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Capítulo 6: El Desvío de Draco

 

 

Las semanas siguientes Harry permaneció dentro de los límites del jardín de la Madriguera. Pasó la mayor parte de sus días jugando Quidditch en el huerto de los Weasley dos contra dos (él y Hermione contra Ron y Ginny; Hermione era terrible pero Ginny jugaba bien, por lo que estaban razonablemente parejos) y sus tardes comiendo tres porciones de todo lo que la Sra. Weasley ponía delante de él.

 

Esto habría sido una fiesta feliz, unas vacaciones pacíficas, de no haber sido por las duras desapariciones, extraños accidentes, e incluso muertes que aparecían ahora casi a diario en el Profeta. Bill y el Sr. Weasley traían alguna noticia a casa aún antes de que fuera publicada. Para el disgusto de la Sra Weasley las celebraciones del decimosexto cumpleaños de Harry fueron estropeadas por noticias espantosas traídas por Remus Lupin, cada vez más flaco y austero, su pelo castaño rayado generosamente de color gris, su ropa más hecha jirones y remendada que nunca

 

--Ha habido otro par de ataques de dementores,-- anunció, cuando la Señora Weasley le pasó un pedazo grande del pastel de cumpleaños. --Y han encontrado el cuerpo de Igor Karkaroff en una choza al norte. Con la Marca Tenebrosa sobre él -- Bien, francamente, estoy sorprendido ya que sobrevivió un año luego de abandonar a los Mortífagos; El hermano de Sirius, Regulus, sólo anduvo unos días hasta donde puedo recordar.--

 

--Sí, bien,-- dijo la Señora Weasley frunciendo el entrecejo, --Quizás nosotros debiéramos hablar sobre algo difer... ---

 

--¿Se enteró usted de lo que le pasó a Florean Fortescue, Remus? -- pregunto Bill, que estaba siendo acicalado por Fleur. -- El hombre de la heladería

 

-- ¿La heladería del Callejón Diagon--? interrumpió Harry, con una desagradable sensación de vacío en el medio de su estómago. -- Él acostumbaba darme helados gratis. ¿Qué le pasó?--

 

--Fue sacado de allí, por lo que se ve en su tienda.--

 

--Por qué--? preguntó Ron, mientras la Señora Weasley miraba significativamente a Bill.

 

--¿Quién sabe? los debe haber perturbado de algún modo. Florean era un buen hombre.--

 

--Hablando del Callejón Diagon,-- Dijo el Sr. Weasley, -- Parece que Ollivander también ha desaparecido.--

 

--¿El Vendedor de varitas--? dijo Ginny con ojos asombrados.

 

-- Así es. La tienda está vacía. No hay signos de lucha. Nadie sabe si él se marchó voluntariamente o fue secuestrado--

 

--¿Pero las varitas - Qué harán las personas que necesiten varitas?--



 

--Ellos se las arreglarán comprándoles a otros fabricantes,-- dijo Lupin. --Pero Ollivander era el mejor, y si el otro lado lo tiene eso no es nada bueno para nosotros.--

 

Al día siguiente de este cumpleaños bastante sombrío, llegaron sus cartas y listas de libros de Hogwarts. La de Harry incluía una sorpresa: lo habían nombrado Capitán de Quidditch.

 

--¡Eso te equipara en status a los prefectos--! lloró Hermione alegremente. --¡Ahora puedes usar nuestro baño especial y todo!--

 

--Guau!, recuerdo cuando Charlie llevaba una de éstas,-- dijo Ron y examinó la insignia con alegría. --Harry, esto es tan bueno, eres mi Capitán - Si me permites regresar como Guardián en el equipo, supongo, ja ja. . . .--

 

--Bien, creo que no podemos aplazar más tiempo el viaje al Callejón Diagon ahora que tienen éstas,-- dijo suspirando la Señora Weasley mientras leía la lista de libros de Ron. --Iremos el sábado mientras que su padre no tenga que ir de nuevo al trabajo. Yo no voy allí sin él.--

 

-- Mamá, ¿Piensas honestamente que Tú-sabes-quién va a estar escondido detrás de un estante en Flourish y Blotts --? rió disimuladamente Ron

 

--Fortescue y Ollivander están de vacaciones, ¿verdad? --Dijo la Sra. Weasley, acalorándose de inmediato. --Si piensas que la seguridad es cosa de risa puedes quedarte y compraré tus cosas yo misma ---

 

--No, quiero ir, ¡Quiero ver la tienda de George y Fred! -- dijo Ron a toda prisa.

 

--Entonces piénselo mejor, jovencito, ¡Antes de que decida que es demasiado inmaduro para venir con nosotros--! Dijo la Señora Weasley con ira agarrando rápidamente su reloj, el cual las nueve manecillas todavía señalaban “en peligro mortal,” y poniéndolo en equilibrio sobre un montón de toallas recién lavadas y planchadas ¡-- Y esto va para volver a Hogwarts también!

 

Ron se volvió para mirar con incredulidad a Harry mientras su madre levantaba la cesta de ropa sucia y el reloj vacilante en sus brazos y salía fuera del cuarto.

 

--Evidentemente... acá ya no se puede hacer ni un chiste . . . .--

 

Pero Ron tuvo cuidado para no ser impertinente sobre Voldemort durante los próximos días. El sábado amaneció sin más arranques de la Señora Weasley, aunque ella parecía muy tensa durante el desayuno. Bill, que se quedaba en casa con Fleur (esto no le producía mucho placer a Hermione y Ginny), pasó por la mesa una bolsa llena de dinero a Harry.

 

--¿Dónde está la mía--? exigió Ron en seguida, con los ojos desmesuradamente abiertos.

 

--Esto es realmente de Harry, idiota,-- dijo Bill. -- Lo saqué de su bóveda, porque al público en general le toma aproximadamente cinco horas conseguir su oro en estos días, los duendes han extremado mucho la seguridad. Hace dos días Arkie Philpott tenía una cinta de investigación pegada en su... Bien, confíen en mí, de esta forma es más fácil.--

 

--Gracias, Bill,-- dijo Harry guardando su oro.

 

--Él siempre pensando en todo,-- ronroneó Fleur llena de adoración acariciando la nariz de Bill. Ginny gesticulaba vomitando en su cereal detrás de Fleur. Harry se ahogó sobre sus hojuelas de maíz, Ron lo golpeó en la espalda.

 

Era un día nublado, oscuro. Un automóvil especial del Ministerio de Magia de los que antes Harry había usado una vez, estaba esperándolos en el patio delantero cuando ellos salieron de la casa poniéndose sus capas.

 

-- Es bueno que papá pueda conseguirnos éstos otra vez, -- dijo Ron gustosamente, estirándose confortablemente mientras el coche se movía suavemente lejos desde la madriguera, Bill y Fleur saludaron desde la ventana de la cocina. Él, Harry, Hermione y Ginny se sentaron todos en la espaciosa comodidad del amplio asiento trasero.

 

--No te acostumbres a utilizarlo, solo nos lo prestan debido a Harry,-- dijo el Sr. Weasley sobre su hombro. Él y la señora Weasley estaban adelante con el conductor del ministerio; el asiento del pasajero delantero se había estirado convenientemente hasta qué se asemejó a un sofá de dos cuerpos. --Le dan estatus de alta seguridad. Y nosotros también estaremos protegidos con seguridad adicional al arribar al Caldero Chorreante.

 

Harry no dijo nada; él no se imaginaba haciendo sus compras mientras estaba rodeado por un batallón de Aurores. Había guardado su Capa de Invisibilidad en la mochila y había sentido que, si esto era suficiente para Dumbledore, debería ser suficiente para el Ministerio, aunque ahora que pensaba en ello, no estaba seguro que el Ministerio supiera de su capa.

 

--Aquí está usted, entonces,-- dijo el chofer, tras un lapso sorprendentemente corto , hablando por primera vez, al tiempo que disminuía la velocidad en la calle Charing Cross y se estacionaba fuera del Caldero Chorreante. --¿Espero por ustedes, tienen idea de cuanto tiempo será?--

 

--Un par de horas, espero,-- dijo Sr. Weasley. --¡Ah, que bien, él está aquí!--

 

Harry imitó al Sr. Weasley y se asomó a través de la ventana; su corazón saltó. No había ningún Auror esperando fuera de la posada, en vez de eso les esperaba la forma gigantesca, negra y barbuda de Rubeus Hagrid, el guardián de los terrenos de Hogwarts, llevando un largo abrigo de piel de castor, sonreía al ver la cara de Harry ignorando las fijas miradas sobresaltadas de los Muggles que pasaban.

 

--¡Harry--! bramó, arrastrando a Harry a un abrazo que quebraba los huesos en el instante que éste bajó del automóvil. --Buckbeak. (Witherwings) - deben verlo, Harry, él está tan feliz de regresar al aire libre ---

 

--Me alegro que esté contento,-- dijo Harry y sonrío abiertamente mientras se masajeaba las costillas. --¡Nosotros no sabíamos que ‘seguridad’ significaba ‘tú’—

 

--Lo sé justo como en los viejos tiempos, ¿eh? Mira, el Ministerio quiso enviar uno o dos grupos de Aurores, pero Dumbledore dijo que yo lo haría-- Dijo Hagrid con orgullo, estirando su pecho y metiendo los pulgares en sus bolsillos. –Vamos entrando entonces – después de ustedes, Molly, Arthur --

 

El Caldero Chorreante estaba, por primera vez en la memoria de Harry, completamente vacío. Sólo quedaba Tom el propietario, marchito y sin dientes, de entre la vieja muchedumbre. Los miró mientras entraron, pero antes de que pudiera hablar, Hagrid dijo pretenciosamente, -- Solamente pasaremos hoy, Tom, seguro que comprendes, asuntos de Hogwarts, tú sabes --

 

Tom cabeceó melancólicamente y volvió a limpiar sus lentes; Harry, Hermione, Hagrid, y los Weasley caminaron a través de la barra hacia el pequeño patio frío en la parte posterior donde los cubos de basura estaban colocados. Hagrid levantó su paraguas rosado y golpeó cierto ladrillo de la pared, que se abrió inmediatamente para formar una entrada en forma de arco seguida de una calle empedrada con guijarros. Caminaron a través de la entrada e hicieron una pausa, mirando a su alrededor.

 

El Callejón Diagon había cambiado. Las ventanas que antes tenían una vistosa exhibición de libros de hechizos, ingredientes de pociones, y calderos fueron tapadas a la vista, ocultos detrás de los grandes carteles del Ministerio de Magia que habían sido pegados encima de ellas. La mayor parte de estos sombríos carteles púrpuras llevaban las versiones de avisos de seguridad de los folletos que el Ministerio había enviado a lo largo del verano, pero otros de mayor calibre tenían las fotografías moviéndose en blanco y negro de Mortífagos conocidos que estaban en libertad. Bellatrix Lestrange se mofaba en el frente del boticario más cercano. Algunas ventanas fueron cegadas con tablas, incluyendo aquellas de la heladería de Florean Fortescue. Por otra parte, un número de desvencijados puestos habían aparecido a lo largo de la calle. El más cercano, que había sido erigido fuera de Flourish y Blotts, bajo un toldo rayado, manchado, tenía un aviso de cartulina pegado adelante:

 

AMULETOS : Efectivos Contra Hombres lobo, Dementores, e Inferis

 

Un pequeño mago de aspecto cansado hacía sonar sus brazos cubiertos de amuletos de plata ante la fila de transeúntes

 

--¿Uno para su pequeña muchacha, señora?-- dijo a la señora Weasley cuando pasaron, mirando de soslayo a Ginny. --¿Para que proteja su lindo cuello?--

 

--Si yo estuviera de turno ... – dijo el Sr. Weasley, fulminando con una mirada de ira al vendedor de amuletos.

 

--Sí, pero no vas a detener a alguien ahora, querido, tenemos prisa, -- dijo la Sra. Weasley, nerviosa consultando la lista. -- Pienso que primero tendríamos que ir con la Señora Malkin, Hermione quiere nuevas túnicas de vestir, y a Ron se le asoman demasiado los tobillos de sus túnicas de escuela, y tú también necesitas unas nuevas, Harry, has crecido tanto – Vamos todos - --

 

--Molly, no tiene sentido ir todos a lo de Señora Malkin,-- dijo el Sr. Weasley. --¿Por qué no van los tres con Hagrid, y nosotros podemos ir a Flourish y Blotts y buscar los libros de escuela de todos?--

 

 

-- No sé,-- dijo la Señora Weasley con inquietud, claramente no estaba convencida entre el deseo de terminar la compra rápidamente y el deseo de mantenerse juntos en un grupo. --¿Hagrid, que piensas --?--

 

--No se preocupen, ellos estarán bien conmigo, Molly,-- dijo Hagrid tiernamente y agito una mano en el aire del tamaño de una tapa de cubo de basura. La Señora Weasley no parecía completamente convencida, pero permitió la separación y echó a correr hacia Flourish y Blotts, con su marido y Ginny mientras Harry, Ron, Hermione, y Hagrid fueron rumbo a la Señora Malkin.

 

Harry notó que muchas de las personas que los pasaron tenían la misma mirada acosada, deseosa de la Sra. Weasley, y que nadie más se paraba para hablar; los compradores permanecían junto a los suyos haciendo grupos firmes, moviéndose atentamente entre los negocios. Nadie parecía estar haciendo sus compras solo.

 

--Estaremos un poco apretados todos juntos adentro,-- dijo Hagrid, parándose en el exterior del comercio de la señora Malkin y doblándose hacia abajo para mirar con fijeza a través de la ventana. --Estaré cuidándolos desde aquí afuera, ¿está bien?—

 

Harry, Ron, y Hermione entraron en la pequeña tienda juntos. Parecía, a primera vista, estar vacía, pero en el momento que la puerta se cerro detrás de ellos oyeron una voz familiar que salió de detrás de unas perchas de túnicas de vestir adornadas con lentejuelas verde y azul.

 

--...No soy un niño, en caso de que no lo hayas notado, madre. Soy perfectamente capaz de hacer mis compras solo.--

 

Había un ruido de cloqueo y una voz que Harry reconoció como de la señora Malkin, la dueña, diciendo, -- Querido, tu madre tiene razón, se supone que ninguno de nosotros debe andar caminando por los alrededores solo ahora, no tiene nada que ver con ser un niño.--

 

--¡Mire donde está clavando ese alfiler, basta ya!--

 

Un muchacho adolescente de cara pálida, puntiaguda y pelo rubio casi blanco apareció detrás de la percha llevando un hermoso juego de túnicas verdes oscuras que relucieron con los alfileres alrededor del dobladillo y los bordes de las mangas. Anduvo frente al espejo y se examinó; unos momentos antes de que notara que Harry, Ron, y Hermione se reflejaron encima de su hombro. Sus ojos grises se achicaron ligeramente.

 

--Si estás preguntándose que es ese olor, Madre, es una sangre sucia que esta por acá,-- dijo Draco Malfoy.

 

--¡No creo que haya necesidad de utilizar ese lenguaje--! dijo la Señora Malkin mientras corría detrás de la percha de túnicas que sostenía una cinta de medir y una varita --¡Y no quiero varitas mágicas en mi tienda tampoco! -- añadió a toda prisa, dando un vistazo hacia la puerta había visto la situación, Harry y Ron apuntaban sus varitas mágicas como señalando a Malfoy. Hermione, que estaba de pie ligeramente detrás de ellos, susurraba, -- No, no lo hagan, francamente, no vale la pena.--

 

--Me gustaría ver que hagan magia fuera de la escuela, dijo Malfoy con desprecio. ¿--Quién te dejo el ojo negro, Granger? Me gustaría enviarles flores--

 

--¡Ya es demasiado--! dijo Malkin agudamente mirando sobre su hombro pidiendo ayuda. -- Señora - Por favor ---

 

Narcissa Malfoy salió detrás de la percha de ropa.

 

--Guarden eso,-- dijo fríamente a Harry y Ron. --Si usted pincha con alfileres a mi hijo de nuevo, yo me aseguraré que sea la última vez en su vida que lo haga.--

 

--¿Realmente--? dijo Harry jugando con la varita y mirando fijamente la cara arrogante que, a pesar de su palidez, todavía se parecía a su hermana. Él era ya tan alto como ella ahora. --¿Irá a buscar a algunos de sus amigos Mortífagos, para que lo hagan?--

 

La Señora Malkin gritó poniendo su mano sobre su corazón.

 

--¡Realmente, no deben acusar – No digan cosas peligrosas -- Las varitas guardadas, por favor!--

 

Pero Harry no bajó su varita. Narcissa Malfoy sonrió desagradablemente.

 

--Veo que ser el favorito de Dumbledore te ha dado un sentido falso de seguridad, Harry Potter. Pero Dumbledore no siempre estará allí para protegerte.--

 

Harry echó una mirada burlona alrededor de la tienda. --Guau... mire eso... ¡Él no está ahora aquí! ¿Por qué no vemos qué pasa? ¡Puede ser que le consigan una celda doble en Azkaban con el perdedor de su marido!--

 

Malfoy hizo un movimiento furioso hacia Harry, pero tropezó encima de su túnica demasiado larga. Ron se rió con ganas.

 

--No te atrevas a hablarle así a mi madre, Potter--! gruñó Malfoy.

 

--Está bien, Draco,-- dijo Narcissa mientras lo frenaba con sus delgados dedos blancos por el hombro. --Espero que Potter se reúna con su estimado Sirius antes de que yo me reúna con Lucius--.

 

Harry levantó su varita más alto.

 

--Harry, no--! gimió Hermione, agarraba su brazo e intentaba empujarlo a su lado hacia abajo. --Piensa... No debes... Estarás en problemas...--

 

La señora Malkin se estremeció en donde estaba parada por un momento, luego pareció decidir actuar como si nada pasara con la esperanza que esto fuera así. Se inclinó hacia Malfoy, que todavía miraba airadamente a Harry.

 

-- Pienso que esta manga izquierda podría subir un poquito más, querido, solamente permíteme.. --

 

--Ay--! grito Malfoy sacudiendo su mano en el aire. --¡Mire donde está poniendo sus alfileres, mujer! Madre – No creo que quiera más esta túnica---

 

Se sacó la túnica por encima de su cabeza y las tiró al suelo a los pies de la Señora Malkin.

 

--Tienes razón, Draco,-- dijo Narcissa, echándole una mirada despectiva a Hermione, --Ahora sé la clase de escoria que hace sus compras aquí... Mejor vamos a ver a Twilfitt y Tatting.--

 

Y dicho eso, los dos salieron de la tienda, cuando Malfoy salió tuvo cuidado de golpear tan duro como pudo a Ron.

 

--¿Están bien, realmente? Dijo la Señora Malkin, recogiendo las túnicas caídas y moviendo la punta de su varita encima de ellas a modo de una aspiradora, para quitar todo el polvo.

 

Fue distraídamente hasta el final del mostrador con los nuevos trajes de Ron y Harry, intentaba venderle a Hermione túnicas de vestir de mago en vez de las de bruja, y cuando finalmente salieron de la tienda estaba alegre de ver sus espaldas yéndose.

 

--¿Consiguieron todo--? preguntó alegremente Hagrid cuándo reaparecieron a su lado.

 

--Casi,-- dijo Harry. --¿Viste a los Malfoy?--

 

--Sí,-- dijo indiferente Hagrid. --Pero ellos no se atreven a generar problemas en medio del Callejón de Diagon, Harry. No te preocupes por ellos.--

 

Harry, Ron, y Hermione intercambiaron miradas, pero antes de que pudieran desengañar a Hagrid sobre esta idea, llegaron los señores Weasley con Ginny, cada uno con un pesado paquete de libros.

 

--¿Todos bien--? dijo la Señora Weasley. --¿Consiguieron sus túnicas? Bien entonces, nosotros podemos ir a la droguería y al Emporio de la Lechuza ahora, en el camino a la tienda de Fred y George – permanezcan juntos, por favor...—

 

Ni Harry ni Ron compraron ningún ingrediente en la droguería, ya que ellos ya no cursaban Pociones, pero los dos compraron grandes cajas de galletas de Lechuza para Hedwig y Pigwidgeon en el Emporio de la Lechuza de Eeylops. Entonces, mientras la Señora Weasley verificaba su reloj a cada minuto, se dirigieron a lo largo de la calle en busca de Sortilegios Weasley, la tienda de bromas atendida por Fred y George

 

--Realmente no tenemos mucho tiempo,-- dijo la Señora Weasley. –Solo echaremos una rápida mirada y volveremos al automóvil. Deberíamos estar cerca, el número noventa y dos. . .el noventa y cuatro. . .--

 

--Guau..., --dijo Ron deteniendo sus pasos.

 

Sobre la vidriera, los carteles de la tienda se destacaban de los de alrededor, las ventanas de Fred y George lastimaban la vista con una exhibición de fuegos artificiales. Los ocasionales transeúntes miraban las ventanas de soslayo sobre sus hombros, y algunas personas algo atontadas, realmente hacían un alto para mirar. La vidriera izquierda era deslumbrante llena de un surtido de mercancías que giraban, estallaban, destellaban, y chillaban; los ojos de Harry comenzaron a llorar con solo mirarla. La vidriera de la derecha estaba cubierta con un cartel gigantesco, púrpura como los del ministerio, pero blasonada con las letras amarillas que centellaban:

 

¿POR QUÉ TE PREOCUPAS POR QUIEN-TU-SABES?

¡DEBERÍAS PREOCUPARTE POR QUE-NO-HACES!

¡LA SENSACIÓN DE CONSTIPACIÓN

QUE PERTURBA A LA NACIÓN!

 

Harry empezó a reírse. Oyó un débil gemido su lado y giro la vista para ver a la Señora Weasley mirando fija y mudamente el cartel. Sus labios se movieron silenciosamente y dijo el nombre con voz hueca – “qué-no-haces”

 

--¡Los asesinarán en sus camas--! susurró.

 

--¡No harán eso--! dijo Ron que, como Harry, estaba riéndose. --¡Esto es genial!--

 

Él y Harry guiaron a los demás en el camino a la tienda. Estaba tan repleta de clientes; que Harry no podía acercarse a los exhibidores. Miró atentamente a su alrededor, alzando la vista hacia las cajas amontonadas hasta el techo: Aquí estaba el surtido salta clases que los gemelos habían perfeccionado durante su inacabado último año en Hogwarts; Harry notó que el Turrón de Hemorragia nasal era el más popular, solo había quedado una caja estropeada sobre el anaquel. Había arcas llenas de varitas mágicas de mentira, las más económicas eran los que se convertían en pollos de goma o pares de calzoncillos cuando eran agitadas, las más caras hacían que al usuario imprudente se le enredaran alrededor de la cabeza y el cuello, y las cajas de plumas, que corregían ortografía, inventaban una respuesta inteligente o se recargaban de tinta solas. Se produjo un hueco en la muchedumbre, y Harry se abrió camino hacia el mostrador, donde un grupo de niños de diez años miraban encantados a un diminuto hombre de madera que caminaba ascendiendo despacio a un juego de horca verdadero, ambos colocados arriba de una caja donde se leía: ¡el verdugo reutilizable – si no deletreas la palabra correctamente se ahorcará!

 

-- Encantamiento de ‘soñar despierto’ patentado...

 

Hermione había logrado escurrirse hasta un gran exhibidor cerca del mostrador y leía la información en la parte posterior de una caja que llevaba una imagen sumamente colorida de una hermosa e impactante joven que estaba de pie en la cubierta de un barco pirata.

 

-- Un simple encantamiento y usted llegará a la cumbre de la felicidad, muy realista, el ensueño de treinta minutos, fácil para utilizar en la mitad de una lección escolar y virtualmente indetectable (los efectos colaterales incluyen una expresión distendida y babeado menor). No se vende a menores de seis años. --¡Sabes,-- dijo Hermione dirigiéndose a Harry, --Realmente esta magia es extraordinaria!--

 

--Por eso, Hermione,-- dijo una voz detrás de ellos, --Puedes tener uno de esos gratis.--

 

Un Fred radiante estaba de pie ante ellos llevando una túnica de color magenta que combinaba magníficamente con su cabello rojo encendido.

 

--Cómo estás, Harry--? estrecharon sus manos. --¿Qué le ha pasado a tu ojo, Hermione?--

 

--Me golpee con SU telescopio golpeador,-- dijo tristemente.

 

--Oh, cielos, me olvidé de ésos,-- dijo Fred. --Aquí tienes---

 

Fred sacó un frasquito de su bolsillo y se lo dio; ella lo abrió con cautela para encontrar una espesa pasta amarilla. –Solo aplícalo sobre lo morado, se habrá ido dentro de una hora,--dijo Fred. --tuvimos que encontrar un removedor decente de golpes. Estamos probando la mayoría de nuestros productos en nosotros mismos.

 

--Hermione parecía nerviosa. –Esto es seguro, verdad?-- preguntó.

 

--Por supuesto que lo es,-- dijo Fred enérgicamente. --Ven, Harry, daremos una vuelta.--

 

Harry vio de soslayo que Hermione untaba su ojo morado con un poco de pasta amarilla y siguió a Fred hacia la parte de atrás de la tienda, donde vio un estante de trucos de cuerda y naipes. -- ¡Los trucos mágicos de Muggles --! dijo Fred alegremente mientras los señalaba. --Para gente extraña como Papá, sabes, que aman todo material de Muggle. No es una gran adquisición, pero nosotros estabilizamos bastante el negocio, justamente, éstos son una gran novedad... Oh, aquí esta George. ...--

 

El gemelo de Fred estrechó la mano de Harry enérgicamente.

 

--¿Dando una vuelta? Pasa a la parte trasera, Harry que es donde nosotros estamos llenando realmente de dinero el bolsillo, -- esconde eso en tu bolsillo y pagarás muchos más que Galeones--! dio una advertencia a un muchacho pequeño que apresuradamente sacó su mano fuera de una tina con una etiqueta oscura que decía ¡MARCAS----HARAN QUE CUALQUIERA ESTE ENFERMO!

 

George corrió una cortina detrás de los trucos Muggles y Harry vio un cuarto más oscuro, menos atestado. Las cajas de los productos estaban mejor alineados.

 

--Nosotros simplemente hemos desarrollado esta línea más seria,-- dijo Fred. --Cómicamente...--

 

--no te imaginas cuántas personas hay, incluso las que trabajan para el Ministerio, que no pueden hacer un Encantamiento Deflector decente,-- dijo George. -- Deberías dar un curso para enseñarles a ellos, Harry.--

 

-- Así es... Bien, pensamos que los Sombreros de Escudo eran un poco cómicos, sabes, desafías a tu compañero a hechizarte mientras lo llevas puesto y miras su cara cuando el hechizo simplemente rebota. ¡Pero el Ministerio compró quinientos para todo su personal de apoyo! ¡Y todavía siguen llegando órdenes masivas! --

 

--Entonces nos hemos ampliado en una gama de Capas de Escudo, Guantes Protectores ... –

 

--.. Pienso que ellos no ayudarían mucho contra las Maldiciones Imperdonables, pero al menos disminuirán algunos maleficios o hechizos.

 

--Y entonces pensamos entrar de lleno en el área de Defensa Contra las Artes Oscuras, porque es una gran fuente de dinero,-- Continuó George entusiasmado. --Esto está bueno. Mira, polvo inmediato de oscuridad, nosotros lo estamos importando del Perú. Práctico si quieres hacer un escape rápido.--

 

--Y nuestros Detonadores de Señuelo parece que simplemente se están yendo fuera de los estantes-- dijo Fred y señaló varios objetos que parecían cuernos negros que de hecho estaban intentando echar a correr fuera de la vista. – Solo los dejas caer clandestinamente y se escaparán harán un ruido fuerte lejos de la vista, dándote una distracción si la necesitas.

 

--Hábil,-- dijo Harry, impresionado.

 

--Aquí tienes,-- dijo George, tomó una pareja y se los tiró a Harry.

 

Una joven bruja de pelo rubio y corto asomó su cabeza entre las cortinas; Harry observó que ella también estaba llevando la túnica magenta del personal.

 

--Hay un cliente aquí afuera buscando un caldero bromista, Sr. Weasley y Sr. Weasley,-- dijo.

 

Harry encontró muy extraño oír a Fred y George llamados --Sres. Weasley,-- pero ellos lo tomaron con naturalidad.

 

--Está bien, Verity, ya voy-- dijo George rápidamente. --Harry, cualquier cosa que quieras lo llevas, ¿eh? Sin ningún costo.--

 

--¡No, no puedo hacer eso--! dijo Harry que ya había sacado su bolsa de dinero para pagar por los Detonadores de Señuelo.

 

--No, aquí no pagas,-- dijo firme Fred y sacó lejos el oro de Harry.

 

--Pero...---

 

--Nos diste el préstamo para iniciar nuestro negocio, no lo hemos olvidado,-- dijo George severo --Toma lo que te guste, y simplemente, si preguntan recuerda decirles a las personas donde lo conseguiste.--

 

George salió fuera a través de la cortina para ayudar con los clientes, y Fred llevó a Harry de regreso a la parte principal de la tienda donde encontraron a Hermione y Ginny todavía frente a los Encantamientos de ‘soñar despierto’ patentados.

 

¿--Muchachas no han encontrado aún nuestros productos especiales para brujas? -- preguntó Fred. -- Síganme, señoritas.... --.

 

Cerca de la ventana había una serie de productos en empaque color rosa brillante, alrededor de los cuales un grupo de muchachas entusiasmadas estaban riéndose tontamente. Hermione y Ginny dudaron y se acercaron cautas.

 

--Allí va,-- Dijo Fred orgullosamente. --El mejor conjunto de pociones de amor que encontrarán en cualquier parte.--

 

Ginny levantó una ceja escépticamente. --¿Funcionan --? preguntó.

 

--Ciertamente funcionan, en algún momento dentro de las veinticuatro horas dependiendo del peso del muchacho en cuestión ---

 

-- Y el atractivo de la muchacha,-- dijo George apareciendo de repente a su lado. --Pero nosotros no vamos a vendérselo a nuestra hermana,-- agregó y se puso repentinamente duro, --No cuando ella ya consiguió aproximadamente cinco muchachos desde que nosotros sabemos ---

 

--Cualquier cosa que Ron les haya dicho es una gran mentira,-- dijo serenamente Ginny y se apoyó para sacar una pequeña olla rosa fuera del estante. --¿Que es esto?--

 

--Garantizado que en diez segundos desaparecerá cualquier espinilla,-- dijo Fred. --Excelente en todos los brotes de granos, pero no me cambies la conversación. ¿No sales en la actualidad con un muchacho llamado Dean Thomas?--

 

--Sí, lo hago,-- dijo Ginny. –y según me parece, él es definitivamente sólo un muchacho, no cinco. ¿Qué es aquello?-- Estaba apuntando a varias bolitas de pelusa redondas de colores rosa y púrpura, todas girando alrededor del fondo de una jaula y emitiendo agudos chillidos

 

--Puffs pigmeos,--dijo George.— Un grupo de Puffs en miniatura, no podemos criarlos bastante rápido. ¿Y qué hay sobre Michael Corner?--

 

--Lo largué, era un mal perdedor,-- dijo Ginny, poniendo un dedo a través de las barras de la jaula y mirando al grupo de Puffs Pigmeos que andaban en ella. --¡Son muy simpáticos!--

 

--Ellos son bastante cariñosos, sí,-- reconoció Fred. --¿Pero no estas cambiando de novio demasiado rápido?--

 

Ginny se volvió a mirarlo, con sus manos en las caderas. Había tal parecido con la Señora Weasley brillando en su cara que Harry se sorprendido que Fred no retrocediera

 

--No es tu asunto. ¡Y te agradeceré -- Agregó enojadamente a Ron que simplemente había aparecido al lado de George lleno de mercancía, --Que no le vengas con cuentos a estos dos de nuevo!--

 

--Esto es tres Galeones, nueve Sickles, y un Knut,-- dijo Fred examinando todas las cajas en los brazos de Ron. --

 

--¡Yo soy su hermano!--

 

--Y eso que estas llevando es nuestra mercadería. Tres Galeones, nueve Sickles. Descontaré el Knut.--

 

--¡Pero no puedo conseguir tres Galeones, y nueve Sickles!--

 

--Entonces mejor regrésalas a su lugar, y fíjate de ponerlos en los estantes correctos.--

 

Ron dejó caer varias cajas, perjuró, e hizo un gesto rudo con la mano a Fred que desafortunadamente fue visto por la señora Weasley, que había elegido ese momento para aparecer.

 

--Si te veo hacer eso de nuevo, hechizaré tus dedos,-- dijo fuerte.

 

--Mamá, puedo tener un Puff Pigmeo--? dijo Ginny en seguida.

 

--Un que--? dijo la Señora Weasley cautelosamente.

 

--Ellos parecen ser tan dulces. . . .--

 

La Señora Weasley giró para mirar los Puffs Pigmeos, Harry, Ron, y Hermione tenían momentáneamente una vista sin obstáculos fuera de la ventana. Draco Malfoy caminaba apresuradamente en la calle. Cuando pasó por el negocio de los Weasley, echó un vistazo sobre su hombro. Segundos después, se fue más allá de la ventana y lo perdieron de vista

 

--Me pregunto dónde está su mami—dijo Harry frunciendo el ceño.

 

--Debe estar buscándolo,-- dijo Ron.

 

--¿Por qué, --? dijo Hermione.

 

Harry no dijo nada; estaba pensando demasiado aprisa. Narcissa Malfoy no habría dejado de buena gana que su precioso hijo saliera de su vista; Malfoy debería de haber hecho un esfuerzo extraordinario para librarse de sus cuidados.

 

Harry conocía y aborrecía a Malfoy, estaba seguro que la razón no podría ser inocente.

 

Echó una mirada alrededor. La Señora Weasley y Ginny estaban agachadas sobre los Puffs Pigmeos. El Sr. Weasley examinaba deliciosamente un paquete de Naipes Muggle y jugaba con las cartas. Fred y George estaban ayudando a los clientes. En el otro lado del vidrio, Hagrid estaba parado con su espalda hacia ellos, mirando la calle de arriba abajo.

 

--Vengan acá abajo, rápido,-- dijo Harry y sacó su Capa de Invisibilidad de la mochila.

 

--Oh - no sé, Harry,-- dijo Hermione mirando preocupada hacia Señora Weasley.

 

--¿Vienes?-- dijo Ron.

 

Dudó solo un segundo, entonces se agachó bajo la capa con Harry y Ron. Nadie notó que desaparecían; todos estaban demasiado interesados en los productos de Fred y George. Harry, Ron, y Hermione apuraron su paso fuera de la puerta tan rápido como pudieron, pero cuando llegaron a la calle, Malfoy había desaparecido sin ser visto.

 

--Él iba en esa dirección,-- murmuró Harry tan calladamente como le fue posible, para que Hagrid no lo oyera. --Vamos.--

 

Echaron a correr por el callejón mirando a derecha e izquierda a través de las ventanas y puertas, hasta que Hermione apuntó adelante.

 

--¿Ese no es él--? susurró. --¿Doblando a la izquierda?--

 

--Gran sorpresa,-- susurró Ron.

 

Malfoy estaba echando un vistazo alrededor, entonces se deslizó dentro del callejón Knockturn y desapareció de su vista.

 

--Rápido, o lo perderemos,-- dijo Harry apurándose.

 

--Nuestros tobillos se ven!-- dijo Hermione nerviosa, cuando la capa batió un poco alrededor de sus rodillas. Ahora era mucho más difícil ocultarse los tres debajo de la capa

 

--No importa,-- dijo Harry con impaciencia. --¡Sólo apúrense!--

 

Pero el Callejón Knockturn, la calle lateral consagrada a las Artes Oscuras, parecía completamente abandonada. Ellos miraban con atención las vidrieras y puertas cuando pasaban, pero ninguna de las tiendas parecía tener ningún cliente en absoluto. Harry supuso que era arriesgarse demasiado en estas épocas peligrosas ser sospechoso de comprar artefactos oscuros o por lo menos, ser visto en el callejón

 

Hermione le dio un codazo con su brazo.

 

--¡Ay!--

 

--¡Shh! ¡Mira, ahí está--! susurró en la oreja de Harry.

 

Habían llegado a la única tienda en el callejón Knockturn que Harry había visitado, Borgin y Burkes, que vendía una amplia variedad de objetos siniestros. Allí en medio de las cajas repletas de cráneos y de viejas botellas estaba parado Draco Malfoy dándoles la espalda, sólo se veía más allá el mismo gran armario negro en el que Harry se había escondido para evitar a Malfoy y su padre una vez. Juzgando por los movimientos de las manos de Malfoy, él hablaba animadamente. El propietario de la tienda, el Sr. Borgin, un hombre pegajoso, se inclinaba frente a Malfoy. Él tenía una curiosa expresión mezcla de miedo y resentimiento.

 

 

--Si sólo pudiéramos oír lo que están diciendo--! dijo Hermione.

 

--¡Podemos--! dijo Ron excitado. –Las tengo en... maldición ---

 

Dejó caer un par más de cajas que todavía sostenía cuando hurgó en la más grande.

 

--¡Las Orejas Extensibles, me parece!--

 

--¡Fantástico!—dijo Hermione, cuando Ron desenredó las orejas de color carne y comenzó a deslizarlas por debajo de de la puerta. --Oh, espero que la puerta no este imperturbable.--—

 

¡No--! dijo Ron alegremente. --¡Escucha!--

 

Pusieron sus cabezas juntas y escucharon atentos en el extremo de la extensión, a través de la cual la voz de Malfoy era oída fuerte y ruidosa como si una radio se hubiera encendido

 

--. . ¿Sabe usted arreglarlo?--

 

--Posiblemente,-- dijo Borgin, en un tono que sugirió que no era su voluntad comprometerse. -- Sin embargo necesitaré verlo. ¿Por qué no lo trae usted a la tienda?--

 

--No puedo,-- dijo Malfoy. --Tiene que quedarse donde está. Yo solo necesito que usted me diga cómo hacerlo.--

 

Harry vio a Borgin lamer sus labios nerviosamente.

 

--Bien, sin verlo, debo decir que será un trabajo muy difícil, quizás imposible. No podría garantizar nada.--

 

--¿Nada--? dijo Malfoy, y Harry supo, sólo por su tono, que Malfoy estaba sonriendo con desprecio. --Quizás esto lo haga más seguro.--

 

Él se acercó a Borgin y el armario les bloqueó la vista. Harry, Ron, y Hermione se cambiaron de lado para intentar mantener la visión, pero todo lo que podían ver era a Borgin, que parecía muy asustado.

 

--No diga nada a nadie,--dijo Maifoy, --y habrá una recompensa. ¿Usted conoce a Fenrir Greyback? Él es un amigo de la familia. Vendrá de vez en cuando a cerciorarse de que está dando al problema su completa atención.

 

--No habrá necesidad de eso ---

 

--Yo decidiré si la hay,-- dijo Malfoy. --Bien, mejor pagaré. Y no se olvide de guardar eso en la caja fuerte, lo necesitaré.--

 

--¿Quizás le gustaría llevarlo ahora?--

 

--No, por supuesto no lo haré, usted es un pequeño hombre tonto, ¿como quedaría si me ven llevando esto por el callejón? Simplemente no lo venda.--

 

--Por supuesto que no... señor.--

 

Borgin hizo una inclinación tan profunda como la que Harry le había visto una vez dar a Lucius Malfoy.

 

--Ni una palabra a nadie, Borgin, y eso incluye a mi madre, ¿Entiende?--

 

--Naturalmente, naturalmente,-- murmuró Borgin inclinándose de nuevo.

 

Luego de un momento, la campanilla de la puerta tintineo ruidosamente cuando Malfoy salió furtivamente de la tienda con aspecto de estar de muy buen humor. Él pasó tan cerca de Harry, Ron, y Hermione que ellos sintieron la agitación de la capa alrededor de sus rodillas otra vez. Dentro de la tienda, Borgin permanecía helado; su sonrisa suntuosa había desaparecido; parecía angustiado.

 

--Sobre qué hablaban--? susurró Ron mientras enrollaba las Orejas Extensibles.

 

--Rayos,-- dijo Harry pensando rápido. --Él quiere arreglar algo... y quiere reservar algo... ¿Pudieron ver lo que señaló cuándo dijo –uno de esos?--

 

--No, estaba tapado por el armario ---

 

--Ustedes quédense aquí,-- susurró Hermione.

 

--¿Qué haces -?--

 

Pero Hermione ya había salido fuera de la capa. Alisó su cabello en el reflejo del vidrio, entonces entró a la tienda y tocó la campanilla que sonó de nuevo. Ron extendió rápidamente las Orejas Extensibles bajo la puerta y le pasó uno de los cordones a Harry.

 

--Hola, que mañana horrible, ¿verdad--? dijo Hermione radiante a Borgin que no contestó pero le lanzó una mirada sospechosa. Tarareando animadamente, Hermione se paseó a través del revoltijo de objetos exhibidos.

 

-- ¿Este collar esta a la venta--? preguntó deteniéndose brevemente al lado de una vitrina de cristal

 

--Si usted tiene mil quinientos Galeones...,-- dijo el Sr. Borgin fríamente.

 

--Oh - el er - no, yo no puedo gastar tanto,-- dijo Hermione y siguió adelante. --Y. . . ¿qué sobre este encantador - umm - cráneo?--

 

--Dieciséis Galeones.--

 

--¿Está para la venta, entonces? No lo tiene. . . ¿Reservado para alguien?--

 

El Sr. Borgin la escudriñó. Harry tenía un repugnante sentimiento de que él sabía lo que Hermione quería exactamente. Al parecer Hermione también sospechó que había sido descubierta porque de repente lanzó una excusa cualquiera.

 

--La cosa es, que - el er - muchacho que estaba aquí recién, Draco Malfoy, bien, él es amigo mío, y quiero hacerle un regalo de cumpleaños, pero si él ya ha reservado algo, obviamente no quiero comprarle la misma cosa, para que... el um...--

 

Era una historia bastante torpe en opinión de Harry, y al parecer Borgin también lo pensó.

 

--Fuera,-- dijo gritando. --¡Salga fuera!--

 

Hermione no esperó que se lo digan dos veces, se dio prisa en llegar a la puerta con Borgin tras ella. Cuando la campanilla tintineó de nuevo, Borgin cerró de golpe la puerta detrás de sí y puso el cartel de ‘cerrado’.

 

--Ah bien,-- dijo Ron tirando la capa por encima de Hermione. -- Una prueba de valor, pero fue demasiado obvio ---

 

--Bien, la próxima vez puedes mostrarme cómo se hace, Amo del Misterio--! Chasqueó.

 

Ron y Hermione pelearon durante todo el regreso al negocio de Sortilegios Weasley, donde los obligó a parar de modo que pudieran pasar desapercibidos entre la mirada ansiosa de la señora Weasley y Hagrid, que habían notado claramente su ausencia. Una vez en la tienda, Harry agitó la capa de invisibilidad, ocultándola en su mochila, y se unió a los otros dos cuando insistían, en respuesta a las acusaciones de la señora Weasley, que habían estado en el cuarto trasero, y que ella no había buscado correctamente.

 


Date: 2015-12-11; view: 614


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