Mas tarde, sentados en el borde del muro, miran el cielo y las estrellas. Babi esta acostada, ahora tranquila y calmada, con la cabeza apoyada sobre las piernas de Step. El le acaricia los cabellos. En silencio. Después Babi ve una escritura en el puente.
‘Tu no harías algo así por mi.’
Step mira alrededor. Una pareja romántica ha grabado su frase de amor: ‘Cerbiatta te amo’.
‘Es cierto. Yo no se escribir, según tu.’
‘Bueno, le podrías pedir a alguien mas que lo escriba por ti.’
Babi se lleva la cabeza hacia atrás sonriéndole al contrario.
‘Ah, ah… y me parece que escribirías algo como esto, me parece mas como eres tu.’
Sobre una columna justo frente a ellos esta otra escritura: ‘Cathia tiene el segundo culo mas bello de Europa.’ ‘Segundo’ fue añadido con un pequeño paréntesis. Step sonríe.
‘Es una escritura mucho mas sincera. Y es también porque tu tienes el primero.’
Babi baja veloz del muro y lo golpea con un pequeño puño. ‘Puerco!’
‘Que haces? Me golpeas a mí también? Entonces ya se esta volviendo un vicio…’
‘No me gusta ese chiste…’
‘Esta bien, no mas.’ Step trata de abrazarla. Babi le huye. ‘No me crees? Te lo prometo…’
‘Claro… esta bien pero sino te golpeo!’
‘Alessandri?’
‘Presente.’
‘Bandini?’
‘Presente.’
La Boi esta pasando la lista. Babi, sentada en su pupitre, revisa preocupada su justificación. Ahora no le parece tan perfecta. La Boi salta un apellido. Una alumna que esta presente y que defiende su identidad se alza del pupitre y se lo hace notar. La Boi se disculpa, después regresa a la lista desde donde se equivoco. Babi se tranquiliza un poco. Con una profesora así, quizás su justificación pasara inobservada. Cuando es el momento lleva el diario a la cátedra con las otras dos ausentes del día anterior. Se mantiene ahí, de pie, con el corazón que le bate fuerte. Pero todo va bien.
Babi regresa a su pupitre y sigue el resto de la lección relajada. Le llega un papel en su pupitre. Pallina sonríe desde su puesto. Ella fue quien lo lanzo. Es un dibujo. Una chica esta por el suelo y la otra esta cerca de ella en pose de puños. Encima, un gran titulo: ‘Babi m.’ Es una parodia de Rocky. Una flecha indica la chica en el suelo. Arriba esta escrito Maddalena, entre paréntesis, ‘La estupida’. Cerca de la otra chica esta una frase: ‘Babi, sus puños son de granito, sus músculos de acero. Cuando llega ella toda la Plaza Euclide tiembla y las estupidas, finalmente, huyen.’ Babi no puede hacer nada más que reír.
Justo en ese momento suena la campana. La Boi, después de haber cansadamente recogido sus cosas, sale de la clase. Las chicas no tienen tiempo de salir de sus puestos porque llega la Giacci. Todas regresan silenciosamente a donde estaban. La profesora va al escritorio. Babi tiene la impresión que la Giacci, entrando, miraba alrededor, como si estuviera buscando algo. Después, cuando la vio a ella, tuvo una especie de sensación relajante, sonrió.
Mientras se sienta, Babi piensa que solo es una idea de ella. Debe dejar de pensar esas cosas, se está volviendo paranoica. En el fondo, la Giacci no tiene nada contra ella.
‘Gervasi!’ Babi se alza. La Giacci la mira sonriendo. ‘Venga, venga Gervasi.’ Babi se alza del pupitre. Algo más que una idea suya. En el registro ya fue interrogada. La Giacci si tiene algo contra ella. ‘Traiga también el diario.’ Esa frase la golpea directamente al corazón. Se siente desmayar. La clase comienza como a rodarle alrededor. Mira a Pallina. Ella también esta sorprendida. Babi con el diario entre las manos, terriblemente pesado, casi insostenible, se acerca a la cátedra. Para que quiere el diario? Su sucia conciencia para no tener nada que sugerirle. Después, una pequeña luz. Quizás quiere revisar la nota firmada. Se agarra a esa espiral, a esa improbable ilusión. Pone el diario en el escritorio.
La Giacci la abre mirándola.
‘Ayer no vino a la escuela, verdad?’
Ese último frágil reflejo de esperanza se apaga.
‘Si.’
‘Y porque no?’
‘No me sentí bien.’ Ahora esta malísimo. La Giacci se acerca peligrosamente a la página de las justificaciones. Consigue esa ultima, la criminal.
‘Y esta seria la firma de su madre, verdad?’ La profesora le pone el diario debajo de los ojos. Babi mira ese intento de imitación. De repente le parece obviamente falso, increíblemente temblante, declaradamente fingido. Un ‘si’ débil sale de sus labios que casi no se escucha.
‘Extraño. He hablado hace poco con su mama por teléfono y no sabia nada de su ausencia. Mucho menos de haber firmado algo. Esta viniendo para acá ahora. No me parecía feliz. Usted ha terminado con esta escuela, Gervasi. Será expulsada. Una firma falsa, si se denuncia a quien se debe como haré yo, equivale a una definitiva suspensión. Que mala suerte Gervasi, podría haber sacado buena nota en la prueba de aptitud. Será para el próximo año. Tenga.’
Babi toma de nuevo el diario. Ahora le parece increíblemente ligero. De repente, todo le parece diferente, sus movimientos, sus pasos. Es como si flotara en el aire. Regresando a su puesto nota las miradas de las compañeras, ese extraño silencio.
‘Esta vez, Gervasi, usted fue la que se equivoco.’
No entiende bien lo que pasa después. Se consigue en una habitación de muebles de madera. Esta su madre que estalla. Después llega la Giacci con la jefa. La hacen salir. Continúan a discutir mientras ella espera en el corredor. Una profesora pasa al fondo. Se intercambian una mirada sin sonrisa ni saludo. Mas tarde sale su madre. La aprieta y se la lleva por un brazo. Esta muy enojada.
‘Mama, me botaran?’
‘No, mañana en la mañana regresas a la escuela. Puede ser que exista una solución, pero primero debo escuchar que piensa tu padre, si el esta de acuerdo también.’
Que solución puede ser, si su madre tiene la necesidad del consentimiento de su padre? Después de haber comido, finalmente lo sabe. Es solo una cuestión de dinero. Tendrían que pagar. Lo bello de las escuelas privadas es que todo se puede resolver fácilmente. El único problema verdadero es ‘cuanto’ fácilmente.
Daniela entra en el cuarto de la hermana con el teléfono en mano.
‘Toma, es para ti.’ Babi, cansada de los sucesos, se había dormido.
‘Alo.’
‘Hola, quieres salir?’ Es Step. Babi se sienta mejor sobre la cama. Ahora esta completamente despierta.
‘Iría, pero no puedo.’
‘Anda, vamos al Parnaso, o al Panteón. Te brindo un granizado de café en la Taza de Oro. Alguna vez la has probado? Es un mito.’
‘Estoy castigada.’
‘De nuevo? No había terminado?’
‘Si, pero hoy la profesora me atrapo la firma falsa. Sucedió un desastre. Ella la tiene agarrada contra mí. Hizo llamar hasta a la jefa de la escuela. Quería que repitiera el año. Pero mi mama puso todo en su lugar.’
‘Es fuerte tu madre! Bello carácter… pero siempre logra lo que quiere.’
‘Bueno, las cosas no son así. Tuvo que pagar.’
‘Cuanto?’
‘Cinco mil euros. En donación…’
Step da un silbido. ‘Caraj… bello acto de bondad…’ Sigue un silencio penoso. ‘Alo, Babi?’
‘Si, estoy aquí.’
‘Crei que se había caído la línea.’
‘No, estaba pensando en la Giacci, mi profesora. Tengo miedo que no termine aquí. La puse en su lugar frente a todas y ahora me la quiere hacer pagar a todo costo!’
‘Mas de cinco mil euros?’
‘Esos los pago mi madre, claramente… son una especie de donación. Ahora la agarrara conmigo. Que mala suerte! Menos mal que saque buenas notas antes, llegar a la prueba de aptitud es fácil.’
‘Entonces no puedes salir?’
‘No, bromeas, si llama mi madre y no me consigue, de verdad que pasara el fin del mundo.’
‘Entonces voy yo a tu casa.’ Babi mira el reloj. Son casi las cinco. Raffaella regresaría mucho mas tarde.
‘Esta bien, vente. Te daré te.’
‘No habrá una cerveza?’
‘A las cinco?’
‘No hay nada mas bello que una cerveza a las cinco, y también otro hecho, yo odio a los ingleses.’ Corta.
Babi baja veloz de la cama. Se mete los zapatos.
‘Dani, voy rápido a la tienda abajo, quieres algo?’
‘No, nada. Quien viene, Step?’
‘Nos vemos.’ Compra dos tipos de cerveza, una lata de Heineken y una de Peroni. Quizás si hubiera sido vino supiera al menos cual comprar. Pero de cerveza no sabe absolutamente nada.
Entra veloz en su casa y las mete en el freezer. Poco después suena el intercomunicador.
‘Si?’
‘Babi, soy yo.’
‘Primer piso.’ Presiona dos veces el botón del intercomunicador y va a la puerta. No puede hacer nada más que revisarse en el reflejo de un cuadro. Esta todo bien. Abre la puerta. Lo ve subir los escalones corriendo. Se detiene solo en el último para permitirse esa sonrisa que a ella le gusta tanto.
‘Hola.’ Babi se separa de la puerta dejándolo pasar. El se adelante y saca afuera de la chaqueta un empaque.
‘Toma, son biscochos ingleses de mantequilla. Los agarre en la vía, son fabulosos.’
‘Biscochos ingleses de mantequilla… entonces algo de los ingleses te gusta…’
‘De verdad nunca los he comido. Pero mi hermano enloquece por ellos. Y a el le gustan cosas como tortas de manzanas y eso, así que deben ser seguramente buenos. A mi me gusta solo cosas saladas. Hasta de desayuno, a veces me hago una tostada o un sándwich. Pero dulces, casi nunca.’
Ella sonríe. Ligeramente preocupada de cuanto son diferentes aun en las cosas mas simples.
‘Gracias, las comeré pronto.’ En realidad esta a dieta, y esos pequeños rectángulos de mantequilla fritas son cosas que traen cien calorías cada uno. Step la sigue, el también esta ligeramente preocupado. Esos biscochos no los había comprado en la calle, los agarro de su casa. Después, pensándolo mejor, se tranquiliza. En el fondo le esta haciendo un favor a Paolo. Un poco de dieta no le hará mal. Daniela sale a propósito de su cuarto solo para verlo.
‘Hola Step.’
‘Hola.’ El le da la mano sonriendo, parece no hacerle mucho caso al hecho de que ella sepa su sobrenombre. Babi fulmina a la hermana con su mirada. Daniela, entendiéndola, finge que agarra algo y regresa rápido a su cuarto. Poco después el agua hierve. Babi agarra un envase de color rosa. Después con una cucharada deja deslizar pequeñas hojas de te en la olla. Lentamente, un ligero perfume se esparce en la cocina.
Poco después están en la sala. Ella con una taza de te humeante entre las manos, el con las dos cervezas, resolviendo así alguna posible duda. Babi agarra un álbum de fotografías y se las muestra. Quizás es el Heineken, o quizás la Peroni, el hecho es que se esta divirtiendo. Escucha sus cuentos coloridos que siguen cada vez una foto diferente, un viaje, un recuerdo, una fiesta.
Esta vez no se duerme. Foto tras foto la ve crecer así, hojeando esas paginas plastificadas. La mira tener sus primeros dientes, apagar una velita, andar en bicicleta y entonces, ahí esta, un poco mas grande, en viajes, con la hermana. Sobre el regazo de santa claus, en el zoológico con un cachorro entre los brazos. Lentamente ve su cara enflaquecer, sus cabellos se vuelven más claros, su pequeño ceno crecer, y de repente, detrás de esa pagina, ella es una mujer. Ahora no es una simple mancha bronceada con un bikini y las manos a la cadera. Un pequeño dos piezas cubre el cuerpo bronceado de una bella chica, de piernas lisas, ahora flacas y mas largas. Sus ojos claros están en grado de entender, su inocencia una elección. Sentada sobre una silla, los hombros flacos, quizás ahora muy esbeltos, aparecen dorados entre los últimos mechones de cabellos mojados por el mar. En el fondo, bañadores desenfocados, no saben siquiera que serian inmortalizados. En cada página que hojean ella parece siempre mas a la original que tiene al lado. Step curioso por los cuentos sigue las fotos, prueba la segunda cerveza, cada tanto hace una pregunta. Después de repente Babi, que sabe lo que viene, trata de saltar una pagina.
Step, divertido por sus miles pequeñas versiones, es más veloz que ella.
‘Eh no, quiero verla.’
Pretenden pelear, solo para abrazarse un poco y sentirse más cercanos. Después el, al haber ganado, se echa a reír. Graciosa y extrañas con los ojos abiertos, esta ahí sonriente en medio de la pagina.
Esa foto nunca le gusto a Babi.
‘Extraño, es la que te asemeja mas.’ Ella, actuando ofendida, le da un golpe. Después pone en su puesto el álbum, agarra su taza, las dos latas de cerveza ahora vacías y va a la cocina. Step, dejado solo, da vueltas por la sala. Se para delante de cuadros de autores desconocidos para el. Sobre una larga mesa de pequeñas patas, están puestos porta cenizas de playa, sin un orden preciso, los cuales habrían hecho felices a sus amigos.
Babi lava su taza y bota las dos latas de cerveza vacías en la bolsa debajo del lavamanos, cubriéndolas con el cartón de la leche vacía, plásticos y otros cartones. No deben quedar pistas. Cuando regresa en la sola, Step desapareció.
‘Step?’ ninguna respuesta. Va a su cuarto. ‘Step?’
Lo ve. Esta de pies cerca del escritorio y hojea su diario.
‘No es agradable leer las cosas de los demás sin su permiso.’
Babi le quita el diario de las manos. El la deja. Ya ha leído eso que le interesa. Lo memoriza.
‘Porque, hay algo que este escrito que me deba molestar?’
‘Son mis cosas.’
‘No será que están escritos mensajes o cosas acerca de ese idiota con la BMW?’
‘No, esa es una historia tonta, un pequeño flirt.’ Juega divertida con la pronunciación exagerada de esa palabra extranjera.
‘Es un pequeño flirt.’ La imita Step.
‘Claro, no como la historia tuya con esa furia desencadenada.’
‘Pero de quien hablas?’ Step hace como si no supiera.
‘Sabes perfectamente a quien me refiero! A la de cabellos marrones, la golpeadora que ayer puse en su puesto. No me digas que ella me salto encima por diversión. Entre ustedes hubo algo mas que flirt…’
Step ríe y se le acerca, la besa, llevándosela con el hacia la cama. Después le comienza a alzar la camisa.
‘No, para. Si llegan mis padres y nos consiguen se molestarían, y si nos agarran en mi cuarto así, es el fin del mundo.’
‘Tienes razón.’ Step la agarra y se la lleva con facilidad, habituado a balanzas mas pesadas que ese suave cuerpo. ‘Vamos para allá que es mejor.’ Sin darle tiempo de responder, se mete en el cuarto de los padres y cierra la puerta. Después la lleva a la cama, besándola en la oscuridad del cuarto, se acuesta cerca de ella.
‘Estas loco, lo sabes?’ le susurra al oído. El no responde. Un pequeño rayo del último sol se filtra de la ventana e ilumina su boca. El ve esos dientes blancos y perfectos sonreírle y entrecerrarse antes de perderse en un beso. Después, sin saber siquiera como, se consigue entre sus brazos sin nada arriba. Siente su piel rozarla, sus manos apoderarse dulcemente de su seno. Babi tiene los ojos cerrados, sus labios suaves se abren y cierran en un ritmo constante, dando cada tanto, pequeñas fantasías a esos besos. De repente se siente mas tranquila, mas libre. La mano de Step silenciosa se apodera de su correa.
Quita el pasador. En la oscuridad del cuarto, Babi escucha todos los sonidos, el rumor de la cinta metálica. Esta atentísima, sin dejar de besarlo. Ese cuarto le parece suspendido en el vacío. Solo el lento tic-toc de un despertador lejano, sus respiraciones cercanas, ahora llenas de amor. Después un pequeño empujón. La cinta se suelta mas y deja ir el tercer hueco de bordes oscuros, el mas arruinado, el mas usado, fruto de su dieta fatigosa. Y en un momento, sus Levi’s se abren. Prisioneros botones de plata, en el toque suave de esos dedos decididos, se liberan. Uno después del otro, siempre mas abajo, peligrosamente. Ella contiene la respiración y algo en esos besos encantados de repente sucede. Un pequeño cambio casi sin notarlo. Esa delicada magia parece desaparecer. Aun si se siguen besando, es como si entre ellos estuviera pasando una silenciosa espera. Step trata de entender algo, una señal, una pista de su deseo. Pero Babi es inmóvil, no transmite nada. De hecho, todavía no ha tomado una decisión. Ninguno había alguna vez llegado hasta ese punto. Siente sus jeans abiertos y la mano de el en el borde de la pierna. Sigue besándolo, sin querer pensar, sin saber bien que hacer. En ese momento, la mano de Step decide arriesgarse. Se mueve lenta y delicadamente, al menos ella la siente así. Entrecierra los ojos casi en un suspiro. Los dedos de Step sobre su piel, sobre ese borde rosado, su ropa interior. Ese elástico se aleja ligeramente de su piel y rápido se le huye de las manos para regresar veloz a su puesto. Un segundo intento mas decidido. La mano de Step debajo de los jeans se adueña de su cintura y allí, segura y fuerte, pasa debajo del elástico. Se desliza bajando, hacia el centro, acariciándole el abdomen, siempre mas abajo, hasta los confines inexplorados.
Pero ahí es cuando algo sucede. Babi lo detiene con la mano. Step la mira en la oscuridad.
‘Que pasa?’
‘Shh.’ Babi se alza de lado, con las orejas tensas escuchando la otra habitación, mas afuera, el portón del garaje, ahí en el patio. Un sonido repentino, esa marcha en retroceso. ‘Mi madre! Rápido apurate!’ En un momento están de nuevo más o menos normales. Babi alza la cubierta de la cama. Step termina de meterse la camisa en los pantalones. Tocan en la puerta del cuarto. Se quedan por un momento inmóviles. Es Daniela.
‘Babi, mira que regreso mama.’ No le da tiempo de terminar la frase. La puerta se abre.
‘Gracias Dani, lo se.’
Babi empujando a Step por detrás. El hace un poco de resistencia.
‘No, quiero hablar, quiero aclarar de una vez por todas esta situación!’
Tiene de nuevo esa sonrisa arrogante en la cara.
‘Deja de bromear. No sabes que te puede hacer mi madre si te consigue.’ Van a la sala. ‘Rápido, sal por acá así no te la encuentras.’ Babi abre la cerradura de la puerta principal. Sale al piso. El ascensor da directamente al patio. Presiona el botón para llamarlo. Se intercambian un beso rápido.
‘Quiero un encuentro con Raffaella.’
Ella lo empuja dentro del ascensor.
‘Desaparece!’
Step oprime el botón PB y con una sonrisa sigue el consejo de Babi. Justo en ese momento, la otra puerta, esa secundaria, se abre. Entra Raffaella. Pone las bolsas sobre la mesa de la cocina. Después tiene un presentimiento, siente algo en el aire, quizás el sonido de la otra puerta.
‘Babi eres tu?’ Va rápido a la sala. Babi prendió la televisión.
‘Si mama, estoy viendo la televisión.’ Pero un leve sonrojar la traiciona. A Raffaella le basta eso. Va veloz a la ventana que da al patio. Un sonido de un moto que se aleja y hojas de un árbol que todavía se mueven en una esquina. Muy tarde. Cierra la ventana. En el corredor encuentra a Daniela.
‘Vino alguien para acá?’
‘No lo se mama, yo siempre estuve en mi cuarto estudiando.’
Raffaella decide no preguntarle más. Con Daniela es inútil insistir. Va al cuarto de Babi, mira alrededor. Todo parece estar en su lugar. No hay nada extraño. Hasta el cubrecama esta perfecto. Pero podría también haber sido acomodado. Entonces, sin que alguien pueda verla, la toca con la mano. Esta fresca. Nadie se ha acostado encima. Deja ir un suspiro de bienestar y va a su cuarto. Se quita la ropa y la cuelga. Después agarra una chaqueta de angora y una delicada falda. Se sienta en su cama y se viste. Ignorante y tranquila, sin poder imaginar que, justo ahí, hace poco había estado su hija. Abrazada a ese muchacho que ella no soporta. Ahí, donde ahora esta sentada ella, sobre ese cubrecama todavía calido de jóvenes e inocentes emociones.
Mas tarde también regresa Claudio. Discute bastante con Babi por la justificación falsa, por los cinco mil euros gastaos, por el comportamiento de los últimos días. Después se pone frente a la televisión, finalmente tranquilo, esperando que este pronta la comida. Pero justo en ese momento lo llama Raffaella desde la cocina. Claudio llega rápido a donde esta su mujer.
‘Que sucede ahora?’
‘Mira…’ Raffaella le señala las dos latas de cerveza que se había bebido Step.
‘Es cerveza. Y entonces?’
‘Estaba escondida en la bolsa de la basura debajo de unas cosas.’
‘Bueno, bebieron cerveza. Que tiene de malo?’
‘Ese muchacho estuvo aquí esta tarde. Estoy segura…’
‘Que muchacho?’
‘Ese que golpeo a Accado, ese por el cual tu hija no fue a la escuela. Stefano Mancini, Step, el muchacho de Babi.’
‘El muchacho de Babi?’
‘No ves como cambio? Imposible que nunca te des cuenta de nada… es toda tu culpa. Anda a hacer carreras en moto, firma justificaciones falsas… y viste ese rasguño que tiene debajo del ojo? Para mi que seguro el la golpea.’
Claudio se queda sin palabras. Más problemas. Es posible que haya golpeado a Babi? debe hacer algo, intervenir. Lo debe enfrentar, si, lo debe hacer.
‘Toma.’ Raffaella le da un papel.
‘Que es?’
‘La placa de la moto de ese muchacho. Llama a nuestro amigo Davoni, se la das, vas a la dirección que te de y hablas con el.’
Ahora si que lo tiene que hacer. Se agarra a esa última esperanza.
‘Estas segura que es la correcta?’
‘La lei frente a la escuela de Babi el otro día. La recuerdo perfectamente.’
Claudio mete ese papel en la billetera.
‘No la pierdas!’ esas palabras de Raffaella son casi mas que un consejo, una amenaza. Claudio regresa a la sala y se deja caer en el sofá frente a la televisión. Una pareja habla de sus problemas frente a una mujer con rasgos un poco masculinos. Como van a tener ganas de pelear en televisión frente a todos, el no puede siquiera en su casa, solo en la cocina. Y ahora tendrá que hablar con ese muchacho. También lo golpeara a el. Piensa en Accado. Quizás terminara en el mismo cuarto en el hospital. Se harán compañía. Esto tampoco lo alegra. Accado no es tan simpático así. Claudio saca la billetera y va al teléfono. Stefano Mancini, Step. Ese muchacho ya le costo cinco mil euros y dos cervezas. Agarra el papel con la placa de la moto y marca el número de teléfono de su amigo Davoni. Entonces, mientras espera que de la otra parte alguien responda, piensa en su mujer. Raffaella es increíble. Ha visto una o dos veces la moto de ese muchacho y se acuerda perfectamente de la placa. El que lleva un año con su la Mercedes, todavía no se sabe de memoria la suya.
‘Alo, Enrico?’
‘Si.’
‘Hola, es Claudio Gervasi.’
‘Como estas?’
‘Bien, y tu?’
‘Buenisimo… que gusto escucharte.’
‘Escucha, disculpa si te molesto, pero necesito un favor.’ Por un momento Claudio espera que Enrico no sea tan gentil.
‘Pero claro! Dime todo.’
Es cierto, cuando no quieres un favor todos están dispuestos a hacértelo.
No entiende si es un sueño o realidad aquel ligero sonido en la ventana. Quizás el viento. Se mueve en la cama. Lo escucha de nuevo. Un poco más fuerte, preciso, casi una señal. Babi baja de la cama. Se acerca a la ventana. Mira entre las pequeñas fisuras abiertas. Iluminado por la luz de la luna llena esta el. Alza sorprendida la ventana tratando de hacer el menos ruido posible.
‘Step que haces aquí? Como lograste subir?’
‘Facilisimo. Sube por el muro y escale por los tubos. Anda, vamonos.’
‘Adonde?’
‘Nos esperan.’
‘Quienes?’
‘Los otros. Mis amigos, anda, no le des largas, vamos! Que esta vez, si te consiguen tus padres será de verdad malo.’
‘Espera que me ponga algo.’
‘No, vamos por aquí cerca.’
‘Pero no tengo nada bajo la camisa de noche.’
Step le da una sonrisa divertida.
‘Dale cretino. Espera un momento.’ Cierra la ventana, se sienta en la cama y se viste velozmente. Sostén, panties, un suéter, un par de jeans, los Nike y esta de nuevo en la ventana.
‘Vamos, pero salimos por la puerta.’
‘No, bajemos por aquí, es mejor.’
‘Que, bromeas? Tengo miedo. Me caigo y me golpeare durísimo. Y si mis padres se despiertan con un grito y mi golpe, que pasara? Anda, sígueme… pero ve lento!’
Lo guía en la oscuridad de esa casa dormida, entre pequeños pasos y suaves movimientos de manijas avanzan. Quita las alarmas, agarra las llaves y se va. Un pequeño empujón a la puerta que se cierra detrás de ellos, acompañada hasta lo último para no hacer ruido. Después abajo por las escaleras en el patio, sobre la moto en bajada, con el motor apagado para no hacer ningún sonido.
Pasado el portón principal, Step comienza a marchar, mete la segunda y acelera. Vuelan hacia delante, ahora lejos y seguros, libres de andar donde quieran juntos, y para todos durmiendo y solos en sus propias camas.
‘Que hay aquí?’
‘Sigueme y veras. No hagas ruido.’ Están en vía Zandonai, sobre la iglesia. Entran en un pequeño portón. Caminan una calle oscura en medio de algunos arbustos.
‘Aquí es, pasa por debajo.’
Step alza un pedazo de red que fue sacada de su base. Babi se baja estando atenta de no quedarse atada. Poco después caminan en la penumbra sobre hierba cortada y fresca. La luna ilumina todo alrededor. Están en el interior de un complejo.
‘Pero a donde vamos?’
‘Shh.’ Step le indica que se quede callada. Después, escalando un pequeño muro, Babi escucha unos sonidos. Risas lejanas. Step le sonríe y la agarra por la mano. Pasan un arbusto y aparece. Esta ahí, bajo la luz de la luna, azul y transparente, tranquila, inundada por la noche. Una gran piscina. Adentro hay algunos chicos. Se mueven nadando sin hacer mucha bulla. Pequeñas ondas sobrepasan los bordes cayendo sobre la hierba alrededor. Se siente como un extraño respiro, esa agua que va y viene, perdiéndose en el vacío de los bordes.
‘Vente.’ Algunos chicos los saludan.
Babi reconoce los bañadores. Son todos amigos de Step. Ahora ha aprendido algunos nombres: El Siciliano, Hook, Bunny. Son más fáciles que esas presentaciones normales donde todos se llaman Guido, Fabio, Francesco. Están también Pollo y Pallina que se acercan al borde nadando.
‘Diablos, estaba segura que no vendrías. Perdí la apuesta.’
Pollo la aleja del borde. ‘Viste, que te dije?’
Ríen.
Pallina trata de ahogarlo, pero no lo logra. ‘Ahora debes pagar.’
Se alejan dando vueltas y besándose. Babi se pregunta que habrán apostado y le viene alguna vaga idea.
‘Step, pero yo no tengo traje de baño.’
‘Ni yo. Tengo los boxers. Que importa, aquí casi ninguno los tiene.’
‘Pero hace frío…’
‘Traje toallas para después, una también para ti. Anda no le des largas.’
Step se quita la chaqueta. Poco después, toda su ropa esta en el suelo.
‘Mira que sino te lanzo vestida y es peor. Sabes que lo hago.’ Ella lo mira. Es la primera vez que lo ve así desnudo. Pinceladas de plata lunar resaltan aun más sus músculos. Abdominales perfectos, pectorales cuadrados y compactos.