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Trastorno del habla

Me resulta difícil pronunciar las columnas ma, wa y ba del silabario kana y también la n. En clase de química, me han pedido que respondiera a una pregunta. Yo sabía que la respuesta era mainasu (menos), pero no he podido pronunciarla. Mi boca puede adoptar la forma adecuada, pero no puedo pronunciar el sonido. Solo sale aire. Por eso no puedo hacerme entender.

Durante estos días a menudo hablo conmigo misma. Hasta ahora no me gustaba hacerlo porque pensaba que sonaba ridículo, pero creo que ahora lo intentaré más. Es bueno que mi boca practique. Si hay alguien más o no, yo sigo hablando…

He pensado en presentarme como candidata a secretaria del Consejo de Estudiantes. También me presenté cuando estaba en quinto. Habrá un debate público entre los dos candidatos, así que tendré que ensayar discursos. ¡Ah! ¡Tengo muchas cosas que hacer, además de entrenar y estudiar! Estoy metida hasta el cuello. ¡Cielo santo!

Recuerdo haber tenido una gran pelea con uno de mis compañeras en aquellos días de colegio. Un día, fui a dar un paseo con mi perro Kuma por el parque. Mi compañera estaba allí con su hermano mayor y su perro. La pelea empezó porque ella azuzó a su perro contra Kuma. “¿Por qué has hecho eso?”, le pregunté. “Porque mi hermano me lo ha dicho”, contestó. Yo me enfadé mucho y le dije: “¿Entonces cometerías un asesinato simplemente porque tu hermano te lo pidiera? Siempre tiene razón, ¿no?” (Es la lógica que mi madre me enseñó).

Sin embargo, ella no detuvo a su perro. Y una gran pelea estalló entre dos humanos. ¡Fue tan feroz! ¡Tan intensa! Yo no me detuve ni siquiera cuando mi cabeza golpeó la acera. Mi hermano pequeño y mi hermana me cubrieron. Sí, con ese poder y ese sentido de la justicia Aya debería aspirar al puesto de secretaria del consejo.

Mi trastorno del habla se está haciendo más evidente. Cuando estoy conversando con alguien, las dos partes tenemos que armarnos de paciencia. No puedo decir, “disculpa…” cuando quiero pasar por delante de alguien. No puedo tener una conversación normal si la persona con la que estoy hablando no se esfuerza en escuchar. Ni siquiera puedo expresar placer diciendo cosas como “El cielo es hermoso. Las nubes parecen de helado”.

Me siento muy frustrada.

Me enfado.

Me siento deprimida.

Me siento triste.

Y, al final, lloro.

 

Frustración

Uno de los profesores me ha parado en el pasillo y me ha preguntado: “Aya, ¿te sientes frustrada?”. Me he quedado sin habla. Supongo que lo han deducido a través de mis preguntas, de mis ensayos y de mis dibujos. ¡Pero maldita sea! ¿Cómo han podido tildar a todo lo que hay dentro de mi corazón solo como frustración?



De ser una persona sana me he convertido en una persona discapacitada y mi vida ha experimentado un gran cambio por esa causa. Es más, mi enfermedad está avanzando. Ahora estoy luchando contra mí misma. No puedo sentir ninguna satisfacción mientras lo hago. Mientras paso por toda esta preocupación, sé que nada se va a solucionar pidiéndole a alguien que me escuche pero, yo solo quiero que intenten entender cómo me siento y que me apoyen, aunque solo sea un poco. Por eso he hablado con Suzuki-sensei y le he enseñado mis cuadernos con mis pensamientos y preocupaciones. Otros profesores me han dicho que debería reservarlos para mí misma. Pero ni siquiera puedo moverme porque la carga que soporto es demasiado pesada.

“¿Parezco una chica que representa a la frustración reencarnada?”, le he preguntado a mi madre. “Todo el mundo se siente frustrado”, me ha contestado. “Es mejor ser valiente y decir lo que piensas en el acto. Si te preocupas después por lo que te dijeron o por lo que hiciste, los demás pensarán que siempre estás preocupada por algo”. Sé que no suelo responder rápido. A veces ni siquiera reconozco ante mí misma que soy discapacitada. Estoy en un pozo de desesperación. Pero, extrañamente, no me siento morir porque creo vendrán tiempos mejores en el futuro…

Jesucristo dijo que vivir en este mundo era una prueba divina. ¿Quería decir que hay que vivir pensando en lo que viene después de la muerte? Debería leer la Biblia.

 

Comidas

Ya no puedo sostener los palillos muy bien. Mi pulgar de la mano derecha no se estira lo suficiente y los demás dedos están rígidos y no se mueven, así que no puedo sostener la comida entre los palillos. He desarrollado mi nueva forma de comer de modo natural.

El menú de esta noche constaba de arroz, langostinos fritos, ensalada de pasta y sopa. Primero, he mezclado la ensalada de pasta con el arroz. Con eso no tengo ningún problema. Puedo sostener un langostino frito porque es grande pero no soy muy buena con los fideos (aunque me encanta el udon).

Tengo que tener cuidado al tragar. A menudo me atraganto, así que tengo que transportar la comida en el momento adecuado, mover mi boca a un ritmo concreto, aguantar la respiración y luego tragar.

Chika, mi compañera de clase, no puede mover bien su mano izquierda, así que acerca la cara al plato para poder comer. Teru-chan se pone todo, el arroz, los segundos platos y los ingredientes de la sopa de miso en el mismo plato para poder comer. Yo estoy entre las dos. Puedo mover la mano izquierda, así que puedo sostener un bol. Eso significa que puedo fingir que soy una persona normal.

Hace mucho tiempo leí un libro escrito por Kenji Suzuki, el presentador de televisión. En él decía que cuando dos personas discapacitadas acuden a una cita a ciegas, lo primero que deberían hacer es hablar de su debilidad. ¿Mi forma de comer es una debilidad? “¿Llamo la atención porque soy muy lenta?”, le he preguntado a la jefa de dormitorios. “En vez de decir eso”, ha contestado, “lo siento por ti”. Ha sido una observación bastante sorprendente. Yo siento que, en Okayo, de nuevo hay gente que lo hace todo por mí. Las personas discapacitadas están clasificadas en dos categorías: casos serios y casos leves. Yo estoy clasificada como caso serio.

 

Marzo

Enhorabuena Ako y Hiroki por haberos graduado. Ahora tenéis que afrontar los exámenes de entrada al instituto. ¡Buena suerte!

Tengo ganas de salir al campo

a recoger brotes fértiles de candalillo.

La lluvia de primavera cae silenciosamente.

Esta primavera solo trae soledad.

Estoy muy preocupada por mi futuro. Le he dado la espalda a mi vida sin darme cuenta. ¿Qué ha pasado con mis esperanzas de futuro? Ya no puedo pensar en serio lo que quiero ser en un futuro. Lo dejo estar. Las olas de mi destino me han arrastrado. Ni siquiera sé a qué podría dedicarme. “Todavía queda otro año”, dice mi madre. “Solo me queda un año”, pienso yo. Ya no sé como unir esa distancia que separa nuestra forma de pensar.

Los estudiantes que vienen todos los días del Centro Médico de Salud Aoi Tori – y aquellos que han estado en el internado desde que eran niños – son diferentes. No tienen dudas y parecen vivir su vida sin problemas. “No nos importa que hagas trampa, ¡pero al menos sé puntual!”. Como siempre llego tarde, R-sensei y la enfermera jefe siempre me dicen lo mismo. Pero con la limpieza, por ejemplo, soy lenta y aun así quiero hacerla. No puedo hacer trampa con eso…

La enfermera I es muy amable. Me envuelve en un amor materno. Me gusta mucho porque me relaja. Dice que no puede dormir bien por las noches, así que creo que le regalaré un peluche. La enfermera Y es la que siempre me está metiendo prisa y diciéndome que soy lenta. Pero el otro día me estuvo observando durante diez minutos mientras cruzaba el pasillo de tres metros que lleva al dormitorio. Es una amabilidad de distinta calidad.

He escuchado a mi madre decirle a una enfermera: “Me llevaré a Aya conmigo cuando yo muera”. No sabía que sus pensamientos fueran tan profundos. Eso es amor materno.

Olvidé poner a cargar la batería de la silla de ruedas, así que ha dejado de ser una máquina. Tenía un problema. La he empujado con toda mi energía hacia una de las cuestas. Eso me ha producido dolor en la espalda. Me he tomado un breve descanso en el pasillo de la segunda planta. He visto algo pequeño que se movía en la ladera del patio. Era un perrito. Parecía solitario.

Justo entonces ha pasado un profesor. “¡Ah! ¡A los perros también les gusta este paisaje!”. Me sorprende que los sentimientos que uno tiene hacia algo que no habla varían dependiendo de la persona o de tu humor en ese momento.

¿Qué debería hacer después de graduarme? En los dos últimos dos años mi enfermedad ha empeorado muchísimo. Mi madre dice que debería concentrarme en el tratamiento de Yamamoto-sensei. Ya no se trata de motivarme a mí misma. Ya no es momento de valentía, tampoco. Solo tengo que vivir con ello.

He puesto mis pies debajo de la mesa y me he comido unas galletas. Ako las había dejado para mí. “¡Ánimo, Aya!”, me dijo.

Últimamente me siento extraña. A veces tengo la visión borrosa y la cabeza me da vueltas. La forma de mi pie derecho también ha cambiado. La articulación del dedo gordo sobresale y las del resto están planas. Me da asco que mi pie sea así. Ahora mido 1,49 y peso 36 kilos. Espero que mi pie no pierda la fuerza para sostener a mi cuerpo. ¿Me oyes, pie feo?

“Estoy empeorando y ya no puedo caminar”, le he contado a la enfermera G, que me estaba ayudando a cargar mi silla de ruedas. “Hubo un tiempo en el que mi enfermedad estaba en un estado medio y podía caminar. En ese estado, incluso podría haber ayudado a mis compañeros de habitación. Pero vine aquí cuando ya era bastante inútil y ahora otras personas tienen que ayudarme. Lo siento mucho…”.

Hacia el final, me ha costado decir las palabras apropiadamente, pero he conseguido no llorar. Mi madre estaba llorando. “Tu destino era ponerte enferma y nuestro destino como padres ha sido tener una hija como tú. Aya, estoy segura de que lo estás pasando mal, pero nosotros lo estamos pasando peor. Así que no te preocupes por trivialidades. ¡Tienes que ser fuerte!”.

Cuando iba a volver al dormitorio para cambiarme de ropa y prepararme para la clase de Educación Física, me he atragantado con una flema. Casi me ahogo. No tengo fuerza en los abdominales ni tampoco mucha capacidad pulmonar, así que no podía deshacerme de ella. Ha sido muy doloroso. Siento que algún día moriré por algo insignificamente como eso.

 


Date: 2016-01-14; view: 758


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