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Del diario del doctor Seward

25 de octubre. ¡Cómo echo en falta mi fonógrafo! Escribir un diario con pluma me resulta desesperante. Pero van Helsing dice que debo hacerlo. Estuvimos todos muy nerviosos ayer, cuando Godalming recibió su telegrama de Lloyd's. Ahora comprendo perfectamente lo que los hombres sienten en las batallas, cuando se les da órdenes de entrar en acción. La única de nuestro grupo que no mostró ninguna señal de emoción fue la señora Harker. Después de todo, no es extraño que no se emocionara, ya que tuvimos especial cuidado en no dejar que ella supiera nada sobre ello y todos tratamos de no mostrarnos turbados en su presencia. En otros tiempos, estoy seguro de que lo hubiera notado inmediatamente, por mucho que hubiéramos tratado de ocultárselo, pero, en realidad, ha cambiado mucho durante las últimas tres semanas. La letargia se hace cada vez mayor en ella y está recuperando parte de sus colores. Van Helsing y yo no nos sentimos satisfechos. Hablamos frecuentemente de ella; sin embargo, no les hemos dicho ni una palabra a los demás. Eso destrozaría el corazón al pobre Harker, o por lo menos su sistema nervioso, si supiera que teníamos aunque solamente fueran sospechas al respecto. Van Helsing me dice que le examina los dientes muy cuidadosamente, mientras está en trance hipnótico, puesto que asegura que en tanto no comiencen a aguzarse, no existe ningún peligro activo de un cambio en ella. Si ese cambio se produce..., ¡lo hará en varias etapas…! Ambos sabemos cuáles serán necesariamente estas etapas, aunque no nos confiamos nuestros pensamientos el uno al otro. No debemos ninguno de nosotros retroceder ante la tarea... por muy tremenda que pueda parecernos. ¡La "eutanasia" es una palabra excelente y consoladora! Le estoy agradecido a quienquiera que sea el que la haya inventado.

Hay sólo unas veinticuatro horas de navegación a vela de los Dardanelos a este lugar, a la velocidad que el Czarina Catherine ha venido desde Londres. Por consiguiente, deberá llegar durante la mañana, pero como no es posible que llegue antes del mediodía, nos disponemos todos a retirarnos pronto a nuestras habitaciones.

Debemos levantarnos a la una, para estar preparados.

25 de octubre, al mediodía. Todavía no hemos recibido noticias de la llegada del navío. El informe hipnótico de la señora Harker esta mañana fue el mismo de siempre; por consiguiente, es posible que recibamos las noticias al respecto en cualquier momento. Todos los hombres estamos febriles a causa de la excitación, excepto Harker, que está tranquilo; sus manos están frías como el hielo y, hace una hora, lo encontré humedeciendo el filo del gran cuchillo gurka que siempre lleva ahora consigo. ¡Será un mal momento para el conde si el filo de ese "kukri" llega a tocarle la garganta, empuñado por unas manos tan frías y firmes!

Van Helsing y yo estamos un tanto alarmados hoy respecto a la señora Harker. Cerca del mediodía se sumió en una especie de letargo que no nos agrada en absoluto, aunque mantuvimos el secreto, y no les dijimos nada a los demás, no nos sentimos contentos en absoluto de ello. Estuvo inquieta toda la mañana, de tal modo que, al principio, nos alegramos al saber que se había dormido. Sin embargo, cuando su esposo mencionó que estaba tan profundamente dormida que no había podido despertarla, fuimos a su habitación para verla nosotros mismos. Estaba respirando con naturalidad y tenía un aspecto tan agradable y lleno de paz, que estuvimos de acuerdo en que el sueño era mejor para ella que ninguna otra cosa. ¡Pobre mujer! Tiene tantas cosas que olvidar, que no es extraño que el sueño, si le permite el olvido, le haga mucho bien.



Más tarde. Nuestra opinión estaba justificada, puesto que, después de un buen sueño de varias horas, despertó; parecía estar más brillante y mejor que lo que lo había estado durante varios días. Al ponerse el sol, dio el mismo informe que de costumbre.

Sea donde sea que se encuentre, en el Mar Negro, el conde se está apresurando en llegar a su punto de destino. ¡Confío en que será a su destrucción!

 

26 de octubre. Otro día más, y no hay señales del Czarina Catherine. Ya debería haber llegado. Es evidente que todavía está navegando hacia alguna parte, ya que el informe hipnótico de la señora Harker, antes de la salida del sol, fue exactamente el mismo. Es posible que el navío permanezca a veces detenido, a causa de la niebla; varios de los vapores que llegaron en el curso de la última noche indicaron haber encontrado nubes de niebla tanto al norte como al sur del puerto. Debemos continuar nuestra vigilancia, ya que el barco puede sernos señalado ahora en cualquier momento.

 

27 de octubre, al mediodía. Es muy extraño que no hayamos recibido todavía noticias del barco que estamos esperando. La señora Harker dio su informe anoche y esta mañana como siempre: "Choques de olas y ruidos del agua", aunque añadió que "las olas eran muy suaves". Los telegramas de Londres habían sido exactamente los mismos de siempre: "No hay más informes." Van Helsing está terriblemente ansioso y me dijo hace unos instantes que teme que el conde esté huyendo de nosotros. Añadió significativamente:

—No me gusta ese letargo de la señora Mina. Las almas y las memorias pueden hacer cosas muy extrañas durante los trances.

Me disponía a preguntarle algo más al respecto, pero Harker entró en ese momento y el profesor levantó una mano para advertirme de ello. Debemos intentar esta tarde, a la puesta del sol, hacerla hablar un poco más, cuando esté en su estado hipnótico.


Date: 2016-01-03; view: 568


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Del diario de Jonathan Harker | III. Contents of the Discipline
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