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TRES METROS SOBRE EL CIELO 3 page

‘Dani, hey! Casi no te reconocía’

‘No me eches broma tu también, eh?’

‘Hablaba de la ropa, estas muy bien, en serio…’

Daniela se mira la falda, Giulia ya la ha visto antes, se da cuenta del sarcasmo.

‘Giuliii!!’

‘Que te molesta? Te pareces la Bonopane, la gafa que vive en el 3B que en las mañanas llega toda desarreglada…’

‘Como logras ser así de simpática todo el tiempo, eh?’

‘Es por esto que somos amigas.’

‘Nunca dije que era tu amiga!’

Giulia se pone de frente.

‘Un beso, hacemos las paces?’

‘Daniela sonríe. Se dirige hacia a ella cuando ve a sus espalda a Palombi.

‘Andrea!’

Deja el cachete de Giulia y sigue derecho, esperando, antes o después, concentrar su boca en el.

‘Como estas?’

Andrea se mantiene por un momento confuso.

‘Bien y tu?’

‘Buenisimo.’

Se saludan con un beso apurado. Después el pasa a saludar a sus amigos. Giulia la alcanza y le sonríe.

‘No te preocupes, esta haciendo de celebridad.’

Se quedan mirándolo un rato. Andrea habla con algunos chicos, después se voltea hacia ella, la mira de nuevo y al final sonríe. Finalmente ha entendido.

‘Caramba! Si que has exagerado… no te había reconocido.’

Babi atraviesa la sala. Algunas chicas bailan entre ellas. En un lado, un aparente DJ, tratando de imitar a DJ Francesco, intenta un rap que tiene poco éxito. Una chica baila desenfrenada, lanzando los brazos en alto.

Babi mueve la cabeza sonriendo.

‘Pallina!’

La cara ligeramente redonda, enmarcado de largos cabellos castaños y un extraño copete lateral, se voltea.

‘Babi, Guauuu!’ Corre hacia ella y la abraza besándola, casi ahogándola. ‘Como estas?’

‘Buenisimo. Mi había dicho que no venias!’

‘Si, lo se, pero fuimos a una fiesta por la Olgiata, pero no sabes que fastidio era! Estaba con Dema, pero nos escapamos rápido de allí. Y estamos acá, porque, no estas feliz?’

‘Bromeas, muy feliz. Preparaste la lección de latín? Mira que mañana te interroga, solo faltas tu para terminar el ciclo.’

‘Si, lo se, he estudiado toda la tarde, después he debido salir con mi mama, fui al centro. Mira, compre esto, te gusta?’ Y dando una extraña pirueta, mas de bailarina que de modelo de traje, hace girar a un divertido sobretodo de corte azul’

‘Mucho…’

‘Dema me ha dicho que estoy muy bien…’

‘En serio? Tu sabes mi teoría, no?’

‘Todavía? Pero si somos amigas de una vida!’

‘Deja quieta mi teoría.’

‘Hola Babi.’ Un chico de aspecto simpático, con los rulos marrones y la piel clara se acerca.

‘Hola Dema, como estas?’

‘Buenisimo. Has visto que linda la ropa de Pallina?’

‘Si. A juzgar por mi teoría, le queda muy bien.’ Babi le sonríe. ‘Voy a saludar a Roberta, que todavía no la he felicitado.’ Se aleja. Dema se queda mirándola.

‘Que quería decir con eso de la teoría?’

‘Oh, nada, sabes como es ella… es la mujer de las miles teorías y ninguna practica, o casi.’



Pallina se ríe, después mira mejor a Dema. Sus miradas se encuentran por un segundo. Esperemos que esta vez no tenga razón.

‘Anda, ven a bailar…’ Pallina baja tomada de la mano y llega al grupo.

‘Hola Roby, feliz cumpleaños!’

‘Oh, Babi, Hola!’ Se intercambian dos besos sinceros.

‘Te ha gustado el regalo?’

‘Bellisimo, en serio. Justo lo que necesitaba.’

‘Lo sabíamos… fue una idea mía. Después de todo, siempre saltabas la primera hora y tampoco es que vivieras muy lejos.’

A sus espaldas llega Chicco Brandelli.

‘Que le has regalado?’

Babi se gira sonriente, pero al verlo cambia la expresión.

‘Hola Chicco.’

‘Me regalaron un despertador bellísimo’

‘Ah, que lindo, en serio.’

‘Sabes, el también me hizo un regalo bellísimo.’

‘Ah si? Que cosa?’

‘Un cojin todo bordado. Ya lo puse en mi cama.’

‘Ten cuidado, seguramente te pedirá de probarlo.’ E dándole una sonrisa forzada a Brandelli se aleja hacia la terraza. Roberta la mira.

‘A mi el cojin me gusto muchísimo. De verdad…’

En realidad le gustaría también probarlo con el.

Chicco le sonríe. ‘Lo creo, discúlpame.’

‘Pero… dentro de poco sirven la pasta…’ le grita detrás Roberta tratando de pararlo de algún modo.

En la terraza, de poltronas suaves, con cojines claros de flores, un techo de madera con luces tenues bien escondidas detrás de ramas de alguna planta. Un jazmín se enrolla alrededor de las otras plantas. Babi pasea en el suelo de cerámica. El fresco viento de la noche le agita los cabellos, le acaricia la piel quitándole un poco de su perfume y dejando solo algún leve escalofrío.

‘Que cosa debo hacer para que me perdones?’

Babi sonriendo para si misma se cierra la chaqueta, cubriéndose.

‘Que cosa no debiste haber hecho para no molestarme.’

Chicco se le acerca.

‘Es una noche tan bella… es tonto arruinarla peleando.’

‘A mi me gusta muchísimo pelear.’

‘Me he dado cuenta.’

‘Pero también me gusta hacer las paces… la verdad me gusta sobretodo eso. Sin embargo, contigo no se, pero no logro perdonarte.’

‘Es porque estas confundida. Un poco quieres estar conmigo, un poco no. Clásico! Una cosa típica de todas las mujeres.’

‘Eso, ese ‘todas’ es lo que te lo arruina.’

‘Me rindo… te gusto el film de la otra noche?’

‘Si solo me lo hubieses dejado ver!’

‘He dicho que me rindo. Bueno, entonces te mandare la película en cinta a tu casa. Así la ves tranquila, sola, sin nadie que te disturbe. Por cierto, sabes que me han dicho?’

‘Que?’

‘Que lo disfrutas mas cuando sabe a mantecado.’

Babi riendo trata de golpearlo.

‘Puerco!’

Chicco le para el brazo en el aire.

‘Para! Era un chiste. Paz?’

Sus caras se acercan. Babi mira sus ojos: son muy bellos, casi como su sonrisa.

‘Paz.’ Se rinde.

Chicco se le avecina y le da un leve beso en los labios. Esta volverse mas profundo cuando Babi se separa y regresa a ver afuera.

‘Que noche mas esplendida, mira la luna!’

Chicco suspirando alza los ojos al cielo.

Algunas nubes ligeramente navegan el azul oscuro del cielo. Acarician la luna, cubriéndose de luz, aclarándose por partes.

‘Es bella, verdad?’

Chicco responde simplemente ‘Si’, sin apreciar verdaderamente toda la belleza de esa noche. Babi mira a lo lejos. Las casas, los techos, los prados a los bordes de la ciudad, las filas de altos pinos, una larga carretera, las luces de un automóvil, sonidos lejanos. Si solo pudiera ver mejor, si daría cuenta de esos muchachos que corren, riendo y sonando las cornetas. Quizás reconocería a aquel tipo de la moto. Es el mismo que había encontrado una mañana mientras iba a la escuela. Y que se estaba avecinando.

Chicco la abraza y le toca los cabellos.

‘Estas bellísima esta noche.’

‘Esta noche?’

‘Siempre.’

‘Así esta mejor.’

Babi se deja besar.

 

Mucho mas lejos en la misma ciudad.

En una perfecta camisa blanca, con pocos cabellos en la cabeza y gotas de sudor, un mesonero gordito pasa entre todos los invitados con una bandeja de plata. Cada tanto una mano sale de un grupo de personas y se adueña de un cóctel ligero con pedazos de fruta flotando adentro. Otra, mas veloz, coloca un vaso vacio. En el borde, marcas de labial. Se puede ver perfectamente donde la mujer ha bebido y que tipo de labios tiene. El mesonero piensa que seria divertido reconocer que mujer habrá sido tan solo por los vasos. Eróticas huellas digitales. Con este pensamiento vuelve a entrar en la cocina, donde olvida rápidamente esa fantasía a la Sherlock Colmes. La cocinera lo regaña recordándole de llevar la bandeja con los pasapalos fritos.

‘Querida, estas muy bien.’

En la sala una mujer de cabellos muy colorados se gira hacia la amiga y le sonríe, siguiendo el juego.

‘Pero has hecho alguna cosa?’

‘Si, me he encontrado un amante.’

‘Ah si? Y que hace?’

‘El cirujano plástico.’

Ríen las dos. Después agarrando una alcachofa frita, se mueven mas hacia un lado y le confiesa el secreto.

‘Me he inscrito en el gimnasio de Barbara Bouchet.’

‘Ah si? Como es?’

‘Fabulosa! Deberías venir.’

‘Lo haré seguramente.’

Y queriendo preguntarle cuanto cuesta el mes, piensa que lo descubrirá por su cuenta, en el verdadero sentido de la palabra. Después se apodera de una mozzarella frita y la manda a la barriga serena, total después se lograría deshacer de ella.

Claudio saca el paquete de Marlboro y se prende un cigarrillo. Deja salir el humo, saboreándolo hasta el fin.

‘Hey, tienes una corbata bellísima.’

‘Gracias.’

‘Te queda verdaderamente bien, en serio.’ Claudio muestra orgulloso su corbata vinotinto y después, por instinto, baja el cigarrillo escondiéndolo y busca a Raffaella. Mira alrededor, se encuentra con algunas caras recién llegadas, los saluda sonriendo, y después, al no encontrarla le da otra fumada mas tranquilo.

‘Muy bella, verdad? Es un regalo de Raffaella.’

Una mesita baja de marfil, con aceitunas y pistachos reunidos en pequeños envases de plata. Una mano acompañada de uñas bien cuidadas deja caer las partes inservibles de un pistacho.

‘Estoy preocupada por mi hija.’

‘Porque?’

Raffaella logra mostrarse bastante interesada, aquel intento de conservar la confianza de Marina.

‘Frecuenta un bueno para nada, uno que no hace nada, uno que esta siempre en la calle.’

‘Y de cuando se están viendo?’

‘Ayer han celebrado seis meses. Lo supe por mi hijo. Sabes que cosa ha hecho el, eh, sabes que cosa ha hecho?’

Raffaella deja caer un pistacho muy cerrado. Ahora esta sinceramente interesada.

‘No, dime.’

‘La ha llevado a la pizzería. Pero te das cuenta? En una pizzería en la calle Vittorio’

‘Bueno, pero estos muchachos no trabajan, quizás los padres…’

‘Si, pero quien sabe de quien nace… le ha llevado doce rosas feas, pequeñas, de esas que apenas llegas a la casa y se caen los pétalos. Seguramente la habrá comprado en el semáforo. Esta mañana en la cocina le he preguntado: ‘Gloria, que es este horror?’. ‘Mama, no te atrevas a botarlas!’ Imaginate! Pero cuando regreso de la escuela no eran mas. Yo le dije que había sido Ziua, la señora de servicio filipina, entonces se ha puesto a gritar y se marcho lanzando la puerta.’

‘Acerca de estas historias no debes absolutamente obstaculizarla, sino es peor, que después Gloria se obstina. Déjala ser, veras que terminara por su cuenta. Y ha regresado?’

‘No, ha llamado diciendo que iba a dormir donde la Piristi, aquella linda muchacha rubia, un poco rellenita, la hija de Giovanna. El es el administrador de la Serfim, ella se ha arreglado toda. Justamente, se lo puede permitir.’

‘En serio? Pero si no se nota…’

‘Usan esta nueva técnica, te estiran desde atrás de las orejas. Es perfectamente invisible. Entonces, puede salir con Babi? Me daría tanto gusto.’

‘Pero claro, estas bromeando?, le diré que la llame.’

Finalmente Raffaella se concede un pistacho. Esta mas abierto que los otros. Deja su cáscara por la boca de ella, y para el no es un intercambio conveniente.

‘Filippo? Raffaella ha dicho que convencerá a Babi de llevar a Gloria con su grupo.’

‘Ah, Buenísimo, te lo agradezco.’

Filippo, un hombre joven, con la cara reposada, parece estar mas interesado también a los pistachos que a las vivencias de su hija. Se dobla hacia delante, apoderándose de aquel que Raffaella había ya elegido como su futura victima. Ella lo guarda sospechosa detrás de las orejas, buscando también en el alguna señal de aquella inesperada juventud.

‘Hola Claudio.’

‘Estas Bellísima.’

Una sonrisa perfecta dice ‘Gracias’, y mirándolo se aleja con un vestido que costaría al menos ciento cincuenta euros. Lo habrá hecho a propósito? En su pensamiento lentamente ese vestido largo se desaparece e imagina que ropa intima llevara debajo, pero después le viene una duda: habrá alguna cosa que dejar a la imaginación? Justo en ese momento llega Raffaella. Claudio da una ultima probada al cigarrillo y la apaga veloz en el cenicero.

‘Dentro de un poco comenzamos a jugar. Te aconsejo, no hagas como siempre. Cuando no llega la carta, después de un poco que no logres Gin, retirate.’

‘Y si tiene mas bajo que yo?’

‘Retirate cuando tengas bajas.’

Claudio sonríe compuesto. ‘Si querida, como quieras.’ El cigarrillo paso invisible.

‘Por cierto, te había dicho que no fumaras.’

Equivocado.

‘Pero una sola, no me hace mal…’

‘Una o diez… es el olor lo que me fastidia.’

Raffaella se va hacia la mesa verde. También el resto toman asiento. No hay nada que hacer, no se le escapa nada. Sentándose Raffaella mira bastante a la mujer del vestido de cincuenta y cinco euros. Por un momento Claudio tiene miedo que lea también el pensamiento.

 

Roberta, eufórica por sus dieciocho años, por la fiesta que sale a la perfección, corre al intercomunicador.

‘Respondo yo.’ Pasando a un tipo que estaba por allí con un plato lleno de pizzas pequeñas.

‘Hola. Esta Francesca verdad?’

‘Francesca quien?’

‘Giacomini, una rubia.’

‘Ah si, que le debo decir?’

‘Nada, si me abres. Soy su hermano, le debo dejar las llaves.’

Roberta oprime una vez el botón del intercomunicador, después para estar segura de haberlo abierto, lo presiona de nuevo. Va a la cocina, toma dos grandes Coca-Colas del refrigerador y se dirige hacia la sala. Encuentra una chica rubia que esta hablando con un chico con los cabellos llenos de gelatina y echados hacia atrás.

‘Francesca, esta subiendo tu hermano…’

‘Ah…’ es la única cosa que Francesca logra decir. ‘Gracias.’

Y después de haberlo dicho se mantiene con la boca abierta. El muchacho a su lado pierde un poco su estaticidad y se concede un ligero estupor.

‘France’, pasa algo malo?’

‘No, no pasa nada malo, aparte del hecho que yo soy hija única.’

‘Eso, aquí es.’ El Siciliano y Hook leen de primeros la tarjeta en el timbre del cuarto piso. ‘Son los Micchi, no?’

Schello suena el timbre.

La puerta se abre casi de inmediato.

Roberta se mantiene en la puerta, mira el grupo de chicos musculosos y despeinados. Están vestidos un poco casual, piensa tan amablemente.

‘Puedo hacer alguna cosa?’

Schello se le para enfrente: ‘Buscamos a Francesca, soy su hermano.’

Como por magia, Francesca aparece en la puerta, acompañada por el chico con quien hablaba.

‘Ah, aquí esta, tu hermano.’

Roberta se aleja. Francesca mira preocupada el grupo.

‘Y quien seria mi hermano?’

‘Yo!’ Lucone alza la mano.

Pollo también la alza ‘Yo también, somos gemelos, como en el film de Schwarzenegger. El es el gafo.’ Todos se ríen.

‘Nosotros también somos hermanos’ Uno después del otro alzan la mano. ‘Si, nos queremos mucho.’

El acompañante de Francesca no esta entendiendo todo. Opta por una expresión que combina muy bien con su cabello.

Francesca se dirige hacia Schello firme.

‘Pero como te ha venido a la mente de venir con toda esta gente, eh?’

Pollo sonríe, arreglándose la chaqueta: el resultado es siempre pésimo.

‘Esta fiesta me parece un velorio, al menos la avivamos un poco, anda Francesca no te molestes.’

‘Y quien se esta molestando? Basta con que se vayan.’

‘Ah Sche’, ya me canse de esperar, Permiso?’ El Siciliano, sin esperar que Francesca se quite de la puerta, entra.

El acompañante pegostoso de repente entiende todo: coleados. Y con un resplandor de inteligencia se aleja alcanzando a los verdaderos invitados en la sala. Francesca trata de pararlos.

‘No Schello, anda, no puedes entrar’

‘Disculpa, permiso, disculpa’

Imposible, uno detrás del otro todos pasan: Hook, Lucone, Pollo, Bunny, Step y los otros.

‘Anda France’, no seas así, veras que no pasara nada.’

Schello la toma bajo su brazo.

‘Y si pasa algo, como va a ser culpa? Es de tu hermano por haberse traído toda esta gente…’ Después, como si se preocupara que alguno entrara sin invitación, cierra la puerta.

El Siciliano y Hook se lanzan literalmente en el buffet, devorando panes con salami, suaves, con la mantequilla regada en la parte superior, esa redonda, pero no la prueban, lo tragan directamente sin masticarla. Se ha vuelta casi una competencia. Y mas pizzas, sándwiches mezclados de pastas dulces y pequeños chocolates.

Al final el Siciliano se ahoga. Hook le da golpes cada vez mas fuertes en la espalda, la ultima tan fuerte que el Siciliano comienza a toser, escupiendo pedazos de comida en lo que quedaba del Buffet. La mayor parte de los invitados que estaban cerca se meten inmediatamente a dieta. Schello comienza a reír como loco, Francesca a preocuparse seriamente.

Bunny gira por el salón. Parece un cuidadoso coleccionista: agarra los objetos pequeños, se los lleva cercano a los ojos, revisa los números estampados y si son de plata se los mete en el bolsillo.

Rápidamente lo fumadores son obligados a botar las cenizas en las plantas.

Pollo, como buen profesional, busca rápido el cuarto de la madre. Lo encuentra. Ha sido sabiamente cerrado con llave. Pero la llave la han dejado puesta en la cerradura. Ingenuos. Pollo abre la puerta. Las carteras de las muchachas están todas en la cama, ordenadamente. Comienza a abrirlas, una después de la otra, sin mucho esfuerzo.

Las billeteras esta casi todas llenas, es propiamente una bella fiesta: gente de clase, nada mas que decir. En el corredor Hook fastidia a una amiga de Pallina con miradas y comentarios fastidiosos. Un muchacho, un poco menos gelatinado que los otros, trata de darle un vago concepto de educación. Se lanza en una discusión verbal. Remediada al aire con un puño que fue mucho mas pesado que los comentarios que le tocaron a su chica. Hook no soporta los sermones. Su padre es abogado, ama las palabras al menos tanto como su hijo odia la idea de estudiar derecho.

Pallina, quizás por la emoción, se acuerda de tener ella también problemas en la mente, disculpándose con el resto:

‘Se me ha corrido el rimel, voy al baño a arreglarme el maquillaje.’ Cosa que serviría mucho al tipo, que se aleja en silencio, con su chica en la mano y los cinco dedos de Hook estampados en la cara.

Pollo lanza la ultima cartera en la cama.

‘Caramba! Que robo… tienes una cartera así, vas a una fiesta así, y te llevas solo diez euros? Pero de verdad que eres pobre!’

Esta por marcharse cuando nota que en la silla vecina, apoyada en un cojin y escondida por una chaqueta esta una cartera. La agarra. Es una bella cartera elegante y pesada, de cuero y dos líneas atadas que la cierran. Debe estar bien rica, si la propietaria se preocupa tanto por esconderla. Pollo comienza a abrir el nudo de las dos piezas atadas, maldiciendo su vicio de comerse siempre las uñas. Uno puede sufrir de falta de afecto, esta bien, quizás de falta de dinero. Pero nunca de ambas cosas a la vez. Finalmente desata el nudo. Justo en ese momento se abre la puerta. Pollo esconde la cartera detrás de la espalda. Una chica de cabello oscuro, sonriente, entra tranquila. Cuando lo ve, se para.

‘Cierra la puerta.’

Pallina obedece. Pollo saca la cartera de atrás y comienza a buscar dentro. Pallina asume una expresión disturbada. Pollo ve que lo esta mirando.

‘Entonces, se puede saber que quieres?.’

‘Mi cartera.’

‘Que esperas? Agarrala no?’

Pollo indica la cama llena de carteras ya vaciadas.

‘No puedo.’

‘Porque?’

‘Porque un idiota la tiene en las manos.’

‘Ah.’ Pollo sonríe. Mira mejor a la muchacha. Es muy linda con los cabellos negro, un copete hacia atrás y la mueca de la boca ligeramente molesta. Naturalmente tiene una falda elegante. Pollo busca la billetera, la agarra.

‘Toma…’ le lanza la cartera. ‘Basta que la pidas…’

Pallina agarra la bolsa en el aire. Y comienza también a buscar algo adentro.

‘Sabes que no se busca en las carteras de las señoritas, no te lo ha dicho tu madre?’

‘Nunca he hablado con mi madre. Hey, sin embargo, tu deberías tener una charla con la tuya.’

‘Porque?’

‘Bueno, no puede ser que te manda solo con cincuenta euros.’

‘Es mi semana.’

Pollo se los mete en el bolsillo.

‘Era.’

‘Quiere decir que estaré a dieta.’

‘Entonces te hice un favor.’

‘Cretino!’

Pallina consigue lo que buscaba, y después deja la cartera.

‘Cuando hayas terminado mete la billetera de nuevo. Gracias.’

‘Escucha, ahora que comienzas a estar a dieta, quizás mañana te invito a comer una pizza.’

‘No gracias, cuando yo pago quiero tener al menos la libertad de elegir con quien voy.’ Se va hacia la puerta.

‘Hey, espera un momento.’

Pollo la alcanza.

‘Que has agarrado?’

Pallina se lleva la mano hacia la espalda. ‘Nada que te deba interesar.’

Pollo le agarra los brazos.

‘Eso lo diré yo. Enséñame.’

‘No, déjame ir. Ya agarraste el dinero, no? Que quieres ahora?’

‘Eso que tienes en tus manos.’

Pollo trata de agarrarla. Pallina apoya su pecho en contra de el, alejando lo mas posible su pequeña mano cerrada.

‘Dejame, ve que sino me pongo a gritar.’

‘Y yo te agarro a nalgadas.’

Pollo finalmente alcanza su pulso y lo lleva hacia el. Le agarra el brazo con el pequeño puño cerrado, decidido, enfrente.

‘Mira, si me lo abres te juro que no te hablare nunca mas…’

‘Entenderas, nunca habíamos hablado sino hasta hoy, no moriré…’

Pollo agarra la pequeña suave mano de la chica y comienza a empujarle con las palmas los dedos hacia atrás. Pallina trata de resistir. Inútilmente. Con las lagrimas en los ojos, llevandose el peso hacia atrás para darle mas fuerza a sus dedos. ‘Te lo pido, sueltame.’ Pollo continúa sin darle ventaja. Al final, uno después del otro, los dedos se doblan, vencidos, revelando su secreto.

En la mano de Pallina estaba la explicación de aquellos puntos rojos en la cara y del seno crecido. El motivo de ese nerviosismo que, una vez al mes, agarra antes o después a cada joven muchacha y que cuando no llega las pone aun más nerviosas o las hace ser mama. Pallina se queda allí, frente a el, en silencio, mortificada. Ha sido humillada. Pollo, sentándose en la cama, comienza una risa ensordecedora.

‘Entonces mañana no, que no te invito a cenar. Sino entonces después que haremos? Nos contamos chistes?!’

‘Ah no, eso no, no conozco tan estupidos como para hacerte reír! Y el resto de seguro que no los entenderías.’

‘Hey, fuerte la niña!’ Pollo queda herido.

‘De todas formas estoy segura que ya te divertí bastante.’

‘Porque?’

Pallina se masajea los dedos. Pollo se da cuenta. ‘Me has hecho mal, no era eso lo que querías?’

‘Si apenas se pusieron rojos, no seas exagerada, dentro de un rato se te pasa.’

‘No hablaba de mi mano.’ Lo dice antes de ponerse a llorar.

Pollo se queda allí, sin saber muy bien que hacer. Todo eso que le viene en mente es de poner de nuevo su billetera y sus cosas en la cartera. Claro, no de restituirle los cincuenta euros.

El DJ, un tipo musical, con el cabello ligeramente más largo que el resto para resaltar su aspecto artístico, se agita controlando todo a tiempo. Sus manos se mueven adelante y atrás de los dos discos, mientras un audífono le da la posibilidad de escuchar antes lo que va a sonar y así evitar una vergüenza por una entrada equivocada.

Step gira por la fiesta, se mira alrededor, escucha distraído estupidos discursos de chicas de dieciocho años: vestidos costosos vistos en vitrinas, motos no compradas por sus padres, noviazgos imposibles, cuernos asegurados, aspiraciones frustradas.

De la ventana en el fondo del salón, esa que da a la terraza, entra un poco de viento. Las cortinas vuelan ligeramente mientras que se quedan atadas con la ventana. Se ven manos que las empujan tratando de abrir la ventana. Un buen chico elegante ha logrado empujarla mejor, consiguiendo el lugar y fuerza justa. Poco después, a sus espaldas aparece una chica. Ríe divertida de esa pequeña dificultad. La luz de la luna, que viene detrás, ilumina ligeramente su vestido volviéndolo por un momento transparente.

Step se queda mirándola. La chica mueve los cabellos, sonríe al tipo. Muestra sus dientes blancos y bellísimos. Aun de lejos se puede sentir la intensidad de su mirada. Sus ojos azules, profundos y pulidos. Step se acuerda de ella, de su encuentro, ya se han visto. O quizás es mejor llamarlo un encontronazo. Los dos se dicen algo. La chica asienta con la cabeza y sigue al muchacho hacia la mesa de las bebidas. De repente, Step también tiene ganas de beber.

Chicco Brandelli lleva a Babi a través de los invitados. Le toca apenas la espalda con la palma de la mano, probando a cada paso un poco de su perfume ligero. Babi saluda algunos amigos que han llegado mientras ella estaba en la terraza. Llegan a la mesa con las cosas de beber. Repentinamente un tipo se pone frente a Babi. Es Step.

‘Bueno, he visto que me has hecho caso, estas buscando como resuelves tu problema’ dice indicando con la cabeza a Brandelli ‘Entiendo que es solo un primer intento. Pero podría ser. Claro, si no has podido encontrar algo mejor…’

Babi lo mira, desconcertada. Lo conoce, pero no le parece simpático. O si? Que ha sucedido con ese tipo?

Step le refresca la memoria.

‘Te he acompañado a la escuela una mañana, hace unos días atrás.’

‘Imposible, yo voy a escuela siempre con mi papa.’

‘Tienes razón, digamos que te he escoltado. Estaba pegado a tu carro.’

Babi recordando lo mira molesta.

‘Veo que finalmente te acuerdas.’

‘Cierto, eras ese tipo que decía un poco de idioteces. Nunca cambias, eh?’

‘Porque debería, soy perfecto.’ Step alarga los brazos mostrando su físico.

Babi piensa que al menos desde ese punto de vista tiene razón.

Es el resto lo que no cuadra. Comenzando desde su apariencia hasta su modo de comportarse.

‘Ves, no dices que no.’

‘Tampoco te respondo.’

‘Babi, te esta fastidiando?’ Brandelli tiene la mala idea de entrometerse. Step ni siquiera lo mira.

‘No, Chicco, Gracias.’

‘Entonces, si no te estoy fastidiando, te estoy agradando…’

‘Me eres completamente indiferente, aunque diría que me fastidias ligeramente, para ser precisa.’

Chicco trata de cerrar esa discusión dirigiéndose a Babi.

‘Quieres algo de beber?’

Step responde por ella.

‘Si, gracias, sírveme una Coca-Cola, esta bien?’

Chicco no le presta atención. ‘Babi quieres algo?’

Step por primera vez lo mira. ‘Si, una Coca, ya te lo dije, apurate.’

Chicco se queda mirándolo con un vaso en la mano.

‘Apurate, no escuchas, gusano?’

‘Dejalo así.’ Babi interviene quitándole el vaso de la mano de Chicco. ‘Lo hago yo.’

‘Ves, cuando eres gentil te ves mucho mas linda.’

Babi agarra la botella.

‘Toma, y cuidado a que no la derrames.’ Después lanza el vaso lleno de Coca-Cola en la cara a Step bañándolo completo.


Date: 2016-01-05; view: 560


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