Home Random Page


CATEGORIES:

BiologyChemistryConstructionCultureEcologyEconomyElectronicsFinanceGeographyHistoryInformaticsLawMathematicsMechanicsMedicineOtherPedagogyPhilosophyPhysicsPolicyPsychologySociologySportTourism






Capítulo 25: La Adivina Casualmente Escuchada

 

El hecho de que Harry Potter estuviera saliendo con Ginny Weasley parecía interesar a mucha gente, la mayoría eran chicas, durante las siguientes semanas Harry se encontró estrenando una cierta indiferencia a las murmuraciones. Después de todo era un cambio agradable que se hablara de él a causa de algo que lo hacía más feliz de lo que podía recordar haber estado por un largo tiempo, en lugar de por haber estado involucrado en terribles episodios de magia negra.

 

-Se podría pensar que la gente tiene temas mejores para murmurar- dijo Ginny, mientras se sentaba en el suelo del cuarto común, recargada en las piernas de Harry leyendo el Profeta. -Tres ataques de dementores en una semana y todo lo que hace Romilda Vane es preguntarme que si es cierto que tienes un Hipógrifo tatuado en el pecho.

 

Ron y Hermione se morían de risa. Harry los ignoró.

 

-¿Qué le contestaste?-

 

-Le dije que era un Cola de Cuerno Húngaro- dijo Ginny pasando una página del periódico distraídamente.

 

-Gracias- dijo Harry frunciendo el ceño- ¿y qué les dijiste que tiene Ron?-

 

-Una emanación de Pigmeo- dijo Ginny- pero no les dije dónde-

 

Ron frunció el ceño mientras Hermione se revolcaba de risa.

 

-Cuidado- dijo con tono de advertencia a Harry y a Ginny -sólo porque les di permiso no significa que no se los pueda retirar.

 

-Tu permiso- se burló Ginny -¿desde cuándo me das permiso de hacer algo? De cualquier manera, tu mismo dijiste que preferías que fuera Harry a Michael o Dean.

 

-Bueno sí lo prefiero- dijo Ron con resentimiento -Y eso siempre que no empiecen a besarse en público-

 

-Tremendo hipócrita! ¿Te acuerdas de ti y de Lavender, enredados como un par de lombrices por todas partes?- Preguntó Ginny.

 

Pero la tolerancia de Ron no iba a ser puesta a prueba mucho más tiempo conforme avanzaban al mes de junio, porque el tiempo de estar juntos de Harry y Ginny estaba cada vez más restringido. Los Exámenes de Ginny se estaban acercando y por lo tanto se veía obligada a hacer correcciones por horas durante la noche. En una de estas noches, cuando Ginny se había retirado a la biblioteca y Harry se encontraba sentado junto a la ventana en la sala común, supuestamente terminando su tarea de Herbología pero en realidad recordando una hora particularmente feliz que había pasado junto al lago con Ginny a la hora de la comida, Hermione se arrebujó en el asiento entre él y Ron con una expresión molesta y cargada de sentido en la cara.

 

-Tengo que hablar contigo, Harry-

 

-¿De qué?- Dijo Harry cargado de sospechas, sólo el día anterior Hermione le había dicho que se alejara porque estaba distrayendo a Ginny cuando debería de estar esforzándose para los exámenes.



 

-Del mal llamado Príncipe Mestizo-

 

-Oh no otra vez- gruñó -¿no podrías dejar el tema?-

 

No se había atrevido a regresar al Cuarto de los Menesteres para recuperar su libro y por lo tanto su desempeño en Pociones estaba sufriendo (aunque Slughorn, que aprobaba que saliera con Ginny, lo atribuía alegremente a que Harry estaba enamorado). Pero Harry estaba seguro de que Snape no había perdido la esperanza de poner sus manos en el libro del Príncipe y estaba determinado a dejarlo en donde estaba para mantener a Snape alejado del asunto.

 

-No voy a dejar el tema- dijo Hermione con firmeza -hasta que hayas terminado de escucharme. Últimamente he estado tratando de encontrar algo sobre quién podría hacer un hobbie de inventar Hechizos oscuros-

 

-Él no ha hecho un hobbie de eso-

 

-Él, él ¿Quién dijo que es un él?

 

-Ya hemos pasado por esto- dijo Harry enojado-¡Príncipe, Hermione Príncipe!-

 

-Correcto-dijo Hermione con manchas rosadas en sus mejillas mientras sacaba un antiguo pedazo de papel impreso de su bolsa y lo arrojaba en la mesa frente a Harry, ¡mira eso! ¡mira la foto!-

 

Harry levantó el pedazo arrugado de papel y se fijó en la fotografía móvil, lanzó una exclamación, Ron se inclinó para ver también. La fotografía mostraba a una chica flaca de aproximadamente quince años. No era bonita, se veía simultáneamente enojada y huraña, con cejas pesadas y una cara larga y pálida. Bajo la foto estaba el texto: Eileen Prince, Capitán del Equipo de Hogwarts Gobstones.

 

-Y qué, dijo Harry- revisando el pequeño artículo de noticias al que pertenecía la foto, más bien era una historia aburrida de competencias interescolares.

 

-Su nombre era Eileen Prince. Prince, Harry-

 

Se miraron los dos y Harry se dio cuanta de lo que estaba tratando de decir Hermione y estalló en carcajadas.

 

-De ninguna manera-

 

-¿Qué?-

 

-Tú crees que ella es el …. mestizo Sangre Sucia? No por favor-

 

-Bueno ¿por qué no? ¡En el mundo de la hechicería no existen verdaderos príncipes! O es un apodo, un título inventado que alguien se da a sí mismo o podría ser un nombre real ¿o no? ¡no, escucha! Si, digamos su padre era un hechicero cuyo apodo o apellido era “Príncipe” y su madre era una sangre sucia entonces esto la haría un Prince sangre mezclada.

 

-Escucha Hermione puedo decir que no es una mujer, tan sólo puedo decirlo-

 

-La verdad es que tú no piensas que una mujer podría ser lo bastante inteligente-dijo Hermione enojada.

 

-¿Cómo puedo haber pasado contigo cinco años y pensar que las mujeres no son inteligentes?- Dijo Harry, pasmado. -Es la forma en que escribe. Sólo sé que el Príncipe fue un éxito, lo puedo asegurar. Esta niña no tiene nada que ver con esto. ¿De dónde sacaste esto de cualquier manera?

 

-De la biblioteca- dijo Hermione en forma predecible. Existe ahí una enorme colección de antiguos Profetas – Bueno me voy a averiguar más acerca de Eileen Prince si puedo.-

 

-Que lo disfrutes- dijo Harry irritado.

 

-Claro que sí- contestó Hermione. - Y el primer lugar en el que voy a buscar- le espetó mientras llegaba al agujero en el retrato -es en Registros Antiguos Premios por Pociones-

 

Harry se quedó viendo ceñudo al lugar por el que había salido durante un momento y luego continuó su contemplación del cielo que oscurecía.

 

-Lo que pasa es que no pudo soportar que la hayas superado en pociones- dijo Ron regresando a su copia de Mil Hierbas Mágicas y Fungi.

 

-No crees que esté loco por querer recuperar ese libro ¿o sí?

 

-Por supuesto que no- dijo Ron con firmeza. -El Príncipe era un genio. Sin su advertencia sobre el bezoar …- pasó su dedo significativamente por su propia garganta -yo no estaría aquí para discutirlo, verdad? Quiero decir, no digo que el hechizo que usaste en Malfoy no estuviera sensacional-

 

-Tampoco yo- dijo Harry rápidamente.

 

-Pero se curó de inmediato, no es cierto? Estuvo de pie en un segundo.

 

-Sí -dijo Harry esto era perfectamente cierto, aunque su conciencia remordía ligeramente todo el tiempo. -Gracias a Snape…-

 

-¿Todavía tienes castigo con Snape este sábado?- Continuó Ron.

 

-Sí y el sábado siguiente y el siguiente- suspiró Harry. -Y está insinuando ahora que si no consigo tener listas todas las cajas para el final del término escolar seguiremos el siguiente año.-

 

Estas detenciones le parecían particularmente molestas porque reducían todavía más el ya limitado tiempo que podría pasar con Ginny. De hecho frecuentemente meditaba a últimas fechas si Snape no estaría enterado, porque estaba reteniendo a Harry cada vez más tarde, al mismo tiempo que hacía venenosos comentarios acerca de que Harry se tenía que perder del buen tiempo y las variadas oportunidades que este ofrecía.

 

Harry estaba estremeciéndose con estas amargas reflexiones cuando apareció a su lado Jimmy Peakes, estirando hacia él un rollo de pergamino.

 

-Gracias Jimmy. ¡Ay, es de Dumbledore!- Dijo excitadamente Harry, desenrollando el pergamino y revisándolo. -Quiere que vaya a su oficina tan pronto como pueda.-

 

Se miraron uno al otro.

 

-Rayos- susurró Ron. -¿No piensas que… haya averiguado…?

 

-Mejor voy a averiguar ¿no crees?’-Dijo Harry, poniéndose en pié.

 

Se apresuró a salir del cuarto común y a atravesar el corredor del séptimo piso tan rápidamente como pudo, encontrándose sólo con Peeves que se deslizaba en la dirección opuesta, tirando trozos de tiza a Harry de una manera más bien rutinaria y lanzando sonoras carcajadas mientras esquivaba los ademanes defensivos de Harry. En cuanto se desvaneció Peeves, los corredores quedaron silenciosos; como sólo quedaban quince minutos para el toque de queda, la mayoría se había retirado a sus salas comunes.

 

Entonces Harry escuchó un grito y un sonido de una botella al estrellarse. Se paró en seco, escuchando.

 

-Cómo te atreves ¡aaargh!

 

El ruido salía de un corredor cercano, Harry corrió hacia él con su varita lista, y al dar la vuelta a la esquina vio a la Profesora Trelawney despatarrada en el suelo con la cabeza enredada en uno de sus muchos chales, con varias botellas de jerez tiradas a su alrededor y una de ellas rota.

 

-Profesora-

 

Harry corrió en su dirección y ayudó a la Profesora Trelawney a ponerse de pie. Algunas de sus brillantes perlas se habían enredado con sus anteojos. Tosió fuertemente, aplacó su cabello y se puso de pié apoyándose en el brazo de Harry.

 

-¿Qué pasó Profesora?-

 

-¡Qué preguntas!- Dijo excitadamente. -estaba yo paseando, meditando acerca de ciertos portentos Oscuros que he encontrado…-

 

Pero Harry no le estaba poniendo mucha atención, acababa de darse cuenta de en dónde estaban parados: ahí a la derecha estaba el tapiz de los troles bailando y a la izquierda, el espacio liso de la pared de piedra que disimulaba –

 

-Profesora ¿estaba usted tratando de entrar en el cuarto de los menesteres?

 

-…presagios que he estado revisando - ¿qué?-

 

De repente pareció cambiada

 

-El Cuarto de los Menesteres- repitió Harry -¿Estaba usted tratando de entrar ahí?-

 

-Yo… bueno… yo no sabía que los estudiantes supieran que existe –

 

-No todos- dijo Harry. -pero ¿qué pasó? Usted gritó… sonó como si estuviera lastimada….-

 

-Yo… bueno- dijo la Profesora Trelawney, acomodando sus chales a su alrededor defensivamente y mirándolo con sus agrandados ojos -yo quería… ah… depositar ciertos… um… objetos personales en el cuarto… - y murmuró algo acerca de acusaciones injustas.

 

-Correcto- dijo Harry mirando las botellas de jerez. -¿Pero no pudo entrar y ocultarlas?-

 

Le pareció muy raro, después de todo el Cuarto se había abierto para él cuando había querido esconder el libro del Príncipe Mestizo.

 

-Oh, entré sin problemas- dijo la profesora Tralawney mirando a la pared. -¡Pero había alguien dentro!-

 

-¿Alguien dentro? ¿Quién?- Preguntó Harry. -¿Quien estaba ahí?-

 

-No tengo idea- dijo la Profesora Trelawney pareciendo sorprendida de la urgencia de la voz de Harry -entré en el cuarto y escuché una voz algo que nunca había sucedido en todos mis años de esconder… de usar el Cuarto, quiero decir-

 

-¿Una voz? ¿Qué decía?

 

-No creo que estuviera diciendo nada- dijo la profesora Trelawney. -Estaba… armando jaleo.

 

-¿Armando jaleo?

 

-¿Alegremente?- dijo asintiendo.

 

Harry se le quedó mirando

 

-¿Era hombre o mujer?’¡

 

-Me atrevería a decir que era hombre.- Dijo la Profesora Trelawney

 

-¿y parecía contento?

 

-Muy contento- dijo la profesora Trelawney con desprecio.

 

-¿Como si estuviera celebrando?’¡

 

-Definitivamente.

 

-Y luego…

 

-Entonces pregunté, “¿quién está ahí?”

 

-¿No supo usted quien era sin preguntar?- Le preguntó Harry ligeramente frustrado.

 

-El Ojo Interior- dijo la profesora Trelawney con dignidad alisando sus chales y muchos hilos de brillantes perlas -estaba fijo en asuntos que se encuentran muy alejados del ámbito de voces que arman jaleo.

 

-Claro- dijo Harry apresuradamente, había oído hablar del Ojo Interior de la Profesora Trelawney con demasiada frecuencia últimamente -¿y le dijo la voz quién estaba ahí?

 

-No, no lo hizo- dijo ella. -De repente todo se obscureció y lo siguiente que supe fue que estaba siendo lanzada fuera del Cuarto-

 

-¿Y usted no lo vio venir?- dijo Harry, sin poderlo impedir.

 

-No, no lo vi, fui sorpren… – se detuvo y lo miró con sospecha.

 

-Pienso que sería mejor contarle al Profesor Dumbledore- dijo Harry. -Él debería saber que Malfoy está celebrando… quiero decir, que alguien la lanzó a usted fuera del Cuarto.

 

Para su sorpresa, la Profesora Tralawney se estiró ante esta sugerencia, mirándolo altivamente.

 

-El Director me ha confiado que preferiría menos visitas de mi parte- dijo fríamente. -No soy el tipo de gente que impone su compañía a los que no la valoran. Si Dumbledore prefiere ignorar las advertencias que muestran las cartas –

 

Su mano huesuda se cerró alrededor del brazo de Harry

 

-Una y otra vez, sin importar cómo las eche –

 

Y sacó una carta dramáticamente de entre sus chales.

 

– La torre partida por el rayo- murmuró. -Calamidades, desastres. Cada vez más cerca…

 

-Claro- dijo Harry otra vez. -Bueno de todas formas pienso que debería decir a Dumbledore acerca de esta voz y de todo oscureciéndose y haber sido lanzada fuera del Cuarto.

 

-¿Así lo crees?’- la Profesora Trelawney pareció considerar el asunto por un momento, pero Harry intuyó que le gustaba la idea de volver a contar su pequeña aventura.

 

-Voy a verlo en este momento- dijo Harry. -Tengo una reunión con él. Podríamos ir juntos.

 

-Bueno, en ese caso- dijo la Profesora Trelawney con una sonrisa. Se agachó, recogió sus botellas de jerez y las depositó sin ceremonias en un florero azul y blanco que se encontraba en un nicho cercano.

 

-Te echo de menos en mis clases Harry- dijo de manera espiritual, mientras se ponían en camino juntos. -Nunca fuiste un gran vidente…. Pero eras un maravilloso objeto…-

 

Harry no contestó, había aborrecido ser el Objeto de las predicciones de desastres de la Profesora Trelawney.

 

-Tengo miedo- continuó ella -de que la jaca… lo siento, el Centauro… no sabe nada de cartomancia. Le pregunté de un vidente a otro que si no había sentido las vibraciones distantes de catástrofes que se acercan. Pero me pareció que me encontraba cómica. ¡Sí, cómica!

 

Empezó a levantar la voz medio histérica y Harry captó un poderoso tufo a jerez aunque las botellas se habían quedado atrás.

 

-Tal vez el caballo ha escuchado a la gente decir que yo no he heredado el don de mi tatara tatara abuela. Estos rumores han sido diseminados por gente celosa durante años. ¿Sabes lo que le digo a esa gente, Harry? ¿Me habría permitido Dumbledore que enseñara en esta gran escuela y mostrado tanta confianza durante todos estos años, si no le hubiera yo demostrado mi talento?

 

Harry murmuró algo ininteligible.

 

-Recuerdo bien mi primera entrevista con Dumbledore- siguió la Profesora Trelawney, en tonos guturales. -Por supuesto estaba profundamente impresionado, profundamente impresionado…. Yo me estaba alojando en la Cabeza de Cerdo, lo que no recomiendo, incidentalmente hay bichos en las camas querido niño, pero la economía estaba mal. Dumbledore me hizo la cortesía de visitarme en mi cuarto en la posada. Me preguntó… debo confesar que al principio, pensé que sentía cierta desconfianza por la adivinación… y recuerdo que me estaba empezando a sentir un poco incómoda, yo no había comido gran cosa ese día. ….. pero entonces…

 

Entonces Harry estaba prestando toda su atención por primera vez, porque sabía lo que había ocurrido; la profesora Trelawney había hecho la profecía que había alterado el curso de toda su vida, la profecía acerca de él y Voldemort.

 

-¡…Pero entonces fuimos groseramente interrumpidos por Severus Snape!-

 

-¿Qué?

 

-Si se escuchó una conmoción fuera de la puerta y ésta se abrió bruscamente, y ahí estaba ese tosco barman parado con Snape, quien estaba balbuceando algo acerca de haberse equivocado de escaleras, aunque me temo que yo más bien pensé que había sido sorprendido escuchando atrás de la puerta en mi entrevista con Dumbledore, ya ves en ese tiempo él mismo estaba buscando trabajo y sin duda esperaba obtener algunas ideas. Bueno después de eso, tú sabes, Dumbledore se encontró mucho más dispuesto a darme un trabajo y no pude evitar pensar, Harry que era porque pudo apreciar el marcado contraste entre mis modales modestos y silencioso talento, comparado con el escandaloso y presionante joven que estaba dispuesto a espiar por las cerraduras de las puertas.

 

Volteó a ver por sobre su hombro, habiéndose dado cuenta de que Harry ya no se encontraba con ella, había dejado de caminar y ahora estaban separados por una distancia de diez pies.

 

-¿Harry?- repitió dudosa.

 

Tal vez su cara estaba blanca, porque ella se veía preocupada y asustada. Harry estaba petrificado mientras las olas de rabia se le estrellaban una tras otra, arrasando con todo excepto con la información que se le había ocultado por tanto tiempo…

 

Fue Snape quien había escuchado la profecía. Era Snape quien le había llevado las noticias de la profecía a Voldemort. Snape y Peter Pettigrew juntos habían enviado a Voldemort a cazar a Lily a James y a su hijo…

 

Nada más veía Harry en este momento.

 

-¿Harry?- Dijo otra vez la Profesora Trelawney. –Harry, pensé que íbamos a ver al director, juntos.

 

-Quédese aquí- dijo Harry con los labios entumecidos.

 

-Pero querido,… iba a contarte cómo fuimos asaltados en el Cuarto de…

 

-¡Quédese aquí!- Repitió Harry enojado.

 

Ella se veía alarmada cuando la rebasó, dio vuelta a la esquina rumbo al corredor de Dumbledore, en donde la gárgola solitaria cuidaba la entrada. Harry gritó la contraseña a la gárgola y subió las escaleras espirales que se movían de tres en tres escalones. No tocó la puerta de Dumbledore, la golpeó y la tranquila voz respondió –adelante- luego que Harry ya se había arrojado dentro del cuarto.

 

Fawkes el fénix miró a su alrededor, sus brillantes ojos negros resplandecientes con el tono dorado que se reflejaba desde la puesta de sol que se veía por la ventana. Dumbledore estaba parado ante la ventana mirando hacia los terrenos, con una túnica de viaje larga en sus brazos.

 

-Bueno Harry, te prometí que podrías venir conmigo.

 

Por un momento o dos, Harry no entendió; la conversación con Trelawney había sacado todo lo demás de su cabeza y su mente parecía moverse con mucha lentitud.

 

-¿Ir…. con usted…?

 

-Sólo si lo deseas, por supuesto

 

-Si yo…

 

En ese momento Harry se acordó por qué estaba tan ansioso de venir a la oficina de Dumbledore al principio.

 

-¿Ha encontrado usted uno? ¿Ha encontrado un Horcrux?

 

-Creo que sí.

 

La rabia y el resentimiento chocaron con la sorpresa y la excitación, por varios momentos, Harry no pudo hablar.

 

-Es natural tener miedo- dijo Dumbledore.

 

-¡No tengo miedo!- Dijo Harry de inmediato y era perfectamente cierto, miedo era una emoción que no estaba sintiendo en absoluto. -¿Qué Horcrux es? ¿En dónde se encuentra?

 

-No estoy seguro de cuál es, aunque pienso que podemos eliminar la serpiente, pero creo que se encuentra escondido en una cueva de la costa a muchas millas de aquí, una cueva que he estado tratando de localizar por mucho tiempo: una cueva en la que una vez Tom Riddle aterrorizó a dos niños de un orfanato en su paseo anual ¿te acuerdas?

 

-Sí- dijo Harry. -¿Cómo está protegida?

 

-No lo sé, tengo sospechas que pueden estar totalmente equivocadas- Dumblerdore dudó y luego dijo -Harry te prometí que podías venir conmigo y cumplo con esa promesa, pero sería un gran error de mi parte no advertirte que podría ser extremadamente peligroso.

 

-Voy a ir- dijo Harry casi antes de que Dumbledore hubiera terminado de hablar. Hirviendo de rabia contra Snape, su deseo de hacer algo desesperado y peligroso había aumentado diez veces en los últimos minutos. Esto parecía mostrarse en la cara de Harry por lo que Dumbledore se apartó de la ventana y miró a Harry, más de cerca con una arruga entre sus cejas plateadas.

 

-¿Qué te ha ocurrido?

 

-Nada- se apresuró a mentir Harry.

 

-¿Qué es lo que te ha hecho enojar?

 

-No estoy enojado.

 

-Harry nunca has sido un bueno en occlumancia

 

La palabra fue la chispa que encendió la furia de Harry.

 

-¡Snape!- dijo en voz muy alta y Fawkes dio un suave cacareo atrás de ellos. -¡Snape es lo que sucedió! ¡Él le dijo a Voldemort acerca de la profecía, fue él, el escuchó atrás de la puerta, Trelawney me lo dijo!

 

La expresión de Dumbledore no cambió, pero Harry pensó que su cara había palidecido bajo el tinte rojizo reflejado por el sol poniente. Por un largo momento, Dumbledore no dijo nada.

 

-¿Cuándo te enteraste de esto?- preguntó al fin.

 

-¡Me acabo de enterar!-dijo Harry que se estaba controlando para no gritar con una enorme dificultad y entonces de repente no pudo detenerse. -¡Y USTED LE PERMITE ENSEÑAR AQUÍ Y ÉL LE DIJO A VOLDEMORT QUE FUERA TRAS MI MADRE Y MI PADRE!

 

Respirando fuertemente como si estuviera peleando Harry se alejó de Dumbledore, que todavía no había movido un músculo, y caminaba de un lado a otro del estudio, tallando sus nudillos en la mano y ejercitando lo que le quedaba de control para impedirle echar las cosas a perder. Quería rabiar y estallar contra Dumbledore, pero también quería ir con él y tratar de destruir el Horcrux, quería decirle que era un viejo tonto por tener confianza en Snape, pero le daba terror que Dumbledore no lo llevara con él a menos que controlara su furia.

 

-Harry- dijo Dumbledore tranquilamente -Por favor escúchame.

 

Era tan difícil detener su implacable caminata como controlar sus emociones. Harry se detuvo mordiendo sus labios y miró a la cara arrugada de Dumbledore.

 

-El Profesor Snape cometió un terrible…

 

-¡No me diga que fue un error, señor, estaba escuchando atrás de la puerta!

 

-Por favor déjame terminar- Dumbledore esperó hasta que Harry hubiera asentido cortésmente y luego continuó -el Profesor Snape cometió un terrible error. Todavía estaba trabajando para Lord Voldemort la noche que escuchó la primera mitad de la profecía de la Profesora Trelawney. Naturalmente se apresuró a decir a su amo lo que había escuchado, porque era algo de mucha importancia para su amo. Pero él no sabía – El no tenía forma de saber – a qué niño perseguiría Voldemort de ahí en adelante, o que los padres que él destruiría en su búsqueda asesina eran personas que el Profesor Snape conocía, que ellos eran tu madre y tu padre –

 

Harry dejó escapar una risa sin alegría.

 

-¡Él odiaba a mi padre tanto como a Sirius! ¿Se ha dado cuenta Profesor, cómo es que la gente que Snape odia tiene tendencia a terminar muerta?

 

-No tienes una idea del remordimiento que sintió el Profesor Snape cuando se dio cuenta de cómo Lord Voldemort había interpretado la profecía Harry, creo que es el peor remordimiento de su vida y el motivo que el regresara…

 

-¿Pero es un buen Oclumántico, no es cierto señor?- Dijo Harry cuya voz estaba temblando con el esfuerzo de mantenerla firme. – ¿Y no está Voldemort convencido de que Snape está de su lado aún ahora? Profesor… ¿cómo puede usted estar seguro de que Snape está de nuestra parte?

 

Dumbledore no habló por un momento, se veía como si estuviera tratando de aclarar sus pensamientos acerca de algo. Finalmente dijo -estoy seguro, confío completamente en Severus Snape.

 

Harry respiró profundamente por pocos momentos en un esfuerzo de conservar la compostura. No funcionó.

 

-¡Bueno, pues yo no!- Dijo en voz tal alta como antes. -Está tramando algo con Draco Malfoy en este momento, bajo su nariz, y usted todavía…

 

-Ya discutimos esto Harry- dijo Dumbledore y ahora se oía severo otra vez. -Ya te dije mis puntos de vista.

 

-Está usted saliendo de la escuela esta noche y apostaría que ni siquiera ha considerado que Snape y Malfoy podrían decidir…

 

-¿Qué?- Preguntó Dumbledore con las cejas levantadas. -¿Qué es lo que sospechas que están haciendo exactamente?

 

-Yo… ¡están tramando algo!- Dijo Harry y sus puños se crisparon cuando lo dijo.- La profesora Tralawney acaba de estar en el Cuarto de los Menesteres, tratando de esconder sus botellas de jerez y escuchó a Malfoy armando barullo, ¡celebrando! Está tratando de armar algo peligroso ahí y si me lo pregunta, creo que lo preparó finalmente y usted está a punto de salir de la escuela sin…

 

-Suficiente- dijo Dumbledore. Lo dijo bastante tranquilo y de todas formas Harry guardó silencio de inmediato. Sabía que finalmente había cruzado alguna línea invisible. -¿Tú crees que alguna vez he dejado a la escuela sin protección durante mis ausencias este año? De ninguna manera. Esta noche cuando me vaya, habrá protección adicional en el lugar, por favor no sugieras que no tomo la seguridad de mis estudiantes con seriedad Harry.

 

-No quise- murmuró Harry un poco avergonzado, pero Dumbledore no lo dejó terminar.

 

-Ya no quiero seguir discutiendo el asunto.

 

Harry se tragó su réplica, asustado de haber ido demasiado lejos, de haber arruinado su oportunidad de acompañar a Dumbledore, pero Dumbledore continuó, -¿Deseas ir conmigo esta noche?

 

-Sí- dijo Harry de inmediato.

 

-Bien entonces: escucha.

 

Dumbledore se estiró en toda su estatura.

 

-Te llevaré conmigo con una condición: que obedezcas cualquier orden que yo pudiera darte de inmediato y sin preguntar.

 

-Por supuesto.

 

-Asegúrate de entenderme Harry, Me refiero a que tendrás que obedecer órdenes tales como “corre”, “escóndete” o “regresa”. ¿Tengo tu palabra?

 

-Yo… sí por supuesto

 

-Si te digo que te escondas ¿así lo harás?

 

-Sí-

 

-Si te digo que huyas ¿me obedecerás?

 

-Sí-

 

-Si te digo que me dejes y que te salves ¿harás lo que te digo?

 

-Yo-

 

-¿Harry?

 

Se miraron por un momento.

 

-Sí señor.

 

-Muy bien. Entonces deseo que vayas y recojas tu capa de invisibilidad y me encuentres en el vestíbulo de la entrada en cinco minutos.

 

Dumbledore se volvió a mirar a través de la ardiente ventana. El sol era ahora una línea rojo rubí al fin del horizonte. Harry salió rápidamente de la oficina y bajó por la escalera en espiral. Su mente estaba extrañamente clara de repente. Sabía qué hacer.

 

Ron y Hermione estaban sentados juntos en la sala común cuando regresó.

 

-¿Que quiere Dumbledore?- dijo de inmediato Hermione. -¿Harry, estás bien?- Añadió ansiosamente.

 

-Estoy bien- dijo brevemente Harry, corriendo junto a ellos. Voló sobre las escaleras hacia su dormitorio en donde abrió su baúl y sacó el Mapa del Merodeador y un par de calcetines hechos bola. Entonces corrió escaleras abajo a la sala común patinando en donde Ron y Hermione estaban sentados mirándolo atónitos.

 

-No tengo mucho tiempo- dijo Harry jadeando -Dumbledore piensa que estoy buscando mi capa invisible. Escuchen…

 

Rápidamente les dijo a dónde iba y por qué. No hizo ninguna pausa ni por las exclamaciones de horror de Hermine ni por las preguntas apresuradas de Ron, ellos podrían afinar los detalles solos más tarde.

 

-…¿Ven lo que esto significa?- terminó Harry a galope. -Dumbledore no estará aquí esta noche, por lo tanto Malfoy va a hacer otro avance hacia lo que sea que esté tramando. ¡No, escúchenme!- les dijo enojado mientras tanto Ron como Hermione mostraban todo signo de interrumpir. -Yo sé que era Malfoy celebrando en el Cuarto de los Menesteres. Aquí - poniendo el mapa del merodeador en la mano de Hermione. -Tienes que observarlo y tienes que observar a Snape también. Usa a cualquiera a quien puedas informar del Ejército de Dumbledore. Hermione, los Galeones de contacto ¿todavía funcionan? Dumbledore dice que pondrá una protección extra en la escuela, pero si Snape está involucrado sabrá cuál es la protección de Dumbledore y cómo evitarla, pero no esperará que ustedes lo vigilen ¿verdad?

 

-Harry – empezó Hermione con los ojos enormes de miedo.

 

-No tengo tiempo de discutir- dijo Harry cortésmente. -Toma también esto-Lanzó los calcetines en las manos de Ron.

 

-Gracias dijo Ron… err… ¿para qué necesito calcetines?

 

-Necesitas lo que está envuelto en ellos, es el Felix Felices, compártanlo entre ustedes y con Ginny. Díganle adiós de mi parte. Mejor me voy, Dumbledore está esperando-

 

-No- dijo Hermione, mientras Ron desenvolvía la pequeña botellita de poción dorada. Viéndose pasmado. -No la queremos, llévatela, quién sabe a qué te vas a enfrentar.

 

-Voy a estar bien. Voy a estar con Dumbledore- dijo Harry. Quiero estar seguro de que ustedes estarán bien… no me mires así Hermione, te veo más tarde.

 

Y ya se había ido corriendo a través del hueco en el retrato hacia el vestíbulo de la entrada.

 

Dumbledore estaba esperando junto a las puertas de roble de la entrada. Volteó a ver a Harry cuando llegó patinando a la parte superior de la escalera de piedra jadeando con una antorcha a su lado.

 

-Me gustaría que te pusieras tu capa invisible, por favor- dijo Dumbledore y esperó hasta que Harry se la había puesto antes de decir. -Muy bien. ¿Nos vamos?

 

Dumbledore bajó de inmediato la escalera de piedra, con su propia capa de viaje ligeramente flotando en el aire todavía veraniego. Harry corrió junto a él bajo la capa invisible todavía jadeando y sudando mucho.

 

-¿Pero que va a pensar la gente cuando vean que usted sale, Profesor?-preguntó Harry pensando en Malfoy y en Snape.

 

-Que voy a Hogsmeade por un trago- dijo Dumbledore con ligereza. -A veces ofrezco a Rosmerta mi compañía o visito la taberna Cabeza de Cerdo…. o simulo que lo hago. Es una forma tan buena como cualquier otra de disfrazar el destino que toma uno.

 

Empezaron a andar por el camino en la penumbra parpadeante. El aire estaba lleno de los aromas de pasto tibio, agua del lago y humo de madera de la cabaña de Hagrid. Era difícil creer que estuvieran yendo hacia algo peligroso o terrible.

 

-Profesor- dijo Harry tranquilamente cuando ya se veían las rejas al fondo del sendero -¿nos vamos a aparecer?

 

-Sí- dijo Dumbledore. -¿Imagino que ya puedes aparecerte?

 

-Sí- dijo Harry -pero no tengo licencia.

 

Era mejor ser honesto ¿qué tal si echaba todo a perder apareciendo a cientos de millas de donde se suponía que debía ir?

 

-No importa- dijo Dumbledore -otra vez puedo guiarte.

 

Dejaron atrás las rejas internándose en el sendero oscuro y desierto hacia Hogsmeade. La oscuridad descendió rápidamente mientras caminaban y en el momento en que llegaron a la Calle Alta, la noche había caído totalmente. Se veían luces de las ventanas de las tiendas y conforme se acercaban a Las Tres Escobas escucharon unos gritos estridentes.

 

- Y te quedas fuera- gritó Madame Rosmerta aventando a un hechicero de aspecto arrugado.-Oh hola Albus... estás fuera tan tarde…

 

-Buenas noches Rosmerta, buenas noches… perdóname voy a la Cabeza de Cerdo… no te ofendas pero este noche necesito una atmósfera más silenciosa.

 

Un minuto después dieron vuelta a la esquina hacia la calle lateral en la que rechinaba un poco el anuncio de la taberna Cabeza de Cerdo aunque no había brisa. En contraste con las Tres escobas. El bar parecía estar completamente vacío

 

-No será necesario que entremos- murmuró Dumbledore mirando alrededor. -Siempre que nadie nos vea irnos… ahora coloca tu mano en mi brazo Harry. No hay necesidad de apretar mucho, sólo te estoy guiando. A la cuenta de tres, uno… dos… tres…

 

Harry volteó la cabeza, de inmediato sintió esa horrible sensación de que estaba siendo apretujado a través de un tubo de goma estrecho, no podía atrapar aire todas las partes de él estaban siendo comprimidas casi más de lo que podía soportar y entonces exactamente cuando pensó que se iba a sofocar, pareció que las bandas invisibles se abrían y se encontró parado en la fría oscuridad respirando a pulmón el aire fresco y salado.

 

 


Date: 2015-12-11; view: 527


<== previous page | next page ==>
Capítulo 24: SECTUMSEMPRA | Capitulo 26: La Cueva
doclecture.net - lectures - 2014-2024 year. Copyright infringement or personal data (0.043 sec.)