Home Random Page


CATEGORIES:

BiologyChemistryConstructionCultureEcologyEconomyElectronicsFinanceGeographyHistoryInformaticsLawMathematicsMechanicsMedicineOtherPedagogyPhilosophyPhysicsPolicyPsychologySociologySportTourism






Fase II: ataque principal de las tropas francesas y melée

La fuerza del centro francés, aún no excesivamente castigada (aunque sí confundida por el fracaso del ataque de la caballería sobre los flancos), intentó entonces avanzar hacia los estandartes del rey Enrique V (centro del ataque inglés), con la finalidad de capturarlo o eliminarlo. La práctica era habitual en las guerras medievales, donde la baja en combate del rey podía inducir la rendición de sus tropas y el final de la lucha o, en caso de ser hecho prisionero, el derecho al cobro de un cuantioso rescate, el cual resarciría económicamente a sus captores.

Cortando los astiles de sus lanzas, los hombres avanzaron sin guardar el orden de las filas. No obstante, el fracaso del ataque anterior les había condenado de antemano a la derrota, pues las formaciones de arqueros ingleses estaban intactas y conservaban su gran potencia de tiro. A medida que los franceses se iban internando en el "embudo" que conducía hacia la vanguardia inglesa eran masacrados por sucesivas "lluvias de flechas", las cuales sembraban el caos y la muerte entre las tropas francesas.

Cuando los sobrevivientes hubieron llegado a la distancia "una lanza" de sus enemigos, comenzó el combate cuerpo a cuerpo. La lucha fue feroz: el duque de York recibió un golpe en el casco que le rompió el cráneo y lo mató instantáneamente. Los dieciocho guerreros franceses que se habían juramentado para matar a Enrique V murieron enseguida, pero alguien (posiblemente el duque de Alençon) consiguió asestar al rey un golpe de maza en el casco, abollándolo y arrancándole los adornos. De haber llevado la cabeza desnuda, hubiese perdido la vida. El duque de Oxford cayó moribundo, junto a Enrique, y éste debió luchar duramente contra dos soldados franceses para evitar que remataran al herido, cosa que logró.

En ese momento, los arqueros ingleses comprendieron que sus arcos no tenían ya utilidad, porque en la salvaje melée (un tipo de combate cuerpo a cuerpo desordenado e informe) tenían tantas posibilidades de acertarle a un amigo como a un enemigo. Por lo tanto, se deshicieron fríamente de ellos y, empuñando las espadas, hachas y mazas, se lanzaron también al fragor de la lucha. Los arqueros carecían de armadura, hecho que constituyó una ventaja determinante en el enfrentamiento con los caballeros franceses, quienes, encerrados en sus pesadas armaduras, tenían muchas dificultades para desplazarse -o incorporarse una vez derribados- en el fangoso lodazal en el que se había convertido el arcilloso terreno de la batalla. En pocos minutos los mataron a todos.

Por otra parte, el sentido del honor de los caballeros franceses les llevó a menospreciar los riesgos de rendirse en la lucha: equivocaron su concepto de que la melée era un duelo honorable, un lance singular uno contra otro en el que, al encontrarse vencido, se podía arrojar al suelo las armas o el guante y esperar un trato justo. Como es natural, los ingleses (muchos de ellos agotados y enfermos y, para colmo, campesinos e iletrados) no opinaban lo mismo. El duque de Alençon murió por este motivo: tras haber luchado con Enrique V, súbitamente le entregó sus armas. Enrique, sorprendido, las aceptó. Cuando Alençon inclinó la cabeza en gesto de agradecimiento, fue rápidamente degollado por un arquero inglés que había echado mano a su afilada daga. A muchos otros nobles franceses les sucedieron desgracias similares.



La segunda división francesa se sumó a la primera y fue también masacrada; la tercera, aún montada, decidió que lo mejor era retirarse prudentemente y se alejó al galope del campo de batalla.

Ninguno de los dos jefes franceses estaba ahora en situación de recomponer su formidable ejército (que aún continuaba superando largamente en número a los ingleses): d'Albret había muerto en la melée y Boucicault había sido capturado. En todo el frente de batalla, la vanguardia francesa era un mar de confusión y caos, y los hombres y sus cabalgaduras caían, huían o morían masivamente.


Date: 2015-12-24; view: 657


<== previous page | next page ==>
El plan francés | Después de Azincourt
doclecture.net - lectures - 2014-2024 year. Copyright infringement or personal data (0.006 sec.)