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TRES METROS SOBRE EL CIELO 7 page

‘Que sucede?’ Step la mira sonriente.

‘Quisiera saber cuanto cuestan la ropa intima que lleva puesta…’

La secretaria lo mira apenada. ‘Pero la verdad…’

Paolo se levanta.

‘Step ahora basta! Señorita se puede ir…’ Step la aguanta con un brazo.

‘Espere solo un segundo, disculpe. Paolo? Dale a Pollo eso que debes y después la señorita se podrá ir!’ Paolo agarra la billetera del bolsillo interno de la chaqueta, saca algunos billetes de cincuenta euros y se los pone con rabia en la mano a Pollo. El los cuenta, le hace una señal a Step que todo esta bien. Step deja ir la secretaria sonriéndole… ‘Gracias señorita, es lo máximo de la eficiencia. Sin usted no hubiéramos sabido que hacer.’

La secretaria se aleja molesta. No es completamente estupida, y sobretodo no la divierte para nada ir diciendo cuando cuesta su lencería intima. Paolo se levanta de la silla y le da la vuelta al escritorio.

‘Bueno, ya tienen el dinero. Ahora fuera de aquí que me molestaron.’ Hace por empujarlos pero después lo piensa. Es mejor golpearlos verbalmente. ‘Step, continua así, terminaras en problemas como siempre.’

Step mira al hermano. ‘Bromeas? Que problemas? Yo no estoy nunca en problemas. Yo y los problemas somos dos cosas que nunca nos hemos encontrado. El dinero se lo debo prestar a un amigo mío, uno que tiene un pequeño problema, todo aquí.’ Pollo le sonríe con gratitud al amigo. ‘Y después Paolo, que imagen tendrá Pollo? Son solo doscientos euros. Pareciera que te hubiera pedido no se que. Estas haciéndolo una historia infinita.’

Paolo se sienta en el bordo del escritorio.

‘No se como, pero contigo termino siempre yo en la ruina…’

‘No digas así, quizás es por estar en esta oficina, a tratar todo ese dinero, te viene una especie de enfermedad y no logras dar, prestar cosas.’

‘Entonces se trata de un préstamo?’

‘Cierto, yo siempre te he restituido todo, no?’ Paolo hace una cara poco convencida. Las cosas nunca son así. Step hace como si no se acordara. ‘Entonces que te preocupa? Te restituiré siempre todo. Aparte, deberías salir un poco, divertirte. Estas tan pálido… porque no vienes a dar un giro en moto conmigo?’

Paolo en un exceso de simpatía se quita los lentes.

‘Que? Estas bromeando? Nunca. Eso es la muerte. A propósito de la muerte… visto que ha estado bien cerca. Anoche fui al Tartarughino y sabes a quien me encontré?’

Step escucha distraído. En el Tartarughino nunca podría ir alguno que le interese. Sin embargo, decide de hacer feliz al hermano. En el fondo le ha dado doscientos euros.

‘No, quien estaba?’

‘Giovanni Ambrosini.’

Step tiene una especie de sobresalto. Un golpe en el corazón. Rápido la rabia se apodera de el, pero la esconde perfectamente.

‘Ah si?’

Paolo continua con su cuento.

‘Estaba con una bella mujer, una mas grande que el. Cuando me vio se preocupo. Parecía aterrorizado. Según yo, tenia miedo que estuvieras tu. Después, cuando vio que no estabas, se tranquilizo. Me ha sonreído y todo. Si así puedes definir a cierta mueca. La mandíbula nunca regreso a su lugar. Y eso lo sabes mejor que yo. Pero se puede saber porque lo has masacrado de ese modo, nunca me lo has dicho…’



Es cierto, piensa Step. El no lo sabe. Nunca lo ha sabido. Step agarra a Pollo bajo el brazo y va a la salida. En la puerta se da la vuelta. Mira al hermano. Esta sentado en su escritorio. Con esos lentes redondos, los cabellos con un corte costoso perfectamente peinados, vestido de manera impecable con la camisa planchada justo como el mismo le enseño a Maria. No, nunca lo ha sabido. Step le sonríe.

‘Quieres saber porque le hice eso a Ambrosini?’

Paolo asiente.

‘Si, quisiera.’

‘Porque siempre me decía que me vistiera mejor.’

Salen justo como entraron. Arrogantes y divertidos. Con ese caminar seguro, un poco de duros. Pasan al lado de la secretaria. Step le dice algo. Ella se queda mirándolo. Después se meten en el ascensor. Llegan a planta baja. Step saluda el portero.

‘Hola Martinelli. Ofrécenos dos cigarrillos, anda.’

Martinelli tira fuera del bolsillo de la chaqueta un paquete suave de cigarrillos baratos. Hace un control con la mano alzando algunos cigarros. Pollo y Step saquean el paquete. Agarran mas de lo debido. Después, sin esperar que el portero las encienta, se alejan. Martinelli mira a Step. Es muy diferente que el hermano. El doctor siempre dice gracias por cualquier cosa.

En ese momento el intercomunicador vecino suena. Martinelli mira el la pantalla. Es de la oficina del hermano de Step. Martinelli descuelga el auricular.

‘Alo doctor Manzini, que desea?’

‘Puede subir un momento donde estoy, por favor?’

‘Claro, llego pronto.’

‘Gracias.’

Martinelli agarra el ascensor y sube al cuarto piso. Paolo esta allí esperándolo en la puerta de la oficina.

‘Entre Martinelli.’ Paolo lo hace acomodarse, después cierra la puerta. El portero se mantiene allí enfrente a el, de pie, ligeramente en desacato. Paolo se sienta. ‘Martinelli, pongase cómodo.’ Martinelli ocupa puesto en el sofá enfrente de Paolo, sentándose con respeto, casi en la punta, preocupado de ocupar mucho espacio. Paolo cruza las manos. Le sonríe. Martinelli se lo devuelve, pero sigue extrañado. Quiere saber el porque del encuentro. Ha hecho algo mal? Se ha equivocado? Paolo suspira. Parece decidido a revelarle el misterio. ‘Escuche Martinelli, usted me debe hacer un favor.’ Martinelli sonríe mas relajado, se tranquiliza y ocupa mas puesto en la silla.

‘Me dice doctor, hago todo lo que desee si se puede.’

Paolo se apoya en el espaldar.

‘No deje entrar mas a mi hermano.’

Martinelli abre los ojos grande.

‘Que doctor? De verdad no lo dejo pasar? Y que le digo? Si ese se molesta se necesitaría a Tyson en la puerta.’ Paolo mira mejor aquel señor tranquilo, con sus grises vestidos combinados con el color de los cabellos y de toda su existencia. Imagina Martinelli paralizando a Step en el portón: ‘Me disculpa, he tenido las ordenes. Usted no puede entrar’. La discusión. Step que se altera. Martinelli que alza la voz. Step que se rebela. Martinelli que lo empuja. Step que lo agarra por la chaqueta, lo bate contra el muro y después seguramente el resto, como un guión…

‘Tienes razón, Martinelli. Fue una mala idea. Déjalo así, me ocupare yo. Hablare en casa’ Martinelli se alza.

‘Cualquier otra cosa doctor, la hago seguro. Pero esta…’

‘No, no, tiene razón. Me que equivocado yo a pedírselo. Gracias, de todas formas.’ Martinelli sale de la oficina, agarra el ascensor y regresa a planta baja. Se las vio feas. Y quien para a ese energúmeno? Saca el paquete afuera. Decide de festejar con un cigarrillo el peligro del que se salvo. Menos mal que el doctor es un tipo comprensivo. No como su hermano. Step le ha robado medio paquete y siquiera ha dicho gracias. Ni una vez.

Y después dicen que ser portero es un trabajo tranquilo. Martinelli suspira, después se enciende una MS.

En el cuarto piso Paolo mira afuera de la ventana. Siente un extraña sensación de satisfacción. Le salvo la vida a Martinelli. Regresa a sentarse. Bueno, sin exagerar. Le ha ahorrado un saco de problemas. Entra la secretaria con algunos fascículos.

‘Tenga, estos son los que me pidió…’

‘Gracias Señorita.’

La secretaria lo mira un momento.

‘Es un tipo extraño su hermano. No se asemejan mucho ustedes dos.’

Paolo se quita los lentes, en el tentativo en vano de ser mas fascinante.

‘Es un cumplido?’

La secretaria miente.

‘En cierto sentido si. Espero que usted no vaya preguntándole a las muchachas cuanto cuestan sus cosas intimas…’

Paolo sonríe avergonzado.

‘Oh no, claro que no.’

Sin los lentes ve poco, pero aun así, sus ojos terminan inevitablemente en la camiseta transparente. La secretaria se da cuenta pero no hace nada.

‘Ah, su hermano me dijo que le dijera que usted es muy bueno conmigo, que no debió haber pagado y dejarlo hacer lo que dijo.’ La secretaria se vuelve extrañamente insistente. ‘Si puedo preguntar… que cosa doctor?’

Paolo mira la secretaria. Su bello cuerpo. Esa falda perfecta e impecable que cubre sus piernas fuertes. Quizás si hermano tenía la razón. Imagina a la secretaria medio desnuda con Step que le quita las panties. Se excita.

‘Nada señorita, era solo un chiste.’

La secretaria se va ligeramente decepcionada. Paolo hace tiempo de colocarse los lentes y poner los ojos en el posterior que se aleja mas o menos profesionalmente.

Diablos! Debí dejar que lo hiciera. Si Step no le hubiera restituido ese dinero, seria estado el peor negocio de los ultimos años. No, no el peor. Aquel lo ha hecho el señor Forte. Ha confiado sus graves problemas fiscales a un agente de finanzas que tiene aun por resolver los problemas familiares. No se puede pasar una mañana discutiendo con el hermano y al final pagarle para que no le quite la ropa interior a la secretaria.

Con un sentimiento de culpa, Paolo regresa a la cuenta del señor Forte.

 

En una pequeña calle estrecha, dentro de un simple garaje, esta Sergio, el mecánico. Viste una braga azul marino con un rectángulo blanco, verde y rojo de la Castrol en la espalda. No se entiende si fue patrocinado por las carreras que hizo años antes o por todo el aceite que le cambia a las motos. El hecho es que cada vez que le lleven una moto, por cualquier problema que tenga, el, después de haberla probado, siempre termina de la misma manera: ‘Hay que hacerle cualquier trabajito y después un buen cambio completo del aceite.’ Mariolino, su asistente, es un chico de aires despistados. Para el, Sergio es un genio, un ídolo. Un dios de las motos. Cuando trabajan, Mariolino siempre pone el CD de Battisti. ‘Yo, tu, nosotros, todos’. Cuando en esa canción llega el pedazo que dice ‘aquel gran genio de mi amigo, el siempre sabe que hacer, el sabría como ajustar todo’ a Mariolino le sale una grande sonrisa. ‘Caramba, si esa canción habla justo de ti.’ Sergio continua a trabajar, después se lleva una mano a los cabellos, volviéndolos mas grasosos.

‘Cierto, nunca podría hablar de ti. Tu con una herramienta en mano haces solo daños mas que milagros.’

Un viejo Free azul oscuro empujado por un joven tímido con lentes se para en el garaje. Se acercan los dos. El Free tiene la rueda posterior espichada. El joven se quita los lentes y se lava la cara sudada. Sergio agarra la moto. Decidido y seguro quita el cobertor. Parece un cirujano si no fuera porque no usa guantes y tiene las manos sucias de aceite. Igual, un buen cirujano nunca elegiría a un ayudante como Mariolino. El muchacho esta enfrente. Mira preocupado ese lento mecánico tocando su Free. Como el familiar de un paciente, preocupado no de cuanto sea grave la enfermedad, sino mas materialmente, de cuanto podría costarle toda la operación.

‘Hay que cambiar unas piezas, no es un chiste.’

La moto de Step frena enfrente del garaje. Un ultimo rugir da a entender que es VF 750 no tiene necesidad de ser reparada. Sergio se lava las manos con un trapo.

‘Hola Step, que pasa? Algún problema?’ Step sonríe. Mueve la mano afectuosamente sobre el asiento de su Honda.

‘Esta moto no conoce esa palabra. Vinimos a retirar la moto de Pollo.’ Pollo se acerco a su moto. El viejo Kawa 550. La trágica ‘casa de muertos.’

‘Todo esta bien. Debí cambiar los pistones y todo lo que detenía al motor. Pero algunas piezas las agarre usadas.’ Sergio habla de otros trabajos costosos. ‘Y entonces le hicimos un cambio completo de aceite.’ Pollo lo mira. Con el no se juega. Sergio ni lo intenta. ‘Pero eso no te lo meto en la cuenta. Es un regalo.’

Un año antes, Sergio tuvo una violenta discusión y ahora había aprendido a tratar con ellos dos.

Es primavera. Step le lleva su Honda apenas comprada para realizar un control. ‘También mira la cubierta lateral que vibra…’

Cualquier día después, Step regresa donde Sergio para retirar la moto. Paga el precio sin hacer discusiones, incluido el cambio de aceite completo. Pero cuando prueba la moto, la cubierta vibra todavía. Step regresa con Pollo y se lo hace saber. Sergio le asegura que la ajusto. ‘Si quieres te la reviso de nuevo, solo que debes buscar otra cita y naturalmente, pagar el trabajo.’ Como si eso no bastara, Sergio comete un grave error. Se acerca a Step, le da una palmada en la espalda, y se aleja de una mala forma.

‘Y quien sabe como tu uses esa moto. Por eso es que debes tener la cubierta dañada de nuevo.’

Step no aguanta mas. Su moto, junto con Pollo, es la única cosa que conserva de verdad. Y aparte, odia esos que te hablan tocándote.

‘Te equivocas. Es muy fácil dañar las piezas laterales de una moto. Mira eh…’

Step va al fondo a una fila de motos enfrente del garaje. Le da una patada violenta a la primera. Una Honda 1000, roja y pesada se cae sobre esa que tiene al lado. Una 500 Custom conservada perfectamente. También esta cae, sobre una Suzuki 750 y poco mas abajo aun, sobre un SH 50 blanco y ligero. Motos costosas y modernas, motocicletas nuevas y modelos pasados se baten uno sobre el otro con un sonido metálico terrible, terminando en el suelo, empujados por esa onda de destrucción, como un pequeño gran domino, jugado a alto precio.

Sergio trata de detenerlo. Es todo inútil. Hasta el último Peugeot cae a tierra lateralmente, arruinándose el lado. Sergio se queda estupefacto. Step le sonríe. ‘Viste que fácil es?’ Después, antes de que Sergio pudiera decir algo, Step continua: ‘Si no me ajustas rápido la moto, te prendo en fuego tu garaje.’ Después de menos de una hora, la cubierta esta bien. No vibro nunca mas. Step, naturalmente, no pago nada.

El joven espera silencioso en una esquina, mirando preocupado su Free a motor abierto. Sergio entra para tomar el Kawa de Pollo.

‘Esta bien muchacho. Déjame la moto. Veamos que puedo hacerle.’ Esta ultima expresión preocupa aun mas al chico. Piensa justamente que su Free esta en una fase terminal.

‘Cuando puedo buscarla?’

‘Mañana mismo.’ El joven de lentes se alegra con esta noticia. Sonríe y se aleja estúpidamente feliz. Sergio le da las llaves a pollo. El Kawasaki regresa a rugir. El humo sale potente del tubo de escape. Los giros son veloces. Pollo acelera dos o tres veces, después sonríe feliz. Step lo mira. Es de verdad un niño. Pollo sonríe un poco menos cuando Sergio le da la cuenta. Pero se la esperaba. Lo ha arreglado, y cambiar pistones y todo el resto no es un chiste. Pollo le paga. Sergio se mete el dinero en el bolsillo. Naturalmente, no emite factura.

‘Te aconsejo Pollo, espera un tiempo. Ve lento.’ Pollo deja el acelerador.

‘Es cierto, no lo había pensado. Todo este alboroto no sirve para nada.’

Pollo mira a Step.

‘Pero tu si puedes…’

Step, entendiendo a donde quiere llegar, detiene rápido al amigo.

‘Frena. Mi moto no se toca. Te presto todo lo que quieras pero la moto no. Una vez por todas, simplemente quédate mirando.’

‘Si, y que hago?’

‘Haces de fanático para mi. Yo corro esta noche.’

Sergio lo mira con un sentimiento de envidia.

‘En serio van a la Serra?’

‘Vienes no? Si quieres vamos juntos.’

‘No puedo. A propósito, todavía esta Siga allí?’

‘Como no, esta siempre allí.’

‘Bueno, mandale saludos. Tengo que hacer cosas de motos.’

‘Bueno, como quieras. Si cambias de idea sabes donde encontrarnos.’

Pollo y Step se despiden, después meten primera. Pollo acelera un poco para calentar bien el motor. Después escuchando el sonido profundo y seguro se dobla y acelera alzándola. Step lo sigue, alza la rueda de adelante y acelerando se aleja con el amigo en la calle principal. Sergio entra en el garaje. Mira las viejas fotos que pego en el muro. Su moto, las carreras. Era imbatible. Ahora son otros tiempos, pasaron tantos años, es tarde. Recuerda algo que un amigo una vez dijo: ‘Crecer quiere decir nunca mas llegar a doscientos kilómetros por hora.’ Es cierto. Ha crecido. Ahora tiene responsabilidades. Una familia y también un hijo. Sergio se acerca a la vieja radio en el mesón, negro de aceite. Mete el CD de nuevo. Solo tiene esa. Son años que escucha la misma canción.

Probablemente mi papa y mi mama, quien sabe, no me querían, quizás otro hijo, piensa Sergio.

Después mira a Mariolino. Esta ahí, doblado en la moto abierta en medio del garaje. No es solo cosa de genética, piensa Sergio. Mariolino se voltea hacia el.

‘Hey pero que tiene este Free?’

‘Marioli, no ves que ese muchacho es un gafo? La metió donde no debía y bloqueo la rueda. Este Free no tiene nada, sube la cubierta y hazle un buen cambio de aceite. Después ve por que parte esta el obstáculo.’

Mariolino se dobla sobre el Free. Tarda cualquier minuto antes de subir la cubierta. Sergio mueve la cabeza. Es cierto, cuando tienes un hijo no vas mas a doscientos por hora. Cuando tu hijo es Mariolino, no vas mas a ninguna parte. Sergio agarra la chaqueta y se la pone encima de la braga. Decide de arriesgarse y salir igual. ‘Regreso en un rato.’

Mariolino lo mira preocupado.

‘Donde vas papa?’

‘A comprar lo mejor de Battisti. Salio hoy. Es hora de cambiar de música.’

 

En la Plaza Euclide, enfrente a la salida de la escuela Falconiere, diversos carros se paran en doble fila. Detrás de ellos, otros automóviles, llenos de familiares o encargados de los hijos que van a esa escuela, se aferran a la bocina: el usual terrible concierto postmoderno.

Algunos chicos con sus Peugeot y los SH 50 se paran enfrente de la escalera. También llega Raffaella en ese momento. Consigue un pequeño espacio vacío al otro lado de la calle, de frente a la gasolinera que queda antes de la iglesia, y se estaciona con su carro Peugeot 205 cuatro puertas. Palombi la reconoce. Memorias de la noche anterior, decide que es mejor alejarse.

Alcanza el grupo de chicas a los pies de las escaleras. Conversación del día: la fiesta de Roberta y los desastrosos. Cualquier chico cuenta su propia versión de los hechos. Debe ser cierta juzgando por las señales de golpes que ha recibido. Si fuera porque otro fue el que se los hubiera dado, el resto podría bien ser inventado. Brandelli se une al grupo.

‘Hola Chicco, como te va?’

‘Bien.’ Miente rápidamente. Su amigo, sin embargo, le cree. Ahora Chicco se ha convertido un experto en mentiras. Ha probado todos tipos de mentiras esa mañana cuando su padre vio como quedo la BMW. Que pecado que su padre no sea tan ingenuo como el amigo. No ha creído para nada la historia del robo. Cuando Chicco decidió contarle la verdad, su padre se molesto bastante. De hecho, pensándolo bien toda la historia es absurda. Esos tipos son absurdos, piensa Chicco. Destruirme el carro de esa forma. Aun si mi papa no cree, haré que lo haga. Conseguiré esos ladrones, descubriré sus nombres y los denunciare. Eso haré! Bien! Tarde o temprano los encontrare, estoy seguro.

Chicco se detiene. Sus deseos desaparecen inmediatamente. El no sigue pareciendo feliz. Step y Pollo aparecen a toda velocidad con las motos doblando cerca. Superan en velocidad a un carro. Después se paran a cualquier metro de Brandelli. Chicco, antes de que Step lo reconozco, se voltea en si mismo. Se monta en la Vespa, el único medio que ahora tiene a disposición y se aleja veloz. Step se enciende una de los cigarrillos que le quitaron a Martinelli y se voltea hacia Pollo.

‘Pero estas seguro que es aquí?’

‘Como no. Lo leí en su agenda. Hablamos anoche que saldríamos a almorzar hoy.’

‘Que agallas las tuyas. No tienes ni un euro. Y todavía haces de galán?’

‘Pero que quieres? Te lleve el desayuno. Ahora cállate!’

‘Si, dos míseros sándwiches.’

‘Ah, míseros? Cada día dos sándwiches, al final del mes hacen una cifra. Pero no te preocupes, me ha invitado ella, no pago.’

‘Que loco! Has conseguido una rica que invita. Como es?’

‘Linda. Me parece bastante simpática. Un poco extraña quizás.’

‘Algo de extraño debe tener para decidir de ir a almorzar contigo e invitar. O es extraña, o es muy tonta!’ Step comienza a reírse.

La campana de la ultima hora suena. De lo alto de la escalera salen algunas chicas. Son todas mas o menos uniformadas. Rubias, morenas, castañas. Bajan saltando, como en una carrera, solas o en grupo. Charlando. Alguna alegre por el interrogatorio que le fue bien. Alguna otra molesta por la fea nota que saco en la tarea. Algunas esperanzadas miran abajo al chico apenas conquistado o a aquel que le ha terminado esperando una reconciliación. Otras, menos lindas, miran si esta ese bello, ese que le gusta a todas, los galanes. Aquel que seguramente se volverá novio con una de otra clase. Algunas chicas que fueron a la escuela en moto se encienden un cigarrillo. Daniela baja rápido los ultimos escalones y corre a encontrarse con Palombi. Raffaella mira a su hija y suena la bocina. Le hace seña de ir rápido al carro. Daniela asienta con la cabeza. Se acerca a Palombi y le da un beso rápido en el cachete. ‘Chao, esta mi mama, debo irme. Nos hablamos hoy en la tarde? Me debes llamar a mi casa porque el celular no agarra allá…’

‘Esta bien. Como va el cachete?’

‘Mejor, mucho mejor! Me voy porque no quiero tener una recaída.’

Salen las otras clases. Al final es el chance del ultimo año. Babi y Pallina aparecieron en la escalera. Pollo le da un golpe a Step. ‘Ahí esta, es ella.’ Step mira arriba. Ve algunas chicas mas grandes que bajan por las escaleras. Entre estas, reconoce a Babi. Se voltea hacia Pollo.

‘Cual es?’

‘Aquella con los cabellos negros recogidos, la pequeñita.’ Step vuelve a mirar arriba. Debe ser la chica al lado de Babi.

No sabe porque, pero le gusta saber que no es Babi la tipa extraña que lleva a Pollo a almorzar, e invitándolo.

‘Es linda, yo conozco a la que esta al lado.’

‘En serio? Y como?’

‘Nos bañamos anoche.’

‘Pero que coño dices…’

‘Te lo juro. Pregúntaselo.’

‘Te parece que es momento? Que hago, voy allá y le digo: disculpa, tu ayer te bañaste con Step? Deja de decir cosas!’

‘Entonces se lo pregunto yo.’

Pallina esta viendo con Babi los muchos modos posibles de presentarle la nota a Raffaella, cuando ve a Pollo.

‘Oh, no!’

Babi se gira hacia ella. ‘Que pasa?’

‘Esta el que ayer me quito el dinero de la semana.’

‘Cual es?’

‘Ese de ahí abajo.’ Pallina indica a Pollo. Babi mira en esa dirección. Pollo esta en pies y cerca de el, sentado en su moto, esta Step.

‘Oh, No!’

Pallina mira preocupada a la amiga. ‘Que pasa? El te robo a ti también?’

‘No, el amigo suyo, el que esta al lado, me metió en la ducha ayer.’

Pallina asiente, como si fuera normal que los tipos roben sus carteras y las metan bajo la ducha.

‘Ah, entiendo, pero no me lo habías dicho!’

‘Esperaba olvidarlo. Vamos.’

Bajan decididas las ultimas escaleras. Pollo va hacia Pallina. Babi los deja rápido y se dirige hacia Step.

‘Que haces acá? Se puede saber que viniste a hacer acá?’

‘Hey, calma! Primero que todo esto es un lugar publico, y solo he venido a acompañar a Pollo que va a almorzar con ella.’

‘Se da el caso que ‘ella’ es mi mejor amiga. Y que Pollo es un ladrón, debido a que le robo su dinero.’

Step imita sus palabras: ‘Se da el caso que Pollo es mi mejor amigo y no es un ladrón. Fue ella quien lo invito a almorzar, y ella paga. Hey, pero porque siempre eres así ácida? Que pasa, estas molesta porque no te llevo a almorzar? Yo te llevo si quieres. Solo basta que pagues tu…!’

‘Escucha…’

‘Entonces hacemos así: mañana tu traes el dinero, piensas en un buen lugar y yo quizás te vengo a buscar… esta bien?’

‘Si, nunca iría contigo.’

‘Bueno, ayer te regresaste conmigo y me apretabas también.’

‘Cretino.’

‘Dale, montate que te acompaño.’

‘Estupido.’

‘Es posible que solo sepas decir palabrotas? Una buena chica como tu con el uniforme de la Falconieri, toda educada y se comporta así! No esta bien, no!’

‘Pendejo.’

Pollo se acerca a tiempo para escuchar el ultimo cumplido.

‘Veo que están haciendo amistad. Entonces, vienen a almorzar con nosotros?’

Babi mira sorprendida a la amiga.

‘Pallina, no puedo creer! Vas a almorzar con ese ladrón?’

‘Bueno, al menos los recupero, paga el!’

Step mira a Pollo: ‘Que infame…! Me dijiste que pagaba ella.’

Pollo sonríe al amigo. ‘Bueno, es cierto. Tu sabes que yo nunca miento. Ayer le quite el dinero y pago con eso. Por eso, en cierto sentido, paga ella. Que hacen entonces, vienen o no?’

Step con aire arrogante mira a Babi: ‘Lo lamento pero debo ir a comer con mi papa. No te sientas mal. Entonces, vamos mañana?’

Babi trata de controlarse. ‘Nunca!’

Pallina se monta detrás de Pollo. Babi la mira molesta, se siente traicionada. Pallina trata de calmarla: ‘Nos vemos mas tarde, voy a tu casa!’

Babi hace para irse. Step la para.

‘Ah, espera. No quiero parecer mentiroso. Dile, por favor. Es cierto que ayer nos duchamos juntos?’

Babi se libera.

‘Anda a joder a alguien mas!’

Step le sonríe a Pollo.

‘Es su manera de decir que si!’

Pollo mueve la cabeza y sale con Pallina. Step se queda mirando a Babi mientras cruza la calle. Camina decidida. Un carro frena para no adelantarse mucho. El conductor suena la bocina. Babi, sin voltearse, se mete en el carro.

‘Hola mama!’

Babi besa a Raffaella.

‘Te fue bien en la escuela?’

‘Buenisimo.’ Miente. Tener dos en latín y una nota en el diario no es muy buenísimo que se diga.

‘Pallina no viene?’

‘No, regresa por su cuenta.’ Babi piensa en Pallina que va a comer con ese tipo, Pollo. Absurdo. Raffaella suena la bocina impaciente.

‘Pero que hace Giovanna? Daniela te dije que le dijeras.’

‘Ahí esta, ya llega.’

Giovanna, una chica rubia con un aire aburrido, atraviesa lentamente la calle y se monta en el carro.

‘Me disculpa señora.’ Raffaella no dice nada. Mete primero y adelanta. La violencia de ese arranque es bastante elocuente. Daniela mira por la ventana. Su amiga Giulia esta enfrente de la escuela y habla con Palombi. Daniela se molesta.

‘No es posible! Cada vez que me gusta alguien, Giulia esta ahí, se pone a hablar y se hace la tonta. Mira que loca. Siempre lo hace a propósito. Primero ella odiaba a Palombi, ahora ve como le habla.’

Giulia ve pasar la Peugeot. Saluda a Daniela y le hace una señal con la mano que en la tarde la llamaría. Daniela la mira con odio y no le responde. Después se gira hacia la hermana.

‘Babi, Step te vino a buscar a ti?’

‘No.’

‘Como no, vi que hablaban.’

‘Paso por casualidad.’

‘Bueno, podías regresarte con el. Ahí esta!’

Justo en ese momento Step pasa a toda velocidad con su moto cerca del carro. Raffaella se asusta de golpe. Inutilmente. Step nunca le daría. Calcula la distancia siempre al milímetro.

La Honda 750 se dobla dos o tres veces entre los otros carros. Después Step, con los Ray-Ban oscuros en los ojos, gira ligeramente la cabeza y sonríe. Esta seguro que Babi lo esta mirando. De hecho, no se equivoca. Step acelera y sin pararse en el semáforo rojo va hacia la calle Siacci a toda velocidad. Un carro que viene a su derecha suena la bocina. Un oficial no le da tiempo de leer la placa. La moto desaparece superando otros carros. Raffaella se para en el semáforo y se voltea hacia Babi.


Date: 2016-01-05; view: 468


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