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ARMAS Y TÉCNICAS DE COMBATE 4 page

(NOTA: Como con las armas, los objetos personales como comida, agua y medicina deben multiplicarse dependiendo del número de personas que formen tu grupo.)

 

3. Sobrevivir a un ataque

Ha comenzado el asedio. Un enjambre de zombis alrededor de tu casa, atacando incesantemente pero incapaces de entrar. En este punto, tus preocupaciones están lejos de acabar. Esperar a que acabe un asedio no quiere decir que te sientes sin hacer nada. Debes realizar muchas tareas y repetirlas para sobrevivir en un espacio limitado.

 

A. Designa una esquina del patio trasero para usarla como letrina. La mayoría de manuales de supervivencia explican los mejores lugares para su construcción y su disposición.

 

B. Si el terreno y la lluvia lo permiten, planta un huerto. Esta fuente de alimento disponible debe consumirse primero, guardando las latas de comida para una emergencia.

Mantenlo lo más lejos posible de las letrinas para evitar una infección, no por los desechos, sino por los efectos residua­les que la cal y la lejía tendrán en el terreno.

 

C. Para la electricidad, utiliza siempre el generador manual (propulsado por una bicicleta). El modelo de gasolina no sólo es ruidoso y potencialmente peligroso, sino que su combustible es finito. Úsalo sólo en circunstancias extre­mas, tales como un ataque nocturno, cuando la potencia manual es impracticable o imposible de generar.

D. Realiza rondas por el muro de tu casa constantemente. Si sois un grupo, realizad patrullas dividiendo las veinticua­tro horas. Vigila siempre por si se produce una infiltración improbable pero posible. Si estás solo, limítate a patrullar durante el día. Por la noche, asegura todas las puertas (las ventanas ya deberían estar entablilladas). Duerme con una linterna y un arma cerca. Duerme ligero.

E. Mantente sin llamar la atención. Si tienes sótano, haz allí tu comida, así como la generación de energía y el manteni­miento del equipo. Cuando vigiles la radio, cosa que debe­rías hacer todos los días, usa auriculares. Manten cerradas las cortinas de todas las ventanas, especialmente de noche.

F. Deshazte de todos los cuerpos. Ya sea zombi o humano, un cadáver sigue siendo un cadáver. La bacteria que hay en la carne podrida puede resultar un serio peligro para tu salud. Todos los cuerpos que haya en tu perímetro deben ser quemados o enterrados. Los cuerpos que haya más allá de tus muros deben quemarse. Para hacer esto, simplemente coloca una escalera por tu lado del muro, vierte gasolina sobre el gul recién muerto, enciende una cerilla y déjala caer. Aunque esto atraiga a más no muertos, es necesario arries­garse para deshacerse de un peligro que ya está presente.

G. Realiza ejercicio cada día. El uso de la bicicleta estática junto a la calistenia básica y la tensión dinámica manten­drán tu cuerpo en forma y lo suficientemente fuerte para cualquier situación de combate. De nuevo, asegúrate de que tu régimen se lleva a cabo en silencio. Si no tienes sótano, usa una habitación del centro de la casa. Insonorizadores básicos como colchones y mantas contra las paredes ayuda­rán a amortiguar cualquier sonido.



H. Permanece entretenido. Aparte de la necesidad de vigilar, el ocio es un deber. Asegúrate una buena reserva de libros, juegos y otro tipo de divertimentos (los juegos electrónicos son demasiado ruidosos y enérgicamente poco eficientes para ser considerados). Durante un asedio largo y aparentemente interminable, el aburrimiento puede conducir a la paranoia, el delirio y la desesperanza. Es importante mante­ner tu mente en buena forma, al igual que tu cuerpo.

I. Ten a mano tus tapones para los oídos y úsalos a menudo. El gemido constante y colectivo de los no muertos, un sonido que persistirá a todas horas mientras el asedio continúe, puede ser una forma fatal de muerte psicológica. Perso­nas que tenían sus casas bien protegidas y abastecidas han matado a otra persona o se han vuelto locos simplemente por el constante gemido.

J. Asegúrate de planear tu vía de escape y de tener listo tu equipo para irte. En la incertidumbre de la batalla, puede-ser necesario abandonar tu hogar. Quizá traspasen el muro, quizá ha comenzado a incendiarse tu casa, quizá los equipos de rescate han llegado pero no están lo suficientemente cerca. Por la razón que sea, es hora de irse. Ten tu mochila de supervivencia y tu arma en un área fácilmente accesible, empaquetada, cargada y lista para la acción.

 

4. Defensa inmediata

 

Los muertos se han levantado. Hueles el humo, oyes las sire­nas. Los gritos y los disparos llenan el aire. Has sido incapaz o no has querido preparar tu casa apropiadamente. ¿Y ahora que? Aunque la situación parezca espeluznante, eso no indica tu deceso. Si tomas las decisiones exactas en el tiempo exacto, puedes evitar que tú y tu familia os unáis a las filas de los no muertos.

 

A. Estrategias para una casa de dos plantas

1. Cierra todas las puertas y ventanas. Aunque el cristal de una ventana no pare a un zombi, el sonido del cristal al romperse será el mejor aviso que puedas tener.

2. Sube corriendo las escaleras y abre el grifo de la bañera. Aunque esto suene estúpido, no hay manera de saber cuándo cortarán el agua. Tras unos pocos días, la sed se convertirá en tu mayor enemigo.

3. Encuentra las mejores armas posibles. (Véase capítulo ante­rior.) Deben ser ligeras y, si es posible, ajustables a tu cuerpo para que puedas hacer pleno uso de tus manos. Van a estar ocupadas en la siguiente hora.

4. Empieza a almacenar las cosas en la segunda planta. Usa la lista de las páginas 100 y 101 como guía. La mayoría de familias tienen al menos el 50 % de los objetos listados. Haz un inventario rápido para ver qué tienes. No lo cojas todo, sólo lo esencial: una o dos armas, algo de comida (ya tienes una bañera llena de agua), una linterna y una radio de bate­ría. Como la mayoría de las familias guardan el botiquín en la planta de arriba, no necesitarás nada más. Recuerda: El tiempo puede ser corto, así que no lo pierdas recogiendo existencias cuando lo más importante está aún por hacer.

5. ¡Echa abajo la escalera! Como los zombis son incapaces de escalar, este método garantiza tu seguridad. Muchos afirman que una solución más fácil podría ser entablar las ventanas y las puertas. Este método es contraproducente porque unos cuantos zombis bastarían para romper cualquier barricada casera. No hay duda de que destruir las escaleras llevará tiempo y energía, pero debe hacerse. Tu vida depende de ello. No intentes, bajo ninguna circunstancia, quemar las escale­ras con la esperanza de controlar el fuego. Varias personas intentaron ahorrar tiempo de este modo; sus esfuerzos termi­naron en muerte a causa del fuego o en la total destrucción de sus casas.

6. Si tienes una escalera de mano, úsala para continuar alma­cenando tu refugio en la planta de arriba. Si no, haz una lista de todo lo que tienes, llena los cubos y otros recipientes de agua y prepárate para una larga espera.

7. Permanece fuera de la vista. Si escuchas la radio, hazlo al volumen mínimo. Cuando los cielos se oscurezcan, no enciendas las luces. No te quedes cerca de las ventanas. Intenta que parezca que la casa está abandonada. Esto no parará una intrusión ocasional de zombis, pero ayudará a disuadir una congregación de masas acercándose a tu casa.

8. No uses el teléfono. Como en todas las catástrofes, las líneas posiblemente estarán ocupadas. Una llamada más sólo servirá para saturar el sistema. Manten el tono del telé­fono lo más bajo posible. Si te llaman, responde como sea, pero hazlo sin hacer mucho ruido.

9. Planea una alternativa de escape. Estarás a salvo de los zombis, pero no del fuego. Si estalla una tubería de gas o algún loco baja la calle con un cóctel Molotov, tendrás que abandonar tu hogar. Encuentra una mochila u otro modo de llevar lo esencial (véase «Huyendo», pp. 128-161), y tenlo todo preparado.

 

B. Estrategias para casas de una sola planta

Si no vives en una casa de dos plantas, la buhardilla será menos cómoda pero un sustituto igualmente seguro. La mayoría pueden asegurarse simplemente subiendo la escalera plegable o quitando la escalera provisional. Los zombis no tienen la habi­lidad cognitiva para construir una escalera por sí mismos. Si perrmaneces callado, ellos ni siquiera sabrán que hay una buhardilla.

 

Nunca uses el sótano como refugio. Las películas populares de terror han mostrado que, en una crisis, esta habitación subte­rránea podía proteger a los vivos de los muertos. Esto es una falacia peligrosa. Un incendio, la asfixia o simplemente morirse de hambre en un sótano se han cobrado cientos de vidas durante años.

Si te encuentras en una casa de una sola planta que no tiene buhardilla, coge las provisiones que puedas, hazte con un arma y súbete al tejado. Si apartas la escalera de una patada y no hay un acceso directo (una ventana o una trampilla), los no muertos no serán capaces de alcanzarte. Permanece tranquilo y perma­nece en silencio para evitar atraer a los no muertos. Los zombis que se encuentren en esa zona entrarán en la casa debajo de ti buscando a la presa y después desviarán su camino. Quédate en el tejado todo el tiempo que puedas, hasta que las provisio­nes se hayan acabado o llegue una patrulla de rescate. Puede que no sea cómodo, pero es tu mejor oportunidad de sobrevi­vir, finalmente, será inevitable abandonar este refugio. (Véase ni Huyendo, pp. 128-161, para los detalles.)

 

LUGARES PÚBLICOS

 

Al igual que en las viviendas privadas, la seguridad puede encontrarse en edificios públicos o no residenciales. En algunos casos, su tamaño y distribución puede ofrecer más protección que los domicilios más seguros. En otros casos, puede ocurrir todo lo contrario. Ya que armar y equipar estas estructuras debe­ría hacerse de la misma forma que en las viviendas, aunque a mayor escala, por eso esta sección se centra en los mejores y los peores santuarios públicos.

 

1. Edificios de oficinas

En los edificios de oficinas se pueden aplicar muchas de las reglas referidas a los apartamentos. Una vez que la primera planta es abandonada, que las escaleras se destruyen y los ascen­sores se apagan, un edificio de oficinas puede ser una torre de seguridad.

2. Escuelas

Como no hay una distribución genérica, decidir si un colegio público es un buen lugar para esconderse puede ser complicado. Recuerda las reglas generales de defensa (véase «Reglas gene­rales», pp. 118 y 119). Desafortunadamente para nuestra socie­dad, pero afortunadamente para un asedio zombi, los colegios de barrio han tomado una atmósfera parecida a una fortaleza. No sólo los edificios se han construido para resistir un disturbio, sino que las alambradas que los rodean hacen que sus pabello­nes de clases se parezcan más a complejos militares. La comida y las existencias médicas deberían ser fácilmente accesibles desde la cafetería, la enfermería o el aula de educación física. A menudo, un colegio es tu mejor apuesta; tal vez no para la educación, pero desde luego para la protección de un ataque de los no muertos, sí.

3. Hospitales

El que parecería ser el lugar más seguro, el lugar lógico para huir durante un brote, en realidad, es uno de los peores. Sí, los hospitales se abastecen de comida, existencias médicas y un personal cualificado. Sí, las estructuras pueden ser seguras, como cualquier edificio de oficinas o apartamentos. Sí, puede que haya seguridad, incluso una presencia policial regular. Para cualquier otra catástrofe, un hospital sería el primer lugar de tu lista de refugios. Pero no cuando se han levantado los muertos. Incluso conociendo cada día más sobre zombis, las infecciones de Solanum dan lugar aún a diagnósticos equivocados. Los humanos con mordeduras o los cadáveres recientemente asesinados siempre son llevados a los hospitales. La mayoría de la primera oleada de zombis (en algunos casos el 90 %) se compone de personal médico o de aquellos que participan en el tratamiento de cadáveres. Mapas cronológicos de brotes zombi los muestran, literalmente, irradiando de estos edificios.

4. Comisarías

Al contrario que los hospitales, la razón por la que se deben evitar las comisarías tiene menos que ver con los zombis que con los humanos. Con toda probabilidad, las personas que vivan en tu ciudad se dirigirán en tropel a la comisaría local, creando un nexo de caos, cuerpos y la consiguiente sangre. Imagina una multitud apiñada y retorcida de gente asustada, demasiada para controlarla, todos intentando forzar la entrada al edificio que creen que mejor representa la seguridad. Uno no necesita que un zombi le muerda cuando los golpes, los cuchillazos, los disparos accidentales e incluso que te arrollen resulta posible. Así que cuando los muertos se levanten, localiza la comisaría de tu zona v dirígete al lado contrario.

5. Tiendas de venta al por menor

Para levantamientos de clase 1 muchos tipos de tiendas mino­ristas ofrecerán un refugio adecuado. Las que tienen puertas correderas, sólidas o de otra forma, pueden parar a diez zombis durante algunos días. Si el asedio dura más tiempo o si llegan más zombis, la situación puede cambiar de forma dramática. Suficien­tes puños podridos, suficientes figuras acumuladas golpeando contra la entrada acabarán por echarla abajo. Ten siempre una ruta de escape alternativa, de modo que si traspasan la barrera puedas irte rápidamente. Si no puedes formular un plan B sólido, no consideres este lugar como refugio. No deberían considerarse las tiendas sin puertas. Su escaparate no hará más que advertir de tu presencia a los zombis.

6. Supermercados

Aunque tienen suficiente comida para mantener a tu grupo durante años, los supermercados también son peligrosos. Sus grandes puertas de cristal, incluso cerradas y obstruidas, ofre­cen poca protección. Reforzar esas entradas sería difícil. Básica­mente, el exterior de un supermercado es un escaparate gigante para mostrar la comida fresca y deliciosa que hay en el interior. Con humanos dentro y zombis fuera, eso será exactamente lo que harán.

Sin embargo, no todas las tiendas de alimentación son trampas mortales. Las más pequeñas, los negocios familiares y almace­nes de barrio pueden servir bastante bien como refugios tempo­rales. Para protegerse de robos y, más recientemente, disturbios, todas tienen puertas de acero macizo, algunas incluso tienen cierres sólidos. Al igual que las tiendas, estos pequeños nego­cios pueden ofrecerte una protección adecuada a corto plazo y en ataques de poca intensidad. Si te encuentras en uno, recuerda comer primero los alimentos perecederos y estar preparado para disponer del resto cuando se corte la electricidad.

7. Centros comerciales

Una estructura prácticamente indefendible. Los grandes centros comerciales siempre son objetivo tanto de humanos como de zombis. Siempre es así con los disturbios sociales: a la primera señal de problemas, esta concentración de riqueza se llena de seguridad privada, policía, incluso propietarios excesivamente celosos. Si la crisis ocurre de repente, un gran número de compradores se quedarán atrapados dentro del centro, creando problemas de exceso de personas, atropellos y asfixia, así como de atracción para los muertos. En un brote de cualquier clase, dirigirse a un centro comercial significará dirigirse a un centro del caos.

 

8. Iglesias

Perdonad la expresión, pero los lugares de culto son una bendición a medias. La principal ventaja de la mayoría de las iglesias, sinagogas, mezquitas y otras casas de culto es que están construi­das para soportar entradas a la fuerza. La mayoría están hechas de madera gruesa o puertas de metal. Las ventanas suelen estar muy separadas del suelo. La mayoría posee alambradas de hierro forjado que, a pesar de su intención estética, pueden servir como protección añadida. Cuando las comparamos con muchas estruc­turas seculares de igual tamaño, el típico lugar de culto resulta ser sorprendentemente seguro. Sin embargo, la protección que ofrecen durante un brote nunca será suficiente contra la horda de zombis que, con toda seguridad, llegará allí. La avalancha inevitable no tiene nada que ver, por supuesto, con lo sobrenatu­ral. Los soldados de Satán no han salido para invadir la casa del Señor. El mal definitivo no está batallando con el bien defini­tivo. Los muertos andantes atacan iglesias por una buena razón: es donde está la comida. A pesar de su educación, conocimien­tos técnicos y desinterés declarado hacia el mundo espiritual, los estadounidenses que viven en la ciudad corren, claman a sus dioses, en cuanto ven zombis. Estos lugares de culto, atestados de personas que ruegan por sus almas a gritos, ha servido siem­pre como faro para los no muertos. Fotografías aéreas muestran a zombis migrando, lentamente, con ritmo constante y en canti­dades cada vez mayores hacia su futuro matadero: la iglesia más cercana.

 

9. Almacenes

Como no tienen ventanas, pero sí entradas seguras y, por lo general, una distribución espaciosa, los almacenes pueden ser un refugio ideal para un extenso periodo de tiempo. Muchos almacenes tienen una oficina de seguridad, por lo general equi­pada con instalaciones de cuarto de baño y, por lo tanto, un suministro de agua. Si la mercancía que venden es pesada y está guardada en cajas de madera grandes y perdurables, considérate afortunado. Estas cajas pueden usarse para reforzar la entrada, crear habitaciones privadas, o incluso, como muchos de noso­tros hacíamos cuando éramos pequeños, usarlas para construir

 

una línea secundaria de defensa o fuerte dentro del área princi­pal. Existe la posibilidad, que no obstante es improbable, de que algo de lo que sea que esté almacenado pueda ayudarte a sobrevivir. Por todas estas razones, clasifica los almacenes entre tus escondites más atractivos. Una advertencia sobre el emplaza­miento: el 50 % de las veces, estos edificios están cerca de asti­lleros, fábricas u otros edificios industriales. Si este es el caso, se cuidadoso, observador y estáte siempre alerta para huir. Ten cuiado también con los almacenes refrigerados que guarden alimentos perecederos. Una vez que la electricidad se pierde su rápida descomposición puede convertirse en un severo peligro para la salud.

 

10. Embarcaderos y muelles

Con algunas variaciones, los suministros adecuados y el emplazamiento correcto, cualquier muelle o embarcadero puede ser prácticamente inalcanzable. Como los zombis no pueden ni nadar ni escalar, el único modo de acceder a ellos sería desde tierra. Si destruyes ese único acceso estarías en una isla artificial.

 

11. Astilleros

A parte del hecho de que por lo general sirven de almacenamiento de desperdicios industriales y materiales peligrosos, los astille­ros presentan innegables posibilidades para refugiarse. Como en los almacenes, sus contenedores pueden transformarse en barreras o, en algunos casos, incluso en armas. (Véase «Marzo 1994 d. C, San Pedro, California», pp. 295 y 296.) Los mismos barcos se convierten en refugios preparados una vez que se ha asegurado la pasarela. Pero antes de embarcar, asegúrate de que estas fortalezas navegables no tienen tripulación infectada, particularmente en los puertos deportivos pequeños y de recreo. En los primeros estadios de un brote, los ciudadanos no duda­rán en dirigirse en bandada a la costa, con la esperanza de usar (o robar) cualquier embarcación de recreo disponible. Como muchos puertos deportivos están construidos en aguas relati­vamente poco profundas, no están lo suficientemente profun­dos para que los zombis queden completamente sumergidos. En más de una ocasión, un aprendiz de marinero imprudente ha subido a su barco y se ha topado con varios zombis famélicos y empapados esperándole.

 

12. Bancos

¿Qué podría ser más seguro que una fortaleza que ya está construida para albergar las mercancías más valiosas de la Tierra? ¿No sería el banco un lugar lógico para preparar una defensa? ¿No serían sus medidas de seguridad más que suficien­tes para repeler a una horda de muertos andantes? De ninguna manera. Incluso el examen más apresurado a los bancos revela que la mayoría de sus llamados aspectos de seguridad requieren el despliegue policial o la seguridad exterior. Con la policía y otras fuerzas especiales ya ocupadas durante un brote, las alar­mas silenciosas, las cámaras de seguridad y las rejas metálicas, resultarán inútiles cuando los muertos rompan las ventanas de vidrio cilindrado, hambrientos de carne humana. Por supuesto, en la cámara acorazada se está seguro. Estas construcciones titánicas pararían incluso a zombis armados con lanzacohetes. (No, los zombis no saben cómo funciona un lanzacohetes.) Sin embargo, una vez dentro de la cámara acorazada, ¿qué haces a continuación? Dado que no hay comida, ni agua y el preciado oxígeno es limitado, buscar refugio en una cámara acorazada sirve para darte el tiempo suficiente para colocarte una pistola en la cabeza, hacer las paces con tu Dios y apretar el gatillo.

 

13. Cementerios

De forma irónica, y a pesar de muchos mitos populares, los cementerios no son el lugar más peligroso donde estar cuando los muertos se levanten. De hecho, pueden ser un lugar de reposo temporal. Como se ha mencionado antes, los cuerpos infectados suelen más bien terminar en hospitales y depósitos de cadáveres, y la resurrección tiene lugar mucho antes de que puedan ser llevados a los cementerios para celebrar un entierro convencional. Si por algún milagro, un cadáver reviviera dentro de su ataúd, ¿podría realmente levantarse de la tumba?

Para responder a esta pregunta, uno debe hacerse otra: ¿Cómo? ¿Cómo podría un cuerpo con una fuerza humana normal arañar un ataúd, probablemente hecho de acero, probablemente en una caja sellada herméticamente a dos metros de profundidad y abrirse camino hacia el exterior? Si uno se fija en los métodos de conservación implicados en los entierros convencionales en Estados Unidos, es obvio que cualquier persona, no muerta o de otra clase, simplemente no podría raspar, escarbar y arrastrarse hasta la superficie. ¿Pero qué pasa si el féretro no está hecho de acero? Incluso si fuera un ataúd sencillo de pino sería prisión suficiente para el zombi más tenaz. ¿Qué pasa si el féretro de madera se pudre? En ese caso, el cuerpo llevará enterrado tanto tiempo que su cerebro también se habrá podrido. Recuerda: los cuerpos que resucitan tienen que estar frescos, razonablemente intactos e infectados con el virus. ¿Incluye esto a un cadáver que lleva mucho tiempo muerto? Aunque parezca una visión icónica de los muertos vivientes, al igual que los vampiros bebiendo sangre o los hombres lobo aullando a la luna llena, los hechos demuestran que los zombis no pueden ni podrán jamás levan­tarse de la tumba.

 

14. Capitolios y ayuntamientos

Aplica los mismos principios referidos a las comisarías, los hospitales y los templos de culto a los edificios estatales, muni­cipales y federales del gobierno. La mayoría serán foco de la concentración humana, convirtiendo estos emplazamientos en centros del caos y de la congregación de zombis. Evita todos los edificios del gobierno que puedas.

 

REGLAS GENERALES:

Los edificios de las zonas más pobres y de barrio tienden a ser más seguros que otros. Su necesidad de alambradas altas, alam­bres de espino, ventanas bloqueadas y otros mecanismos contra el crimen las convierten en zonas preparadas para defenderse. Los edificios en las zonas de clase media y alta suelen dar prioridad a la estética. ¿Qué ayuntamiento rico quiere algo antiestético en su distrito? En lugar de mecanismos de seguridad feos, incluso destartalados, estas personas acaudaladas tienen más confianza en las fuerzas de la ley y en la seguridad privada (fuerzas de informa­lidad demostrada). Por estas razones, y si la situación lo permite, aléjate de las zonas residenciales y ve hacia el casco urbano.

Evita esperar a que pasen los accidentes. Muchas de las estructuras industriales que normalmente encontramos en zonas del casco urbano o del centro albergan materiales explosivos inflamables. También pueden contener maquinaria compleja, como generadores de energía y reguladores medioambientales) mecanismos que requieren una supervisión constante. Pon los dos juntos y el desastre está garantizado. La planta nuclear de Khotan es sólo un ejemplo extremo. Incidentes más numerosos v menos dramáticos ocurren normalmente en los brotes de clase 2 y de clase 3. No busques refugio en o cerca de sitios industria­les, instalaciones de almacenamiento de gasolina, aeropuertos o cualquier otro lugar que se considere de alto riesgo.

Cuando elijas un refugio, considera las siguientes cuestiones cuidadosamente:

 

1. ¿Hay un muro, una alambrada u otro perímetro físico?

2. ¿Cuántas posibles entradas y salidas hay?

3. ¿Las personas de tu grupo pueden defender cada alambrada y cada salida a la vez?

4. ¿Hay una posición defensiva secundaria, varias plantas o una buhardilla?

5. ¿El edificio puede asegurarse?

6. ¿Hay una ruta potencial de escape?

7. ¿Cuál es la situación de los suministros?

8. ¿Hay tuberías?

9. En caso de necesitarlas, ¿hay armas o herramientas disponi­bles?

10. ¿Los materiales sirven para reforzar las entradas?

11. ¿Qué hay de los medios de comunicación: teléfono, radio, internet, etc.?

12. Dados todos estos factores: ¿cuánto tiempo podríais sobre­vivir tú o tu grupo en un asedio prolongado?

 

Asegúrate de considerar todas las preguntas cuando elijas dónde vas a quedarte. Resiste la urgencia de precipitarte al interior del edificio más cercano. Recuerda: no importa lo desesperada que parezca la situación, el tiempo que dedicas a pensar de forma clara nunca es tiempo perdido.


Date: 2015-12-24; view: 740


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