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Mi diagnóstico

Ya no puedo emitir sonidos altos. No sé si mis músculos abdominales se han debilitado o si mi capacidad pulmonar ha disminuido.

Quizá porque los sitios a los que puedo ir son limitados, ya no sé lo que quiero. Pero… quiero hacer algo. Tengo tantas ganas de hacer algo que no puedo soportarlo. Tengo las piernas y los brazos fuertemente atados. La gente que es amable conmigo me supone un problema.

Y-ko-chan me ha acompañado al baño. He hecho que llegara cinco minutos tarde a clase. Después de mis sentimientos de “¡Lo siento! ¡Lo siento muchísimo!”, el frustrante de “¿Por qué no soy capaz de hacer algo tan simple yo sola? Me siento estúpida y frustrada”, lo ha sustituido.

¡Una víctima es un humano que también tiene corazón!

No ser capaz de oír no es una desgracia, es oportuno.

Quiero ser feliz así que tengo que encontrar algo en lo que pueda competir de forma igualitaria contra una persona normal. Tienes solo dieciséis años. ¡Todavía eres joven así que inténtalo con más ganas!

En la clase de tutoría, hemos tenido que elegir a los delegados. Cuarenta y cinco alumnos, cuarenta y cuatro posibles delegados. No he querido pensar que me dejaban fuera así que he decidido hacer un “trabajo de ángel”. Puedo recoger la basura que esté en el suelo e incluso cerrar las ventanas. Si me pongo a ello, puedo hacer muchas cosas.

Estoy a punto de perder contra la enfermedad.

¡No! ¡No voy a perder! No importa cuánto lo intente o lo feliz que finja estar, cuando veo a mis profesores, a mis hermanos y a mis amigos caminar normalmente, me siento miserable.

Quería ver algo que me conmoviera, así que fui sola a ver un maratón. Pero solo provocó que me sintiera más deprimida. Percibo un sentimiento de melancolía en “correr”. Mis amigos van a dejarme. He empezado a darme cuenta del gran problema que supone no tener un cuerpo sano.

He decidido leer mis libros favoritos en la clase de Educación Física.

Intento copiar lo que puedo del libro “Ojousan Konnichiwa” (Kusanagi Taizou).

Ahora mismo estoy leyendo “Boku wa 20 sai”, (Oka Shinji) con la certeza de que nunca me suicidaré. (1)

No puedo vivir sin pensar. No puedo simplemente decir, “Bueno…”.

Incluso al caminar… Pienso en cuál es la mejor forma de caminar para mí, o si el camino que estoy tomando no es demasiado difícil, o si limpiar también… Pienso en modos de hacer las cosas sola de la forma más eficiente…

Incluso yo siento pena por Aya.

Pero, por otro lado, ¡también hay cosas buenas!

No puedo continuar si no pienso así.

Mi cuerpo cada vez está más rígido. No sé si es porque hace más frío o porque mi enfermedad está empeorando, pero me caigo incluso cuando me agarro a algo. Es muy peligroso para mí salir a la calle. Ahora mi madre me lleva al instituto. Antes de ir a trabajar, me deja en la puerta. Tengo que apoyarme en sus hombros y me acompaña al recibidor. Cuando me pongo las uwagutsu (2) (todos las tienen), mi madre sube corriendo a la clase de la segunda planta para dejar mi mochila y mi comida.



Después yo subo las escaleras lentamente sujetándome a la barandilla.

Después de clase espero hasta las seis en la tienda de dulces que hay enfrente del instituto. La dependiente de la tienda me dijo amablemente, “puedes entrar y hacer tus deberes o leer”. Los chicos que vuelven a casa después de hacer deporte, entran en la tienda así que me da un poco de vergüenza, pero lo soporto porque no tengo otra opción.

He vuelto a caerme mientras iba a clase. Tengo un ligero corte en la sien derecha.

S-chan me ha ayudado. Antes de que pudiera decir, “gracias”, las lágrimas han arrasado mis ojos y no he podido decirlo.

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(1) Los títulos de los libros traducidos son, “Hola, señorita” y “Tengo 20 años”, respectivamente.

(2) Son las zapatillas que se ponen los alumnos del instituto cuando entran. Siempre se quitan los zapatos de la calle.

 

Dos horas en blanco. (El tiempo que espero en la tienda de dulces)

Es estremecedor cómo pierdo el tiempo soñando en esas dos horas mientras observo a la gente que entra o escucho sus conversaciones. ¡Ah! Estoy perdiendo el tiempo. Cuando cogía el autobús, era un rollo pero me sentía más “humana”.

(A mis espaldas)

Iba caminando (aunque mi amiga me estaba sujetando).

He sentido que alguien me miraba.

He seguido andando sintiéndome algo incómoda.

Mirando mi espalda con arrogancia y vanidad, he oído una voz, “Qué triste… ¿Es retrasada?”.

 

No quiero crecer

Duras palabras salen de la boca de mi madre cuando lloro sin parar.

“¡Mostrar sentimientos a través del llanto es lo que hacen los bebés! ¡Estás haciendo quedar muy mal a los estudiantes de instituto!”

Me siento incluso más miserable y sigo llorando (como un pequeño cordero perdido en el bosque).

Querida Emi-chan (mi prima).

Emi-chan, ¿por qué soy tan llorona? ¿Por qué no puedo reírme como solía hacerlo? ¡Quiero volver al pasado!

Quiero construir una máquina del tiempo para poder viajar al pasado. Observarme a mí misma corriendo, caminando, rodando y jugando contigo… Pero después vuelvo a la realidad.

¿Realmente tengo que volver a la realidad?

¡No quiero crecer!

Tiempo… ¡por favor, párate! Lágrimas… ¡dejad de caer!

Ah… Aya parece que no puede dejar de llorar.

Ya son las nueve de la noche. El tiempo seguiría su curso aunque rompiera todos los relojes del mundo.

No puedo detener el tiempo mientras siga viviendo.

No se trata de rendirse… Es que no puedo hacer nada.

Me encanta caminar.

Cuando tenía doce años, caminaba cinco kilómetros desde mi casa al centro de audiovisuales.

Si recogía flores por el camino o miraba al cielo azul, no se me hacía largo en absoluto.

Me gustaba caminar más que montar en coche o en bicicleta.

Si solo pudiera caminar…

Una amiga dice que siente que es mala persona cuando está sola. Otra amiga dice que se siente más como sí misma cuando está sola soñando despierta. Cuando yo estoy sola… No me gusta estar sola, ¡estar sola me da miedo!

Me pregunto cuál es mi propósito en la vida.

La gente siempre me ayuda pero no puedo hacer nada para devolvérselo.

Para mí estudiar es la fuente de mi vida porque no puedo encontrar nada que sea más importante.

Ni siquiera puedo recorrer el pasillo que mide solo tres metros.

¿No puede un ser humano vivir solo de su mente?

¿No puedo andar usando solo la mitad superior de mi cuerpo?

Quiero ser como el aire. Una persona con gran corazón y cuya amabilidad desbordante haga que los demás se den cuenta de lo importante que es cuando ya no esté. Quiero ser ese tipo de persona.

Nos han cambiado de sitio en clase y ahora estoy en la primera fila. Necesito planear qué tengo que hacer cuando llegue tarde a clase. Tengo que tener cuidado con mi salud o sino bostezaré, la nariz se me taponará y me pondré enferma.

Para merendar he comido patata asada. Estaba muy buena.

Son solo las dos y media pero parece que el sol se está poniendo.

No me había dado cuenta de que la mayoría de las hojas de los cerezos de la Montaña Inari se han caído.

¡Ah! ¡Eso me recuerda que el culantrillo del instituto está cambiando!

Iba caminando apoyada en el hombro de mi amiga y en la pared del pasillo, y cuando lo he admirado me he caído.

Hoy es el día de puertas abiertas. Me alegro de que mis padres no hayan venido. No me gustan las madres.

Me frustro y mis lágrimas amenazan con caer cuando me miran desde arriba con esos ojos discriminatorios que dicen, “Es una persona discapacitada”.

¡Quién escogería tener un cuerpo así! No he podido evitarlo y he llorado en la cena cuando me he puesto a pensar en las madres que han asistido hoy al instituto. Sé que llorar no sirve de nada, lo siento, mamá.

He ido a una reunión entre mi madre y mi tutor. Si me esfuerzo un poco más en matemáticas, ¡seré la mejor de la clase! ¡Vamos a hacerlo, Aya-chan!

Son las once de la noche. Puedo ver la luna creciente sonriendo a través de la ventana del este.

Me pregunto si podré rezar si apago la luz.

Conviviendo con mis compañeros de clase sanos, a veces siento una frustración incontrolable. Es lo peor.

Pero si lo miro de otra forma, la frustración se convierte en motivación para que estudie más.

Me encanta mi instituto, mi tutora, S-chan, Y-ko-chan, M-e-chan. Os quiero a todos.

¡También quiero al senpai que me ha regalado chocolate mientras estaba esperando en la tienda de dulces!

 

Mi decisión

Mi madre ha ido a visitar un colegio para discapacitados en Okazaki. Me lo ha contado y, por alguna razón, no he podido parar de llorar.

Mi hermana está estudiando mucho porque es la semana de exámenes. Yo no estoy haciendo nada. No puedo sacarme de la cabeza la escuela para discapacitados.

Sinceramente, sé que no puedo quedarme en Higashikou (1) durante tres años. No sé nada sobre colegios para discapacitados. Es un mundo desconocido para mí. Colón y Gama* (2) debieron viajar al mundo desconocido con cuatro esperanzas y seis miedos.

Esperanzas

1. Seré capaz de ver mi futuro de forma más clara.

2. Podré vivir mi propia vida.

3. Las prestaciones y el sistema parecen ser muy buenos.

4. Podré hacer amigos discapacitados.

Miedos

1. Seré menos que un ser humano.

2. No sé si seré capaz de vivir con otras personas.

3. El adiós a mis amigos del instituto.

4. Cómo me verá la sociedad (por la imagen de un colegio para discapacitados).

5. Los chicos.

6. Un cambio en la familia.

Me pregunto si mi hermana pequeña me recordará cuando me vaya y viva allí. Y mi hermano… ¿al menos pensará en mí de vez en cuando? (Parece como si fuera a suicidarme o algo).

S-chan ha estado viviendo sola desde primero porque su casa está lejos y no podía cambiarse de instituto. Quizá mis razones sean diferentes pero puedo entender su soledad.

Una gran mosca está zumbando en la ventana. Hay que matar las moscas en invierno. Pero cuando pienso en ellas como madres que tienen muchos hijos en verano, pienso en la importancia de la vida y no puedo matarlas.

He estado mirando el nuevo edificio de aulas desde la ventana. Me he emocionado mientras pensaba, “¡Ah! Esto es Higashikou”.

Cuando he mirado al cielo, la luna estaba blanca.

“Tú no has escogido estar enferma. Hay muchas cosas que puedes hacer aunque estés discapacitada. Si fueras una persona que no tuviera capacidad de pensar, no serías capaz de sentir la amabilidad ni el cariño de la gente, algo que percibiste cuando te pusiste enferma”, me ha dicho mi madre.

S-chan y yo hemos hablado junto al lago, en la puesta de sol, mientras los pájaros cantaban.

“Aya-chan, eres una chica extraña. Dices, “El cielo es hermoso, es tan azul” y te emocionas fácilmente. Tu corazón tiene que ser puro”, ha dicho S-chan.

Yo le he preguntado, “¿Existe alguien con el que puedas ser tú misma?”.

“Mmm, quizá con mis hermanos pequeños porque puedo ser arrogante. Pero siempre soy yo misma cuando estoy sola”.

S-chan ha escogido vivir sola. Aya va a ser separada de su familia.

Hay una gran diferencia…


Date: 2016-01-14; view: 759


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Investigación | Una senpai con un colmillo
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