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HOY LE HA ENTRADO UNA ASTILLA.

Hoy le ha entrado una astilla cerca, dándole

cerca, fuerte, en su modo

de ser y en su centavo ya famoso.

Le ha dolido la suerte mucho,

todo;

le ha dolido la puerta,

le ha dolido la faja, dándole

sed, aflixión

y sed del vaso pero no del vino.

Hoy le salió a la pobre vecina del aire,

a escondidas, humareda de su dogma;

hoy le ha entrado una astilla.

La inmensidad persíguela

a distancia superficial, a un vasto eslabonazo.

Hoy le salió a la pobre vecina del viento,

en la mejilla, norte, y en la mejilla, oriente;

hoy le ha entrado una astilla.

¿Quién comprará, en los días perecederos, ásperos,

un pedacito de café con leche,

y quién, sin ella, bajará a su rastro hasta dar luz?

¿Quién será, luego, sábado, a las siete?

¡Tristes son las astillas que le entran

a uno,

exactamente ahí precisamente'

Hoy le entró a la pobre vecina de viaje,

una llama apagada en el oráculo;

hoy le ha entrado una astilla.

Le ha dolido el dolor, el dolor joven,

el dolor niño, el dolorazo, dándole

en las manos

y dándole sed, aflixión

y sed del vaso, pero no del vino.

¡La pobre pobrecita!

ME VIENE, HAY DÍAS, UNA GANA UBÉRRIMA, POLÍTICA...

Me viene, hay días, una gana ubérrima, política,

de querer, de besar al cariño en sus dos rostros,

y me viene de lejos un querer

demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza,

al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito,

a la que llora por el que lloraba,

al rey del vino, al esclavo del agua,

al que ocultóse en su ira,

al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma.

Y quiero, por lo tanto, acomodarle

al que me habla, su trenza; sus cabellos, al soldado;

su luz, al grande; su grandeza, al chico.

Quiero planchar directamente

un pañuelo al que no puede llorar

y, cuando estoy triste o me duele la dicha,

remendar a los niños y a los genios.

Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo

y me urge estar sentado a la diestra del zurdo, y responder al mudo,

tratando de serle útil

en todo lo que puedo y también quiero muchísimo

lavarle al cojo el pie,

y ayudarle a dormir al tuerto próximo.

¡Ah querer, éste, el mío, éste, el mundial,

interhumano y parroquial, provecto!

Me viene a pelo,

desde el cimiento, desde la ingle pública,

y, viniendo de lejos, da ganas de besarle

la bufanda al cantor,

y al que sufre, besarle en su sartén,

al sordo, en su rumor craneano, impávido;

al que me da lo que olvidé en mi seno,

en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros.

Quiero, para terminar,

cuando estoy al borde célebre de la violencia

o lleno de pecho el corazón, querría



ayudar a reír al que sonríe,

ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca,

cuidar a los enfermos enfadándolos,

comprarle al vendedor,

ayudarle a matar al matador -cosa terrible-

y quisiera yo ser bueno conmigo

en todo.

 

PALMAS Y GUITARRA

Ahora, entre nosotros, aquí,

ven conmigo, trae por la mano a tu cuerpo

y cenemos juntos y pasemos un instante la vida

a dos vidas y dando una parte a nuestra muerte.

Ahora, ven contigo, hazme el favor

de quejarte en mi nombre y a la luz de la noche teneblosa

en que traes a tu alma de la mano

y huímos en puntillas de nosotros.

Ven a mí, sí, y a ti, sí,

con paso par, a vemos a los dos con paso impar,

marcar el paso de la despedida.

¡Hasta cuando volvamos! ¡Hasta la vuelta!

¡Hasta cuando leamos, ignorantes!

¡Hasta cuando volvamos, despidámonos!

¿Qué me importan los fusiles?,

escúchame;

escúchame, ¿qué impórtenme,

si la bala circula ya en el rango de mi firma?

¿Qué te importan a ti las balas,

si el fusil está humeando ya en tu olor?

Hoy mismo pesaremos

en los brazos de un ciego nuestra estrella

y, una vez que me cantes, lloraremos.

Hoy mismo, hermosa, con tu paso par

y tu confianza a que llegó mi alarma,

saldremos de nosotros, dos a dos.

¡Hasta cuando seamos ciegos!

¡Hasta

que lloremos de tánto volver!

Ahora,

entre nosotros, trae

por la mano a tu dulce personaje

y cenemos juntos y pasemos un instante la vida

a dos vidas y dando una parte a nuestra muerte.

Ahora, ven contigo, hazme el favor

de cantar algo

y de tocar en tu alma, haciendo palmas.

¡Hasta cuando volvamos! ¡Hasta entonces!

¡Hasta cuando partamos, despidámonos!

 


Date: 2016-01-05; view: 536


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INTENSIDAD Y ALTURA | EL ALMA QUE SUFRIO DE SER SU CUERPO
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