Home Random Page


CATEGORIES:

BiologyChemistryConstructionCultureEcologyEconomyElectronicsFinanceGeographyHistoryInformaticsLawMathematicsMechanicsMedicineOtherPedagogyPhilosophyPhysicsPolicyPsychologySociologySportTourism






TRES METROS SOBRE EL CIELO 13 page

‘Que te paso? Quizás no estabas muy bien? O quizás esta clase de analfabetas también te ha contagiado a ti?’ La muchacha le da una sonrisa. Y con un débil ‘Si, no me sentía segura.’ Regresa a su puesto. Una cosa es segura. Ahora esta verdaderamente mal. Ella, la Carli. Esa de las versiones imposibles, tener cinco. Abre la tarea. Lo lee rápidamente, encuentra su trágico error. Bate el puño sobre el pupitre. Como se pudo confundir? Se lleva la mano entre los cabellos desesperada. La felicidad de la clase llega a vértices increíbles.

‘Benucci, cinco y medio. Salvetti, seis.’ Ya paso. Esas de la clase que aun no habían retirado la tarea dan un suspiro. Ahora tienen la suficiencia asegurada. La Giacci entrega las tareas en orden creciente, primero las notas peores, después lentamente sale a la suficiencia y a algunos seis u ochos. Ahí se detiene. Nunca ha puesto mas nota. Y un ocho es un evento para nada malo.

‘Marini, seis. Ricci, seis y medio.’ Algunas chicas esperan tranquilas sus notas, habituadas a encontrarse en la zona alta de la clasificación. Pero para Pallina esto es un verdadero milagro. No cree sus orejas. Ricci seis y medio? Entonces ha tenido esa nota, si no más. Se imagina llegando donde su madre a almorzar y decirle ‘Mama saque siete en griego’. Se desmayaría. La última vez que saco siete fue en historia. Acerca de Colon. Cristóbal le gustaba mucho, desde que vio una foto de el en un libro que lo retrataban con una bandana roja en el cuello. Un verdadero jefe. Viajero, decidido, hombre de pocas palabras. Y entonces, bien o mal, el primero en ir a America. Fue el que lanzo la moda de los Status. Pensándolo bien, tiene una vaga semejanza entre el y Pollo.

‘Gervasi, siete.’ Pallina sonríe feliz por la amiga.

‘Que bien Babi.’ Babi se voltea hacia ella y la saluda. Una vez al menos no se sentirá tan mal por sacar más que Pallina.

‘Lombardi.’ Pallina salta fuera del pupitre y se dirige veloz hacia la cátedra. Esta eufórica. Ahora es al menos un siete.

‘Lombardi, cuatro.’ Pallina se queda sin palabras.

‘Tu tarea debe haberse metido entre estas por accidente.’ Se disculpa la Giacci sonriendo. Pallina agarra su tarea y regresa derrotada al banco. Por un momento lo creyó. Como hubiera sido bello tener siete. Se sienta. La Giacci la mira sonriendo, después regresa a leer las notas de las últimas tareas.

Lo ha hecho a propósito esa estupida. Pallina esta segura. Por la rabia los ojos se le llenan de lágrimas. Diablos, como logro engañarse? Siete en una versión de griego, es imposible. Debía entender que algo extraño había. Siente un susurro a su derecha. Se voltea. Es Babi. Pallina trata de sonreír con un resultado pobre. Babi le muestra un pañuelo. Pallina asiente. Babi lo anuda y se lo lanza. Pallina lo agarra al vuelo. Babi se inclina detrás de ella.



‘Llorona! Deberías hacer de groupie. Después de eso, todo el resto parece una tontería.’

Pallina comienza a reír con gusto. La Giacci la mira fastidiada. Pallina alza la mano disculpándose, después se sopla la nariz y aprovechándose del pañuelo frente a la cara, alza el dedo del medio. Cualquier chica alrededor de ella se da cuenta y ríe divertida.

La Giacci golpea el puño contra la cátedra.

‘Silencio! Ahora voy a interrogar.’

Abre el registro.

‘Salvetti y Ricci.’

Las dos chica van a la cátedra, entregan sus cuadernos y esperan en el muro, listas para ser fusiladas de preguntas. La Giacci mira de nuevo el registro. ‘Servanti.’ Francesca Servanti se alza del pupitre sorprendida. Aquel día no le tocaba a ella. Debía interrogar Salvetti, Ricci y Festa. Lo sabían todas. Va en silencio a la cátedra y entrega su cuaderno tratando de esconder su desesperación. En realidad, es bastante evidente. No esta preparada para nada. La Giacci recoge los cuadernos, los mete uno sobre el otro emparejando los bordes con las dos manos.

‘Bien, con ustedes termino el ciclo de interrogaciones, espero meter las notas de griego. Estudiaremos mas latino. Bueno, se los diré de una. Casi seguramente será esta la materia que saldrá…’

Gran secreto, piensa la mayor parte de la clase dentro de si mismo. Solo una chica tiene otro pensamiento. Silvia Festa. Como la Giacci no la llamo? Porque no la interrogaran a ella, en vez de a Servanti, como seria justo? Quizás la Giacci esta proyectando algo para ella? Su situación no es de las mejores. Tiene ya dos cincos y no es el momento de empeorarla. Igual, la profesora no puede nunca equivocarse. La Giacci no se equivoca nunca. Esta es una regla de oro de los Falconieri.

Silvia Festa quiere tener su tercera interrogación, que sobretodo la espera. Llama, sin hacerse ver, la atención de Babi.

‘Lo siento, no se que decirte. Según yo, deberías ser interrogada tu.’

‘Que quieres decir? Que se equivoco la Giacci?’

‘Quizás. Pero sabes como es. Mejor no decírselo.’

‘Si, pero si no se lo digo no me dejan presentar los exámenes después.’

Babi alarga los brazos. ‘No se que hacer…’ Se lamenta de verdad. Comienza la interrogación. Silvia se agita nerviosa en su pupitre. No sabe comportarse. Al final decide intervenir. Alza la mano. La Giacci la ve.

‘Si Festa, que pasa?’

‘Lo siento profesora. No deseo molestarla. Pero creo que me falta la tercera interrogación.’ Festa sonríe tratando de hacer pasar el hecho de que la esta acusando de haberse equivocado. La Giacci resopla.

‘Veamos rápido.’ Agarra dos cuadernos para ayudarse en la búsqueda. Parece casi jugara batalla naval. Pero sobre el registro.

‘Festa… Festa… Aquí esta: interrogada el dieciocho de marco, naturalmente un menos. Satisfecha? De hecho…’ revisa las otras notas ‘… no se si podrás presentar el examen.’

Un débil ‘gracias’ sale de la boca de Silvia. Prácticamente fue destruida. La Giacci con aire de suficiencia continúa interrogando. Babi revisa el diario. Dieciocho de marzo. Justo la fecha cuando Servanti fue interrogada. No hay dudas. La Giacci se tuvo que haber equivocado. Pero como lo puede probar? Es su palabra contra la de la profesora. Lo que significaría otra nota. Pobre Festa, tiene mala suerte. Si se queda todo así podría tener el año en juego. Abre las hojas de las otras materias. Dieciocho de marzo. Es un jueves. Revisa también las lecciones. Que extraño, ese día Festa no la interrogaron en ninguna materia. Quizás es solo casualidad, quizás no. Se estira en el pupitre.

‘Silvia.’

‘Que pasa?’ Festa esta destruida. Se siente mal, pobrecita.

‘Me pasas tu diario?’

‘Porque?’

‘Debo ver una cosa.’

‘Que cosa?’

‘Después te lo digo… pásamelo, anda.’

Por un momento una luz de esperanza de enciende en los ojos de Silvia. Le pasa el diario. Babi lo abre. Va a las últimas páginas. Silvia la mira esperanzada. Babi sonríe. Se gira hacia ella y le regresa el diario. ‘Tienes suerte!’ Silvia sonríe. Ahora esta mas segura.

De repente, Babi alza la mano.

‘Disculpe, profesora…’

La Giacci se voltea hacia ella.

‘Que pasa Gervasi? Tú tampoco fuiste interrogada? Hoy están fastidiosas muchachas. Que pasa?’

Babi se alza. Se queda un momento en silencio. Los ojos de la clase están todos sobre ella. Sobretodo los de Silvia. Babi mira a Pallina. También ella, como las otras, espera curiosa. Le sonríe. En el fondo esta bien. La Giacci puso a propósito la tarea de Pallina entre las que tenían siete.

‘Le quiero decir, profesora, que usted se ha equivocado.’

Un murmullo general inunda la clase. Las chicas parecen enloquecer. Babi esta tranquilla.

La Giacci se pone roja de la rabia, pero se controla.

‘Silencio! Ah si, Gervasi, y en que cosa?’

‘Usted el dieciocho de marzo no pudo haber interrogado a Silvia Festa.’

‘Como no, esta escrito aquí, en mi registro. Quiere verlo? Aquí esta, dieciocho de marzo, negativo a Silvia Festa. Comienzo a pensar que a usted le gustan las notas.’

‘Aquel negativo es de Francesca Servanti. Se ha equivocado al escribir y se lo coloco a Festa.’

La Giacci parece explotar de rabia.

‘Ah si? Bueno, yo se que usted marca todo en su diario. Pero es su palabra contra la mía. Y si yo digo que ese día he interrogado a Festa quiere decir que es así.’

‘Sin embargo, yo digo que no. Usted se ha equivocado. El dieciocho de marzo no pudo haber interrogado a Silvia Festa.’

‘Ah si? Y porque?’

‘Porque ese día, Silvia Festa estaba ausente.’

La Giacci se exalta. Agarra el registro general y comienza a hojearlo hacia atrás, como enloquecida. Veinte, diecinueve, dieciocho de marzo. Revisa frenéticamente las ausencias. Benucci, Marini y ahí esta. La Giacci se mueve en su silla. No cree sus ojos. Festa. Ese apellido escrito por su misma mano estampada en letras de fuego. Su vergüenza. Su error. No sirve de nada. La Giacci mira a Babi. Esta destruida. Babi se siente lentamente. Todas las compañeras se voltean hacia ella. Un murmullo general se alza rápido en la clase.

‘Así es Babi, así es.’ Babi finge no escucharlos. Pero aquel lento susurrar llega a las orejas de la Giacci, esas palabras como terribles pedazos de hielo la golpean fríamente, cortantes como el peso de lo que perdió. La imagen frente a la clase. Su clase. Y después esas frases que le salen así pesadas y fatigosas, el subrayar el error.

‘Servanti vaya a su puesto. Venga Festa.’ Babi baja los ojos al pupitre. La justicia se hizo. Después, lentamente alza la cara. Mira a Pallina. Sus miradas se cruzan y mil palabras vuelan silenciosas entre esos pupitres. De hoy en adelante, también la Giacci se puede equivocar. La legendaria regla de oro se rompe. Cae al suelo, rompiéndose en millones de pedazos como un frágil cristal fugado de las manos de una inexperta y joven camarera. Pero Babi no ve a ninguna dueña gritándole. Donde sea que se voltee, solo los ojos felices de sus compañeras, orgullosas y divertidas de su coraje. Después mira más lejos. Y eso que ve le da miedo. La Giacci esta ahí viéndola. Su mirada, privada de expresión, tiene la dureza de una piedra gris sobre la cual fue esculpida con cansancio la palabra odio. Por un momento Babi se arrepiente de no haber tenido miedo.

 

Mediodía. Step con un suéter y unos shorts entra en la cocina para desayunar.

‘Buenos días Maria.’

‘Buenos días.’ Maria para rápido de lavar los platos. Sabe que a Step le fastidia el ruido cuando se levanta. Step saca del fuego la cafetera y la olla de leche y se sienta en la mesa cuando el timbre comienza a sonar. Pareciera que se hubiera vuelto loco.

Step se lleva la mano hacia la frente.

‘Pero quien co…’

Maria con sus pequeños pasos veloces corre hacia la puerta.

‘Quien es?’

‘Es Pollo! Me abre por favor?’

Maria, recordando el día anterior, se voltea hacia Step con cara insegura. Step asienta con la cabeza. Maria abre la puerta. Pollo entra corriendo. Step esta ahí enfrente sirviéndose el café.

‘Step, no sabes que mito! Una leyenda, una cosa extraordinaria!’

Step alza la cesa.

‘Me trajiste sándwiches?’

‘No, esos no te los traigo mas ya que no los sabes apreciar. Mira.’ Le muestra el diario ‘El mensajero.’

‘Ya tengo el periódico.’ Alza de la mesa ‘La Republica’, ‘Me lo trajo Maria. Que por cierto, ni la saludaste.’

‘Buenos días Maria.’ Después abre el periódico y lo pone en la mesa.

‘Viste? Mira que foto! Una leyenda… estas en el periódico.’

Step pone la mano en la página de las crónicas de Roma. Es cierto. Ahí esta. Esta sobre su moto con Babi detrás corriendo sobre una rueda frente a los fotógrafos. Perfectamente reconocibles: por suerte fueron fotografiados por el frente. La placa no se ve, sino estaría en problemas. Esta todo el articulo. Las carreras, algunos nombres de los detenidos, la sorpresa de la policía, la descripción de su fuga.

‘Leiste? Eres un mito Step! Ahora eres famoso! Si solo tuviera un articulo así.’

Step le sonríe.

‘Tu no corres tu moto como yo. Es una buena foto! Has visto a Babi, no crees que se ve muy bien?’

Pollo asienta fastidiado. Babi no es justamente su ideal de mujer. Step alza el periódico con las dos manos y mira extasiado la fotografía.

‘Claro que mi moto es muy bella!’ Exclama mientras se pregunta si Babi habrá visto ya la foto. Seguramente no. ‘Pollo, me tienes que acompañar a un lugar. Toma, agarra un poco de café mientras me baño.’ Step va hacia su cuarto. Pollo toma su puesto. Mira la foto. Comienza a leer de nuevo el artículo. Agarra la taza y se la lleva a la boca. Que asco! Es cierto: Step toma su café sin azúcar. La voz de Step llega lejana y mojada de debajo de la ducha.

‘A que hora cierran los negocios?’ Pollo le echa la tercera cucharada de azúcar al café. Después mira el reloj.

‘Dentro de menos de una hora.’

‘Caramba, debemos apurarnos.’ Pollo prueba el café. Ahora si sabe bien. Prende un cigarrillo. Step aparece en la puerta. Tiene puesto el pantalón y con una pequeña toalla se termina de secar bien los cabellos. Se acerca a Pollo y mira de nuevo la foto.

‘Que efecto tiene ser el amigo de una leyenda?’

‘No exageres.’

Step le quita la taza de las manos y toma un trago de café.

‘Que asco! Como haces para tomarlo tan dulce? Es terrible! Por eso es que eres así gordo. Cuantas cucharadas le pusiste?’

‘Yo no soy gordo. Soy un flaco falso.’

‘Pollo, ahora que tienes novia debes regresar al gimnasio, fumar menos, ponerte a dieta. Mira que ella te deja si no. Las mujeres son terribles, te descuidas un momento y terminaste. Ahora después de esta foto mía, mínimo debes salir tu también en el periódico.’

‘Mira que ya yo he salido en el periódico, y antes que tu. Con los irreducibles. Tengo un primer plano gritando con la cara y los brazos alzados, me llamaron el jefe de la curva.’

‘Pero no entiendes, el fanático ya no va. Ahora esta de moda el rebelde, el gangster… ve, sacaron el artículo acerca de mi perseguimiento. Según tu, le puedo sacar dinero al ‘Mensajero’? difamación de imagen, no?’ Step va a terminar de vestirse. Pollo termina de tomar el café. Después se levanta y se pasa la mano por la barriga. Step tiene razón. Desde el lunes comienzo de nuevo a ir al gimnasio. No sabe porque, pero casi siempre todo el mundo comienza de nuevo los lunes.

Pollo esta en la calle Angélico, sobre su moto parada, apoyada lateralmente. Step se monta volando detrás de el.

‘Vamos… Pollo, ve lento, que metí el periódico entre nosotros.’

‘Cuanto te hicieron pagar?’

‘Veintidos euros.’

‘Mala suerte. Donde vamos ahora?’

‘A Plaza Jacini.’

‘A que?’

‘Babi vive ahí.’

‘En serio! Y nunca la habías visto?’

‘Nunca.’

‘Extraña la vida, no?’

‘Porque?’

‘Bueno, primero no la ves nunca y después comienzas a verla todos los días.’

‘Si, extraña.’

‘Aun mas extraña si después de que la comienzas a ver todos los días, le haces también regalitos.’

Step le da un pellizco al cuello descubierto de Pollo.

‘Ayy!’

‘Terminaste? Pareces uno de esos taxistas fastidiosos que no paran nunca de hablar cuando te llevan a un lugar y te hacen un montón de preguntas. Te falta solo la radio y eres igual.’

Pollo comienza a manejar alegremente, imitando la radio de los taxis.

‘Plaza Jacini a Pollo 40, Plaza Jacini a Pollo 40.’

Step le da otro golpe. Después comienza a caerle a golpes con las manos abiertas en la cara, en los cachetes, en la frente. Pollo continua a hacer la radio casi gritando.

‘Plaza Jacini a Pollo 40, Plaza Jacini a Pollo 40!’ Continúan así riendo y gritando, yendo en zigzag en el tráfico con todas los carros alrededor frenando preocupados. Se acercan a un verdadero taxi. Pollo le grita adentro de la ventanilla: ‘Plaza Jacini a Pollo 40.’ El taxista se asusta pero no dice nada. La moto se aleja. El taxista alza la mano indicándole y negando con la cabeza.

Step y pollo le pasan cerca a una mujer policía. Casi la tocan, sonriéndole, tocándole el borde de la falda. Pollo le saca la lengua. Ella no trata siquiera de anotar su placa. Que podría escribir en la multa? El código de tráfico no castiga ese tipo de actos, aun si son tan molestos como esos.

‘Plaza Jacini a Pollo 40, llego!’ La moto de Pollo se para frente a la barra del complejo de Babi. Step saluda al portero que lo saluda de vuelta y lo deja pasar. La moto va a la subida. El portero mira esos dos energúmenos ligeramente perplejo. Pollo se voltea a Step.

‘Entonces ya has venido acá, el portero te reconoció.’

‘Nunca. Los porteros son todos así, basta que los saludos y ellos te dejan pasar! Parate acá y esperame.’ Step baja de la moto.

Pollo la apaga. ‘Apurate, el coso del pago corre…’

‘Taximetro.’

‘Esta bien, como se llame, se llama. Muevete. Sino me voy.’

Step, en el intercomunicador, consigue el apellido y toca.

‘Quien es?’

‘Debo entregar un paquete para Babi.’

‘Primer piso.’

Step sube. Una camarera obesa esta en la puerta.

‘Buenos días: tome, debo dejar esto para Babi. Tenga cuidado que no se rompa.’ Una voz llega del fondo del corredor.

‘Rina, quien es?’

‘Un muchacho trajo algo para Babi.’ Raffaella avanza mirando ese muchacho en la puerta. Hombros anchos, cabellos cortos, esa sonrisa. Lo ha visto, pero no recuerda donde.

‘Buenos días señora. Como esta? Traje esto para Babi, es una tontería. Se lo puede dar cuando regrese de la escuela?’

Raffaella sigue sonriendo. Después recuerda todo. No sonríe más.

‘Tu eres ese que le dio el cabezazo al señor Accado. Eres Stefano Mancini.’

Step esta sorprendido.

‘No creí que fuera así de famoso.’

‘No eres para nada famoso. Eres solo un criminal. Tus padres saben lo que paso?’

‘Porque, que paso?’

‘Te denunciaron.’

‘Ah, no pasa nada. Estoy acostumbrado.’ Sonríe. ‘Y soy huérfano.’

Raffaella se queda apenada por un momento. No sabe si creerle o no. Da igual.

‘Bueno, igual no quiero que estés cerca de mi hija.’

‘Realmente es ella la que siempre va donde estoy yo. Pero no pasa nada, a mi no me fastidia ella. Se lo pido, no la regañe, no se lo merece, yo la entiendo.’

‘Yo no.’ Raffaella lo mira de la cabeza a los pies tratando de hacerlo sentir apenado. No lo logra. Step sonríe.

‘No se porque, pero nunca le caigo bien a las madres. Bueno, discúlpeme señora pero debo irme. Tengo el taxi que me espera. Estoy gastando una cifra.’ Step baja por las escaleras, salta los últimos escalones justo a tiempo para escuchar la puerta cerrar con fuerza. Como se parece a Babi, esa señora. Es impresionante. Tiene la misma forma de los ojos, de la cara. Pero Babi es más bella. Espera que sea menos molesta también. Se acuerda de la última vez que se vieron. No, se parece en eso también. Por un momento desea volver a verla. Pollo toca la bocina.

‘Te quieres mover? Que carajo haces, estas encantado?’

Step se monta detrás de el.

‘Es posible que no sirvas tampoco como taxista?’

‘Que agallas las tuyas. Llevo esperándote una hora. Que estabas haciendo?’

‘Hable con la madre.’ A Step le viene de repente un pensamiento. Alza la cabeza. De hecho, justo como lo predijo. Raffaella esta ahí, asomada fuera de la ventana. Ella da un paso atrás tratando de no ser vista. Muy tarde. Step la vio. El le sonríe saludándola. Raffaella cierra la ventana con fuerza mientras la moto desaparece detrás de la curva. Pollo se para frente a la barra. Step saluda al portero. Es mejor hacerse amigo de alguno en ese complejo.

‘Has hablado con la mama? Y que dijo?’

‘Nada, tuvimos una pequeña discusión. En realidad me adora.’

‘Step, ten cuidado.’

‘A que?’

‘A todo! Esta es la clásica historia que termina mal.’

‘Porque?’

‘Tu que llevas regalos… hablas con la madre. Nunca lo habías hecho. Te gusta de verdad esta Babi?’

‘No esta mal.’

‘Y Madda?’

‘Pero que tiene que ver Madda. Esa es otra historia.’

‘Pero que, quieres ser novio de Babi?’

‘Pollo!...’

‘Que pasa?’

‘Supisten que ayer mataron a uno cerca de tu casa?’

‘Pero que dices? No se nada de eso. Como paso?’

‘Le cortaron la garganta.’ Step le pone rápido el brazo alrededor del cuello de Pollo y se lo aprieta.

‘Era un taxista que hacia muchas preguntas.’

Pollo trata de liberarse del apretón. Es inútil. Ahora quiere hacer el gracioso e imita la voz de la radio portátil.

‘Pollo 40, mensaje recibido. Pollo 40, mensaje recibido.’ Pero no le sale como antes. Ahora la voz esta un poco apretada.

 

Que cara de rebelde tiene ese muchacho. Raffaella abre este extraño tubo. Un póster. Reconoce a Stefano sobre una moto con la rueda alzada. Pero esa detrás es su hija. Es Babi. Quien hizo esta foto? Esta un poco distorsionada. Parece la foto de un periódico. A la izquierda arriba tiene una escritura hecha a mano con un lapicero: ‘Pareja mítica!’. Seguramente es de ese muchacho. Abajo a la derecha tiene una escritura estampada: ‘la foto de los fugitivos’. Que quiere decir?

‘Señora, esta su marido en el teléfono.’

‘Alo, Claudio?’

‘Raffaella!’ Parece agitado. ‘Viste ‘El Mensajero’ de hoy? En la crónica de Roma sale la foto de Babi…’

‘No, no lo he visto. Voy rápido a comprarlo.’

‘Alo? Raffaella?’ Su mujer ya colgó. Claudio mira al teléfono mudo. Su esposa nunca le da tiempo de terminar de hablar. Raffaella baja corriendo al kiosco de periódicos debajo de la casa. Agarra ‘El Mensajero’ y paga. Lo abre sin esperar siquiera el vuelto. Esto quiere decir que esta verdaderamente estremecida. Va a la crónica. Ahí esta. La misma foto. Lee el titulo en grande: ‘Los piratas de la calle’. Su hija. La redada, la municipal, la persecución. La parada de la policía. Que tiene que ver Babi con toda esta historia? Las líneas le comienzan a bailar delante de sus ojos. Siente que se desmayara. Después respira profundamente. Lentamente se comienza a sentir mejor. Lo suficiente como para agarrar el vuelto. El vendedor, viéndola así tan pálida de repente, se preocupa.

‘Señora Gervasi, se siente mal? una mala noticia?’

Raffaella se gira negando con la cabeza.

‘No, no, nada.’ Sale del kiosco. Que otra cosa podría decir? Que cosa les diría ahora a las amigas? A los inquilinos? A los Accado? Al mundo?

‘No es nada, no se preocupen. Es solo que mi hija es una de los piratas de la calle.’

Le parece muy duro tener que aguantar hasta que salga de la escuela.

 

La voz en el intercomunicador es calida y sensual, igual que el cuerpo al cual pertenece.

‘Doctor Mancini, esta su papa en la línea uno.’

‘Gracias señorita.’ Paolo presiona el botón.

‘Alo, papa?’

‘Has visto ‘El Mensajero’?’

‘Si, tengo la foto aquí enfrente.’

‘Leiste el articulo?’

‘Si.’

‘Que piensas?’

‘Bueno, no hay mucho de que hablar. Pienso que, antes o después, terminara mal.’

‘Si, así pienso yo también.’

‘Que se puede hacer?’

‘Me parece que no hay mucho que se pudiera hacer.’

‘Cuando regrese a casa hablas con el, por favor?’

‘Si, hablare. Para lo que servirá. Pero si te hace feliz, te prometo que lo haré.’

‘Gracias Paolo.’ El padre tranca el teléfono. Feliz. Que cosa me puede hacer feliz? No un artículo como ese acerca de mi hijo.

Agarra el periódico entre las manos. Mira la foto. Dios que bello es, se parece mucho a ella. Y una débil sonrisa aparece en su cara cansada, incapaz de borrar aquel antiguo sufrimiento. Por un momento es sincero con si mismo.

‘Si. Yo se que cosa me podría hacer feliz de nuevo.’

La secretaria de Paolo entra en la oficia con algunas hojas:

‘Doctor, estas las tiene que firmar’. Las pone sobre el escritorio y se queda ahí, esperando. Paolo agarra el lapicero de oro del bolsillo de la chaqueta. Se la regalo Manuela, su novia. Pero en ese momento, lentamente huele el perfume de la secretaria. Es provocativo. Todo en ella parece provocativo. Paolo escribe su nombre por igual al final de cada hoja. Tiene en las manos el lapicero de Manuela pero piensa en su secretaria. En su perfume, en sus caderas inocentes. O quizás no? Quizás no son del todo inocentes… esa ultima idea comienza a emocionarlo.

‘Doctor, pero este en el periódico no es su hermano?’

Paolo firma la ultima hoja.

‘Si, es el.’

La secretaria mira por un momento la foto todavía.

‘Y esa detrás es su chica?’

‘No lo se, quizás si.’

‘Su hermano se ve mejor en persona.’ Paolo mira salir a la secretaria. Su caminar y eso que dijo no le dejan dudas. Es una mujer, y como tal, es pícara. Siempre hace todo a propósito, esta seguro. Igual que como esta seguro que con la estrategia que el planeo, el señor Forte ahorrara miles de euros. Mira el periódico. Por un momento imagina que es el que esta en la moto mientras huye con su secretaria detrás. Ella que se aprieta contra el, sus piernas contra las suyas, sus brazos alrededor de el. Seria bello. Cierra ‘El Mensajero’. Paolo le tiene terror a las motos. Alguna vez saldría una foto suya en el periódico? Seguramente no lo habrían inmortalizado mientras huye sobre una rueda. A lo mas, si tuviera que ver con finanzas. Por un momento tiene un feo presentimiento. Ve una foto suya con el titulo: ‘Arrestado el agente de finanzas del famoso empresario’. Regresa a la cuenta del señor Forte. Quizás es mejor revisar que todo este en su puesto.

 

A la salida de la escuela, Pallina baja los escalones saltando cerca de Babi.

‘Que fuerte! Que mal hiciste quedar a la Giacci.’

‘Lo lamento…’

‘Lo lamentas? Esta muy bien a esa vieja asquerosa… en serio crees que se habrá equivocado al meter ahí mi tarea? Esa lo hizo a propósito. La agarro conmigo porque yo siempre estoy alegre, tengo siempre ganas de bromear, mientras ella… parece un velorio.’

‘Lo se, pero lo lamento igual. Viste como me mira? Ahora me odia, hará todo para hacer que salga mal.’

Pallina le da un toque en la espalda.

‘No te puede hacer nada. Tan excelente como eres, aun si te las reprueba todas, logras llegar a los exámenes que son un paseo. Si yo tuviera tu promedio, no sabrías el alboroto que haría…’ Pallina saca afuera del morral un paquete de cigarrillos Carnei. Prende uno y se lo pone en la boca. Mira dentro del paquete. Le faltan todavía tres antes de la cantidad justa para pedir un deseo.

‘Hey, pero no habías dicho que dejabas de fumar?’

‘Si, lo dije. Comienzo el lunes.’

‘Pero el fue el lunes pasado?’

‘Correcto. Pare el lunes, pero comencé de nuevo ayer.’

Babi mueve la cabeza. Después ve el carro de su madre estacionado de la otra parte de la calle.

‘Que haces Pallina, vienes con nosotras?’

‘No, espero a Pollo, me dijo que venia a buscarme. Quizás viene con Step. Porque no te quedas tú también? Anda dile a tu mama que vienes a comer a mi casa.’

Babi no había pensado más en Step esa mañana. Sucedieron muchas cosas. Como se despidieron la noche anterior? Incoherente. Así le dijo. Cosa de locos. Ella no es incoherente.


Date: 2016-01-05; view: 544


<== previous page | next page ==>
TRES METROS SOBRE EL CIELO 12 page | TRES METROS SOBRE EL CIELO 14 page
doclecture.net - lectures - 2014-2024 year. Copyright infringement or personal data (0.022 sec.)