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Capitulo 26: La Cueva

Harry pudo oler el aroma a sal y escuchar las olas, una ligera y picante brisa despeino su cabello mientras miraba el mar a la luz de la luna y es cielo lleno de estrellas. Estaba parado sobre un montículo de piedras negras, con el agua haciendo espuma y agitándose debajo de él. Miró sobre su hombro. Un elevado acantilado estaba detrás de ellos, una lamina escarpada negra y solitaria. Algunos pedazos de roca, como en el que estaban Harry y Dumbledore, parecía como si se hubieran separado de la pared del acantilado en algún momento en el pasado. Era una vista inhóspita y áspera, el mar y las rocas sin ningún árbol o pedazo con hierba o arena.

-¿Que piensas?- preguntó Dumbledore. Pudo haber estado pidiendo la opinión de Harry sobre si era un buen lugar para un dia de campo.

-¿Traen aquí a los chicos del orfanato?- preguntó Harry, quien no podía imaginar un lugar menos acogedor para un paseo.

-No aquí, precisamente,- dijo Dumbledore. –Hay una aldea de gente mediocre a mitad de camino a lo largo de los acantilados detrás de nosotros. Creo que llevan a los huérfanos ahí por un poco de aire del mar y una vista de las olas. No, creo que eran solo Tom Riddle y sus jóvenes victimas quienes visitaban este lugar. Ningún muggle podría llegar a este lugar al menos que fueran unos escaladores fuera de lo común, y los botes no pueden acercarse al os acantilados, el agua a su alrededor es muy peligrosa. Imagino que Riddle bajó por aquí, la magia debe haber sido mas útil que las cuerdas. Y trajo a dos niños pequeños con él, probablemente por el placer de aterrorizarlos. Creo que el viaje solos lo pudo haber hecho, ¿no?.

Harry vió lo alto del acantilado y le dieron escalofríos

-Pero su destino final... y el nuestro... es un poco mas lejos. Vamos.

Dumbledore llamó con señas a Harry al borde de la roca donde una serie de lugares dentados hacían puntos de apoyo para los pies debajo de pedruscos que estaban sumergidos a la mitad dentro del agua y mas cercanos acantilado. Era un descenso peligroso y Dumbledore, con un poco de dificultad por su mano marchita, se movía despacio. Las rocas de mas abajo se deslizaban con el agua de mar. Harry pudo sentir gotas frías y saladas de agua chocar en su cara. –Lumus,- dijo Dumbledore, cuando alcanzaba la piedra mas cercana a la cara del acantilado. Miles de rayos de luz dorada chispearon sobre la superficie del agua algunos pues debajo de donde el se agachó; la pared de piedra negra detrás de él también estaba iluminada,

-¿Ves?- dijo Dumbledore despacio, sosteniendo si varita un poco mas alto. Harry vio una grieta en el acantilado en la cual el agua oscura remolinaba. -¿No te importara mojarte un poco?



-No.- dijo Harry

-Entonces quítate tu Capa Invisible, no hay necesidad de ella por ahora... y tomemos una zambullida. Y con la repentina habilidad de un hombre mucho mas joven, Dumbledore bajó del pedrusco, se metió al mar, y comenzó a nadar, con un perfecto braceo, hacia la grieta oscura de la cara de la roca, con su varita sostenida en los dientes. Harry se quito su capa, la guardó en su bolsillo y lo siguió. El agua estaba demasiado fría; la ropa mojada de Harry se movía a su alrededor y por su peso lo jalaba hacia abajo. Tomando grandes respiros que llenaban sus fosas nasales de sal y algas marinas, se dirigió hacia la resplandeciente luz que ahora se movía a lo mas profundo del acantilado. La grieta pronto se abrió en un oscuro túnel que Harry pudo comprobar estaba lleno de agua con la marea alta. Las paredes fangosas estaban separadas por apenas tres pies y brillaban tenuemente como alquitrán mojado al paso de la varita de Dumbledore. Después de avanzar un poco, el callejón daba vuelta a la izquierda, y Harry vio que se extendía lejos entre el acantilado. Continuo nadando con la estela de Dumbledore, las extremidades de sus entumecidos dedos rozaban contra la áspera y húmeda piedra.

Entonces vio a Dumbledore saliendo del agua frente a el, su cabello plateado y oscura túnica se reflejaban. Cuando Harry alcanzó ese punto, encontró escalones que lo llevaron a una gran cueva. Los subió, el agua escurría de su ropa empapada, y al salir tembló incontrolablemente en el frió aire. .

Dumbledore estaba parado a la mitad de la cueva, sostenía en lo alto su varita mientras giraba, examinando las paredes y el techo.

-Si, este es el lugar,- dijo Dumbledore.

-¿Como lo sabe?- dijo Harry en un susurro.

-Ha conocido la magia- dijo simplemente Dumbledore. Harry no podía decir si los temblores que experimentaba eran por el intenso frió o por el mismo saber de los encantamientos. Observó mientras Dumbledore continuaba girando sobre el terreno, evidentemente concentrándose en cosas que Harry no podía ver. –Esta es solo la ante cámara, el salón de entrada,- dijo Dumbledore después de unos momentos. –Necesitamos entrar en el lugar mas profundo... Ahora son obstáculos de Lord Voldemort los que dificultan nuestro camino, mas que los que la naturaleza hizo...

Dumbledore se acercó a la pared de la cueva y la acaricio con sus dedos ennegrecidos, murmurando palabras en una lengua extraña que Harry no entendió. Dumbledore caminó dos veces alrededor de la cueva, tocando la mayor cantidad de roca espera que podía, deteniéndose ocasionalmente, pasando sus dedos atrás y adelante sobre algún lugar en particular, hasta que finalmente se detuvo, presionando completamente su mano contra la pared. –Aquí,- dijo. –Entraremos por aquí, la entrada esta oculta.

Harry no preguntó como es que Dumbledore lo sabía. El nunca había visto a un mago haciendo cosas como esta, simplemente por ver y tocar; pero Harry había aprendido que las explosiones y el humo mostraban muy a menudo mas ineptitud que maestría. Dumbledore se alejó de la pared de la cueva y señaló la roca con su varita. Por un momento, apareció un contorno arqueado, resplandeciendo como si una poderosa luz blanca se encontrada detrás de la grieta.

-!Lo hi-hizo!- dijo Harry atrapes de sus rechinantes dientes, pero antes de que las palabras terminaran de salir de sus labios, la piedra quedó tan lisa y sólida como antes. Dumbledore vio a su alrededor.

-Harry, lo siento, lo olvidé, dijo; ahora señaló a Harry con su varita y al momento, la ropa de Harry estuvo seca y tibia como si hubiera estado enfrente de un fuego ardiente.

-Gracias.- dijo agradecido Harry, pero Dumbledore ya había regresado su atención de a la sólida pared de piedra. No intento ninguna magia, pero simplemente se paró ahí viendo atentamente, como si algo extremadamente interesante estuviera escrito. Harry permaneció quieto; no quería interrumpir la concentración de Dumbledore. Entonces, después de largos minutos, Dumbledore dijo despacio.-OH, seguramente no, demasiado primitivo.

-¿Que pasa Profesor?

-Pienso,- dijo Dumbledore, poniendo su mano ilesa dentro de su túnica y sacando y corto cuchillo de plata de la clase que Harry usaba para picar sus ingredientes de pociones – que tenemos que hacer un pago para pasar.

-¿Un pago? Dijo Harry. ¿Tenemos que darle algo a la puerta?

-Si,- dijo Dumbledore. –Sangre. Si no estoy muy equivocado.

-¿Sangre?

-Dije que era muy primitivo,- dijo Dumbledore, quien sonaba despectivo, incluso decepcionado, como si Voldemort hubiera caído en menor nivel del que Dumbledore esperaba. –La idea, como estoy seguro ya habrás deducido, es que el enemigo se debe debilitar a si mismo para entrar. Una vez mas, Lord Voldemort no entiende que hay cosas peores que el daño físico,

-Si, pero aun así, si puedes evitarlo...- dijo Harry, que había experimentado suficiente con el dolor para no querer mas.

-Algunas veces, como sea, es inevitable.- dijo Dumbledore, haciendo para tras la manga de su túnica y exponiendo el antebrazo de su mano dañada.

-¡Profesor!- protestó Harry, apurándose mientras Dumbledore levantaba su cuchillo. –Yo lo haré, Soy mas...- no sabía lo que iba a decir- joven, ¿adecuado?

Pero Dumbledore sonrió. Hubo un rayo plateado, y unos toques de escarlata; la cara de la piedra fue sazonada con oscuras y relucientes gotas.

-Eres muy amable Harry,- dijo Dumbledore, ahora pasando la punta de su varita por la profunda herida que el mismo se había hecho en el brazo, y sanó instantáneamente, de la forma en la que Snape había curado la herida de Malfoy. –Solo que tu sangre vale mas que la mía. Ah, parece que funciono, ¿no es así?.

El ardiente contorno de plata de un arco apareció una vez mas, y esta vez no se fue. La piedra salpicada con sangre en ella simplemente desapareció, dejando una entrada en lo que parecía una total oscuridad.-Después de mi, creo.- dijo Dumbledore , y caminó a través del arco con Harry en sus talones, encendiendo su varita mientras se iba.

Una vista misteriosa se reveló ante sus ojos: Estaban parados en la orilla de un gran lago, tan grande que Harry no pudo ver la otra orilla, en una caverna tan alta, que el techo quedaba fuera de su vista. Una luz tenue y verdosa brilló a lo lejos en lo que parecía la mitad del lago; reflejada en sin ningún movimiento en el agua debajo de ella. El resplandor verdoso y la luz de las dos varitas eran las únicas cosas que rompían la oscuridad, aun que sus rayos no penetraron tanto como Harry esperaba. La oscuridad era de alguna manera mas densa que la oscuridad normal.

-Caminemos- dijo Dumbledore tranquilamente. –Ten cuidado de no pisar el agua. Permanece cerca de mi. Se puso en camino por la orilla del lago, y Harry lo siguió de cerca. Sus pasos hacían eco, y sonidos como de palmadas en el estrecho borde de roca que rodeaba al agua. Caminaron y caminaron, pero la vista no varió; a un lado de ellos, la áspera pared de la caverna, al otro, la extensión ilimitada de oscuridad lisa y vidriosa, junto en la mitad de la cual se encontraba el misterioso brillo verde. Harry encontró en lugar y el silencio opresivos, estresantes.

-¿Profesor?- dijo finalmente.-¿Cree que el Horcrux este aquí?

-OH si,- dijo Dumbledore. –Si, estoy seguro. La pregunta es, ¿cómo llegamos a él?

-No podríamos... ¿No podríamos simplemente tratar un Encantamiento Convocador?- dijo Harry, seguro de que eso era una estúpida sugerencia. Pero era lo mas inteligente que se le ocurrió para salir de este lugar lo antes posible.

-Ciertamente podríamos,- dijo Dumbledore, parando tan repentinamente que Harry casi choca con él.-¿Por qué no lo haces?

-¿Yo? OH... bueno...- Harry no esperaba esto, pero aclaró su garganta y dijo fuertemente con la varita en alto.-¡Accio Horcrux!

Con un ruido como de una explosión, algo muy grande y pálido eructó desde el agua oscura a unos treinta pies de distancia; antes de que Harry pudiera ver que era, desapareció de nuevo con un chapoteo que hizo una ondulación grande, y profunda en la superficie reflejada. Harry saltó y golpeo contra la pared; su corazón todavía latía con fuerza mientras se volteo hacia Dumbledore.

-¿Qué fue eso?

-Algo, que creo, esta listo para atacar si intentamos llegar al Horcrux.

Harry miró de nuevo el agua. La superficie del lago brillaba una vez mas como un cristal negro: La ondulación había desaparecido con anormal rapidez; el corazón de Harry, aún latía aceleradamente.

-¿Usted cree que eso pase, señor?

-Creo que algo pasara si hacemos un obvio intento de poner nuestras manos en el Horcrux. Esa fue una muy buena idea Harry; fue la manera mas sencilla de descubrir a lo que no enfrentamos

-Pero no sabemos que fue eso,- dijo Harry, viendo a la siniestra y lisa agua

-Lo que esos eran, querrás decir,- dijo Dumbledore.-Dudo mucho que solo haya uno de ellos. ¿Seguimos caminando?

-¿Profesor?

-Si Harry

-¿Cree que vamos a tener que entrar en el lago?

- ¿Meternos? Solo si somos muy desafortunados.

-¿Cree que el Horcrux este en el fondo?

-Oh no.. creo que el Horcrux esta en la mitad.- Y Dumbledore señaló hacia la misteriosa luz verde en el centro del lago.

-¿Entonces tenemos que cruzar el lago para llegar a él?

-Si, eso creo.-Harry no dijo nada, Todos sus pensamientos giraban entorno a monstruos marinos, serpientes gigantes, demonios, kelpies, y espíritus...

-Ajá- dijo Dumbledore, y se detuvo de nuevo; esta vez, Harry realmente chocó contra el; por un momento tocó la orilla de la oscura agua, y la mano sana de Dumbledore lo detuvo con fuerza alrededor de su brazo, trayéndolo de vuelta. –Lo siento Harry, debí haberte advertido. Párate contra la pared por favor; creo que hemos encontrado el lugar.

Harry no tenía idea de lo que Dumbledore quería decir; este pedazo oscuro era exactamente igual q cada uno de los que pudiera recordar, pero Dumbledore parecía haber encontrado algo especial en él. Esta vez estaba corriendo su mano, no sobre la pared rocosa, si no sobre el aire, como si esperara encontrar y agarrar algo invisible.

-OH,- dijo felizmente Dumbledore segundos después. Su mano se encontraba a mitad del aire sobre algo que Harry no podía ver. Dumbledore se acercó al agua. Harry miro nerviosamente como las puntas de los zapatos de hebilla de Dumbledore encontraron el extremo del bode de la roca. Manteniendo su mano presionada en el aire, Dumbledore levantó su varita con la otra y le dio una golpecito a su puño con la punta.

 

Inmediatamente una cadena delgada de color verde cobrizo apareció en el aire, extendiéndose de las profundidades del agua hacia la mano presionada de Dumbledore, este le dio un golpe a la cadena, la cual empezó a deslizarse por su puño como si fuera una serpiente, enrollándose en el suelo con un sonido que hacia eco en las paredes de piedra, sacando algo de las profundidades del agua negra. Harry gimió mientras la fantasmal proa de un pequeño bote rompió la superficie del agua, brillando tan verde como la cadena, y flotando, haciendo apenas algunas ondas hacia el lugar donde Harry y Dumbledore estaban parados.

 

- ¿Cómo supo que estaba ahí?- Preguntó Harry atónito.

- La magia siempre deja un rastro – dijo Dumbledore, al tiempo que el barco golpeaba el banco con un pequeño ruido – algunas veces, rastros muy distintivos – Conozco a Tom Riddle, y su estilo -

 

- ¿Es….es seguro?

 

- OH si, eso creo, Voldemort necesitaba un medio para cruzar el lago sin atraer la ira de esas criaturas que el mismo colocó, en caso de que alguna vez quisiera visitar o llevarse su Horcrux.-

 

- ¿Entonces las cosas esas en el agua no nos harán nada si cruzamos en el bote de Voldemort? -

- Debemos resignarnos al hecho de que si lo harán, en algún punto se darán cuenta de que no somos Lord Voldemort, pero a pesar de eso, nos ha ido bien, nos han permitido elevar el bote -

- Pero ¿porqué nos han dejado? Preguntó Harry, quien no se podía sacar de encima la visión de tentáculos levantándose del agua en el momento que se alejaran del banco.

- Voldemort debió de haber estado confiado de que nadie, excepto un gran mago fuera capaz de encontrar el bote –dijo Dumbledore – pienso que debió de haber estado preparado para el riesgo que era, dentro de su mente, el mas remoto de todos, que alguien lo encontrara, sabiendo que había puesto otros obstáculos mas adelante, que solo el sería capaz de pasar. Ya veremos si tenía razón. –

Harry miró el bote, ere en realidad muy pequeño. – No parece que fuera construido para dos personas, ¿Nos aguantará a los dos? ¿Seremos muy pesados juntos? –

Dumbledore dijo: - Voldemort no se habría preocupado por el peso, sino por la cantidad de poder mágico que cruzara el lago, Pienso que, puso un encantamiento al bote, para que solo un mago pueda cruzar a la vez.

- ¿Pero…entonces…?

- No pienso que tu cuentes Harry, eres mas chico y no estas calificado, Voldemort nunca hubiera esperado que un chico de dieciséis años llegara hasta aquí. Es improbable que tus poderes fueran registrados, en comparación con los míos. – Estas palabras no fueron suficientes para subir la moral de Harry, tal vez Dumbledore lo sabía, porque añadió, - Los errores de Voldemort, Harry, sus errores…la edad es engañosa y olvidadiza, cuando subestima a la juventud…Ahora tu primero, y ten cuidado de no tocar el agua – Dumbledore se paró a un lado y Harry se subió con cuidado al bote. Dumbledore subió también, enrollando la cadena en el piso. Ya estaban los dos adentro. Harry no se pudo sentar, pero cruzó sus rodillas justo sobre la orilla del bote, el cuál empezó a moverse al instante. No había ningún otro sonido mas que el susurro de la proa del bote deslizándose en el agua, se movía sin su ayuda, como si una cuerda invisible lo estuviera jalando hacia la luz que estaba en el centro. Pronto, no pudieron ver las paredes de la caverna, podrían haber estado en el mar, solo que no había olas.

Harry miró hacia abajo y vio el reflejo dorado de la luz de su varita brillando en el agua negra conforme iban avanzando. El bote iba dejando profundas ondas sobre la superficie de vidrio, grietas en el espejo negro.

Y entonces Harry lo vio, mármol blanco, flotando a centímetros de la superficie – ¡Profesor! Dijo, y su voz se hizo un eco fuerte sobre el agua silenciosa.

- ¿Harry?

- Creo que vi una mano en el agua, ¡una mano humana!

- Si, estoy seguro de ello – dijo Dumbledore calmado.

Harry se asomó al agua, buscando a la mano que había desaparecido, y tuvo una sensación extraña en su garganta.

- Entonces, ¿esa cosa que brincó fuera del agua…? – Pero Harry obtuvo la respuesta antes de que Dumbledore pudiera contestar; la luz de la varita se había deslizado sobre un pedazo de agua, y le mostró, esta vez, a un cadáver, yaciendo boca arriba, a unos centímetros bajo el agua, sus ojos abiertos nebulosos, el cabello y la ropa moviéndose alrededor de el como si fuera humo. – ¡Hay cuerpos aquí¡ - dijo Harry, y su voz sonó mucho mas alto y diferente de lo normal.

- Si - dijo Dumbledore tranquilamente, pero no necesitamos preocuparnos por ellos en este momento.

-¿Por el momento?- Repitió Harry, quitando su vista del agua, y volteando hacia Dumbledore.

- No mientras estén meramente flotando pacíficamente debajo de nosotros – dio Dumbledore, - No tenemos nada que temer de un cuerpo, Harry, así como no hay nada que temer de la oscuridad. Lord Voldemort, que secretamente les teme a los dos, no esta de acuerdo. Pero una vez mas, demuestra su falta de sabiduría. Es a lo desconocido a lo que tememos cuando vemos la muerte o la oscuridad, a nada mas. Harry no dijo nada, no quiso discutir, pero encontró horrible la idea de que había cuerpos flotando alrededor de ellos, y lo que era mas, no creía que no fueran peligrosos.

-Pero uno de ellos brincó- dijo, tratando de hacer que su voz fuera baja y calmada como la de Dumbledore, - cuando traté de atraer el Horcrux, un cuerpo salió del lago.

- Si – dijo Dumbledore. – Estoy seguro que cuando tomemos el Horcrux, los encontraremos menos apacibles. Como sea, como muchas criaturas, que yacen en el frío y la oscuridad, le temen a la luz y al calor, los cuales invocaremos para ayudarnos. – Fuego, Harry -, añadió Dumbledore con una sonrisa, en respuesta a la expresión de incredulidad de Harry.

- Oh…bien… - dio Harry rápidamente. Volteó su cabeza para mirar hacia el resplandor verdoso hacia el cual el bote navegaba inexorablemente. No podía pretender que no estaba asustado. El gran lago negro, lleno de la muerte….Le parecía que habían pasado horas desde que se encontró con la profesora Trelwney, que le había dado a Ron y Hermione el Felix Felices…de pronto deseo haber podido despedirse mejor de ellos…y no había visto a Ginny para nada.

- Cerca de ah...í – dijo Dumbledore, cuidadosamente, ciertamente, la luz verdosa, parecía estar creciendo, y en minutos, el bote se había detenido, atracando en algo, que Harry no pudo ver al principio, pero cuando levantó su varita iluminada, vio que habían llegado a una pequeña isla de roca en el centro del lago. – Con cuidado, no toques el agua – dijo Dumbledore de nuevo mientras Harry salía del bote.

La isla no era más grande que la oficina de Dumbledore, una espacio plano de piedra negro, en donde no había nada, excepto la fuente de aquella luz verdosa, la cuál se veía mucho más brillante de cerca. Harry entrecerró lo ojos, al principio creyó que era una lámpara o algo parecido, pero luego vio que la luz provenía de una roca en forma de vasija como el Pensadero, la cuál estaba colocada en lo alto de un pedestal. Dumbledore se aproximó a la vasija, y Harry lo siguió. Uno al lado del otro, lo miraron. La vasija estaba llena de un líquido esmeralda emitiendo aquella luz fosforescentemente.

- ¿Qué es eso? Pregunto Harry silenciosamente.

- No estoy seguro – dijo Dumbledore,- algo mucho más preocupante que la sangre y los cuerpos, como sea – Dumbledore empujo hacia atrás la manga de su capa, sobre su mano negra, y estiró las puntas de sus dedos quemados hacia la superficie de la poción.

- Señor!, no lo toque! -

- No puedo tocarlo – dijo Dumbledore sonriendo, - ¿Ves? , no puedo aproximarme más cerca que esto, trata tu.

 

Harry metió su mano en la vasija y trató de tocar la poción. Encontró una barrera invisible que no le permitió llegar más allá de unos centímetros de ella. No importa cuán duro empujara, sus dedos solo encontraron lo que parecía ser aire sólido y flexible.

 

-Quítate Del camino, por favor, Harry, --dijo Dumbledore. Él levantó su varita mágica e hizo complicados movimientos sobre la superficie de la poción, murmurando silenciosamente. Nada resultó, excepto por el hecho que la poción resplandeció con un poco más de brillo. Harry permaneció callado mientras Dumbledore trabajaba, pero al cabo de un rato Dumbledore retiró su varita mágica, y Harry sintió que era seguro hablar otra vez.


-¿Usted piensa que el Horcrux está allí, señor?

 

-Por supuesto. Dumbledore miró con entrecerrados ojos más detenidamente la vasija. Harry vio su cara reflejada, cabeza abajo, en la superficie lisa de la poción verde. ¿Pero cómo alcanzarla? Esta poción no puede ser penetrada con la mano, desaparecida, separada, excavada, levantada, o sacada, tampoco puede ser transfigurada, hechizada, ni de otra manera puede obligarse a cambiar su naturaleza. Casi distraídamente, Dumbledore levantó su varita otra vez, la giró en espiral una vez en el aire, y luego atrapó la copa de cristal que él había conjurado de la nada. -Sólo puedo concluir que esta poción - se supone - es bebida.

 

-¿qué? - dijo Harry - ¡no!

 

-Sí, creo que sí… sólo bebiendo esto puede yo vaciar la vasija y ver lo que esta arrojado en sus profundidades.


-¿Pero y si … si esto le mata?

 

-Oh, dudo que haga algo como eso - dijo sencillamente Dumbledore. -El señor Voldemort no querría matar a la persona que alcanzó esta isla. Harry no podría creer en eso. ¿Era esto más de la insana determinación de Dumbledore de ver el bien en cada uno?


-Señor- dijo Harry, tratando de conservar su voz razonable –señor, estamos hablando de Voldemort.

 

- Lo siento, Harry; debería haber dicho, él no querría matar inmediatamente a la persona que alcanzó esta isla - se corrigió a sí mismo Dumbledore. - Él querría mantenerlos vivos lo suficiente como para enterarse cómo lograron penetrar hasta ahora a través de sus defensas y, lo más importante de todo, por qué estaban tan ocupados vaciando la vasija. No me olvido que Lord Voldemort cree que él es el único que conoce acerca de su Horcruxes.

 

Harry intentó hablar otra vez, pero esta vez Dumbledore levantó su mano para mantenerlo en silencio, mirando ligeramente ceñudo el líquido esmeralda, evidentemente pensando con rapidez. –Indudablemente - dijo, finalmente - esta poción debe actuar de un modo que deberá advertir que estoy tomando al Horcrux. Me podría paralizar, hacer que yo olvide para qué estoy aquí, crear tanto dolor que me distraiga, o me vuelva incapaz de algún otro modo. Si este fuera el caso Harry, será tu trabajo asegurarte que siga bebiendo, incluso si tienes que inclinar bajo mi protesta la poción en mi boca ¿entiendes?

 

Sus ojos pusieron sobre la vasija, tenía pálida la cara alumbrada con esa extraña luz verde. Harry no habló. ¿Era por esto para lo que lo habían hecho venir?, de modo que él pudiera hacer beber a la fuerza a Dumbledore una poción que podría causarle un dolor insoportable?

 

-¿Recuerdas - dijo Dumbledore - la condición que puse cuando te traje con conmigo?

 

Harry vaciló, mirando directamente a los ojos azules que se habían vuelto verdes con la luz reflejada de la vasija.


-Claro que si


-Juraste, que seguirías cualquier orden

 

-Sí, pero...


-¿No te advertí, que podría haber algo peligro?

 

-Sí - dijo Harry, - pero…

 

-Pues bien, entonces - dijo Dumbledore, sacudiendo sus mangas hacia atrás una vez más y levantando la copa vacía, - ya tienes mis órdenes.

 

-¿Porqué no puedo beber la poción en su lugar?- preguntó Harry desesperadamente.

 

-Porque soy mucho más grande, mucho más listo, y mucho menos... valioso – Dijo Dumbledore - ¿de una vez por todas, Harry, tengo tu palabra que harás todo lo posible para que permanezca bebiendo?


-¿no podría…?


-¿la tengo?


-Si pero...


--Tu palabra, Harry…

-Yo… está bien, pero....

 

Antes de que Harry pudiera realizar cualquier otra protesta, Dumbledore bajó la copa de cristal en la poción. En un abrir y cerrar de ojos, Harry esperó que no pudiese tocar la poción con la copa, pero el cristal se hundió en la superficie como si no hubiera nada; cuando la copa estaba llena hasta rebalsarse, Dumbledore la levantó hacia su boca. –A tu salud, Harry.

 

Y él acabó rápidamente la copa. Harry observó, aterrorizado, sus manos estaban agarrando el borde de la vasija en forma tan dura que las puntas de los dedos estaban entumecidas.

 

- ¿Profesor? - dijo ansiosamente, cuando Dumbledore bajó la copa vacía. -¿cómo siente usted?

 

Dumbledore negó con la cabeza, sus ojos cerrados. Harry se preguntó si él sentía mucho dolor. Dumbledore zambulló el vaso ciegamente de vuelta en la vasija, lo rellenó, y bebió otra vez.

 

En silencio, Dumbledore bebió tres copas llenas de la poción. Luego, a mitad de la cuarta copa, él se tambaleó y cayó adelante contra de la vasija. Sus ojos estaban todavía cerrados, su respiración era entrecortada.


-¿Profesor Dumbledore? -dijo Harry, esforzando su voz -¿me puede oír?

 

Dumbledore no contestó. Su cara estaba tirante como si él estuviera profundamente dormido, pero soñando un sueño horrible. Su agarre sobre la copa se aflojaba. La poción estaba a punto de rebalsarse, por ello. Harry se tiró hacia delante y agarró la copa de cristal, sosteniéndola para estabilizarla. -¿Profesor, puede usted oírme? - repitió fuerte, su voz resonaba por la caverna.

 

Dumbledore jadeó y luego habló en una voz que Harry no reconoció, pues él nunca había oído a Dumbledore tan asustado.


- No quiero. . . No me haga …

 

Harry miró perdidamente hacia la blanca cara que conocía tan bien, la nariz encorvada y las gafas de medias lunas, y no supo qué hacer.


- No quiero más... quiero detenerme... - gimió Dumbledore.

 

- Usted... usted no puede detenerse, Profesor - dijo Harry. - ¿Usted debe seguir bebiendo, recuerda? Usted me dijo que tiene que mantenerse bebiendo.

-Aquí... - odiándose, asqueado por lo que él le estaba haciendo, Harry forzó la copa de regreso hacia la boca de Dumbledore y la volcó, a fin de que Dumbledore bebiera el resto de la poción.

 

- No...-- él gimió, cuando Harry bajó la copa de vuelta a la vasija y la rellenó para él. - No quiero… no quiero... déjeme ir…

 

-Todo está bien, Profesor - dijo Harry, con sus manos temblorosas. -Está bien, yo estoy aquí.


-Que se detenga, … que se detenga … -dijo Dumbledore en un gemido.

 

- Sí… sí, esto lo hará detenerse -mintió Harry. Él inclinó el contenido de la copa en la boca abierta de Dumbledore. Dumbledore gritó; el ruido hizo eco por todo los alrededores de la gran cámara, a través del agua totalmente negra.

 

- No, no, no, no, … yo no puedo, … yo no puedo, … no me hagas esto... te lo advierto, detente.

 

-¡Está bien, profesor, está bien! - dijo Harry con fuerza, sus manos temblaban tanto que él apenas podría levantar en ellas la sexta copa llena de la poción; la vasija estaba ahora medio vacía. - Nada le ocurre, usted está a salvo, no es real, juro que no es real – tome esto, tenga, tome esto ... - y obedientemente, Dumbledore bebió, como si fuese un antídoto ofrecido por Harry, pero al reducir drásticamente la copa, él se cayó sobre sus rodillas, sacudiéndose incontrolablemente.

 

-Es todo mi culpa! … todo mi culpa!- sollozó. - Por favor detente, sé que fue mi culpa, oh por favor detente y no lo haré nunca!, nunca más!

 

-Esto hará que termine, Profesor - dijo Harry, con voz aguda cuando inclinó el séptimo vaso de poción hacia la boca de Dumbledore.

 

Dumbledore comenzó a acobardarse como si torturadores invisibles lo rodearan; Su mano atontada casi tiró la copa de las manos estremecidas de Harry, cuando gimió, - No los lastimes, no los lastimes, por favor, por favor, es mi culpa, lastímame a mi en lugar de ellos…

 

-Aquí, beba esto, beba esto, usted estará bien - dijo desesperado Harry, y otra vez Dumbledore le obedeció, abriendo la boca mientras tenía sus ojos totalmente cerrados y temblaba de pies a cabeza. Y ahora él cayó hacia adelante, gritando otra vez, golpeando sus puños en la tierra, mientras Harry llenaba la novena copa.


-Por favor, por favor, por favor, no ... no eso, no eso, haré cualquier cosa…


- Solo beba, Profesor, solo beba…

 

Dumbledore bebió como un niño muriendo de sed, pero cuando terminó, gritó otra vez como si sus entrañas estuvieran ardiendo.

 

– No más, por favor, no más…

 

Harry recogió la décima copa llena de poción y sintió el cristal raspar el fondo de la vasija. – Estamos cerca, Profesor. Beba esto, bébalo…

 

Soportó los hombros de Dumbledore y otra vez, Dumbledore bebió drásticamente el vaso; cuando Harry estaba parado otra vez, rellenando la copa Dumbledore comenzó a gritar con más angustia que nunca -Quiero morir! ¡Quiero morir! ¡Haz que se detenga, haz que se detenga, quiero morir!...


- Beba esto, Profesor. Beba esto…


Dumbledore bebió, y no había termino cuando gritó -¡Mátame!

 

¡Este… sólo este más! - Harry dijo jadeando. – Solo beba esto... ¡Esto terminará... todo terminará!- Dumbledore tragó saliva en la copa, bebió drásticamente cada última gota, y luego, con un gran grito de asombro, que confundía, giró su cara.

 

-¡No!- gritó Harry, quien había tenido la posibilidad de rellenar la copa otra vez; en lugar de eso dejó caer la copa en la vasija, se precipitó abajo al lado de Dumbledore, y lo levantó sobre su espalda; los cristales de los anteojos de Dumbledore estaban torcidos, su boca entreabierta, sus ojos cerrados. –¡No!- dijo Harry sacudiendo a Dumbledore, -no, usted no está muerto, usted dijo que esto no era veneno, despiértese, despiértese … ¡Rennervate! - gritó, señalando el pecho de Dumbledore con su varita mágica; hubo un destello de luz roja pero nada ocurrió - ¡Rennervate! … ¡señor, por favor!

 

Los párpados de Dumbledore se movieron palpitantes; el corazón de Harry saltó, -¡señor, que hace usted!

 

-Agua, -dijo Dumbledore.

 

-Agua..., - jadeó Harry. – Sí... –- se lanzó a sus pies y agarró la copa que había echado en la vasija; él apenas vio el guardapelo de oro yaciendo ensortijado bajo él.

-¡Aguamenti!- gritó, tocando la copa con su varita. La copa se llenó de agua clara; Harry echado de rodillas al lado de Dumbledore, levantó su cuello, y llevó el vaso para sus labios – pero estaba vacío. Dumbledore gimió y comenzó a jadear.

 

-¡Pero si yo lo hice! …espera … ¡Aguamenti! - Dijo Harry otra vez, apuntando su varita en la copa. Otra vez, por un segundo, el agua clara brilló dentro de ella, pero cuando él la acercó a la boca Dumbledore, el agua desapareció otra vez.

 

-¡Señor, yo lo intento, lo intento!- dijo Harry desesperadamente, pero él no pensaba que Dumbledore pudiera oír; había comenzado a girar hacia un lado, agonizando mientras jadeaba ruidosamente.

 

-¡Aguamenti! …¡Aguamenti! …¡AGUAMENTI!

 

La copa se llenó y vació una vez más. Y ahora la respiración de Dumbledore se desvanecía. Su cerebro daba vueltas lleno de pánico, Harry sabía, instintivamente, el único camino que tenía para conseguir el agua, porque Voldemort lo había planificado así... Él se arrojó al borde de la roca y sumergió la copa en el lago, subiéndola rebosante de agua helada que no desapareció.

 

-¡Señor, aquí! - Harry gritó, y abalanzándose, él inclinó el agua torpemente sobre la cara de Dumbledore.

 

Esto era lo mejor que él podía hacer, pero el sentimiento helado del brazo que sostenía la taza no era por el frío persistente del agua. Una blanca mano fangosa había agarrado su muñeca, y la criatura a quien ésta pertenecía lo tiraba, despacio, hacia atrás a través de la roca. La superficie del lago ya no era un suave espejo; se agitaba, y por todas partes Harry veía cabezas blancas y las manos surgían del agua oscura, hombres y mujeres y los niños con ojos hundidos, ciegos se movían hacia la roca: El ejército muerto de rebelión del agua negra.

 

-¡Petrificus Totalus! - gritó Harry, luchando para adherirse a la empapada superficie lisa de la isla cuando él señaló con su varita mágica en el Inferius que tenía su brazo. Esto lo liberó, cayendo hacia atrás en el agua con un chapoteo; él trepó a sus pies, pero muchos Inferi más ya subían en la roca, sus manos huesudas que agarran su superficie deslizadiza, sus ojos en blanco, helados sobre él, arrastrando trapos empapados, mirándole con lasciva, las caras hundidas.

 

-¡Petrificus Totalus!- gritó Harry, luchando para pegársele a la superficie suave, remojada de la isla como él apuntó su varita en los Inferius que tuvo su brazo. Le soltó, cayendo atrás en el agua salpicándola; él gateó para atrás, pero muchos Inferi más ya estaban escalando la roca, sus manos huesudas dándo zarpazos a su superficie resbaladiza, sus ojos en blanco, escarchados en él, el arrastramiento empapó de agua los harapos, caras hundidas echando una mirada de soslayo.

 

-¡Petrificus Totalus! - Harry gritó otra vez, retrocediendo lejos, cuando él golpeó su varita mágica en el aire; seis o siete de ellos retrocedieron, pero más venían hacia él.

 

-¡Impedimenta! ¡Incarcerous! - Algunos de ellos tropezaron, uno o dos de ellos saltaban las cuerdas, pero los que subían por la roca detrás de ellos simplemente pasaban sobre los cuerpos caídos. Sacudiendo como un cuchillo en el aire su varita mágica, Harry gritó - ¡Sectumsempra!... ¡SECTUMSEMPRA! - Pero aunque las incisiones aparecieron en sus trapos empapados y su piel helada, ellos no tenían sangre que se derramara: siguieron insensibles con sus manos contraídas y extendidas hacia él, y como él retrocedió todavía más atrás, sintió los brazos amarrándolo por detrás, el frío de los brazos vacíos de carne como la muerte, y sus pies dejaron la tierra. Lo levantaron y comenzaron a llevarlo, lenta y seguramente, de nuevo al agua añil, él sabía que no había retorno, que lo ahogarían, y se convertiría en un guardián muerto más de un fragmento del alma destrozada de Voldemort.

 

Pero entonces, a través de la oscuridad, el fuego estalló: carmesí y oro, un anillo de fuego que rodeó la roca de modo que el Inferi que sostenía tan fuerte a Harry tropezó y vaciló; ellos no se atrevieron a pasar por las llamas para entrar al agua. Dejaron caer a Harry; que golpeó la tierra, resbaló sobre la roca, y se cayó, rozando sus brazos, entonces se volvió, sostuvo su varita y se quedo mirando fijamente alrededor.

 

Dumbledore estaba de pie otra vez, pálido como todos los Inferi, pero también más alto que ellos, el fuego brillaba en sus ojos; su varita mágica fue levantada como una antorcha y de su punta emanaron las llamas, como un lazo enorme, rodeando a todos ellos con el calor. Los Inferi chocaron el uno con el otro, en el intento, a ciegas, de evitar el fuego en el cual ellos estaban dentro...

 

Dumbledore sacó el medallón del interior de la vasija de piedra y lo guardó dentro de su túnica. En silencio, él gesticuló para que Harry viniese a su lado. Distraído por las llamas, el Inferi pareció inconsciente que su presa se escapaba cuando Dumbledore llevó a Harry de vuelta al bote, con el anillo de fuego moviéndose alrededor de ellos, el Inferi desconcertado los acompañó al borde del agua, por donde sigilosamente salieron agradecidos de sus aguas oscuras.

 

Harry, que temblaba por todas partes, pensó por un momento que Dumbledore no podría poder trepar en el bote; él se tambaleó un poco cuando lo intentó; todos sus esfuerzos parecieron concentrarse en mantener el anillo de llama protectora alrededor de ellos. Harry lo agarró y le ayudó a regresar a su asiento. Una vez que estuvieron ambos sentados de forma segura dentro, el bote comenzó a moverse hacia atrás, a través del agua negra, fuera de la roca, todavía rodeados por ese anillo de fuego, parecía que el Inferi que rondaba debajo de ellos no se atrevió a salir a flote.

 

-Señor, -dijo Harry jadeado, -señor, me olvidé ... – se abalanzaban sobre mí y me aterroricé – acerca del fuego…

 

Dumbledore murmuró -¡muy comprensible! -. Harry estaba alarmado al oír qué tan débil era su voz.

 

Alcanzaron la orilla con un pequeño golpe y Harry saltó hacia fuera, luego giró rápidamente para ayudar a Dumbledore. En el momento que Dumbledore alcanzó la orilla él dejó caer la mano de su varita mágica; el anillo de fuego desapareció, pero el Inferi no surgió otra vez del agua. El pequeño barco se hundió en el agua una vez más; haciendo un sonido como tintineo, su cadena se deslizó tras él también en el lago. Dumbledore dio un gran suspiro y se apoyó contra la pared de la caverna.

 

 

- Estoy débil...- dijo.

 

- No se preocupe, señor, - dijo Harry inmediatamente, nervioso por la palidez extrema de Dumbledore y por su aire de agotamiento. - No se preocupe, nos recuperaremos.... Apóyese sobre mí, señor...

 

Y colocando el brazo ileso de Dumbledore alrededor de sus hombros, Harry guió a su director de regreso alrededor del lago, soportando la mayor parte de su peso.

 

- La protección estaba ... después de todo él ... bien diseñado, -- dijo Dumbledore apenas. - Uno solo no podía haberlo hecho... Lo hiciste bien, muy bien, Harry...

 

- No hable ahora, - dijo Harry, temiendo por cuan débil se había vuelto la voz de Dumbledore, y cuánto sus pies se arrastraban ahora. - Ahorre su energía, señor... Pronto estaremos fuera de aquí...

 

- La arcada se habrá sellado otra vez... mi cuchillo... -Eso no será necesario, yo ya tengo un corte, - dijo Harry firmemente. - sólo dígame donde...

 

- Aquí... - Harry desvistió su antebrazo lastimado sobre la piedra. Habiendo recibido su tributo de sangre, la arcada volvió a abrirse al instante. Ellos cruzaron la cueva externa, y Harry ayudó a Dumbledore nuevamente dentro del agua de mar helada que llenó la grieta en el acantilado.

 

- Todo estará bien, señor, - dijo Harry repetidamente, preocupado más por el silencio de Dumbledore de lo que él había estado por su voz debilitada -Estamos casi allí... puedo Aparecernos a ambos de vuelta... no se preocupe...

 

- No estoy preocupado, Harry - dijo Dumbledore, su voz sonó un poco más fuerte a pesar del agua congelante. - Estoy contigo.

 


Date: 2015-12-11; view: 495


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