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TRES METROS SOBRE EL CIELO 21 page

‘Que sucede?’

Y como por encanto, se destruye esa magia. Babi alza la mano y se levanta.

‘Que cosa era?’

‘Que se yo? Anda ven acá.’ Step la lleva de nuevo hacia el. Otro sonido. Algo que se rompe.

‘No, diablos, allá esta sucediendo un desastre!’ Babi se alza de la cama. Se acomoda la falda, se abotona la camisa y sale veloz del cuarto. Step se deja caer sobre la cama con los brazos abiertos.

‘Estupido Pollo!’ después se cierra los pantalones y cuando llega a la sala no cree a sus ojos. ‘Que coño hacen?’ están todos. Bunny y Hook están haciendo alguna especie de juego en la alfombra. Cerca de ellos hay una lámpara rota. Schello esta sentado con los pies sobre el sofá, come un paquete de galletas y mira Sex in the City. Lucone tiene al niño en las piernas y le esta haciendo fumar una marihuana.

‘Mira Step! Mira la cara de loco que pone este niño.’ Babi se lanza como una furia sobre Lucone, le quita la marihuana de las manos y la apaga en un cenicero.

‘Fuera! Fuera de aquí. Inmediatamente.’

Sintiendo ese grito, de la cocina salen Dario y otro con una cerveza en la mano. Llega también el Siciliano con una chica. Tienen la cara roja. Step piensa que debieron haber hecho aquello que el y Babi siquiera pudieron intentar. Suertudos!

Babi comienza a empujarlos uno por uno fuera por la puerta.

‘Salgan todos de aquí… fuera!’

Divertidos se dejan llevar haciendo aun mas desorden. Step la ayuda.

‘Dale muchachos fuera.’ Por ultimo empuja a Pollo. ‘Contigo arreglo cuentas después.’

‘Pero yo solo llame a Lucone, es su culpa, el le aviso a los demás.’

‘Callate.’ Step le da una patada en el trasero y lo lanza fuera de la puerta. Después ayuda a Babi a poner todo en su lugar.

‘Mira, mira que hicieron esos vándalos.’

Le muestra la lámpara rota y el sofá manchado de cervezas. Las galletas esparcidas por todos lados. Babi tiene lágrimas en los ojos. Step no sabe que decir.

‘Disculpa. Anda, te ayudo a limpiar.’

‘No gracias, yo lo hago.’

‘Estas molesta?’

‘No, pero es mejor que te vayas. Dentro de poco llegan los padres.’

‘Estas segura que no quieres que te ayude?’

‘Segura.’

Se dan un beso rápido. Después ella cierra la puerta. Step va para abajo. Mira alrededor. No hay ninguno. Monta en su moto y la prende. Justo en ese momento, detrás de un carro sale todo el grupo. En la noche se alza un coro. ‘Bravo niñera, oh oh oh!’ dicen aplaudiendo. Step baja volando de la moto y comienza a correr detrás de Pollo.

‘Yo no tengo nada que ver! Agarra a Lucone! Es su culpa!’

‘Que importa, igual te golpeare!’

‘Igual ni estabas haciendo nada ahí. Te estabas aburriendo!’

Continúan a correr por la calle entre risas lejanas de los otros y la curiosidad de cualquier inquilino con insomnio.

Babi recoge los pedazos de la lámpara, los bota en la basura, después limpia el suelo y desmancha el sofá. A la final, cansada, mira alrededor. Bueno, podía haber sido peor. Diré que la lámpara se me cayó cuando jugaba con Giulio. El niño no pudra nunca negarlo. Ahí esta durmiendo profundamente, completamente fumado.



 

La mañana después, Step va al gimnasio. Pero no para entrenarse. Busca a alguien. Al final lo consigue. Se llama Giorgio. Es un muchacho de quince años que tiene una desenfrenada admiración por el. No es el único. También los amigos de Giorgio hablan de Step como una especie de Dios, un mito, un ídolo. Todos saben sus historias, todo eso que se cuenta acerca de el y no hacen nada sino alimentar aun mas esa que ahora se ha convertido en una especie de leyenda. Ese muchacho es uno confiable. El único al que Step puede pedirle algún favor del género sin correr el peligro de salir mal. También porque donde termina la admiración comienza el terror.

Poco mas tarde, Giorgio esta en la Falconieri. Camina rápido los corredores sin dejarse ver y entra en la sección B, la clase de Babi. La Giacci esta dando una lección, pero extrañamente no dice nada. Babi se queda sin palabras. Mira en su pupitre ese enorme mazo de rosas rojas. Lee divertida la tarjeta: ‘Mis amigos son un poco desastrosos, pero te prometo que esta noche cenaremos en mi casa solos. Uno que no tiene la culpa’.

La noticia se esparce rápido por la escuela. Ninguno había hecho algo así. A la salida, Babi baja las escaleras de la Falconieri con ese enorme mazo de rosas rojas entre los brazos, acabando así con las últimas dudas. Todos hablan de ella. Daniela esta orgullosa de su hermana. Raffaella se molesta aun más y Claudio, naturalmente, tiene que aguantar otra regañada.

Esa tarde Step esta guardando una recopilación de la obra de Pazienza apenas comprada cuando suenan a la puerta. Es Pallina.

‘Primero fui la cupido, ahora soy la mensajera. La próxima vez que me tocara hacer?’ Step ríe. Después agarra el paquete de las manos y la saluda. Tiene un delantal de flores rosadas y un papel: ‘Acepto solo si cocinas tu y sobretodo si lo haces poniéndote mi regalo, p.d. Yo voy por mi cuenta, pero a las ocho y media, no puedo antes porque están mis padres!’

Poco después, Step esta en la oficina de su hermano.

‘Paolo, esta noche necesito la casa sola, absolutamente.’

‘Pero yo invite a Manuela.’

‘La invitaras otro día… anda, a Manuela la ves siempre. Diablos, Babi viene solo esta noche…’

‘Babi? Quien es ella? La hija de ese que vino a la casa?’

‘Si, porque?’

‘El parecía molesto. Hablaron después?’

‘Como no. Fuimos a jugar billar juntos y nos emborrachamos.’

‘Se emborracharon?’

‘Si, de hecho… solamente se emborracho el.’

‘Hiciste que bebiera?’

‘Como que hice que bebiera. Bebió el. Que importa. Entonces estamos de acuerdo no? Esta noche sales. Esta bien?’

Después, sin esperar su respuesta sale veloz de la oficina. Esta tan concentrado de lo que tiene que hacer que no se da cuenta de la sonrisa que le da la secretaria de Paolo.

Desde casa llama a Pollo. Le avisa de no pasar, de no llamar y sobretodo de no hacer ningún tipo de alboroto.

‘Mira, que de esto depende tu cabeza. Hasta peor, nuestra amistad y no estoy bromeando!’ después hace una lista de las cosas que comprar, va al supermercado debajo de casa y agarra de todo, hasta un paquete de esos biscochos ingleses que le gustan tanto a su hermano. En el fondo, Paolo se los merece. Es un buen tipo. Tiene algunas cosas que lo obsesionan como el carro, el trabajo y sobretodo Manuela. Pero, con el tiempo, se le pasarían. Después mientras sube a su casa lo piensa mejor. No, lo de Manuela nunca se le pasaría. Ahora son seis años que están juntos y no da señal de ceder. Bella relación pero, por lo que ha escuchado, ella ha tenido algunas aventuras por su cuenta. Aparte de su hermano, no logra entender que loco podría tener una aventura con Manuela. Fea, antipática y sobretodo creída. Una sabelotodo. No hay nada peor que eso. Pobre Paolo. Al final son sus problemas. Yo preferiría a su secretaria. Y después de esa ultima consideración positiva, prende la radio y va a la cocina a lavar la ensalada.

A las ocho todo esta listo. Escucha el último éxito de las lista de canciones americana, no se puso el delantal de Babi, pero para compensarlo lo apoyo sobre una silla para mentir en el momento oportuno. Mira los resultados de su labor. Carpaccio con queso grana. Ensalada mixta con aguacate y una macedonia de fruta traída de Maraschino. Afloran los recuerdos. Esa macedonia la comía mucho de pequeño. Lo deja pasar tranquilo. Esta feliz. Esa es su velada, no quiere que nada la arruine. Revisa complacido la mesa, arregla mejor una servilleta. Es justo un gran chef, pero no sabe que los cuchillos se ponen de la otra parte. Comienza a girar por la casa nervioso. Se lava las manos. Se sienta sobre el sofá. Se fuma un cigarrillo, prende la televisión. Se lava los dientes. Las ocho y cuarto. El tiempo pareciera nunca pasar en ciertas ocasiones. Dentro de un cuarto de hora llega, cenaremos juntos, hablaremos tranquilos. Estaremos en el sofá sin que alguien nos moleste. Después iremos a mi cuarto y… no, Babi nunca lo haría. Es muy rápido. O quizás no. No hay un tiempo preciso para estas cosas. Si estuvieran más tiempo juntos, quizás sucediera. Trata de acordarse de una canción de Battisti. ‘Que sensación de ligera locura esta coloreando mi alma, el tocadiscos las luces bajas y después… champaña helada y la aventura pasara…’ Diablos. Eso se me olvido! La champaña! fundamental! Step va veloz a la cocina, abre todas las gavetas. Nada que hacer. Consigue solo un vino Pinot Grigio. Lo mete en el freezer. Bueno, es mejor que nada. Justo en ese momento suena el celular. Es Babi.

‘No voy.’ Tiene una voz fría y molesta.

‘Porque? Prepare todo. Hasta me puse el delantal que me regalaste.’ Miente Step.

‘Llamo la señora Mariani. Se le desapareció un collar de oro con brillantes. Me culpo a mí. No me llames mas.’

Babi corta. Poco después, Step esta en casa de Pollo.

‘Quien coño pudo haber sido? Te das cuenta? Bellos amigos de mierda.’

‘Dale Step no digas así! Cuantas veces ha pasado que vamos a casa de alguien y robamos cosas. Prácticamente en cada fiesta.’

‘Si, pero nunca en casa de la novia de uno de nosotros!’

‘No era la casa de Babi…’

‘No, pero ella estaba involucrada. Debes ayudarme a hacer una lista de quienes estaban…’ Step agarra un pedazo de papel. Después comienza a buscar frenético un lápiz. ‘Pero no hay nada para escribir aquí…’

‘No lo necesitas. Yo se quien agarro el collar.’

‘Quien?’

Entonces Pollo dice un nombre, el único que Step nunca hubiera querido escuchar. El Siciliano.

Step maneja su moto en la noche. No quiso ser acompañado por Pollo. Esa es una cuestión entre el y El Siciliano. Ningún otro. Esta vez no es tarea de simples flexiones. Esta vez es una historia mas complicada.

La sonrisa del Siciliano no promete nada bueno.

‘Hola Siciliano. Escucha, no quiero pelear.’

Un puño golpea a Step en plena cara. Step tropieza hacia atrás. Esto no se lo esperaba. Adelanta la cabeza para recuperarse. El Siciliano va hacia el. Step lo para con una patada derecha. Después, mientras recupera el aliento, piensa en la cena que preparo, en el delantal de flores y en cuanto hubiera querido que esa velada hubiera sido diferente. Una noche tranquila, en casa, con su chica entre los brazos. Pero no. El Siciliano esta ahí, frente a el, en posición. Con las dos manos le da la señal de avanzar.

‘Ven anda, ven acá.’

Step agita la cabeza y respira profundamente.

‘Coño, no se porque, pero mis sueños nunca se cumplen.’

Justo en ese momento el Siciliano va hacia el. Step esta preparado esta vez. Esquiva de lado, lo golpea en la cara con un directo potente y exacto. Debajo de su puño siente la nariz moverse. Las cejas se unen adoloridas. Entonces ve su cara, esa mueca, el labio inferior que saborea su propia sangre. Lo ve sonreír y en ese momento entiende que todo iba a ser muy difícil.

Babi esta sentada en el sofá. Mira sin ganas la televisión saboreando un jugo cuando suenan a la puerta.

‘Quien es?’

‘Yo.’

Step esta frente a ella. Tiene los cabellos alborotados, la camisa arrugada y la ceja derecha todavía sangrando.

‘Que te paso?’

‘Nada. Solo recupere esta…’ alza la mano derecha. El collar de oro de la señora Mariana esta ahí brillando en la penumbra de las escaleras. ‘Ahora puedes venir a la cena?’

Babi, después de haber restituido el collar a la señora e inevitablemente haber perdido el puesto de niñera, se deja llevar por Step a su casa. Pero cuando abren la puerta tienen una terrible sorpresa. En la mesa en el centro de la sala iluminada por una romántica vela, esta Manuela. Paolo llega poco después de la cocina. Lleva la macedonia preparada por Step y, como si no bastara, usa el delantal de flores que le regalo Babi.

‘Hola Step. Disculpa… pero llame, nadie respondió. Entonces vinimos a la casa, esperamos un poco, pero eran las diez entonces pensamos: quizás no vendrán. Y comenzamos a comer, verdad?’

Busca el consentimiento de Manuela, que asienta y da una sonrisa. Step mira su plato. Todavía hay pedazos de su ensalada con aguacate.

‘Y ya la terminaron, por lo que veo. Bueno, como estaba la cena? Al menos estaba buena?’

‘Buenisima.’ Manuela parece sincera. Después se calla rápido. Entendió que es una de esas preguntas que no quieren respuesta.

‘Buen, Paolo préstame el carro anda, que vamos a ver que comemos afuera.’

Paolo pone la macedonia en la mesa.

‘Pero…’

‘Que cosa? Ni lo intentes, eh? Te comiste todas mis cosas, te terminaste la ensalada que prepare con mis manos toda la tarde, y me vas a venir con cuentos?’

Paolo saca afuera las llaves del bolsillo y las abandona en las manos del hermano con un tímido ‘Ve lento, ok?’

Step va saliendo.

‘Por cierto, te compre tus biscochos de mantequilla. Si quieres también un postre, están en el armario de la cocina.’

Paolo le da una sonrisa, pero sus pensamientos ahora son todos para su carro Golf gris metalizado y lo que le pasaría.

Step y Babi van a comer crepes calientes cerca de la Pirámide. Después, tomando felices tragos de cerveza, descartan la idea de regresar a su casa. A Babi le incomoda porque esta su hermano. Entonces Step, maldiciendo a Paolo y la estupida de su novia, gira hacia la derecha para un lugar llamado Gianicolo. Se estacionan cerca de los jardines, entre otros carros con vidrios ya empañados de amor, llenos de pasiones desenfrenadas, de ese incomodo placer realizado con apuros. Frente a ellos, lejos, la ciudad se esta durmiendo.

Mas cerca, a los pies de un muro, algunos muchachos se pasan una ilegal probada de alegría momentánea. Step cambia la estación de la radio. 92.70. La radio romántica. Se alarga hacia ella y comienza a besarla. Después lentamente esta encima. Maldice el dolor de su espalda, del esternon golpeado, de las caderas que probaron los golpes del Siciliano. Ese fresco deseo borra los dolores. Besos apasionados superan dificultades mecánicas. El freno de mano se vuelve indispensable, la rueda del espaldar orgullosa. Step siente su piel suave y perfumada. Su respiración se vuelve irregular de pasión. Intenta de nuevo a bajar más el asiento. Nada que hacer, esta bloqueado. Entonces, mientras que con la mano derecha gira la rueda hacia abajo, pone un pie debajo del asiento y empuja con toda su fuerza. Se escucha un crac, un sonido seco. El espaldar baja de golpe, Babi con el y el con ella, riendo sin pensar en nada mas, mucho menos a Paolo, en su cara molesta, en su carro metalizado. Cada uno se adueña de los pantalones del otro, casi como una competencia, un duelo sensual. Después Babi se adelanta, inexperta y apenada, cierra los ojos y al final abrazándolo se emociona por su lograr su tierna victoria personal. Cuando se da cuenta que Step quiere ir aun mas adelante, lo detiene.

‘No, que haces?’

‘Nada. Estaba intentando.’

Babi lo aleja un poco molesta.

‘Pero aquí, en el carro? Mi primera vez debe ser una cosa bellísima, un lugar romántico con el perfume de las flores, la luna.’

‘Aquí esta la luna.’ Step abre un poco el techo. ‘Ves, un poco cubierta pero esta. Y siente…’ Aspira hondo. ‘Esta lleno de flores acá alrededor. Que falta? Es romántico, anda. Hasta tenemos Tele Radio Stereo. Es perfecto!’

Babi se echa a reír.

‘Yo quería decir otra cosa.’ Mira el reloj. ‘Es tardísimo. Si regresan mis padres y no me consiguen termino de nuevo castigada! Anda apurémonos.’

Se arreglan sus jeans y después tratan juntos de arreglar el asiento de Babi. Nada que hacer. Regresan riendo con el espaldar roto. Cada vez que acelera, Babi termina siempre abajo. Pensando en todo eso que podría decir su hermano. Que noche… con este final quizás, se volvió una comedia dramática. Acompaña a Babi hasta la puerta y se despide. Maneja veloz en la noche recordando esa ‘romantica’ abstinencia y ese perfume de los suspiros de ella que le queda entre sus manos.

‘Pero donde estabas? Te espero desde hace una hora, debo llevar a Manuela a su casa.’

Paolo esta ya nervioso. Imagina como se pondría si le hubiera dicho lo del asiento.

‘Podias agarrar la moto, como ahora agarras todas mis cosas.’

Paolo no ríe para nada y se encierra en la sala con Manuela.

Step va al cuarto, se quita la ropa y se mete en la cama. Apaga la luz. Esta destruido. De la sala llegan voces. Trata de escuchar mejor. Son Paolo y Manuela. Están discutiendo algo. La voz de su hermano es repetitiva y fastidiosa.

‘Dime la verdad. Quiero saber la verdad.’

‘Ya te la dije.’

‘Te dije que me dijeras la verdad.’

‘Esa es, te lo juro.’

‘Te lo pido por la ultima vez. Dime la verdad, quiero saber la verdad.’

‘Te juro que te he dicho todo.’ Manuela también parece bastante segura. En la oscuridad del cuarto Step mueve la cabeza. No se si son peores los golpes del Siciliano o las discusiones de mi hermano. Quien sabe que querrá saber Paolo, igual Manuela no se lo dirá nunca. Una cosa es segura. La única gran verdad es que Manuela regresara a casa sentada en el asiento malo. Y con ese pensamiento, Step se duerme divertido.

 

Babi esta en Fregene con toda su clase. Están festejando el día libre que les dieron. Terminaron de comer hace un rato y se pusieron a pasear en la playa. Algunas de sus amigas juegan a roba-bandera. Ella esta sentada sobre un banco hablando con Pallina. Después lo ve. Va hacia ella con esa sonrisa, esos lentes oscuros y esa chaqueta. A Babi le salta el corazón. Pallina se da cuenta rápido.

‘Hey, no mueras, eh?’

Babi le sonríe después corre a encontrar con Step. Se va con el, sin preguntarle como hizo para conseguirla, donde la está llevando. Se despidió de sus compañeras con un ‘adios’ distraído. Algunas de ellas dejan de jugar y la siguen con la mirada. Envidiosas y soñadoras, deseosas de estar en su puesto, abrazadas a Step, a 10 con honores. Después la chica del centro llama fuerte. ‘Numero… siete!’ dos de ellas arrancan en la arena, corriendo hacia ella. Se para una frente a la otra, con los brazos alargados, mirándose a los ojos, retándose sonrientes. De repente ese pequeño pañuelo blanco suspendido en el aire se vuelve su único pensamiento.

Cuando llegan frente a la moto, Babi lo mira curiosa.

‘Adonde vamos?’

‘Es una sorpresa.’ Step va detrás de ella y saca fuera del bolsillo la bandana azul que le robo y le cubre los ojos.

‘No hagas trampa… no debes ver.’

Ella se lo arregla mejor, divertida.

‘Hey, este pañuelo me parece conocido…’ después le pasa un audífono de su Sony y parten juntos abrazados escuchando las notas de Tiziano Ferro.

Mas tarde… Babi se mantiene abrazada detrás de el, con la cabeza apoyada sobre su espalda y los ojos cubiertos por la bandana. Siente como si volara, un viento fresco acaricia sus cabellos y un olor de humedad perfuma el aire. Hace cuanto salieron? Trata de calcular el tiempo del CD que esta escuchando. Entonces lleva casi una hora que están viajando. Pero hacia donde vamos?

‘Falta mucho?’

‘Ya casi llegamos. Estas viendo?’

‘No.’

Babi sonríe y se apoya de nuevo a su espalda, apretándolo fuerte. Enamorada. Acelera dulcemente y va hacia la derecha, arriba por la subida preguntándose si ella ha entendido.

‘Aquí, ya llegamos. No, te quites la bandana. Esperame aquí.’

Babi trata de entender donde esta. Sigue siendo de tarde. Siente un sonido lejano, repetitivo y ahogado, pero no entiende de qué se trata. Por un momento, escucha un ruido más fuerte, como si algo hubiera sido golpeado.

‘Aquí esta.’ Step la agarra por la mano.

‘Que paso?’

‘Nada. Sígueme.’ Babi temerosa se deja llevar. Ahora el viento paro, el aire se volvió mas fría, pareciera casi húmeda. Su pierna se tropieza con algo.

‘Ay.’

‘No es nada.’

‘Como que no es nada. Es mi pierna!’

Step se echa a reír.

‘Y siempre te la golpeas. Quédate quieta aquí.’ Step la abandona por un momento. La mano de Babi se queda sola, suspendida en el vacío.

‘No me sueltes…’

‘Estoy aquí cerca de ti.’

Después un fuerte sonido continuo, mecánico, como madera. Una ventana que se alza. Step le quita dulcemente la bandana. Babi abre los ojos y de repente todo aparece.

El mar en el horizonte brilla frente a ella. Un sol caliente y rojo parece sonreírle. Esta en una casa. Sale afuera, debajo de la ventana alzada, hacia la terraza. Abajo a la derecha reposa romántica la playa del primer beso de ellos. A lo lejos sus colinas preferidas, su mar, los lugares conocidos: Port’Ercole. Un pelicano le pasa cerca. Babi mira alrededor emocionada. Ese mar plateado, la arena amarilla, los arbustos verdes oscuros, esa casa solitaria sobre las rocas. Su casa, la casa de sus sueños. Y ella esta ahí, con el, y no esta soñando. Step la abraza.

‘Estas feliz?’ ella le indica que si con la cabeza. Después abre los ojos. Mojados y soñadores de pequeñas lágrimas transparentes, lucidas de amor, bellísimas. El la mira.

‘Que pasa?’

‘Tengo miedo.’

‘De que?’

‘Que nunca volveré a ser tan feliz como ahora…’

Después, loca de amor, lo besa de nuevo en medio de ese hermoso horizonte.

‘Vente, entremos.’

Se ponen a dar vueltas por esa casa desconocida, abriendo cuartos, inventando historias de cada habitación, imaginándose como si fueran los propietarios.

Levantan todas las ventanas, consiguen un gran Stereo y lo prende. ‘Aquí también se escucha Tele Radio Stereo.’ Ríen. Giran por esa casa abriendo las gavetas, revelando los secretos, divirtiéndose juntos. Separados, se llaman cada tanto para mostrarse hasta el descubrimiento más pequeño y todo parece mágico, importante, increíble.

Step saca el baúl de la moto y entra de nuevo en la casa. Poco después la llama. Babi entra en el cuarto. La gran ventana da hacia el mar. El sol ahora parece que estuviera guiñando un ojo. Esta desapareciendo en silencio detrás del horizonte lejano. Ese ultimo rayo educado pinta de rosado las nubes suaves esparcidas mas en lo alto. Su reflejo casi dormido corre por una línea dorada. Atravesando el mar para apagarse sobre las paredes de ese cuarto, entre sus cabellos, sobre sabanas nuevas, apenas puestas.

‘Las compre yo, te gustan?’ Babi no responde. Mira alrededor. Un pequeño mazo de rosas rojas reposa en un vaso cerca de la cama. Step trata de echar broma. ‘Juro que no las compre en el semáforo…’

Step abre el baúl.

‘Y voila!’

Adentro esta hielo derretido y algunos cubos todavía flotando. Step saca fuera una botella de champaña con dos copas envueltas con un periódico.

‘Para no romperlas.’ Explica. Después del bolsillo de la chaqueta saca una pequeña radio.

‘No sabia si había.’

La prende, la sintoniza en la misma frecuencia del stereo de la casa y la pone sobre la mesa de noche.

Un pequeño eco de la canción ‘Ciertas noches’ se esparce por el cuarto.

‘Pareciera casi hecho a propósito… sobretodo si estamos por anochecer…’

Step se le acerca, la agarra entre los brazos y la besa. Ese momento le parece tan bello que Babi olvida todo, sus propósitos, sus miedos, sus escrúpulos. Lentamente se deja quitar la ropa, desnudándolo ella también. Se encuentra completamente desnuda por primera vez entre sus brazos, mientras una luz mágica, esparciéndose sobre el mar, ilumina tímidamente sus cuerpos.

Una joven estrella curiosa brilla alta en el cielo. Después, entre un mar de caricias, el sonido de ondas lejanas, el rumor de un alegre pelicano, el perfume de las flores, sucede.

Step se desliza delicadamente sobre ella. Babi abre los ojos tiernamente feliz. Step la mira. No parece asustada. Le sonríe, le pasa una mano entre sus cabellos dándole confianza. En ese momento, de la pequeña radio cercana y en toda la casa comienza a sonar inocentemente Beautiful, pero ninguno de los dos se da cuenta. No saben que esa se volvería ‘su canción’. Ella cierra los ojos conteniendo la respiración, repentinamente llevada por esa emoción increíble, de ese dolor de amor, de la magia de volverse suya por siempre. Alza la cara hacia el cielo, suspirando, agarrandose a sus hombros, abrazándolo fuerte. Después se deja llevar, delicadamente mas tranquila. Suya. Abre los ojos. El esta ahí, dentro de ella. Esa suave sonrisa ondea de amor sobre su cara besándola cada tanto. Pero ella no esta mas. Esa muchacha de los ojos azules asustados, de tantas dudas, de los miles miedos, desapareció. Babi piensa cuanto desde pequeña le fascina la historia de las mariposas. Aquella oruga y aquel pequeño capullo que se tiñe de miles esplendidos colores y de repente, aprende a volar. Entonces se ve de nuevo. Fresca, delicada mariposa apenas nacida, entre los brazos de Step. Le sonríe y lo abraza mirándolo a los ojos. Después le da un beso, suave, nuevo, apasionado. Su primer beso de joven mujer.

Mas tarde, echados entre las sabanas, el le acaricia los cabellos, mientras ella lo aprieta con la cabeza apoyada en su pecho.

‘No soy buena, verdad?’

‘Eres buenísima.’

‘No, me siento tonta. Me debes enseñar.’

‘Eres perfecta. Ven.’

Step la agarra por la mano y se la lleva hacia el. Entre las flores de la sabana, una pequeña flor roja, apenas creada, se distingue del resto, mas pura e inocente que todas.

De nuevo abrazados en la bañera. Beben champaña hablando alegres, ligeramente brillantes de amor. Rápidamente ebrios de pasión se aman de nuevo. Esta vez sin miedo, con mas seguridad, mas deseo. Ahora le parece más bello, más fácil de mover las alas, ahora no tiene miedo a volar, entiende la belleza de ser una joven mariposa. Después agarran las batas de baño y bajan hacia la cabaña privada. Se divierten inventando nombres que podrían significar esas dos letras desconocidas cocidas en el pecho. Después de haber competido por encontrar los más raros, las abandonan en las rocas.

Babi pierde. Se lanza de segunda. Nadan así, en el agua fresca y salada, bajo el reflejo de la luna, empujado por pequeñas ondas, abrazándose cada tanto, bromeando, alejándose para después juntarse de nuevo, para saborear esos labios de sabor champaña marino. Mas tarde, sentados sobre una roca, envueltos en las batas de baño de Amarildo y Sigfrida, miran soñadores las miles estrellas encima de ellos, la luna, la noche, el mar oscuro y tranquilo.

‘Es bellísimo aquí.’

‘Es tu casa, no?’

‘Estas loco!’

‘Lo se!’

‘Soy feliz. Nunca he sido así de feliz en toda mi vida. Y tu?’

‘Yo?’ Step la abraza fuerte. ‘Estoy demasiado feliz.’

‘Como para lograr tocar el cielo con un dedo?’

‘No, no así.’

‘Como no así?’

‘Mucho mas. Al menos tres metros sobre el cielo.’

El día después Babi se despierta y, mientras debajo de la ducha los últimos rastros salados abandonan su cabello, piensa emocionada en la noche anterior.

Desayuna, saluda a su mama y se monta en el carro con Daniela, lista para ir a la escuela como cada mañana. Su padre se para en el semáforo debajo del puente de la vía Francia. Babi esta todavía somnolienta y distraída cuando de repente la ve. No cree a sus ojos. En lo alto, más alto que el resto, sobre la blanca columna del puente, una escritura domina las otras, imborrable. Esta ahí, sobre el mármol frío, azul como sus ojos, bella como siempre la quiso. Su corazón comienza a latir veloz. Por un momento le parece que todos pueden sentirla, todos pueden leer esa frase, justo como ella lo esta haciendo en ese momento. Y ahí, en lo alto, inalcanzable. Ahí solo donde los enamorados logra llegar:


Date: 2016-01-05; view: 602


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