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ARMAS Y TÉCNICAS DE COMBATE 3 page

 

4. Armamento zoológico

Cientos de criaturas, grandes y pequeñas, se alimentan de la carroña. Emplear alguno de estos animales para devorar a los muertos antes de que ellos devoren a los vivos puede parecer la solución ideal. Desafortunadamente, todas las especies, desde las hienas a las hormigas rojas, instintivamente eluden a los zombis. La naturaleza altamente tóxica del Solanum parece estar codificada en los patrones de supervivencia del reino animal. La señal de alarma misteriosa que el Solanum emite, ya sea un olor o algún tipo de vibración que los humanos olvidaron hace tiempo, resulta imposible de enmascarar con cualquier sustancia conocida. (Véase «1911 d. C, Vitre, Luisiana», pp. 266-267.)

Electrocución Como el sistema muscular de los zombis es básicamente el de un humano, la electricidad tiene la habilidad de aturdir o paralizar su cuerpo. Se han obtenido resultados letales en casos extremos con el uso de líneas eléctricas para carbo­nizar por completo el cerebro de un zombi. No es un arma maravillosa (la corriente que corre por las líneas eléctricas es suficiente para quemar casi cualquier materia orgánica, viva o muerta, hasta dejarla seca). Aturdir a un zombi requiere dos veces el voltaje que requiere aturdir a un humano, así que las pistolas Taser comunes no tienen efecto. La electricidad se ha usado para crear una barrera temporal con zanjas electrificadas y llenas de agua para mantener paralizados a los gules el tiempo suficiente hasta emplear un método secun­dario letal. Se han registrado muchos incidentes como este a lo largo de los años.

Radiación

Están llevándose a cabo experimentos para probar los efectos de las microondas y otras señales electromagnéti­cas en los cerebros de los no muertos, con la teoría de que tal proceso podría generar tumores de forma masiva al instante y letales en la materia gris de los zombis. La investigación se encuentra aún en sus prime­ras fases y los resultados hasta ahora son inconclusos. La única ocasión en que los zombis entraron en contacto con los rayos gamma fue en el célebre incidente de Khotan. (Véase «1987 d. C, Khotan, China», pp. 288-289.) En este suceso, los zombis no sólo no se vieron afectados por los Gray que podrían haber matado humanos, sino que amenazaron con extender su conta­minación por toda la región. Por primera vez, el mundo vislum­braba una amenaza nueva y más mortífera: el zombi radiactivo. Por mucho que suene a película barata de ciencia ficción de los años 50, es, o fue, un hecho histórico significativo y muy real. Según el informe, los gules radiactivos no poseen habilidades mejoradas ni poderes mágicos. La amenaza que representa­ban reside en su habilidad para extender una radiación mortal a lodos y todo lo que tocaban. Incluso la gente que bebía del sumi­nistro de agua que había estado en contacto con gules moría en poco tiempo a causa de la radiación. Afortunadamente, el brote se redujo gracias al imparable ejército chino. Esta solución no sólo acabó con este nuevo peligro, también evitó que el desastre del reactor de Khotan fuera crítico.



Armamento genético

Algunas propuestas recientes recomiendan una variedad de armas genéticas en la guerra contra los no muertos. El primer paso podría ser trazar la secuencia genética del Solanum. A continuación, se desarrollaría un agente que reescribiera esa secuen­cia, ordenando al virus suspender el ataque al tejido humano, volverse contra sí mismo o, simplemente, autodestruirse. En lugar de volver a convertir al zombi, convertiríamos el virus que controla al zombi. Si se consiguiera, cualquiera de estos agentes supondría un avance revolucionario en la lucha contra los no muertos. Basándonos en la ingeniería genética podría­mos encontrar una cura real. Sin embargo, la celebración de este adelanto tendrá que esperar. La ciencia de la terapia genética aún vive su infancia. Incluso con la atención de los medios de comu­nicación e importantes recursos financieros, ambos inexistentes, el agente para combatir el virus seguiría siendo una teoría.

Nanoterapia

La nanotecnología, el estudio de la maquinaria microscópica, sólo está en su adolescencia. Actualmente, los chips de orde­nador experimentales que se están fabricando ¡son tan peque­ños como una molécula! Algún día, los robots de este tamaño serán capaces de desarrollar tareas dentro del cuerpo humano. Estos nanorobots, o como quiera que sea el término técnico, en el futuro destruirán las células cancerígenas, repararán el tejido dañado, incluso atacarán y destruirán virus hostiles. En teoría, no hay razón por la que no puedan ser inyectados por billones en un humano recientemente infectado para identificar el virus Solanum y erradicarlo del sistema. ¿Cuándo se perfeccionará esta tecnología? ¿Cuándo se adaptará para combatir el Sola­num? Sólo el tiempo lo dirá.

 

 

ARMADURA

 

La velocidad y la agilidad deberían ser tu principal defensa contra los muertos andantes. La armadura no sólo disminuirá estas dos ventajas que tienes sobre los zombis, sino que también agotará tu energía durante un conflicto prolongado. Añádele el riesgo de deshidratación y la perspectiva parecerá incluso menos atractiva. Una última desventaja de la armadura, menos obvia, no es física sino psicológica: las personas que llevan un atuendo protector tienden a sentirse más confiadas y, en consecuencia, a enfrentarse a riesgos mayores que a los que se enfrentarían con una ropa cualquiera. Este coraje artificial ha tenido como resul­tado muchas muertes sin sentido. Dicho simple y llanamente: la mejor protección contra el mordisco de un zombi es la distancia. Si por algún motivo insistes en llevar cualquier tipo de equipo protector, el siguiente listado te proveerá de toda la información necesaria para tomar una decisión prudente.

 

1. Armadura de placas de acero

Podría definirse como la armadura clásica. El término en sí evoca imágenes de caballeros aparentemente invencibles vestidos de pies a cabeza de acero reluciente. Con tanta protección, ¿no sería uno capaz de deambular entre grupos de no muertos,

provocándoles sin peligro o repercusión? En realidad, la arma­dura medieval estándar no es en absoluto invulnerable. Las partes de piel y metal que mantienen el numeroso número de piezas unidas pueden ser reventadas por las manos persistentes de un sujeto, sin mencionar si se trata de un grupo entero. Incluso intactos, los trajes de acero son pesados, incómodos, sofocantes, deshidratadores y ruidosos en extremo. Si es posi­ble, estúdialos y ponte una armadura de verdad, y practica luchando al menos contra un atacante (simulado). Verás que en el mejor de los casos es una experiencia incómoda, intolerable en el peor. Ahora imagina a cinco, diez, cincuenta atacantes, todos acercándose hacia tu posición, aferrándose a las placas, lanzándolas en todas direcciones. Sin la velocidad para correr más que ellos o la agilidad para evitarlos, o siquiera la visibili­dad para golpearles, casi seguro que terminarás convirtiéndote en comida en lata.

 

2. Cota de mallas

Si vas vestido de la cabeza a los pies, este tipo de armadura más simple, en realidad, te aporta alguna protección de los mordiscos de los zombis. Los dientes son incapaces de pene­trar entre sus eslabones, de modo que evita la infección. Su flexibilidad permite mayor movilidad y velocidad; el no cubrir la cara permite una mayor visibilidad. Su propia naturaleza (al contrario que las placas sólidas) permite que la piel tras­pire y por lo tanto evita la deshidratación y el sobrecalenta­miento. Sin embargo, también tiene muchos inconvenientes. A menos que hayas entrenado con esta armadura durante años, tu eficacia en el combate se ve impedida. El peso, además, puede aumentar la extenuación. La incomodidad puede provo­car una distracción no deseada, algo que debe evitarse en la batalla. Aunque la cota de malla puede protegerte de la infec­ción, la presión de la mordedura de un zombi puede bastar para romperte los huesos, desgarrar los músculos o rasgar la carne por debajo de la cota. Al igual que la armadura, el tinti­neo de tantos eslabones señalará a cualquiera de los zombis cercanos que la presa ha llegado. A menos que quieras que noten tu presencia, olvídate de esta idea. Como nota práctica, si eliges la cota de malla, ¡asegúrate de que tiene la calidad suficiente para utilizarla en la batalla! Muchas de las armadu­ras medievales o antiguas que se fabrican en la actualidad se destinan a la decoración y como vestuario en espectáculos. Por este motivo, las más baratas permiten su uso en los espectácu­los. Cuando adquieras una cota de malla, asegúrate siempre, mediante inspección y un examen cuidadoso, de que son resistentes a la mordedura de un zombi.

 

3 Traje de cota de malla antitiburones

Aunque se diseñaron para proteger de las mordeduras de los tiburones, este bodi de malla puede aguantar la dentadura de zombi mas dura. Hecho de acero o tita­nio de alta resistencia, procura el doble de protección que la cota de malla con la mitad de peso. El ruido, sin embargo, sigue siendo un factor a tener en cuenta, así como la incomodidad y la disminución de velocidad y agilidad. Los trajes antitiburones pueden ser útiles si se cazan zombis debajo del agua. (Véase «Batallas submarinas», pp. 1X4-193.)

Cascos

Este tipo de armadura resultaría de inestimable valor para los gules, sólo si supiesen lo suficiente para ponérselos. Para los humanos, no tienen ningún propósito más que dificultar la visibilidad. A menos que luches en una zona en obras donde el casco es indispensable, evita esta pérdida de espacio incómoda.

Chaleco antibalas

Casi todos los mordiscos durante el combate con un zombi se producen en las extremidades, de modo que estas otras armaduras para el torso son una pérdida de tiempo absoluto. Uno debe considerar el chaleco de balas sólo en una situación caótica en la que existe la posibilidad de ser disparado por tu propia gente.


Incluso en esta situación, el francotirador que te confunda con un zombi probablemente intentará darte un tiro en la cabeza.

Protectores de kevlar

Hace pocos años, las fuerzas de la ley empezaron a equipar a los oficiales con este material ligero y extremadamente fuerte. Cuanto más grueso es, más duras son las placas que se usan en los chalecos para parar las balas; una versión más fina y más flexible se emplea, por ejemplo, para parar cuchillos o al perro guardián de turno. Esta nueva versión, si cubre la zona inferior de las piernas y el antebrazo, puede ayudar a reducir el riesgo de recibir una mordedura de zombi en combates en espacios redu­cidos. Si adquieres protectores de kevlar, asegúrate de llevar­los sólo durante la batalla, y ¡no dejes que por ponértelos se apodere de ti una falsa valentía que no posees! En el pasado, muchos humanos creyeron que el kevlar u otro tipo de arma­duras para el cuerpo les daban carta blanca para tomar riesgos innecesarios. No hay ninguna armadura en el mundo que pueda proteger a un humano de esta clase de estupidez. Como afir­mamos antes, tu objetivo es sobrevivir, única y exclusivamente sobrevivir, y nunca ser un héroe. La fanfarria en el combate es la forma más segura de ponerte en peligro a ti y a aquellos que te acompañen.

Ropas ajustadas y pelo corto

Personajes fríos y duros demostraron que cuando luchas contra los muertos vivientes, nada ha salvado mejor a las víctimas que la ropa sencilla, ajustada y el pelo muy corto. Hay una cosa simple, y es que los gules atacan intentando agarrar a las vícti­mas, tirando de ellos y mordiéndoles después. La lógica nos dicta que cuanto menos material ofrezca una persona para que lo aferren, mayores serán sus posibilidades de sobrevivir. La ropa holgada, con bolsillos, correas o cualquier cosa que cuel­gue libremente, será un mango al alcance de las garras de los

 

zombis. Cualquiera que haya trabajado en fábricas o con algún tipo de maquinaria pesada te dirá la importancia que tiene no llevar nunca algo que cuelgue. La ropa ajustada, obviamente dentro de los límites de la comodidad, ayuda a eliminar este peligro. El pelo puede suponer una amenaza similar. En muchas ocasiones, han capturado a las víctimas e incluso las han arrastrado del pelo llevándolas a un final truculento. Recogerte el pelo antes de un conflicto podría servir temporalmente. Sin embargo, un corte de pelo corto, de dos centímetros o más corto, es ideal para el combate cuerpo a cuerpo.


 

DEFENDIENDO

 

La historia de Yahya Bey, un inmigrante turco del Reino Unido, describe un ataque en su pueblo natal, Oltu. Según Bey, un enjambre de zombis descendió desde las colinas más cercanas en mitad de la noche. Los que no fueron devorados, huyeron a sus casas, a la mezquita y a la comisaría del pueblo. A algu­nos les venció el pánico al entrar en este último lugar mientras que un incendio accidental mataba a todo el que había dentro. Mucha gente, a falta de tiempo y materiales para parapetarse tras todas las puertas y ventanas, fueron invadidos por los no muer­tos. Otros muchos que sufrieron mordeduras, buscaron refugio en la casa del médico del pueblo. Mientras el doctor intentaba ocuparse de los pacientes, estos murieron y a continuación resu­citaron. Bey, un niño de seis años, se las ingenió para subir al tejado de su casa. Se quedó allí la mayor parte de la noche y, luego, cuando empezó a amanecer, fue de tejado en tejado hasta que llegó a campo abierto. Aunque nadie de los pueblos vecinos creyó su historia, enviaron un pelotón de búsqueda para buscar a los merodeadores. Este grupo encontró un Oltu en ruinas, todos los edificios estaban quemados, destrozados o destruidos. Los cadáveres a medio comer ensuciaban las calles desiertas. Rastrearon huellas, lo suficiente para determinar que se trataba de un grupo bastante numeroso, siguieron una pista de pisa­das cada vez más escasas pero más rápidas hacia las montañas. Ningún grupo fue descubierto nunca.

¿Cuál es la protección perfecta contra los no muertos? Con sinceridad, no hay ninguna. La defensa no es tan simple como la seguridad física. Suponiendo que te las arregles para encontrar, construir o modificar una estructura donde guarecerte acorralado de las amenazas externas, ¿qué harás entonces? Los zombis no se van y punto. No se sabe cuánto tardarían en rescatarte ¿Cómo sobrevivirías? El hambre, la sed, las dolencias y muchos otros factores se han llevado tantas vidas como los muertos andantes. El asedio, la forma a la que nuestros antepasados se enfrentaban cuando sus castillos y pueblos eran rodea­dos por el enemigo, es a lo que te enfrentarás cuando los muertos caminen de nuevo. La seguridad física es sólo una parte de la ecuación. Para estar completamente preparado, debes tener unos conocimientos de trabajo para la supervivencia estacionaria. En un mundo interdependiente, este arte se olvidó hace tiempo. Mira alrededor de tu casa. ¿Cuántas cosas se han fabricado a diez, quince, incluso a cientos de kilómetros de tu casa? Nuestro modo de vida, particularmente como miembros de la nación industrializada más rica del mundo, requiere un entra­mado delicado de transporte y comunicación para subsistir. Haz desaparecer ese entramado y quedamos reducidos a un están­dar de vida reminiscente de la Europa Medieval. Aquellos que comprenden esto y se preparan para una existencia como esa tienen más posibilidades de sobrevivir. Esta sección muestra cómo crear una fortaleza y cómo vivir dentro de sus límites.

 

 

LA RESIDENCIA PRIVADA (DEFENDER TU CASA)

 

Para los conflictos de clase 1, los hogares de la mayoría de la gente aportan la protección adecuada. No hay necesidad de escapar de la Ciudad o el pueblo en cuanto oyes que los muertos han resucitado. De hecho, esto es bastante desalentador. En las primeras horas de un ataque zombi, la mayor parte de la población intentará escapar desesperadamente. Las carreteras se convertirán en una masa de vehículos parados y gente aterrorizada, una situación que está cargada de posibilidades de violencia. Hasta que los vivos destru­yan a los muertos, o los muertos invadan a los vivos, intentar huir sólo añadirá más cuerpos a la anarquía. Así que carga tus armas, prepárate para pelear, pero sigue donde estés, sigue seguro, sigue alerta. ¿Y qué mejor lugar para hacerlo que en la comodidad de tu propia casa?

 


 
 

1. Preparación. Parte I: La casa

Antes de que los muertos se levanten, antes de que el caos y la carnicería comiencen, algunos propietarios pensarán que ellos están más protegidos que sus vecinos. Aunque ninguna casa se ha construido nunca con el propósito de defenderse de los zombis, existen varios diseños que han demostrado ser, de manera admi­rable, seguros. Si tu casa no está estructuralmente preparada para un ataque zombi, pueden emplearse varias medidas para fortifi­carla.

 

A. Excepciones

Las casas elevadas, como las que se ven en playas y a lo largo de ríos y en otras zonas elevadas al nivel del agua, se construyeron así principalmente para evitar ser arrastradas por las inundacio­nes. Sólo su altura impide un ataque convencional. Las puertas y ventanas pueden dejarse abiertas y sin entablar. La entrada principal y una o dos escaleras exteriores podrían ser bloqueadas mediante barreras o incluso destruirlas cuando la alarma sonara, Seguro en esta plataforma levantada, el tiempo de supervivencia podría determinarse únicamente por la cantidad de provisiones que el propietario tuviera almacenadas.

Existe otra vivienda de gran protección que fue construida para combatir una fuerza tan persistente y tan mortal como un ejército de no muertos: las casas a prueba de tornados, que en la actualidad se están construyendo en el corazón de Estados Unidos y están diseñadas para resistir ciclones leves o modera­dos. Su disposición consiste en muros de cemento armado, puertas de acero reforzado y persianas de acero ocultas con esmero tras cortinas normales. Estos domicilios podrían soportar brotes tanto de clase 1 como de clase 2.

 

B. Modificaciones en las casas.

Asegurar una casa contra los no muertos se parece a asegurarla de los vivos. Una diferencia es la popular alarma antirrobo.


 


Muchos de nosotros dormimos más tranquilos por la noche porque nuestras alarmas están activadas y funcionan. Pero ¿qué hace este aparato además de enviar una señal a una fuerza de seguridad privada o de policía? ¿Y si estas fuerzas no llegan? ¿Y si están ocupados con otras batallas? ¿Y si les han ordenado proteger zonas consideradas más importantes? ¿Y si ya no exis­ten y han desaparecido dentro de los estómagos de los gules? En estos casos es cuando se requieren medios directos de defensa.

Las barras de seguridad en puer­tas y ventanas pararán a un grupo de zombis durante un periodo de tiempo limitado. La experiencia ha probado que sólo tres muertos andantes pueden echarlas abajo en menos de veinticuatro horas.

El vidrio templado de seguri­dad evita que entren rompiéndolo, pero se puede sacar su hoja a la fuerza. Se puede fijar con facilidad instalando marcos de cemento armado y acero. Sin embargo, el dinero que te costaría reemplazar cada ventana en una casa normal podría y debería gastarse en comprar o construir una de las dos casas de las que hemos hablado antes: las elevadas y las que son a prueba de tornados.

Una buena alambrada de tela metálica de tres metros de altura puede aguantar docenas de zombis durante semanas, incluso meses, suponiendo que su número permanezca dentro de la clase 1. Un muro de hormigón de tres metros de altura, reforzado con barras de acero y unido con cemento armado, es la barrera más segura tanto para brotes de clase 1 como de clase 2. Las leyes de la zona puede que prohiban un muro tan alto, pero no lo descar­tes. (Consúltalo con la junta de tu ciudad.) Aunque se sabe que los zombis (en raras ocasiones) pueden elevarse sobre obstáculos de una altura de dos metros, esto no ha ocurrido en masa. Varias personas (bien armadas y con buena comunicación) pueden mantener un muro de dos metros de altura (no fácilmente, pero con seguridad) tanto tiempo como resista el grupo.

La puerta debe ser de acero o de hierro forjado, sólida a ser posible. Debe abrirse hacia un lado, no hacia fuera y hacia aden­tro. Reforzarla es tan simple como aparcar tu coche contra ella. Los motores eléctricos hacen más fácil la apertura pero te dejarían atrapado en un apagón o una avería.

Como comentamos antes, un muro de cemento armado de tres metros sólo aportaría una protección adecuada en los brotes de clase 1 y de clase 2. En los brotes de clase 3, un número suficiente de zombis puede, y lo hará, escalar subiéndose los unos sobre los otros hasta formar una rampa de no muertos por encima de tu muro.

 

C. Apartamentos.

Los apartamentos y los edificios de apartamentos varían en tamaño y disposición y, por tanto, en la capacidad que tienen para servir como defensa. Sin embargo, desde los achaparrados edificios de dos plantas de Los Ángeles a las torres de cristal y cemento armado de Nueva York, se aplican ciertas reglas básicas.

Los apartamentos de la primera planta presentan el riesgo mayor simplemente por su accesibilidad. Los inquilinos que viven encima de la planta baja casi siempre están más seguros que los que viven en cualquier tipo de casa. Destruir las escale­ras de manera efectiva aísla el resto del edificio. Con el ascensor fuera de servicio y la escalera de incendios demasiado alta para que los zombis la alcancen (la ley impone límites estrictos), cual­quier apartamento puede convertirse en un refugio instantáneo contra los muertos andantes.

Otra ventaja de los complejos de apartamentos es que viven muchas personas. Mientras que un propietario privado puede verse forzado a mantener la residencia solo, un edificio de apartamentos puede ser defendido por todos los inquilinos. Esto también aumenta las posibilidades de contar con varios exper­tos cualificados, como carpinteros, electricistas, paramédicos y reservistas del ejército (no siempre es el caso, pero existe la posibilidad). Por supuesto, con el aumento de gente viene el reto del aumento de conflictos sociales. Este problema potencial, sin embargo, no debería disuadirte cuando elijas entre una casa y un apartamento. Dada la elección, escoge siempre el último.

 

NOTA IMPORTANTE: OLVIDA LOS MANUALES DE DEFENSA DEL HOGAR

Aunque casi todas las otras secciones de este libro reco­miendan el uso de textos convencionales (sobre uso de armas, tácticas militares, técnicas de supervivencia y demás), aquellos escritos para proteger un domicilio no son recomendables. Los libros sobre la defensa del hogar están diseñados para reducir a un adversario humano, con habilidades humanas e inteligencia humana. Muchas de las tácticas y estrategias que figuran en estos libros, tales como el empleo de elaborados sistemas de alarma, bombas trampa y dolorosos pero no letales artilugios tales como el spray de pimienta o las cabezas de clavo en la alfombra, serían inútiles contra un intruso no muerto.

 

2. Preparación. Parte II: Abastecimiento

Una vez que la residencia privada es segura, el almacenaje para un asedio debe comenzar. No hay forma de decir cuánto tiempo tardará en llegar la ayuda. No hay forma de decir si llegará. Estate siempre preparado para un asedio largo. Nunca supongas un rescate rápido.

 

A. Armas

Mientras que en campo abierto debes viajar ligero para mante­ner la movilidad, en tu casa tienes el lujo de acumular y manteneruna plétora de armas. Esto no significa que llenes tu casa con cualquier caprichoso instrumento de destrucción. El arsenal de cada casa debería incluir:


Rifle y 500 cartuchos

Escopeta del calibre 12 y 250 cartuchos

Pistola del calibre 45 y 250 cartuchos

Silenciador (para el rifle)

Silenciador (para la pistola)

Ballesta (en lugar de los silenciadores) y 150 flechas

Visor telescópico (para el rifle)

Lentes de visión nocturna (para el rifle)

Visor láser (para el rifle)

Visor láser (para la pistola)

Catana

Wakizashi u otra espada corta

Dos cuchillos con cuchilla plana de 15 a 20 centímetros

Hacha de mano

 

(NOTA: Esta lista se aplica a una sola persona. Las cantida­des deben ajustarse dependiendo del número de personas que formen el grupo.)

 

B. Equipo

Ahora que todas las armas han sido elegidas, considera el equipo que necesitas para tu mantenimiento y quizá incluso tu supervi­vencia. A corto plazo, los kits estándares de supervivencia para catástrofes bastarían. Más allá y el material de abajo será necesario. Los artículos domésticos habituales como la ropa, el papel higiénico, etc., se da por hecho que se tienen a mano en una cantidad razonable.

  • Agua, tres litros al día, para cocinar y lavarse
  • Filtro de agua manual
  • Cuatro filtros de repuesto
  • Cisterna para recoger agua de lluvia
  • Yodo o pastillas purificadoras
  • Comida en lata, tres latas al día (son preferibles a los alimen­tos deshidratados aquellos que contengan algo de agua)
  • Dos estufas eléctricas portátiles
  • Kit médico avanzado (debe incluir instrumental para cirugía de campo y antibióticos)
  • Generador eléctrico que funcione con la propulsión de una bicicleta
  • Generador de gasolina (para usarlo sólo en casos de emer­gencia)
  • 80 litros de gasolina
  • Radio de onda corta recargable y de batería
  • Dos linternas de batería
  • Dos lámparas de batería y recargables
  • Dos radios de batería o solares y recargables
  • Materiales apropiados de refuerzo, como tablas, ladrillos, mortero, etc.
  • Kit amplio de herramientas, que incluya una almádena, un hacha, un serrucho, etc.
  • Cal o suficiente lejía blanqueadora para mantener la letrina
  • Telescopio de alta potencia (80X-100X), con lentes de repuesto y un equipo de limpieza
  • Quince bengalas de emergencia
  • Treinta y cinco barras luminosas
  • Cinco extintores
  • Dos pares de tapones de oído
  • Repuestos para toda la maquinaria antes mencionada y manuales de usuario
  • Una amplia librería de manuales, que incluyan manuales sobre desastres habituales

 


Date: 2015-12-24; view: 875


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