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Capitulo 13: El Riddle Secreto

Katie fue trasladada al Hospital San Mungo para Enfermedades y Heridas Mágicas al día siguiente, y para ese momento las noticias de que había sido maldecida se habían esparcido por todo el colegio, aunque los detalles eran confusos y nadie más que Harry, Ron, Hermione y Leanne sabían que Katie no había sido en realidad el objetivo escogido.

 

 

-Oh, y Malfoy lo sabe, por supuesto- les dijo Harry a Ron y Hermione, quienes continuaban con su política de fingir sordera cada vez que Harry mencionaba su teoría de “Malfoy-es-un-Mortífago”.

 

 

Harry se preguntaba si Dumbledore volvería de donde fuera que estuviese para su lección del lunes a la noche pero, no teniendo noticias de lo contrario, se presentó en su oficina a las 8 en punto de la noche, llamó y se le respondió que pase. Allí se encontraba Dumbledore, se veía inusualmente cansado, su mano quemada y negra como siempre, pero sonrió cuando le indicó a Harry que se sentara. El Pensadero estaba sobre el escritorio nuevamente, despidiendo haces de luz plateada hacia el techo.

 

 

-Has estado ocupado mientras estuve fuera- dijo Dumbledore -creo que presenciaste el accidente de Katie-.

 

 

-Si señor, ¿ Cómo esta ella?

 

 

-Bastante mal todavía, aunque relativamente fue afortunada, al parecer tocó el collar con la menor cantidad de piel posible; había un pequeño agujero en su guante. Si se lo hubiese puesto, si lo hubiese tomado con su mano sin guante, hubiese muerto, tal vez instantáneamente. Afortunadamente, el Profesor Snape fue capaz de hacer lo suficiente para impedir que la maldición se propagara rápidamente.

 

 

-¿Por qué él?- pregunto Harry rápidamente-¿Por qué no Madam Pomfrey?

 

 

-Impertinente-dijo una voz suave desde uno de los retratos de la pared y Phineas Nigellus Black, el tatarabuelo de Sirius, levantó la cabeza que tenía apoyada sobre sus brazos, donde parecía estar dormido- Yo no hubiese permitido que un estudiante cuestionase la manera en la que Hogwarts funcionaba en mis días.

 

 

-Si, gracias Phineas- dijo Dumbledore calmamente- El Profesor Snape sabe mucho más sobre las artes oscuras que Madam Pomfrey, Harry. De cualquier manera, el personal de San Mungo me está enviando reportes cada hora y tengo esperanzas de que Katie se recupere rápidamente.

 

 

-¿Dónde estuvo este fin de semana, Señor?- dijo Harry, sin prestarle atención al fuerte presentimiento de que estaba forzando su suerte, un sentimiento aparentemente compartido por Phineas Nigellus quien murmuró .

 

 

-Preferiría no decírtelo ahora- dijo Dumbledore- Sin embargo te lo diré a su debido tiempo.



 

 

-¿Lo hará?- dijo Harry sobrecogido.

 

 

-Sí, eso espero- contestó Dumbledore, extrayendo una botella fresca de memorias plateadas de dentro de su túnica y descorchándola con un golpe de varita.

 

 

-Señor- dijo Harry con cautela- Encontré a Mundungus en Hogsmeade.

 

 

-Ah si, ya estaba al tanto de que Mundungus ha estado robándose tu herencia sin respeto alguno- dijo Dumbledore frunciendo el ceño levemente- Se ha estado escondiendo desde que te le acercaste a la salida de Las Tres Escobas, quiero pensar que teme encontrarme cara a cara. De igual manera, quédate tranquilo que no seguirá quedándose con las antiguas posesiones de Sirius.

 

 

-¿Ese viejo sarnoso sangre mestiza ha estado robándose la herencia de los Black?-dijo Phineas Nigellus indignado, y salió de su marco indudablemente para ir a visitar su retrato en el número 12 de Grimmauld Place.

 

 

-Profesor-dijo Harry, luego de una breve pausa- ¿Le dijo la Profesora McGonagall lo que le dije a ella luego de que Katie fuese atacada?¿Acerca de Draco Malfoy?

 

 

-Me habló sobre tus sospechas, si- dijo Dumbledore.

 

 

-¿ Y usted...?

 

 

-Deberé tomar todas las medidas para investigar a cualquiera que haya estado involucrado en el accidente de Katie- dijo Dumbledore- Pero lo que me preocupa ahora, Harry, es nuestra lección.

 

 

Harry se sintió un poco resentido por esto: si las lecciones eran tan importantes ¿Por qué había habido un término tan grande entre la primera y la segunda?. Sin embargo, no dijo nada más acerca de Draco Malfoy, pero observó a Dumbledore echar las memorias frescas en el Pensadero y mover la vasija de piedra en círculos una vez más entre sus manos de dedos largos.

 

 

-Recordarás, estoy seguro, que dejamos la historia de los comienzos de Lord Voldemort en el punto en que el apuesto Muggle, Tom Riddle, había abandonado a su esposa hechicera, Merope, y había vuelto a la casa de su familia en Little Hangleton. Merope se quedó sola en Londres, esperando al bebé que algún día se convertiría en Lord Voldemort.

 

 

-¿Cómo sabe usted que ella se hallaba en Londres, Señor?

 

 

-Por la evidencia de un tal Caractacus Burke – dijo Dumbledore- que, por una extraña coincidencia, ayudó a fundar la mismísima tienda de donde proviene el collar del que estábamos hablando recién.

 

 

Hizo girar el contenido del Pensadero como Harry ya lo había visto hacerlo antes, casi como un minero tamizando en búsqueda de oro. De la girante masa plateada se levanto un hombrecillo girando dentro del Pensadero, plateado como un fantasma pero mucho más sólido, con una maraña de cabello que le cubría completamente los ojos.

 

 

-Sí, lo adquirimos de forma curiosa. Lo trajo una bruja joven justo antes de navidad, oh, hace muchos años. Dijo que necesitaba el oro desesperadamente, bueno, eso era obvio. Cubierta con harapos y bastante arruinada además. Verá, iba a tener un bebé. Dijo que el camafeo había pertenecido a Slytherin. Bueno, nosotros oímos esa clase de historia todo el tiempo “Oh, esto pertenecía a Merlín, ésta era su tetera favorita”, pero cuando lo observé, tenia su marca y unos pocos y simples hechizos fueron suficientes para saber la verdad. Por supuesto que eso lo hacía casi invaluable. Ella parecía no tener idea de cuánto valía en realidad. ¡Se contentó con 10 galeones!.¡La mejor compra que hicimos jamás!

 

 

Dumbledore le dio al Pensadero una sacudida muy fuerte y Caractacus Burke descendió nuevamente a la masa de memoria de la que había salido.

 

 

-¿ Tan sólo le dio 10 galeones? -dijo Harry indignado.

 

 

-Caractacus Burke no era famoso por su generosidad- dijo Dumbledore- Así que sabemos que casi al final de su embarazo Merope estaba sola en Londres con una gran necesidad de oro, lo suficientemente desesperada para vender su única y más valiosa posesión, el camafeo que formaba parte de la atesorada herencia de la familia de Marvolo.

 

 

-¡ Pero ella podía hacer magia!- dijo Harry impaciente- Podría haber obtenido comida y todo lo que necesitase mediante la magia ¿Verdad?

 

 

-Ah – dijo Dumbledore- tal vez podía. Mas yo creo, otra vez estoy adivinado, pero estoy seguro de que estoy en lo correcto, de que cuando su marido la abandonó, Merope dejó de usar magia. No creo que quisiera seguir siendo una bruja. Por supuesto, también es posible que su amor no correspondido y el desprecio del mismo hacia ella, la hayan dejado sin poderes, eso puede suceder. De todos modos, como estás por ver, Merope se negó a levantar su varita, incluso para salvar su propia vida.

 

 

-¿ Ella no quiso permanecer con vida ni siquiera por su hijo?

 

 

Dumbledore levantó las cejas

 

 

-¿Es posible que estés sintiendo pena por Lord Voldemort?

 

 

-No- espetó Harry- Pero ella tuvo la opción ¿Verdad? No como mi madre...

 

 

-Tu madre también tuvo la opción- dijo Dumbledore gentilmente- Si, Merope Riddle escogió la muerte a pesar del hijo que la necesitaba, pero no la juzgues tan duramente, Harry. Ella estaba extremadamente debilitada por un largo sufrimiento y nunca tuvo el coraje de tu madre. Y ahora, si te levantas...

 

 

-¿A dónde vamos?-preguntó Harry, mientras Dumbledore se reunía con él frente al escritorio.

 

 

-Esta vez- dijo Dumbledore- vamos a entrar a mi memoria- Creo que la encontrarás exacta y rica en detalles. Después de ti Harry...

 

 

Harry se dobló sobre el Pensadero, su cara tocó la fría superficie de memorias y luego se encontró cayendo en la oscuridad nuevamente. Segundos después, sus pies tocaron tierra, abrió los ojos y descubrió que él y Dumbledore estaban en medio de una concurrida y antigua calle londinense.

 

 

-Ahí estoy- dijo Dumbledore alegre- señalando a una figura alta cruzando la calle enfrente a un carruaje cargado de leche.

 

 

Este joven Albus Dumbledore tenía cabello y barba castaños. Ya de su lado de la calle, empezó a caminar velozmente sobre el pavimento, atrayendo algunas miradas curiosas debido a su llamativo traje de terciopelo violeta oscuro.

 

 

-Lindo traje, Señor- dijo Harry, antes de que pudiera detenerse, pero Dumbledore casi se rió mientras perseguían a su joven ser a corta distancia; finalmente pasaron a través de un par puertas de hierro que daban a un patio desnudo, al frente del cual había un edifico cuadrado y bastante sombrío, rodeado de altas cercas. Subió algunos escalones hacia la puerta principal y llamó una vez. Luego de un momento o dos, atendió la puerta una niña bastante sucia que usaba un delantal.

 

 

-Buenas tardes, tengo una cita con la Señora Cole, quien creo es la directora aquí.

 

 

-Oh- dijo la niña con cara confundida, asombrándose por la apariencia excéntrica de Dumbledore- Mmm, solo un momen...¡SEÑORA COLE!- gritó sobre su hombro.

 

 

Harry oyó una voz distante gritando algo como respuesta. La niña se giró hacia Dumbledore

 

 

-Pase, ya viene.

 

 

El joven Dumbledore entró al vestíbulo de pisos blancos y negros. El lugar estaba bastante deteriorado pero absolutamente limpio. Harry y el viejo Dumbledore lo siguieron. Antes de que la puerta principal se cerrase detrás de ellos, una mujer flaca y con la apariencia de estar bastante cansada se acercó rápidamente a ellos. Tenia la cara bastante puntiaguda y parecía más ansiosa que ruda y estaba hablando por sobre su hombro con otro asistente con delantal mientras se le acercaba a Dumbledore.

 

 

-...y llévale el yodo a Marta que está arriba, Billy Stubbs se ha estado sacando las costras de sus heridas y también las de Eric Walleys manchando las sabanas. Varicela antes que nada- le dijo a nadie en particular y entonces sus ojos recayeron en Dumbledore y se paró en seco, viéndose igual de sorprendida que si hubiese entrado una jirafa a su establecimiento.

 

 

-Buenas tardes- dijo Dumbledore, extendiéndole la mano. La Señora Cole tan sólo se quedo mirándolo sorprendida- Mi nombre es Albus Dumbledore, le envié una carta pidiéndole una cita y usted amablemente me invitó a venir hoy.

 

 

La Señora Cole parpadeó. Aparentemente decidió que Dumbledore no era una alucinación, y dijo brevemente:

 

 

-Oh si, bueno...eh bueno...pase usted a mi despacho...si.

 

 

Guió a Dumbledore hacia una pequeña habitación que parecía en parte una sala y en parte una oficina. Estaba igual de estropeada que el vestíbulo y los muebles eran viejos y estaban mal combinados. Invito a Dumbledore a sentarse en una silla bastante desvencijada y ella se sentó detrás de un escritorio atiborrado de cosas, mirándolo con nerviosismo.

 

 

-Estoy aquí, como ya le dije en mi carta, para hablar de Tom Riddle y los arreglos para su futuro.

 

 

-¿ Es usted familiar?- preguntó la señora Cole.

 

 

-No, soy maestro- dijo Dumbledore- He venido a ofrecerle a Tom una plaza en mi colegio.

 

-¿Qué colegio es?

 

 

-Se llama Hogwarts- dijo Dumbledore.

 

 

-¿ Y por qué está usted interesado en Tom?

 

 

-Creemos que tiene las cualidades que buscamos.

 

 

-¿Quiere decir que se ganó una beca? ¿Cómo pudo hacerlo? El nunca ha solicitado una.

 

 

-Bueno, su nombre ha estado anotado desde su nacimiento.

 

 

-¿Quién lo registro? ¿Sus padres?

 

 

No había dudas de que la señora Cole era una mujer inconvenientemente inteligente. Aparentemente Dumbledore también lo pensó así, por que Harry lo vio sacar su varita de entre sus ropajes de terciopelo y al mismo tiempo recoger un papel en blanco del escritorio de la señora Cole.

 

 

-Tome- dijo Dumbledore, agitando la varita mientras le pasaba el pedazo de papel- Creo que esto aclarará las cosas.

 

 

Los ojos de la señora Cole se salieron de foco y volvieron mientras ella observaba momentáneamente interesada el papel en blanco.

 

 

-Eso parece perfectamente en orden- dijo ella plácidamente, devolviéndoselo. Luego sus ojos se detuvieron en una botella de ginebra y en dos vasos que ciertamente no habían estado presentes unos segundos antes.

 

 

-Esto...¿Puedo ofrecerle un vaso de ginebra?-pregunto con una voz extra refinada.

 

 

-Muchísimas gracias- dijo Dumbledore, sonriente.

 

 

Enseguida se notó que la señora Cole no era una novata en lo que se refería a tomar ginebra. Sirviendo a ambos una cantidad generosa, ella acabó su vaso de un solo trago. Secándose los labios, le sonrió a Dumbledore por primera vez y él no dudó en aprovechar la situación.

 

 

-Me preguntaba si podría usted contarme algo acerca de la historia de Tom Riddle. Tengo entendido que nació aquí en el orfanato ¿verdad?

 

 

-Es así- dijo la señora Cole, sirviéndose más ginebra- Lo recuerdo más claro que nada, por que yo recién había comenzado aquí también. Era la noche de año nuevo y hacía un frío intenso y nevaba, sabe. Noche horrible. Y esta chica, no mucho mayor que yo en esos días, llegó sorpresivamente. Bueno, no era la primera. La dejamos pasar y tuvo al bebe en menos de una hora. Y murió a la hora siguiente.

 

 

La señora Cole asintió impresionada y tomó otro generoso trago de ginebra.

 

 

-¿Dijo algo antes de morir?-pregunto Dumbledore-¿Algo acerca del padre del niño por ejemplo?

 

 

-Ahora que lo recuerdo, sí lo hizo- dijo la señora Cole quien parecía estar pasándola bien ahora, con el gin es sus manos y una audiencia interesada en su historia.- Recuerdo que me dijo “Espero que se vea como su papá”, y no mentiré, estaba bien que así lo deseara, por que ella no era ninguna belleza...y luego me dijo que se llamaría Tom por su padre y Marvolo por el padre de ella...sí, lo se, ¿Extraño nombre verdad? Nos preguntábamos si vendría de un circo... y dijo que el apellido del niño sería Riddle. Y murió poco después sin decir otra palabra.

 

 

-Bueno, lo nombramos justo como ella dijo, parecía tan importante para la pobre chica, pero ningún Tom, ningún Marvolo ni ninguna clase de Riddle vinieron jamás a buscarlo, ninguna familia ni nada, así que se quedó en el orfanato y ha estado aquí desde entonces.

 

 

La señora Cole se sirvió, casi sin pensar, otra gran cantidad de ginebra. Dos manchas rosadas habían aparecido en sus mejillas. Luego dijo “ Es un chico extraño”.

 

 

-Si- dijo Dumbledore.-Me imaginaba que así lo sería.

 

 

-También fue un bebé extraño. Casi nunca lloraba, sabe. Y luego, cuando creció un poquito se volvió aún más extraño.

 

 

-¿De qué manera?-preguntó Dumbledore gentilmente.

 

 

-Bueno, el...

 

 

Pero la señora Cole se irguió, y ya no había nada borroso o vago en la mirada inquisitiva que le echó a Dumbledore por encima de su vaso.

 

 

-¿Él tiene un lugar seguro en su escuela, verdad?

 

 

-Definitivamente-dijo Dumbledore.

 

 

-¿Y nada de lo que pueda yo decir lo cambiará?

 

 

-Nada-dijo Dumbledore.

 

 

-¿Se lo llevará de todos modos?

 

 

-De todos modos- repitió Dumbledore gravemente.

 

 

Lo estudió con la mirada, como para decidir si podía confiar en él. Aparentemente, decidió que sí podía, porque dijo de golpe “Él asusta a los otros niños”.

 

 

-¿Quiere decir que los amenaza?-preguntó Dumbledore.

 

 

-Creo que lo hace- dijo la señora Cole, e hizo una señal de desaprobación- pero es muy difícil encontrarlo haciéndolo. Ha habido incidentes...cosas desagradables...

 

 

Dumbledore no la apresuró, aunque Harry podía decir que estaba interesado. Ella tomó otro trago de ginebra y sus mejillas se pusieron aun más rosadas.

 

 

-El conejo de Billy Stubbs...Bueno, Tom dijo que él no lo hizo y no veo cómo pudo haberlo hecho, pero aun así, ¿No se pudo haber ahorcado el mismo de la viga verdad?

 

 

-No lo creo, no-dijo Dumbledore tranquilamente.

 

 

-Pero miento si digo que sé como se subió ahí para hacerlo. Lo único que sé es que Billy y él habían discutido el día anterior...y luego- la señora Cole tomó otro poco de ginebra, derramándose un poco sobre la barbilla esta vez- En la salida de verano, los sacamos a pasear, sabe, una vez al año, al campo, al mar... Bueno, Amy Benson y Dennis Bishop nunca estuvieron bien después de eso, y todo lo que pudimos sonsacarles fue que habían ido a una cueva con Tom Riddle. El juró que sólo fueron a explorar, pero algo sucedió allí, estoy segura. Y bueno, ha habido muchas cosas, cosas extrañas...

 

 

Volvió a mirar a Dumbledore, y aunque sus mejillas estaban sonrosadas, su mirada era firme. “ No creo que mucha gente se lamentará de no verlo más”.

 

 

-¿Usted entiende, estoy seguro, que no lo tendremos permanentemente?-dijo Dumbledore- Él volverá, finalmente, cada verano.

 

 

-Oh, bien, eso es mejor que un golpe en la nariz con una vara de metal- dijo la señora Cole con un leve hipo. Se puso de pie, y Harry se impresionó al ver que estaba bastante estable, aunque dos tercios de la botella habían desaparecido- Supongo que le gustaría verlo.

 

 

-Muchísimo-dijo Dumbledore, incorporándose también.

 

 

Lo guió fuera de su oficina y subieron unas escaleras de piedra, repartiendo instrucciones y amonestaciones a ayudantes y niños mientras pasaba. Harry vio que todos los huérfanos usaban la misma clase de túnica gris. Se los veía razonablemente bien cuidados, pero no había manera de negar que era un lugar bastante lúgubre donde crecer.

 

 

-Aquí es- dijo la señora Cole mientras doblaban en el segundo rellano y se detenían fuera de la primera puerta en un largo corredor. Golpeó dos veces y entró.

 

 

-¿Tom? Tienes un visitante. Este es el señor Dumberton...perdón, Dumderbore. El ha venido a decirte...bueno, lo dejaré decírtelo...

 

 

Harry y los dos Dumbledores entraron a la habitación , y la señora Cole cerró la puerta tras ellos. Era un cuarto pequeño y vacío con nada dentro excepto un viejo armario y una cama de hierro. Un niño estaba sentado sobre las mantas grises, sus piernas estiradas frente a sí, sosteniendo un libro.

 

 

No había rastro de los Gaunts en la cara de Tom Riddle. Merope había logrado su último deseo. Era la versión de su apuesto padre en miniatura , alto para tener once años, cabello oscuro y tez pálida. Sus ojos se achicaron un poco cuando vio la apariencia excéntrica de Dumbledore.

Hubo un momento de silencio.

 

 

-¿Cómo te va Tom?- dijo Dumbledore, acercándosele y extendiéndole la mano.

 

 

El niño dudó , luego la tomó y se saludaron. Dumbledore acercó una pesada silla de madera junto a Riddle, de modo que los dos daban la apariencia de un paciente de hospital y su visitante.

 

 

-Soy el Profesor Dumbledore.

 

 

-¿Profesor?- repitió Riddle. Se veía suspicaz-¿ Es como un Doctor?¿Por qué está aquí?¿Ella lo trajo para que me revise?

 

 

-No, no-dijo Dumbledore sonriendo.

 

 

-No le creo-dijo Riddle- ¿Ella quiere que me examine, verdad? ¡Diga la verdad!

 

 

Dijo estas últimas palabras con una clara y fuerte voz que era casi chocante. Era un mandato, y sonaba como si lo hubiese dado antes muchas veces. Sus ojos se habían agrandado y estaba mirando a Dumbledore fijamente, quien no dio respuesta alguna, simplemente siguió sonriendo placido. Después de unos segundos Riddle dejó de observarlo, aunque se lo veía, por decir algo, expectante.

 

 

-¿Quién es usted?

 

 

-Ya te lo dije. Mi nombre es Profesor Dumbledore y trabajo en un colegio que se llama Hogwarts. He venido a ofrecerte una vacante en mi colegio... tu nuevo colegio, si deseas venir.

 

 

La reacción de Riddle a esto fue más que sorprendente. Se levantó de la cama y se alejó de Dumbledore, aparentemente furioso.

 

 

-¡Usted no puede engañarme! Del asilo es de donde viene ¿verdad? Profesor, sí, seguro...bueno, no pienso ir ¿sabe? Esa vieja es la que debería estar en el asilo. Yo nunca les hice nada a Amy Benson o Dennis Bishop y puede preguntarles ¡Dicen la verdad!

 

 

-No soy del asilo –dijo Dumbledore paciente- Soy un maestro y, si te sientas tranquilo, te contaré acerca de Hogwarts. Por supuesto que si prefieres no venir, nadie te obligará a hacerlo.

 

 

-Me gustaría verlos intentándolo.

 

 

-Hogwarts- prosiguió Dumbledore, como si no hubiese oído las últimas palabras de Riddle- es una escuela para personas con habilidades especiales.

 

 

-¡No estoy loco!

 

 

-Ya sé que no estás loco. Hogwarts no es una escuela para locos. Es una escuela de magia.

 

 

Hubo un silencio. Riddle se congeló, su cara sin expresión, pero sus ojos iban de un ojo a otro de Dumbledore, como si quisiera ver si alguno de los dos mentía.

 

 

-¿Magia?-repitió en un suspiro.

 

 

-Así es-dijo Dumbledore.

 

 

-¿Es...es magia lo que yo puedo hacer?

 

 

-¿Qué es lo que tu puedes hacer?

 

 

-Muchas cosas- suspiró Riddle- Una oleada de excitación subía por su cuello hacia sus mejillas vacías, se veía afiebrado- Puedo hacer que cosas pequeñas se muevan sin tocarlas .Puedo hacer que los animales hagan lo que yo quiera que hagan, sin entrenarlos. Puedo hacer que cosas malas les ocurran a la gente que me molesta. Puedo hacer que se lastimen si yo quiero.

 

 

Sus piernas temblaban. Se tambaleó y se sentó en la cama nuevamente, mirando sus manos, su cabeza agachada como si estuviese orando.

 

 

-Sabía que era diferente- susurró a sus propios dedos temblorosos- Sabía que era especial. Siempre supe que había algo.

 

 

-Bueno, estabas bastante acertado- dijo Dumbledore, quien ya no sonreía, pero miraba a Riddle intensamente. -Tú eres un mago.

 

 

-¿Usted también es un mago?

 

 

-Sí, lo soy.

 

 

-Pruébelo- espetó Riddle, con el mismo tono demandante que había usado cuando dijo “Diga la verdad”.

 

 

Dumbledore arqueó las cejas

 

 

-Sí, si como lo estoy asumiendo, estás aceptando tu lugar en Hogwarts.

 

 

-¡Por supuesto que acepto!

 

 

-Entonces te dirigirás a mí como Profesor o Señor.

 

 

La expresión de Riddle se endureció por un momento antes de decir, con una voz educadísima e irreconocible

 

 

-Lo siento , Señor...Quiero decir...por favor Profesor,¿podría mostrarme...?

 

 

Harry estaba seguro que Dumbledore se negaría, de que le diría a Riddle que habría suficiente tiempo para demostraciones prácticas en Hogwarts, que en ese momento estaban en un edificio lleno de muggles y que por lo tanto debían ser cautelosos. Sin embargo, para su gran sorpresa, Dumbledore extrajo su varita del bolsillo de su saco, apuntó al viejo armario en la esquina y le dio a su varita una ligera sacudida.

 

 

El armario se incendió.

 

 

Riddle se incorporó de un salto, Harry apenas podía culparlo por tener rencor e ira, todas sus posesiones debían haber estado allí dentro. Pero cuando Riddle miró a Dumbledore, las llamas se desvanecieron , dejando al armario sin daño alguno.

 

 

Riddle miró el armario y luego a Dumbledore; luego, con expresión codiciosa señaló la varita y dijo

 

 

-¿Dónde puedo conseguir una de esas?

 

 

-Todo a su tiempo- dijo Dumbledore- Creo que hay algo que quiere salir de dentro de tu armario.

 

 

Y con toda seguridad, podía oírse un lejano chillido proveniente del mismo. Por primera vez, Riddle se veía asustado.

 

 

-Abre la puerta-dijo Dumbledore.

 

 

Riddle dudó, luego cruzó la habitación y abrió de golpe la puerta del armario. En el último estante, sobre una pila de ropa gastada, una pequeña caja se estaba agitando y chillando como si hubiera varios ratoncitos frenéticos atrapados allí dentro.

 

 

-Sácalo- dijo Dumbledore.

 

 

Riddle bajó la caja chillarte. Se veía nervioso.

 

 

-¿Hay algo dentro de esa caja que no deberías tener?-preguntó Dumbledore.

 

 

Riddle le echó a Dumbledore una fuerte, larga y calculadora mirada

 

 

-Si, eso supongo, Señor- dijo finalmente con una voz inexpresiva.

 

 

-Ábrela-dijo Dumbledore.

 

 

Riddle le quitó la tapa y arrojó el contenido a su cama sin mirar. Harry, quien esperaba algo más emocionante, vio un desorden de objetos comunes: un yoyo, un dedal plateado y una desgastada armónica entre ellos. Una vez fuera de la caja, los objetos dejaron de chillar y se qedaron quietos sobre las mantas.

 

 

-Se los devolverás a sus dueños junto con unas disculpas- dijo Dumbledore calmado, guardando su varita nuevamente en su saco.- Me deberé enterar si lo has hecho. Y estás advertido, robar no es tolerado en Hogwarts.

 

 

Riddle no se veia ni remotamente avergonzado, miraba fría y desvergonzadamente a Dumbledore . Por último dijo, con voz inexpresiva:

 

 

-Sí Señor.

 

 

-En Hogwarts- prosiguió Dumbledore- enseñamos, no solamente a usar magia, sino también a controlarla. Tú has estado, inadvertidamente estoy seguro, usando tus poderes de una manera que no es enseñada ni tolerada en nuestro colegio. No eres el primero, ni serás el ultimo, en dejar que la magia te controle. Pero deberías saber que Hogwarts puede expulsar estudiantes, y que el Ministerio de la Magia, sí, hay un Ministerio, castiga a los que quebrantan la ley aún más severamente. Todos los magos nuevos deben aceptar eso, al entrar a nuestro mundo que está regido por nuestras reglas.

 

 

-Si Señor- dijo Riddle nuevamente.

 

 

Era imposible decir en qué estaba pensando, su cara permanecía inexpresiva mientras guardaba el pequeño botín de objetos robados de nuevo en la caja de cartón. Cuando terminó, se volvió hacia Dumbledore y dijo secamente

 

 

-Yo no tengo dinero alguno.

 

 

-Eso se arregla fácilmente-dijo Dumbledore, sacando un monedero de cuero de su bolsillo- hay una fundación en Hogwarts para aquellos que requieran ayuda para comprar libros y túnicas. Deberás comprar de segunda mano algunos de tus libros de hechizos y demás, pero...

 

 

-¿Dónde se compran los libros de hechizos?-interrumpió Riddle, quien había tomado la bolsa de dinero sin agradecerle a Dumbledore, y estaba examinando un pesado galleon de oro.

 

 

-En el Callejón Diagon-dijo Dumbledore- tengo tu lista de libros y cosas para el colegio. Puedo ayudarte a encontrar todo.

 

 

-¿ Usted viene conmigo?-dijo Riddle, levantando la vista.

 

 

-Ciertamente, si tu...

 

 

-No lo necesito-dijo Riddle- Estoy acostumbrado a hacer las cosas por mí mismo. Voy a Londres todo el tiempo por mi cuenta.¿Cómo llego hasta Diagon Alley...Señor?- agregó, siguiéndole la mirada a Dumbledore.

 

 

Harry pensó que Dumbledore insistiría en acompañar a Riddle, pero una vez más se sorprendió. Dumbledore le extendió a Riddle el sobre que contenía la lista de útiles y luego de indicarle exactamente cómo llegar hasta el Caldero Chorreante desde el orfanato, le dijo:

 

 

-Serás capaz de verlo, aunque los muggles a tu alrededor, eso es gente-no-mágica, no puedan. Pregúntale a Tom, el cantinero...bastante fácil de recordar, comparten el mismo nombre.

 

 

Riddle dio un respingo irritado, como si intentase espantar una mosca molesta.

 

 

-¿No te gusta el nombre Tom?

 

 

-Hay muchos Toms – murmuró Riddle. Luego, como si no pudiera retener la pregunta, incluso como si le brotara repentinamente, preguntó-¿Mi padre era un brujo? Se llamaba Tom Riddle también, ellos me lo dijeron.

 

 

-Me temo que no lo sé- dijo Dumbledore con voz gentil.

 

 

-Mi madre no pudo haber sido mágica, o no hubiese muerto- dijo Riddle, más para sí mismo que para Dumbledore- Tiene que haber sido él...Así que, cuando tenga todas mis cosas...¿Cuándo voy a este Hogwarts?

 

 

-Todos los detalles están en la segunda hoja de pergamino dentro del sobre- dijo Dumbledore- Partirás desde la estación de King Cross el primero de septiembre. Hay un boleto de tren ahí también.

 

 

Riddle asintió. Dumbledore se incorporó y le extendió la mano nuevamente. Sujetándola, Riddle dijo:

 

 

-Puedo hablar con las serpientes. Lo descubrí cuando estuve en el campo durante los viajes...ellas me encuentran, ellas me susurran ¿Es eso normal para un mago?

 

 

Harry podía notar que había esperado para mencionar este extraño poder hasta ese momento determinado, para impresionar.

 

 

-Es inusual-dijo Dumbledore, luego de un momento de meditación- pero no desconocido.

 

 

Su tono era casual, pero sus ojos se movían curiosamente sobre el rostro de Riddle. Se detuvieron por un momento, hombre y niño, observándose mutuamente. Luego el apretón de manos terminó. Dumbledore estaba junto a la puerta.

 

 

-Hasta luego, Tom. Te veré en Hogwarts.

 

 

-Creo que eso será suficiente-dijo el Dumbledore de cabello blanco que estaba al lado de Harry, y segundos después, estaban volando livianamente a través de la oscuridad de nuevo, antes de aterrizar en la oficina actual.

 

 

-Siéntate-dijo Dumbledore, aterrizando al lado de Harry.

 

 

Harry obedeció, con la mente aún llena de lo que acababa de ver.

 

 

-El lo creyó mucho más rápido que yo, quiero decir, cuando usted le dijo que era un mago- dijo Harry- No le creí a Hagrid cuando me lo dijo la primera vez.

 

 

-Si, Riddle estaba perfectamente listo para creer que era, por usar una palabra, “especial”- dijo Dumbledore.

 

 

-¿Lo sabía usted... en ese entonces?-preguntó Harry

 

 

-¿Si sabía que acababa de conocer al mago oscuro más peligroso de todos los tiempos?-dijo Dumbledore- No, no tenia idea de que iba a crecer para convertirse en lo que es. Sin embargo, me sentía bastante intrigado por él. Regresé a Hogwarts con la intención de mantenerlo vigilado, algo que debería haber hecho de todos modos, siendo que estaba solo y sin amigos, por lo cual , ya sentía que lo debía hacer, tanto por el bien de otros como por el suyo mismo.

 

 

-Sus poderes, como oíste, estaban sorprendentemente bien desarrollados para un mago tan joven y, lo más interesante y preocupante de todo, ya había descubierto que tenía alguna clase de control sobre ellos, y empezaba a usarlos concientemente. Como viste, no eran los casos aislados generalmente experimentados por magos pequeños. Él ya estaba usando la magia en contra de otras personas , para asustar, para castigar, para controlar. Las pequeñas historias del conejo estrangulado y del niño y la niña a quienes había incitado a meterse en una cueva eran bastante sugestivas... “Puedo hacer que se lastimen si así lo deseo”.

 

 

-Y el hablaba lengua Pársel- interrumpió Harry.

 

 

-Si, por cierto, una rara habilidad , y una supuesta conexión con las artes oscuras, aunque, como ya sabemos, hay hablantes de lengua Parsel entre los grandes y buenos también. De hecho, la capacidad para hablar con las serpientes no me inquietó tanto como sus claros instintos para la crueldad , el ocultamiento y la dominación.

 

 

-El tiempo esta jugando con nosotros otra vez- continuó Dumbledore, señalando el oscuro cielo afuera de las ventanas- Pero antes de partir, quiero llamar tu atención hacia ciertas cosas de la escena que acabamos de presenciar, pues tienen mucha influencia en otros asuntos que deberemos discutir en otras reuniones.

 

 

-Primero espero que hayas notado la reacción de Riddle cuando mencioné que otro compartía su primer nombre, Tom.

 

 

Harry asintió.

 

 

-Allí mostró su desprecio hacia cualquier cosa que lo atara a otra persona, cualquier cosa que lo volviese común. Aún en esos tiempos él quería ser diferente, único, notorio. Se deshizo de su nombre, unos pocos años después de esa conversación y creó la máscara de Lord Voldemort ,detrás de la cual se ha estado escondiendo por tanto tiempo.

 

 

-Confío en que también notaste que Tom Riddle era bastante autosuficiente, retraído y, aparentemente, sin amigos...No quiso ayuda ni compañía en su viaje al Callejón Diagón . Prefería manejarse solo. El Voldemort adulto es igual. Oirás a muchos de sus Mortífagos hablar de que son de su confianza , que tan sólo ellos son cercanos a el, y que hasta lo entienden. Están equivocados, Lord Voldemort nunca tuvo un amigo, y tampoco creo que jamás haya querido uno.

 

 

- Y por último, y espero que no estés demasiado somnoliento como para oír esto Harry, al joven Tom Riddle le gustaba coleccionar trofeos. Viste la caja de objetos robados que había escondido en su habitación. Los tomó de las víctimas de su comportamiento agresivo, eran recuerdos, si así lo deseas, de pequeños actos mágicos para nada placenteros. Ten en mente esta tendencia a coleccionar cosas, pues esto será particularmente importante en el futuro.

 

 

-Y ahora, ya es hora de irse a la cama.

 

 

Harry se incorporó. Mientras caminaba a través del cuarto, sus ojos recayeron en la mesita en la cual el anillo de Marvolo Gaunt había estado la última vez, pero el anillo ya no se encontraba allí.

 

 

-¿Sí, Harry?- dijo Dumbledore al ver que se detenía.

 

 

-El anillo no está- dijo Harry, mirando alrededor-Pero yo pensé que usted tendría la armónica o algo así.

 

 

Dumbledore sonrió, echándole una mirada por sobre sus anteojos de media luna.

 

 

-Muy astuto Harry, pero la armónica era tan sólo una armónica.

 

 

Y con esa enigmática frase despidió a Harry, quien comprendió que debía irse.

 


Date: 2015-12-11; view: 389


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