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LA HISTORIA DE LAS FALLAS

El origen de las Fallas todavía no se ha resuelto con exactitud. La teoría que más se escucha a nivel popular es la que dice que derivan de una costumbre que tenían los ebanistas valencianos, consistente en recoger toda la madera que les sobraba para hacer una hoguera en honor a su patrón, San José, el 19 de marzo. También se dice que las fallas provienen de los fuegos que se encendían al principio del solsticio de verano, los cuales adoptó el cristianismo dedicándolos a santos situados en esas fechas del año, como el santo antes mencionado. Esto podría explicar el gran componente pagano de la fiesta. Finalmente, otro sector apoya la versión del “ninot de mitja Quaresma” (muñeco de media Cuaresma) o “parot”, según la cual las fallas nacen de la costumbre de lanzar un muñeco que representa a Lutero, Judas u otro personaje, a la hoguera. Esta teoría explicaría la existencia de figuras en las fallas y el carácter censor y satírico de los monumentos.

Actualmente, esta festividad se ha convertido en un atractivo turístico muy importante. Desde el 15 de marzo hasta el 19 de marzo los días y noches en Valencia son una fiesta continua. Las fallas suelen constar de una figura o composición central de varios metros de altura, las más grandes superan los 30 metros rodeadas de numerosas figuras de cartón piedra. Incluyen letreros escritos en valenciano explicando el significado de cada escenografía, siempre con sentido crítico y satírico. La sección Especial agrupa a las comisiones falleras que plantan las Fallas que tienen más presupuesto de la ciudad de Valencia y que compiten por el que se puede considerar como el premio a la mejor falla de cada año de la ciudad.

La cremá es el acto de clausura de las fiestas. Consiste en la quema de los monumentos falleros plantados en las calles de Valencia el día 19 de marzo. En primer lugar, en torno a las diez de la noche, se procede a la quema del monumento infantil a excepción de la falla ganadora del primer premio de la sección especial, que se quema a las diez y media.

 

Posteriormente se quema el monumento principal a las doce de la noche y a las doce y media se procede a la quema del primer premio de la Sección Especial de esta categoría. Por último, a la una de la madrugada se quema el monumento fallero de la plaza del Ayuntamiento que está fuera de concurso.

11.Explique los refránes:

El diablo no es nunca tan feo como lo pintan.

Todos los hombres mueren, pero no todos los hombres realmente viven.

12.Redacte:

Informe presentado por Morales a la comisaría.

Artículo en el periódico dedicado al crimen en la plaza.

Correo electrónico que escribe Pepe a Susi contándoselo todo.



Parte 7.

Vuelven a Valencia. Pepe llama al inspector

Morales.

– Morales, ¿han mirado las huellas del puñal?

– Sí.

– ¿De quién son?

– Suyas, Rey.

– Claro, Morales. Yo lo recogí.

– Mmm...

– ¿Hay más?

– No. Los asesinos siempre llevan guantes en estos casos.

– Gracias, Morales.

– Oiga, Rey, ¿sabe algo?

– Nada, Morales, nada.

Pepe cuelga el teléfono.

– Belén, ¿hay algún bar de ambiente «gay» en Carlet?

– Sí, dos o tres.

– Pues esta noche vamos a ir a tomar unas co­pas.

– De acuerdo.

Por la noche cogen el coche y van a Carlet. En­tran en la discoteca «Encajes». Hay muchos chicos jóvenes, algunos estudiantes en el instituto de Belén.

– Hola Sebastián. ¿Qué tal?

– Hola, Belén. ¿Qué haces por aquí?

– Han matado a Alberto Vicent.

– ¿Qué?

– Sí, sí, lo han matado.

– No puedo creerlo. Era un tipo muy tranqui­lo, muy simpático. Tenía muchos amigos, yo...

– De eso quiero hablarte. De sus amigos. Su novia dice que salía con un homosexual.

– ¡Qué raro! Yo no lo he visto nunca por aquí. Y aquí venimos todos los homosexuales de esta zona. Además tiene novia. Bueno, tenía.

Media hora después Pepe, Belén y Sebastián se van a un bar. Sebastián tiene un amigo, Manuel, que trabaja de camarero.

– ¿Qué vais a tomar? – les pregunta Manuel.

– Yo, una cerveza – dice Sebastián.

– Y dos gin-tónics – dice Pepe acordándose de lo que le gusta a Belén.­

– Oye, Manuel. ¿Tú conoces a Alberto Vicent?

– Muy poco. Ha venido por aquí cuatro o cinco veces.

– ¿Cuándo? – le pregunta Pepe Rey.

– Este mes.

– ¿Solo?

– Sí, siempre viene solo. Está hasta la una o las dos de la madrugada y luego se va.

– ¿Tiene amigos aquí?

– No. Se queda aquí, en la barra, callado y fu­mando. Habla un poco conmigo y luego se va. Siem­pre dice: «Tengo que irme. Me esperan». A mí me parece que no le espera nadie. Lo dice por decir.

– Manuel, Alberto no va a volver – le dice un poco triste Sebastián –. Lo han asesinado.

– ¿Qué? ¡No puedo creerlo! No es verdad.

– Sí. sí es verdad. Lo han asesinado. La otra noche, la «Nit del Foc», en la plaza.

– ¿Pero quién?

– Eso es lo que estamos investigando – le con­testa Pepe – . ¿Cuánto es esto?

– Nada. La casa invita – dice Manuel, el cama­rero.

– Gracias. Bueno, pues nos vamos.

– Yo me quedo un rato más – dice Sebastián.

– Vale. Gracias por todo, Sebastián – le dice Belén.

– Gracias y hasta pronto – le dice Pepe dándole la mano.

Salen del bar. En la calle hay un chico que abre y cierra la puerta y vigila la gente que entra.

– Hasta luego – les dice a Pepe y Belén cuando salen.

Suben al coche de Belén. Están tristes, cansa­dos y desorientados. «Va a ser difícil encontrar al asesino», piensa Pepe. En ese mismo momento Belén dice:

– Va a ser difícil encontrar al asesino.

Pepe piensa que Belén es la mujer de su vi­da: soltera, guapa, inteligente, le gustan los gin-­tónics y piensa lo mismo que él.

– Va a ser difícil – sigue Belén– porque no tenemos ninguna pista. Lo matan en la plaza, entre miles y miles de personas. No hay huellas. Sólo sabe­mos que salía con un homosexual desconocido y que lo veía al salir de este bar.

– Espera, espera. Ya tenemos algo. Has dicho: «al salir de este bar».

– Sí.

– Al salir de este bar hemos visto a un chico.

– Sí, el que abre la puerta y deja pasar a los clientes.

– Exacto. Sebastián ha dicho que Alberto de­cía: «Me esperan». Si lo esperaban, tal vez era delan­te del bar.

– Si era delante del bar, el chico de la puerta quizás ha visto alguna vez a ese hombre, ¿no?

– Espérame aquí un momento.

Pepe baja del coche y vuelve al bar. En la puerta está el chico.

– Oye, ¿tú conoces a Alberto Vicent?

– Por el nombre, no.

– Es un chico alto y fuerte, con el pelo rizado y un poco largo. Es actor de teatro. Viene por aquí alguna noche y se va hacia las dos. Lo espera un tipo aquí, en la puerta..

– ¡Ah, ése! Es que casi no lo conozco. Ha veni­do cuatro o cinco veces por aquí. Pero sí, siempre sale a las dos, más o menos, y sube al coche ése.

– ¿Qué coche?

– Un cochazo, tío. Un «Mercedes» enorme, azul marino. Ese tío tiene suerte. ¡Ligarse a un millo­nario!

– Gracias y toma, para una cerveza – Pepe le da un billete de quinientas pesetas. El chico se queda mirando el billete sin entender nada.

1. Conteste a las preguntas:

1. ¿Qué pistas tiene la policía?

2. ¿Por qué en el puñal no hay huellas del asesino?

3. ¿Para qué quiere Pepe ir al bar de ambiente «gay»?

4. ¿Cómo era Alberto según sus amigos?

5. ¿Por qué se sorprende Sebastián al saber que Alberto era gay?

6. ¿Por qué Pepe no pide una cerveza?

7. ¿Qué información les da a Pepe y Belén el amigo de Sebastián?

8. ¿Por qué Pepe y Belén están desorientados?

9. ¿Qué le hace pensar a Pepe que Belén es la mujer de su vida?

10. Por qué Pepe vuelve al bar?

11. ¿Cómo es Alberto físicamente?

12. ¿Mentía Alberto cuando decía que le esperaban?

13. ¿Por qué Pepe paga al chico de la puerta?

3.Explique en otras palabras:

huellas

bar de ambiente «gay»

vigilar

Ligarse

Enorme

Cliente


Date: 2016-03-03; view: 519


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