presentimiento.’

Babi no entiende bien el significado de esas palabras y deja el tema hasta ahí.

‘Estas seguro que no me dolerá?’

‘Segurisimo! Los tienen todos. Viste que grande es el mío. Si no, estaría muerto no? Tú te harás uno pequeñísimo. Ni te darás cuenta.’

‘No dije que lo haría. Dije que vengo a ver.’

‘Esta bien, como quieras, si no quieres no lo hagas, de acuerdo?’

‘Aquí, ya llegamos.’ Caminan a lo largo de una calle. Por el suelo hay pedazos de arena, llevada por el viento, robándola de la playa vecina. Están en Fregene, en la villa de los pescadores. Babi por un momento se pregunta si esta loca. Dios mío, estoy por ser tatuada, piensa, debo hacerlo en un lugar escondido, pero no mucho. Imagina a su madre descubriéndola. Se pondría a gritar. Su madre siempre grita.

‘Estas pensando donde hacerlo?’

‘Estoy pensando si me lo hago.’

‘Anda, te gusto tanto el mío cuando lo viste. Y también Pallina lo tiene, no?’

‘Si, lo se, pero que importa? Ella se lo hizo ella misma en su casa con todo la tinta china.’

‘Bueno, este es mucho mejor. Con la maquina viene hasta de colores… es genial.’

‘Pero estas seguro que la esterilizan?’

‘Claro, que te viene a la mente?’

No me drogo, nunca he hecho el amor. Seria de verdad el colmo de la mala suerte agarrar Sida por un tatuaje.

‘Aquí, este es el lugar.’

Se paran frente a una especie de cabaña. El viento mueve las hojas alargadas que cubren el techo con ramas tropicales. En la ventana se ven vidrios de colores. La puerta es de madera marrón oscura. Parece casi de chocolate.

‘John, se puede?’

‘Claro, Step, entra.’

Babi lo sigue. La golpea un fuerte olor de alcohol. Al menos esta ahí, solo basta ver si lo usan también. John esta sentado sobre una especie de banco y esta tocando el hombro de una chica rubia sentada frente a el en una banca. Se escucha el sonido de un motor. A Babi le recuerda el sonido del taladro del dentista. Espera que no haga tanto daño. La chica mira hacia delante. Si siente dolor, no lo hace ver. Un chico, apoyado en el muro, deja de leer el periódico ‘Corriere dello Sport’.

‘Te duele?’

‘No.’

‘Como no te va a hacer mal.’

‘Te dije que no.’

El muchacho regresa a leer el periódico. Parece casi molesto que no le doliera.

‘Listo.’ John aleja la maquina y se acerca al hombro para ver mejor su trabajo. ‘Perfecta!’ La chica suspira. Estira el cuello para ver ella si ella esta también de acuerdo con el entusiasmo de John. Babi y Step se acercan curiosos. El chico deja de leer y se empuja hacia delante. Todos se miran en silencio. La chica mira alrededor buscando un poco de aprobación.

‘Es bella, no?’ Una mariposa de miles colores brilla vividamente sobre su hombro. La piel esta un poco hinchada. El color aun fresco. Mezclado con el rojo de su sangre, parece particularmente iluminado.

‘Bellísima’ le responde sonriendo aquel que debe ser su novio.

‘Mucho.’ También Babi decide darle un poco de satisfacción.

‘Dale toma, ponte esta.’ John le pone una gasa adhesiva en el hombro. ‘Debes limpiarla cada mañana por algunos días. Veras que no te saldrá ninguna infección!’

La chica aprieta los dientes e inhala fuerte aire por la boca.

Una cosa es segura. Al menos después, John usa el alcohol. El tipo saca afuera cincuenta euros y paga. Después sonríe y abraza a su chica apenas tatuada.

‘Ay. Me duele!!’

‘Oh, lo siento tesoro.’ La agarra delicadamente mas bajo y sale con ella de esa pseudo cabaña.

‘Entonces Step, déjame ver como va tu tattoo…’

Step sube la manga derecha de la chaqueta. Sobre su musculoso brazo aparece un águila con una lengua roja flameante. Step mueve la mano como un pianista. Sus tendones se mueven bajo la piel dándole vida a esas grandes alas.

‘Es muy bella.’ John mira complacido su trabajo. ‘Se ha ido opacando, quizás hay que retocarla…’

‘Un día de estos quizás. Hoy estamos aquí por ella.’

‘Ah, por esta bella señorita, que cosa quiere hacerse?’

‘Primero que todo no quiero hacerme daño entonces… esteriliza después de cada uso la maquina, no?’

John la tranquiliza. Quita las agujas y las limpia con alcohol frente a ella.

‘Ya decidiste donde hacértelo?’

‘Quisiera un lugar donde no se nota. Mis padres son dolorosos.’

Piensa en esa frase. De igual forma esto también es doloroso.

‘Bueno…’ John le sonríe. ‘He hecho algunos por la espalda, otros en la cabeza. Una vez llego una americana que insistió en hacérselo, si, de hecho, entendiendo donde… no? Primero la tuve que rasurar!’

John comienza a reír frente a ella mostrando sus terribles dientes amarillos. Babi lo mira preocupada. Dios mío, es un maniaco. ‘John.’ La voz, un poco dura, de Step llega por sus hombros. John cambia rápido de expresión. ‘Si, disculpa Step. Entonces no se, lo podremos hacer por el cuello, debajo de los cabellos, quizás en la clavícula, o por la cintura.’

‘Eso, por la cintura va muy bien.’

‘Toma, elige entre estos.’ John saca afuera de debajo de una mesa, un grueso libro. Babi comienza a hojearlo. Hay espadas, cruces, diseños terribles. John se alza y se prende un Marlboro. Intuyo que será algo largo. Step se le sienta al lado. ‘Este?’ le indica una svástica nazi dentro de una bandera de fondo blanco.

‘Pero que….!!’

‘Bueno, no esta mal…’

‘Este?’ le indica una gruesa serpiente de colores morados y la boca abierta en señal de ataque. Babi siquiera le responde. Continua a hojear el gran libro. Mira las figuras velozmente, insatisfecha, como si ya supiera que ahí no encontraría nada bueno. A la final Babi gira la última pagina, esa de plástico duro y cierra el libro. Después mira a John.

‘No, no me gusta nada.’

John prueba una vez mas su cigarrillo y bota afuera el humo soplando. Justo como lo predijo.

‘Bueno, entonces hay que pensar en algo. Una rosa?’

Babi niega con la cabeza.

‘Una flor en general, no?’

‘No lo se…

‘Bueno, hija mía, dame una mano sino podremos estar aquí toda la noche. Mira que a las siete tengo otra cita.’

‘No se. Quiero algo extraño.’

John se pone a caminar por la habitación. Después se para. ‘Una vez hice sobre la espalda de alguien, una botella de Coca-Cola. Se veía genial. Te gustaría?’

‘Pero a mi la Coca-Cola no me gusta.’

‘Bueno Babi, entonces dile algo que si te guste.’

‘Yo solo como yogurt. Nunca me dejaría tatuar un yogurt!’

Al final consiguen una solución. La propone Step. John esta de acuerdo y a Babi le gusta muchísimo.

Step la distrae contándole la verdadera historia de John, el chino de ojos verdes. Todos lo llaman así y el se comienza a creer oriental. Observa todas las cosas chinas que tiene. En realidad nació en las afueras de ropa. Esta con una tipa con quien tuvo un hijo y lo llamo Bruce, en honor a su ídolo. En realidad se llama Mario y ha aprendido a hacer sus primeros tatuajes con maquina. Esos ojos son ahora, solo dos grados de miopía corregidos por unos lentes baratos. Mario, o mejor dicho John, se echa a reír. Step le paga cincuenta euros. Babi revisa su tatuaje: perfecto. Poco después, en su moto, se deja el primer botón de los jeans abiertos, baja el borde y lo mira de nuevo, feliz. Step se da cuenta. ‘Te gusta?’

‘Muchisimo.’

Sobre su piel delicada, ahora hinchada por el proceso, una pequeña águila recién nacida, idéntica a la de Step, hija de la misma mano, saborea el viento fresco del atardecer.

 

El timbre de la puerta suena. Paolo va a abrir. Frente de el esta un señor distinguido.

‘Buenas noches, busco a Stefano Mancini. Soy Claudio Gervasi.’

‘Buenas noches, mi hermano no esta.’

‘Sabe cuando regresa?’

‘No se, no dijo nada. A veces no viene siquiera a cenar, regresa directamente en la madrugada.’ Paolo mira a ese señor. Quien sabe que cosa tiene que hacer con Step. Problemas probablemente. Como siempre, otra historia de golpes. ‘Escuche, si quiere acomodarse, quizás regresa dentro de poco o quizás llama.’

‘Gracias.’

Claudio entra en la sala. Paolo cierra la puerta, después no logra resistir más.

‘Disculpe, puedo ayudarlo de alguna forma?’

‘No, quería hablar con Stefano. Soy el padre de Babi.’

‘Ah, entiendo.’ Paolo sonríe fingiendo. En realidad no entendió nada. No sabe siquiera quien es esta Babi. Una chica, algo más q golpes. Problemas aun peores.

‘Disculpeme un momento.’ Paolo va a otro cuarto. Claudio, quedando solo, mira alrededor. Se acerca a algunos posters pegados al muro, después saca afuera el paquete de cigarrillos y se prende uno. Al menos toda esta historia tiene un beneficio. Puedo tranquilamente fumar. Es extraño que aquel, el hermano de Stefano, de ese Step que golpeo a Accado, parecer un muchacho muy bueno. Quizás la situación no es tan desesperada. Raffaella como siempre exagera. Quizás no valía la pena venir. Estas son cosas de muchachos. Se arreglan naturalmente entre ellos. Es una fase, quizás a Babi se le pase rápido. Mira alrededor buscando un cenicero. Lo mira en la mesa detrás del sofá. Se acerca para botar las cenizas.

‘Tenga cuidado.’ Paolo esta en la puerta con un paño en la mano. ‘Disculpe, pero esta caminando justo encima donde hizo pipi el perro.’

Pepito, el pequeño perro de pelo blanco aparece en una esquina de la sala. Ladra casi feliz de haberlo molestado.

Step y Babi se paran en el patio debajo de la casa. Babi mira el estacionamiento de ellos. Esta vacío.

‘Mis padres no han regresado. Quieres subir un momento?’

‘Si, dale.’ Después recuerda del perro dejado en casa con su hermano. Saca afuera el celular. ‘Espera, antes debo llamar a mi hermano, quiero saber si quiere algo.’

Paolo va a responder.

‘Alo?’

‘Hola Pa’ Como estas? Paso Pollo por el perro?’

‘No, ese deficiente de tu amigo todavía no ha venido. Espero otros diez minutos y sino, saco al perro fuera.’

‘Anda, no seas así. Sabes que no debes maltratar los animales. Aunque quizás seria bueno sacarlo para dejarlo hacer pipi.’

‘Ya hizo, gracias!’

‘Anda, que cuidadoso eres, eres muy bueno con los animales hermano.’

‘No entendiste. Ya lo hizo y mojo toda la alfombra turca!’

Paolo en vez de quedar como un hombre eficiente prefiere quedar como un simple tipo con un trapo en maño secando el pipi del perro. Todo para hacer sentir mal a Step. Nada que hacer. Del otro lado del teléfono, una risa gracioso.

‘No te creo!’

‘Creelo! Ah, escucha. Aquí esta un señor esperándote.’

Paolo se voltea hacia el muro tratando de no hablar muy alto. ‘Es el papa de Babi. Pero que, paso algo?’

Step mira a Babi sorprendida.

‘En serio?’

‘Que, te parece que bromeo con cosas así… que sucede?’

‘Nada, después te digo. Pásamelo por favor.’

Paolo alarga el teléfono hacia Claudio.

‘Señor Gervasi, es afortunado. Mi hermano esta al teléfono.’

Claudio yendo el teléfono se pregunta si de verdad es un hombre afortunado. Quizás hubiera sido mejor si no lo hubiera encontrado. Trata de poner una voz segura y profunda.

‘Alo?’

‘Buenas noches, como le va?’

‘Bien, Stefano. Escuche, yo quería hablarle.’

‘Esta bien, de que hablamos?’

‘Es algo delicado!’

‘No podemos hablarla por teléfono?’

‘No. Preferiría verlo y decírselo en persona.’

‘Esta bien. Como desee.’

‘Entonces, donde nos podemos encontrar?’

‘No lo se, dígame usted.

‘Se trata de una cosa de pocos minutos. Usted donde esta ahora?’

A Step le dan ganas de reírse. No es el momento de decirle que esta justamente bajo su casa.

‘Estoy donde un amigo. Cerca del puente Milvio.’

‘Podriamos vernos frente a la Iglesia Santa Chiara, sabe donde queda?’

‘Si, pero yo lo esperare en la plaza mas adelante. Prefiero así. Sabe cual es? Tiene una especie de jardín.’

‘Si, si la conozco. Entonces nos vemos ahí en un cuarto de hora.’

‘Esta bien. Me pasa a mi hermano, por favor?’

‘Si, ya lo hago.’

Claudio le devuelve el teléfono.

‘Quiere hablar con usted.’

‘Si, Step, dime?’

‘Paolo, me hiciste quedar bien? Lo hiciste ponerse cómodo? Te lo pido, cuento contigo. Es una persona importante. Piensa que su hija se comió todos tus biscochos de mantequilla…’

‘Pero que…’ Paolo no tiene tiempo de responderle.

Step ya corto.

Claudio va hacia la puerta. ‘Disculpe, debo irme, me despido.’

‘Ah claro, lo acompaño.’

‘Espero que pudieramos vernos en una situación mucho mas tranquila.’

‘Claro.’ Se dan la mano. Paolo abre la puerta. Justo en ese momento llega Pollo.

‘Hola, vine a recoger el perro.’

‘Menos mal, ya era hora.’

‘Bueno, yo me despido.’

‘Buenas noches.’

Pollo se queda curioso mirando al señor alejándose.

‘Quien era ese?’

‘El padre de una tal Babi. Vino aquí a buscar a Step. Pero que paso? Quien es esta Babi?’

‘Es la novia del momento de tu hermano. Donde esta el perro?’

‘Esta en la cocina. Pero para que quiere hablar con Step? Hay algún problema?’

‘Que se yo!’ Pollo sonríe al ver al perro. ‘Ven Arnold, vamos.’ El perrito corre hacia el ladrado. Entre los dos hay cierta simpatía, quizás el perro prefiere ser llamado así en vez que Pepito. Quizás la Giacci nunca lo entendió, pero en realidad el es un perro fuerte.

Paolo lo para.

‘Hey, no será que esta Babi esta…’ hace con la mano un arco, alargando su barriga ya relajada por su cuenta.


Date: 2016-01-05; view: 582


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