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Capítulo 14: Felix Felicis

 

Harry tenía Herbología a primera hora de la mañana. No había podido decirles a Ron y Hermione de su clase con Dumbledore durante el desayuno por temor a que los escucharan, pero los estaba poniendo al tanto mientras caminaban por el camino de vegetales hacia los invernaderos. El viento brutal del fin de semana finalmente había cesado; la rara niebla había regresado y les tomó un poco más de tiempo encontrar el invernadero correcto.

 

-Wow, que miedo, Ya-sabes-quien de niño-, dijo Ron discretamente, mientras tomaban sus lugares alrededor de los troncos nudosos del Snargaluff, que era su proyecto del periodo, y comenzaron a ponerse sus guantes protectores. -Pero aún no entiendo porque Dumbledore te está enseñando todo eso. Digo, es muy interesante y eso, pero ¿cual es el punto?-.

 

-No se-, dijo Harry, poniendo un escudo de goma. -Pero dice que es importante, y me ayudará a sobrevivir-.

 

-Yo creo que es fascinante,- dijo Hermione seriamente. -Tiene total sentido conocer lo más posible de Voldemort. ¿De que otra manera encontrarás sus debilidades?-.

 

-¿Y como estuvo la fiesta de Slughorn?- le preguntó Harry pesadamente, a través del escudo de goma.

-Oh, estuvo bastante divertida, en realidad-, dijo Hermione, poniéndose sus lentes protectores. -Quiero decir, él presume un poco de las grandes hazañas, y adula totalmente a McLaggen porque está muy bien conectado, pero nos ofreció comida muy agradable y nos presentó a Gwenog Jones-.

-¿Gwenog Jones?- dijo Ron, abriendo sus ojos bajo sus lentes protectores. -¿La Gwenog Jones? ¿Capitana de los Holyhead Harpies?

 

-Así es-, dijo Hermione. -Personalmente, creo que ella era un poco presumida, pero--

 

-¡Mucha plática por allá!- dijo la profesora Sprout enérgica, mientras se acercaba, mirándolos severamente. -¡Se están retrasando, todos han comenzado ya, y Neville ya sacó su primera vaina!-

 

Miraron alrededor; ahí estaba Neville sentado, bastante seguro, con un labio sangrando y varios rasguños desagradables en su cara, pero agarrando un desagradable objeto verde pulsante del tamaño de una toronja.

-Muy bien Profesora, ¡comenzaremos ahora!- dijo Ron, agregando en voz baja cuando ella se había retirado nuevamente, -deberíamos haber usado Muffliato, Harry.-

-¡No, no deberíamos! Dijo Hermione inmediatamente, viéndose, como siempre lo hacía, bastante malhumorada ante el recuerdo del Príncipe Mestizo y sus hechizos. -Bueno, adelante… ya deberíamos comenzar…-

Les dedicó una mirada aprehensiva, respiraron profundamente y metieron sus manos en los troncos nudosos que se encontraban entre ellos.



Saltó a la vida de inmediato; tallos largos y espinosos como zarzas salieron por arriba y azotaron a través del aire. Uno se enredó en el cabello de Hermione, y Ron lo golpeó con un par de tijeras de jardinería;Harry logró atrapar un par de tallos y al amarrarlos juntos, se abrió un hoyo en el centro de las ramas que parecían tentáculos; Hermione hundió su brazo en el hoyo airosamente, que se cerró como una trampa alrededor de su codo; Harry y Ron jalaron y torcieron los tallos, forzando a que se abriera nuevamente el hoyo y Hermione sacó su brazo, agarrando entre sus dedos, una vaina igual a la de Neville. Al instante, los espinosos tallos se cerraron, y el tronco nudoso quedó quieto, viéndose como un inocente bulto de madera muerta.

-Saben, creo que no tendré ninguna de estas en mi jardín cuando tenga mi propia casa,- dijo Ron, subiendo sus lentes protectores hasta su frente y limpiándose el sudor de la cara.

 

-Pásame un tazón,- dijo Hermione, sosteniendo la vaina pulsante con el brazo extendido; Harry le pasó uno y dejó caer la vaina con una expresión de desagrado en su cara.

 

-¡No sean tan delicados, apriétenlos, son mejores cuando están frescos!- exclamó la Profesora Sprout.

 

-Como sea,- dijo Hermione, continuando con su conversación interrumpida, como si el bulto de madera no los hubiera atacado, -Slughorn tendrá una fiesta de Navidad, Harry, y no hay manera de que te salves de ésta, porque de hecho me pidió que verificara tus noches libres, para que pudiera estar seguro de realizarla en una noche que tu puedas asistir-.

Harry protestó. Mientras tanto, Ron, que estaba tratando de reventar la vaina en el tazón poniendo sus dos manos sobre ella, parándose, y aplastando lo mas fuerte que podía, dijo enojado, -Y esta es otra fiesta solo para los favoritos de Slughorn, verdad?

-Sólo para el ‘Club Slug’, si,- dijo Hermione.

La vaina voló debajo de los dedos de Ron y golpeó el vidrio del invernadero, rebotando en la parte de atrás de la cabeza de la Profesora Sprout y tirando su viejo y parchado sombrero. Harry fue a recoger la vaina; cuando regresó Hermione estaba diciendo, -Mira, yo no inventé el nombre ‘Club Slug’--

-‘Club Slug’-, repitió Ron con desprecio digno de Malfoy. -Es patético. Bueno, espero que ustedes disfruten de su fiesta. Por que no intentas relacionarte con McLaggen, así Slughorn puede hacerlos Rey y Reina Slug--

-Podemos llevar invitados,- dijo Hermione, que por alguna razón se había puesto de un rojo brillante, -¡y estaba por invitarte a venir, pero si crees que es estúpido entonces no me molestaré en hacerlo!-

Harry repentinamente deseó que la vaina hubiera volado un poco más lejos, para que no tuviera que estar sentado ahí entre ellos dos. Sin que se dieran cuenta, tomó el tazón que contenía la vaina y comenzó a intentar abrirla de la manera más ruidosa y enérgica en que pudo pensar; desafortunadamente, todavía podía escuchar cada palabra de su conversación.

-¿Tú me ibas a invitar?- preguntó Ron, en un tono de voz completamente diferente.

-Si-, dijo Hermione enojada. -Pero obviamente si prefieres que me relacione con McLaggen…-

Hubo una pausa mientras Harry continuaba machacando la vaina resistente con una espátula.

-No, yo no preferiría eso-, dijo Ron con una voz muy reservada.

Harry falló el golpe en la vaina, golpeó el tazón y lo estrelló.

-‘Reparo’-, dijo apuradamente, empujando las piezas con su varita, y el tazón se pegó nuevamente. El estallido, sin embargo, pareció recordar a Ron y Hermione sobre la presencia de Harry. Hermione se veía turbada e inmediatamente comenzó a hacer un alboroto en su copia de -Los árboles carnívoros del Mundo- para encontrar la manera correcta de sacar el jugo de las vainas de Snargaluffs, Ron por otra parte, se veía tímido pero bastante complacido de sí mismo.

-Pásame eso, Harry-, dijo Hermione apresuradamente. -Dice que debemos pincharlas con algo filoso….

Harry le pasó la vaina en el tazón; él y Ron se pusieron nuevamente los lentes protectores, y se sumergieron nuevamente hacia el tronco. No era como si realmente estuviera sorprendido, pensó Harry, mientras luchaba con un tallo espinoso que intentaba sofocarlo; ya había tenido una sospecha que esto pasaría tarde o temprano. Pero no estaba seguro cómo se sentiría al respecto. … El y Cho estaban ahora muy avergonzados para verse, aún más para hablarse, ¿Qué pasaría si Ron y Hermione comenzaran a salir y luego se separaran? ¿Podría su amistad sobrevivir a eso? Harry recordaba las pocas semanas en que no se hablaron en tercer año, él no había disfrutado ser el puente sobre la distancia entre ellos. Y luego, ¿Qué pasaría si no se separaban? ¿Qué pasaría si se volvieran como Bill y Fleur, y se volviera enormemente vergonzoso estar en su presencia, de modo que fuera relegado para siempre?

-Lo tengo- gritó Ron, sacando una segunda vaina del tronco, mientras Hermione logró reventar el primero, así que el tazón estaba lleno de tubérculos que se agitaban como gusanos verdes pálidos.

El resto de la clase pasó sin mencionar la fiesta de Slughorn. Aunque Harry observó a sus dos amigos más de cerca los siguientes días, Ron y Hermione no parecían diferentes excepto que eran más amables entre sí que lo usual. Harry supuso que tendría que esperar para ver que pasaría bajo la influencia de la cerveza de mantequilla, en la habitación débilmente iluminada de Slughorn, la noche de la fiesta. Entretanto, no obstante, tenía más preocupaciones.

Katie Bell aún estaba en San Mungo, sin la perspectiva de irse, lo que significaba que el prometedor equipo de Gryffindor que Harry había estado entrenando cuidadosamente desde Septiembre tenía un Cazador menos. Él trataba de no sustituir a Katie con la esperanza de que ella regresara, pero el partido de apertura contra Slytherin se acercaba, y finalmente tuvo que aceptar que no regresaría a tiempo para jugar.

Harry pensó que no soportaría otra prueba completa. Con un sentimiento abatido que tenía muy poco que ver con el Quidditch, interceptó un día a Dean Thomas después de la clase de Transfiguración. La mayoría de la clase había salido, aunque varios pájaros amarillos cantarines, todavía volaban alrededor del salón, todos creación de Hermione; nadie más logró conjugar más de una pluma.

-¿Todavía estas interesado en jugar como Cazador?-

-¿Q- qué? ¡Claro, por supuesto!- dijo Dean emocionado. Sobre el hombro de Dean, Harry vio a Seamus Finnegan aventando sus libros con violencia dentro de su mochila, con aspecto irritado. Una de las razones por las que Harry hubiera preferido no tener que pedirle a Dean jugar era porque sabía que a Seamus no le gustaría. Por otro lado, el tenía que hacer lo que era mejor para el equipo, y Dean había superado a Seamus en las pruebas.

-Bueno, entonces estás dentro,- dijo Harry. -Tenemos práctica hoy, siete de la noche.-

-Bien,- dijo Dean. -¡Adiós, Harry! ¡No puedo esperar a decirle a Ginny!-

Salió corriendo del salón, dejando a Harry y Seamus solos, un momento incómodo hecho más difícil cuando una suciedad de pájaro cayó en la cabeza de Seamus cuando uno de los canarios de Hermione voló sobre ellos.

Seamus no fue la única persona contrariada por la elección del sustituto de Katie. Había muchas murmuraciones en la sala común acerca del hecho que Harry hubiera elegido a dos de sus compañeros de año para el equipo. Como Harry había soportado murmuraciones peores que ésta en su estadía en la escuela, no estaba particularmente incómodo, pero al mismo tiempo, la presión estaba incrementando para lograr ganar en el próximo partido contra Slytherin. Si Gryffindor ganaba, Harry sabía que toda la casa olvidaría todas las críticas contra el, y jurarían que siempre supieron que era un equipo estupendo. Si perdían… bueno, Harry pensó irónicamente, el había aguantado aún peores murmuraciones.

Harry no tenía razones para arrepentirse por su decisión, una vez que vio a Dean volar esa tarde; él trabajaba bien con Ginny y Demelza. Los bateadores, Peakes y Coote, estaban mejorando todo el tiempo. El único problema era Ron.

Harry sabía que Ron era un jugador inconsistente que sufría de los nervios y falta de confianza, y desafortunadamente, la perspectiva que surgía del juego de apertura de la temporada, parecía haber sacado a flote todas sus viejas inseguridades. Después de no poder detener media docena de goles, la mayoría anotados por Ginny, su técnica se volvió cada vez más salvaje, hasta que finalmente golpeó en la boca a Demelza Robins cuando estaba aproximándose a la meta.

-¡Fue un accidente, lo siento, Demelza, realmente lo siento!- Ron le gritó mientras ella bajaba zigzagueando hasta el piso, goteando sangre por todos lados. -Yo solo--

-Me aterré,- dijo Ginny furiosa, aterrizando cerca de Demelza y examinando su labio partido. -¡Tú estúpido Ron, mira su estado!-

-Yo puedo arreglar eso,- dijo Harry, aterrizando a un lado de las dos chicas, apuntó su varita hacia la boca de Demelza y dijo -Episkey.- -Y Ginny, no le digas estúpido a Ron, no eres la Capitana de este equipo--

-Bueno, tu parecías muy ocupado para llamarlo estúpido y pensé que alguien debería--

Harry se obligó a no reírse.

-Todos al aire, vamos…-

Ante todo fue una de las peores prácticas que ellos habían tenido en el periodo, aunque Harry no sentía que la honestidad fuera la mejor política estando tan cerca del partido.

-Buen trabajo todos, creo que aplastaremos a Slytherin,- dijo vigorosamente, y los Cazadores y Bateadores se fueron hacia los vestidores sintiéndose razonablemente felices con ellos mismos.

-Jugué como un costal de estiércol de dragón,- dijo Ron en una voz hueca cuando la puerta se cerró detrás de Ginny.

-No, no lo hiciste,- dijo Harry firmemente. -Tú eres el mejor Guardián que he probado, Ron. Tu único problema son los nervios.-

Siguió con un implacable flujo de estímulos todo el camino de regreso al castillo, y cuando llegaron al segundo piso, Ron se veía un poco más animado. Cuando Harry empujó el tapete para tomar su atajo usual hacia la torre de Gryffindor, se encontraron con Dean y Ginny, que estaban enlazados en un fuerte abrazo y besándose ferozmente como si estuvieran pegados.

Era como si algo grande y áspero hiciera erupción en el estómago de Harry, clavándose en sus entrañas: sangre caliente parecía inundar su cerebro, para extinguir cualquier pensamiento, reemplazado por una urgencia salvaje de hechizar a Dean en una jalea. Peleando con su locura repentina, escuchó la voz de Ron como si estuviera a una gran distancia.

-¡Ey!-

Dean y Ginny se separaron y voltearon a mirarlos. -¿Qué?- dijo Ginny.

-¡No quiero encontrar a mi propia hermana besuqueando gente en público! -¡Este era un pasillo solitario, hasta que ustedes vinieron a entrometerse!- dijo Ginny.

Dean se veía avergonzado. Le hizo a Harry un guiño engañoso que Harry no respondió, pues el recién nacido monstruo dentro de el, rugía por el cese inmediato de Dean en el equipo.

-Este… ven Ginny,- dijo Dean, -Vamos a la sala común. …-

-¡Ve tu!- dijo Ginny, -Yo quiero hablar con mi querido hermano!- Dean se fue, sin parecer apenado por tener que dejar el lugar.

-Bien,- dijo Ginny, quitando su pelo rojo de la cara y mirando ferozmente a Ron, -vamos a dejar las cosas claras de una vez por todas. No es de tu incumbencia con quien salgo o que hago con ellos, Ron-- -¡Si, si lo es!- dijo Ron igual de enojado. -¿Crees que quiero que la gente esté diciendo que mi hermana es una--

-¿Una qué?- gritó Ginny, sacando su varita. -¿Una qué, exactamente?- -El no quiere decir nada, Ginny-- dijo Harry automáticamente, aunque el monstruo estaba rugiendo su aprobación a las palabras de Ron. -¡Oh si, si quiere decir!- dijo ella centelleando hacia Harry. -Solo porque el nunca se ha besuqueado con nadie en su vida, solo porque el mejor beso que le han dado ha sido de nuestra tía Muriel--

-¡Cállate!- bramó Ron, pasando del color rojo al marrón.

-¡No, no me voy a callar!- chilló Ginny fuera de si. -¡Te he visto con Phlegm, esperando que ella te bese en la mejilla cada vez que la vez, es patético! ¡Si tu salieras y te besuquearas un poco con alguien, entonces no te importaría que los demás lo hicieran!-

Ron había sacado su varita también; Harry se puso rápidamente entre los dos.

-¡No sabes de lo que estás hablando!- vociferó Ron, intentando conseguir un tiro libre hacia Ginny alrededor de Harry, quien ahora estaba parado enfrente de ella con sus brazos estirados. -¡Solo porque no lo hago en público-¡-

Ginny gritó con una risa burlona, tratando de empujar a Harry fuera del camino.

-¿Has estado besando a Pigwidgeon? ¿O conseguiste una foto de la tía Muriel y la escondiste bajo tu almohada?- Tú-

Un rayo de luz naranja voló bajo el brazo izquierdo de Harry y no le dio a Ginny por centímetros; Harry empujó a Ron hacia la pared.

-No seas estúpido--

-¡Harry se ha besuqueado con Cho Chang!- gritó Ginny, que parecía estar a punto de llorar. -¡Y Hermione se besuqueó con Víctor Krum, sólo tú actúas como si fuera algo desagradable, Ron, y es porque tienes tanta experiencia como un niño de doce años!-

Y con eso, se alejó enojada. Harry rápidamente soltó a Ron; la mirada en su rostro era asesina. Ambos estaban ahí parados, respirando pesadamente, hasta que la señora Norris, la gata de Filch, apareció por la esquina, rompiendo la tensión.

-Vamos- dijo Harry, ante el sonido del caminar arrastrado de Filch, que llegaba a sus oídos.

Se apresuraron hacia las escaleras y hacia el corredor del séptimo piso. -¡Ey, fuera del camino!- gruñó Ron a una pequeña niña que saltó del susto y tiró una botella de huevos de sapo.

Harry difícilmente notó el sonido del cristal rompiéndose; se sentía desorientado, mareado, ser alcanzado por un rayo debía ser algo así. Es solo porque ella es la hermana de Ron, se dijo a sí mismo. No te gustó verla besando a Dean porque es la hermana de Ron…

Pero inesperadamente llegó a su mente una imagen del pasillo solitario con él mismo besando a Ginny… El monstruo en su pecho ronroneó… pero luego vio a Ron rompiendo el tapete y apuntando su varita a Harry, gritando cosas como -traición de confianza-… -supuestamente eres mi amigo-…

-¿Crees que Hermione se haya besado con Krum?- preguntó Ron abruptamente, mientras se acercaban a la Dama Gorda. Harry comenzó a sentirse culpable y cambió su imaginación hacia un corredor en el que Ron no se entrometiera, en el que el y Ginny estuvieran solos- -¿Qué?- dijo confundido. -Oh… este...- La respuesta sincera era -si,- pero el no quería decirla. Sin embargo, Ron parecía estar captando lo peor de la mirada de Harry.

-Dilligrout,- dijo sobriamente a la Dama Gorda, y treparon por el hoyo del retrato hacia la sala común.

Ninguno de los dos mencionó a Ginny o Hermione otra vez, de hecho, casi no se hablaron en toda la tarde, y se fueron a la cama en silencio, cada uno absorto en sus pensamientos, Harry yacía despierto por un largo rato, mirando al dosel de su cama de cuatro postes y tratando de convencerse que sus sentimientos por Ginny eran completamente de hermano mayor. Ellos habían vivido, o no, como hermano y hermana todo el verano, jugando Quidditch, provocando a Ron, y riéndose de Bill y Phlegm? El conocía a Ginny por años. …Era natural que se sintiera protector…natural que el quisiera protegerla…que quisiera romper cada extremidad de Dean por haberla besado…No… tendría que controlar ese sentimiento fraternal en particular.

Ron dio un gran ronquido.

Ella es la hermana de Ron, se dijo firmemente. Hermana de Ron. Está fuera de límites. Él no arriesgaría su amistad con Ron por nada. Acomodó su almohada en una forma más confortable y esperó a que le llegara el sueño, tratando con todas sus fuerzas de no permitir que sus pensamientos se fueran a ningún lugar cercano a Ginny.

Harry despertó la mañana siguiente sintiéndose un poco mareado y confundido por una serie de sueños en los que Ron lo perseguía con un bat de Bateador, pero hacia medio día bien hubiera intercambiado con alegría al Ron del sueño por el real, quien no solamente trataba con frialdad a Ginny y a Dean, sino también trataba con fría indiferencia a una herida y desconcertada Hermione. Lo que era peor, Ron parecía haberse vuelto de la noche a la mañana tan susceptible y listo para golpear de improviso como cualquier Escorguto de cola explosiva. Harry pasó el día tratando de mantener la paz entre Ron y Hermione sin éxito, finalmente Hermione se fue a la cama con una gran cólera, y Ron se abalanzó hacia el dormitorio de los chicos, después de maldecir a varios alumnos asustados de primer año por verlo.

Para la consternación de Harry, la nueva agresividad de Ron no disminuyó en los siguientes días. Peor aún, coincidió con una mayor descenso en sus habilidades como Guardián, lo que lo hizo más agresivo, de manera que la última práctica antes del partido del sábado, falló cada gol que los Cazadores le lanzaban, pero les gritaba tanto a todos que llevó a Demelza Robins a las lágrimas.

-¡Tu cállate y déjala en paz!- gritó Peakes, quien era dos tercios de la altura de Ron, sin embargo cargaba un pesado bat.

-¡SUFICIENTE!- rugió Harry, que había visto a Ginny mirando con ira en dirección a Ron y, recordando su reputación de lanzadora consumada del maleficio moco-de-murciélago, se remontó hacia ellos para intervenir antes de que las cosas se salieran de control. -Peakes, ve a guardar las Bludgers. Demelza, serénate, jugaste muy bien hoy, Ron…- esperó hasta que el resto del equipo estuviera fuera de su alcance antes de decirlo, -eres mi mejor amigo, pero continua tratando al resto del equipo de esta manera y te voy a sacar del equipo.-

Creyó por un momento que Ron le pegaría, pero entonces algo mucho peor sucedió: Ron parecía hundirse en su escoba. Toda la hostilidad desapareció y dijo, -Renuncio. Soy patético.-

-¡No eres patético y no estás renunciando!- dijo Harry ferozmente, agarrando a Ron por el frente de su túnica. -¡Tu puedes parar cualquier cosa cuando estás en forma, es un problema mental que tienes!- -¿Me estás diciendo loco?- -¡Si, tal vez!-

Se miraron centelleando por un momento, después Ron sacudió su cabeza cansadamente. -Se que no tientes tiempo de conseguir otro Guardián, así que jugaré mañana, pero si perdemos, y lo haremos, me saldré del equipo.-

Nada de lo que Harry dijo hizo alguna diferencia. Trató de aumentar la confianza de Ron durante toda la cena, pero Ron estaba ocupado siendo gruñón y hosco con Hermione para darse cuenta. Harry persistió en la sala común esa tarde, pero su alegato de que dejaría devastado al equipo si se iba, estuvo minado por el hecho que el resto del equipo estaba sentado estrechamente en una esquina distante, claramente murmurando sobre Ron y lanzándole miradas repulsivas. Finalmente Harry trato de enojarse de nuevo con la esperanza de provocar en Ron un desafío, y con la esperanza de una actitud de parar todo los goles, pero su estrategia no pareció funcionar mejor que el estímulo; Ron se fue a la cama más desanimado y desamparado que nunca.

Harry estuvo acostado despierto en la oscuridad por un largo rato. No quería perder el próximo partido; no sólo porque era su primero como Capitán, sino porque estaba determinado a vencer a Draco Malfoy en el Quidditch, aunque no pudiera probar sus sospechas sobre él. Aunque si Ron jugaba como lo había hecho en las últimas prácticas, sus oportunidades de ganar eran muy pobres…

Si sólo hubiera algo que pudiera tranquilizar a Ron… hacerlo jugar al máximo… algo que pudiera asegurar que Ron tuviera un día realmente bueno.

Y la respuesta llegó a Harry en un, repentino y glorioso golpe de inspiración.

El desayuno era el habitual asunto agitado de la mañana siguiente; los Slytherins chiflaban y abucheaban mientras cada miembro del equipo de Gryffindor entraba en el Gran Salón. Harry echó un vistazo al techo y vio un cielo azul claro, pálido: un buen augurio.

La mesa de Gryffindor, una masa sólida de rojo y oro, vitorearon al acercarse Harry y Ron. Harry sonrió y saludó; Ron hizo una mueca débilmente y sacudió su cabeza.

-¡Anímate Ron!- exclamó Lavender. -¡Se que eres brillante!-: Ron la ignoró.

-¿Té?- le ofreció Harry, -¿Café? ¿Jugo de calabaza?- -Nada,- dijo Ron abatidamente, mordiendo su pan tostado.

Unos minutos después Hermione, quién se había cansado del reciente comportamiento desagradable de Ron, al grado de no bajar a desayunar con ellos, se detuvo un momento en su camino hacia la mesa.

-¿Cómo se sienten?- preguntó tentativamente, mirando hacia la parte posterior de la cabeza de Ron.

-Bien,- dijo Harry, que estaba concentrado en pasarle a Ron un vaso de jugo de calabaza. -Ahí tienes Ron. Tómatelo-.

Ron apenas había llevado el vaso hacia sus labios cuando Hermione habló cortantemente.

-¡No tomes eso Ron!-

Ambos Harry y Ron voltearon a verla.

-¿Por qué no?- dijo Ron.

Hermione estaba viendo hacia Harry, como si no pudiera creer lo que veía.

-Tú acabas de poner algo en esa bebida.-

-¿Disculpa?- dijo Harry.

-¡Me escuchaste. Te ví. Acabas de poner algo en la bebida de Ron. Tienes la botella en tu mano en este momento!-

-No se de lo que estas hablándome,- dijo Harry llevando la pequeña botella precipitadamente a su bolsillo.

-Ron, te advierto, ¡no tomes eso!- dijo Hermione nuevamente, alarmada, pero Ron levantó el vaso, se lo tomó de un solo trago, y dijo, -Deja de darme órdenes, Hermione.-

Ella se veía escandalizada. Se agachó hacia Harry de manera que sólo él pudiera escucharla, y susurró, -Deberías ser expulsado por eso. ¡Nunca lo habría creído de ti, Harry!-

-Mira quien habla,- le susurró el. -¿Alguien está confundido últimamente?-

Se levantó de la mesa y se alejó de ellos. Harry la miró irse sin remordimiento. Hermione nunca había comprendido la seriedad del Quidditch. Después miró hacia Ron, quien estaba chasqueando sus labios.

-Casi es hora- dijo Harry despreocupadamente.

El pasto escarchado crujió bajo sus pies al dirigirse hacia el estadio.

-Que suerte que el clima esté bien, ¿eh?- Harry preguntó a Ron.

-Si,- dijo Ron, que estaba pálido y parecía enfermo.

Ginny y Demelza ya vestían sus túnicas de Quidditch y esperaban en el vestidor.

-Las condiciones parecen ideales,- dijo Ginny, ignorando a Ron. -¿Y adivina qué? El Cazador Vaisey de Slytherin – le pegó una Bludger en la cabeza ayer durante su práctica, ¡y está muy adolorido para jugar! Y mejor que eso –Malfoy también está enfermo!-

-¿Qué?- dijo Harry, dando vuelta para ver a Ginny. -¿Está enfermo?¿Qué tiene?-

-Ni idea, pero es genial para nosotros,- dijo Ginny brillantemente. -Están jugando con Harper en su lugar; él está en mi grado y es un idiota.-

Harry sonrió vagamente, pero mientras se ponía su túnica escarlata su mente estaba lejos del Quidditch. Malfoy anteriormente había alegado una vez que no podía jugar por una herida, pero en esa ocasión se aseguró que el juego fuera reprogramado en una fecha que favoreciera a los Slytherins. ¿Por qué ahora estaba feliz de dejar a un substituto? ¿Estaba realmente enfermo, o estaba fingiendo?

-Inesperado, ¿no es así?- dijo a Ron en voz baja. -¿Malfoy no va a jugar?-

-Yo lo llamo suerte- dijo Ron, viéndose un poco más animado. -Y Vaisey también está fuera, él es su mejor goleador, yo no me imaginé – ¡hey!- dijo repentinamente, deteniéndose a medio camino de ponerse sus guantes de Guardián, mirando fijamente a Harry.

-¿Qué?-

-Yo… tú…- Ron bajó su voz, se veía a la vez asustado y excitado. -Mi bebida… mi jugo de calabaza… ¿tu no le…?-

Harry levantó sus cejas, pero no dijo nada excepto, -Empezaremos en cinco minutos, deberías ponerte tus botas.-

Salieron a la cancha hacia unatumulto de rugidos y abucheos. Un extremo del estadio era un sólido rojo y dorado; el otro, un mar de verde y plata. Muchos Hufflepuffs y Ravenclaws habían tomado partido también: Entre todo el griterío y aplausos Harry pudo escuchar el distintivo rugido del famoso sombrero de león de Luna Lovegood.

Harry caminó hacia Madam Hoock, el árbitro, quien estaba parada lista para soltar las pelotas del baúl.

-Capitanes dense la mano,- dijo ella, y Harry sintió su mano machacada por el nuevo capitán de Slytherin, Urquhart. -Monten sus escobas. Al silbatazo… tres…dos…uno…-

El silbato sonó, Harry y los otros despegaron fuertemente del piso congelado, y se fueron.

Harry se remontó alrededor del perímetro de los terrenos, buscando alrededor por la Snitch y manteniendo un ojo en Harper, que estaba zigzagueando más abajo que él. Después una voz que era irritablemente diferente al comentador habitual comenzó.

-Bueno, ahí van, y creo que todos estamos sorprendidos al ver el equipo que Potter ha organizado este año. Muchos pensaron, dado el irregular desempeño de Ronald Weasley como Guardián el año pasado, que estaría fuera del equipo, pero claro, una amistad cercana con el Capitán también ayuda…-

Estas palabras fueron recibidas con burlas y aplausos del extremo de Slytherin. Harry volteo en su escoba para ver hacia el podium del comentador. Un tipo alto, de cabello rubio, con la nariz hacia arriba estaba ahí, hablando en el megáfono mágico que una vez había sido de Lee Jordan; Harry reconoció a Zacharias Smith, un jugador de Hufflepuff a quién le tenía una aversión abierta.

-Oh, y aquí viene el primer intento de gol por parte de Slytherin, es Urquhart pasando como rayo hacia la portería y –-

El estomago de Harry se revolvió.

- -Weasley la tapa, bueno, el puede tener suerte algunas veces, supongo…-

-Así es, Smith, el puede,- murmuró Harry, sonriendo para sí mismo, mientras se lanzaba en picada entre los Cazadores buscando los ojos alrededor por cualquier pista de la elusiva Snitch.

Con media hora del juego, Gryffindor iba a la cabeza 60 puntos a cero, Ron había hecho unas salvadas espectaculares, algunas con la punta de sus guantes, y Ginny había anotado cuatro de los seis goles de Gryffindor. Esto indudablemente detuvo a Zacharias de estarse preguntando en voz alta si los dos Weasleys estaban en el equipo solo porque a Harry les caían bien, y comenzó a molestar a Peakes y Coote.

-Claro, Coote no tiene la estructura habitual de un Bateador,- dijo Zacharias altivamente, -ellos tienen un poco más de músculo--

-¡Aviéntale una Bludger!- le dijo Harry a Coote cuando voló por su lado, pero Coote, sonriendo abiertamente, prefirió dirigir la siguiente Bludger a Harper, quien estaba pasando a Harry en la dirección opuesta. Harry estaba complacido de escuchar el sonido hueco que significaba que la Bludger había encontrado su marca.

Parecía como si Gryffindor no pudiera hacer nada mal. Una y otra vez ellos anotaron, y una y otra vez, Ron paró los goles con aparente facilidad. Él estaba de hecho sonriendo, y cuando la multitud acogía una parada particularmente buena con un creciente coro de la favorita -Weasley es nuestro Rey,- pretendía conducirlos desde lo alto.

-Se cree algo especial hoy, no es así? Dijo una voz despreciable, y Harry casi fue tirado de su escoba a la vez que Harper chocaba contra él, fuerte y deliberadamente. -Tú traidor a la sangre…- Madam Hooch estaba de espaldas, y aunque los Gryffindor gritaron enojados, para cuando ella volteó, Harper ya se había alejado. Con su hombro doliéndole, Harry aceleró detrás de él, determinado a embestirlo. …

-Y creo que Harper de Slytherin ha visto la Snitch!- dijo Zacharias Smith a través del megáfono. -¡Si, el ciertamente ha visto algo que Potter no ha visto!-

Smith realmente era un idiota, pensó Harry, ¿No se había dado cuenta que habían chocado? Pero al siguiente momento su estómago parecía haberse caído del cielo – Smith tenía razón y Harry no: Harper no se había alejado al azar; había visto algo que Harry no había visto: La Snitch volaba apresurada a lo largo arriba de ellos, destellando brillantemente contra el cielo azul claro.

Harry aceleró; el viento estaba silbando en sus orejas de manera que ahogó los comentarios de Smith o de la multitud, pero Harper aún estaba delante de el, y Gryffindor estaba sólo a 100 puntos arriba; si Harper llegaba primero Gryffindor perdería… y Harper estaba a unos metros de ella, con la mano estirada.

-¡Ey, Harper!- gritó Harry en desesperación. -¿Cuánto te pagó Malfoy para que vinieras en su lugar?-

No supo qué fue que le hizo decirlo, pero Harper dudó; palpó la Snitch, la dejó escaparse por sus dedos, y la pasó de largo. Harry hizo una gran atajada hacia la pequeña y agitada pelota y la atrapó.

-¡SI!- Harry gritó. Dando vuelta, se lanzó de regreso a tierra, sosteniendo la Snitch en su mano. Al darse cuenta la multitud de lo que había pasado, una gran aclamación iba en aumento que casi ahoga el sonido del silbato que señalaba el final del juego.

-Ginny, ¿A donde vas?- gritó Harry, que se encontraba atrapado en medio de un abrazo masivo en el aire con el resto del equipo, pero Ginny pasó volando a un lado de ellos, hasta que con un poderoso choque, se estrelló con el podium del comentador. Mientras la multitud chillaba y reía, el equipo de Gryffindor aterrizó a un lado de los escombros de madera bajo los cuales Zacharias se movía débilmente: Harry escuchó a Ginny decir desinteresadamente a una enojada Profesora McGonagall, -Olvidé frenar, Profesora, lo siento.-

Riéndose, Harry se liberó del resto del equipo y abrazó a Ginny, pero la soltó rápidamente. Evitando su mirada, Harry dio una palmada de aliento a Ron en la espalda, como si todas las riñas estuvieran olvidadas. El equipo de Gryffindor dejó el campo de Quidditch con brazos entrelazados, saludando a sus partidarios.

La atmósfera en los vestidores era de júbilo. -¡Fiesta en la sala común, dijo Seamus!- gritó Dean profusamente. -¡Vamos, Ginny, Demelza!-

Ron y Harry eran los últimos dos en los vestidores. Estaban a punto de irse cuando entró Hermione. Estaba torciendo su bufanda de Gryffindor en sus manos y se veía molesta pero determinada. -Quiero hablar contigo Harry.- Tomó aire. -No debiste haberlo hecho. Escuchaste a Slughorn, es ilegal.- -¿Qué vas a hacer, nos vas a entregar?- demandó Ron. -¿De qué están hablando ustedes dos?- preguntó Harry yendo a colgar su túnica para que ninguno de los dos lo viera sonreír, -¡Tu sabes perfectamente bien de que estamos hablando!- dijo Hermione agudamente. -Tu agregaste al jugo de Ron poción de la suerte en el desayuno! ¡Felix Felicis!-

-No, no lo hice,- dijo Harry, volteando de nuevo para verlos a ambos.

-¡Si lo hiciste Harry, y eso por eso que todo salió bien, había jugadores de Slytherin que faltaron y Ron paró casi todas!-

-¡Yo no la puse!- dijo Harry, sonriendo abiertamente. Metió su mano dentro del bolso de su chaqueta y sacó la pequeña botella que Hermione había visto en su mano esa mañana. Estaba llena de poción dorada y el corcho aún estaba perfectamente sellado con cera. -Quería que Ron pensara que lo había hecho, así que fingí haberlo hecho cuando tú estabas viendo.- Miró hacia Ron. -Tú salvaste todo porque te sentías con suerte. Lo hiciste todo por ti mismo.-

Volvió a poner la poción en su bolsillo nuevamente.

-¿En verdad no había nada en mi jugo de calabaza?- dijo Ron sorprendido. -Pero el clima está bien… y Vaisey no pudo jugar… ¿De verdad no tomé poción de la suerte?-

Harry movió su cabeza. Ron lo miró con la boca abierta por un momento, después se volvió hacia Hermione, imitando su voz. -¡Tu pusiste Felix Felicis en el jugo de Ron esta mañana, por eso él pudo pararlas todas! ¿Ves? ¡Yo puedo parar todos los goles sin ayuda, Hermione!-

-Nunca dije que no pudieras- ¡Ron, tu creíste que te la habían dado también!-

Pero Ron ya había pasado rápidamente por su lado, y se dirigía hacia la puerta con su escoba en el hombro.

-Este,- dijo Harry en el repentino silencio; no esperaba que su plan tuviera ese resultado inesperado, -¿Iremos… iremos a la fiesta, entonces?

-¡Ve tu!- dijo Hermione, tratando de retener las lágrimas. -Estoy cansada de Ron en este momento, no se que es lo que se supone que tenía que haber hecho…-

Y también salió notablemente molesta de los vestidores.

Harry caminó lentamente de regreso por los terrenos hacia el Castillo a través de la multitud, muchos le gritaban felicidades, pero el sintió un gran sentimiento de desilusión; estuvo seguro que si Ron ganaba el partido, él y Hermione serían amigos de nuevo inmediatamente. No previó como podría explicarle a Hermione que lo que ella hizo para ofender a Ron fue besar a Víctor Krum, no cuando la ofensa había ocurrido hace tanto tiempo.

Harry no vio a Hermione en la fiesta de celebración de Gryffindor, que estaba por completo en su apogeo cuando el. Renovadas aclamaciones y aplausos lo recibieron cuando apareció, y pronto estuvo rodeado por una gran cantidad de gente felicitándolo. Estaba tratando de deshacerse de los hermanos Creevey, que querían un análisis jugada a jugada, y un gran grupo de niñas que lo rodearon, riendo hasta de los comentarios menos divertidos que hacía y abriendo y cerrando coquetamente sus párpados, le tomó un tiempo antes de poder encontrar a Ron. Al final, se pudo deshacer de Romilda Vane, quien estaba insinuando fuertemente que le gustaría ir a la fiesta de navidad de Slughorn con el. Al dirigirse hacia la mesa de las bebidas, se encontró con Ginny, Arnold el Puff Pigmeo, iba en su hombro y Crookshanks maullando en sus talones.

-¿Estás buscando a Ron?- preguntó sonriendo. -Está por allá, el asqueroso hipócrita.-

Harry volteó hacia la esquina que ella estaba indicando. Ahí, en plena vista de toda la habitación, estaba Ron abrazando tan de cerca de Lavender Brown, era imposible decir cuales manos eran de quien.

-¿Parece que está comiéndose su cara, no es así?-, dijo Ginny impasible. -Pero supongo que tiene que refinar su técnica de alguna manera. Buen juego, Harry.-

Ella lo palmeó en el brazo; Harry sintió una sensación conocida en el estomago, pero luego ella se alejó para conseguir más cerveza de mantequilla. Crookshanks trotó atrás de ella, sus ojos amarillos fijos en Arnold.

Harry se alejó de Ron, quien parecía que no saldría a la superficie pronto, justo cuando el hoyo del retrato se cerraba. Con un sentimiento depresivo, pensó haber visto una melena de espeso cabello castaño poniéndose fuera de vista.

Se lanzó hacia el frente, evadió a Romilda Vane nuevamente, y empujó el retrato de la Dama Gorda. El corredor parecía desierto.

-¿Hermione?-

La encontró en el primer salón sin seguro que intentó abrir. Estaba sentada en el escritorio del maestro sola, excepto por el pequeño ruido del canto de los canarios volando alrededor de su cabeza, que claramente acababa de conjurar. Harry no pudo evitar admirar su trabajo en conjuros en un momento como este.

-Oh, hola Harry,- dijo con voz temblorosa. -Sólo estaba practicando.-

-Si… son –este- muy buenos….- Dijo Harry.

No tenía idea qué decirle. Estaba pensando que tal vez había una oportunidad de que no hubiera visto a Ron, que ella sólo hubiera dejado la habitación porque estaba un poco amontonada, cuando ella dijo en una voz aguda poco natural, -Ron parece estar disfrutando la celebración.-

-¿Eh… estaba?- dijo Harry.

-No pretendas que no lo viste,- dijo Hermione. -No se estaba exactamente escondiendo, - o?-

La puerta detrás de ellos se abrió violentamente. Para el horror de Harry, Ron entró, riendo y jalando a Lavender de la mano.

-Oh- dijo el, deteniéndose un poco al ver a Harry y Hermione.

-¡Oops!- dijo Lavender, y salió del salón riendo. La puerta se cerró detrás de ella.

Había un horrible, creciente, ondulante silencio. Hermione miraba fijamente a Ron, quien se negaba a verla, pero dijo con una rara mezcla de valentía y torpeza, -¡Hola Harry! ¡Me preguntaba a donde habías ido!-

Hermione se levantó del escritorio. La pequeña multitud de aves continuaban cantando y volando en círculos alrededor de su cabeza de manera que parecía como un extraño modelo del sistema solar emplumado.

-No deberías dejar a Lavender esperando afuera,- dijo tranquilamente. -Se preguntará a donde has ido-

Caminó muy despacio en línea recta hacia la puerta. Harry miró a Ron, que se veía aliviado de que nada peor hubiera ocurrido.

-¡Oppugno!- vino un grito desde la puerta.

Harry giró para ver a Hermione apuntar su varita hacia Ron, su expresión era salvaje: La pequeña multitud de aves se dirigían velozmente, como un granizo de gordas balas de oro hacia Ron, quien aulló y cubrió su cara con sus manos, pero las aves atacaron, picoteando y agarrando cualquier pedacito de carne que pudieran alcanzar.

-¡Aléjense de mi!- gritó Ron, pero con una última mirada de venganza furiosa, Hermione abrió la puerta y desapareció a través de ella. Harry creyó haber escuchado un sollozo antes de que se cerrara con violencia.

 

 


Date: 2015-12-11; view: 425


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