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TRES METROS SOBRE EL CIELO 5 page

‘Yo estaría así también toda la noche, bueno, quizás avanzaría, profundizaría, que se yo, conseguiría otras posiciones!’

Babi abre los ojos y reconoce los negocios cerrados alrededor de ella, los mismo que ve todos los días desde hace seis años, desde que se mudaron a vivir allí. Baja de la moto. Step respira profundo.

‘Menos mal, me estabas triturando!’

‘Disculpa, tenia miedo, nunca había ido atrás en una moto!’

‘Siempre hay una primera vez para todo.’

Justo en ese momento una Mercedes frena cerca de ellos. Raffaella sale del carro. No cree lo que ve.

‘Babi, te he dicho miles de veces que no quiero que vayas detrás en una moto. Y porque tienes los cabello mojados?’

‘Bueno… verdaderamente…’

‘Señora, permítame que le explique. Yo no quería traerla, es verdad? Dile a tu mama que no quería. Pero ella ha insistido tanto… lo que pasa es que caballero, uno con una bellísima BMW, pero toda dañada, huyo.’

‘Como que huyo?’

‘Si, la dejo en la calle! Imagine que tipo.’

‘Absurdo.’

‘De hecho! Pero yo lo he regañado por esto, si señora, no se preocupe.’ Step mira a Babi. ‘Verdad Babi?’

Después, dejando que solo ella escuchara: ‘Sabes una cosa… Babi. Me gusta tu nombre.’

‘Mama, déjalo así, hablamos después.’

Claudio baja la ventanilla del carro.

‘Hola Babi.’

‘Hola papa.’

Step lo saluda también a el.

‘Buenas noches!’ Esta divertido por esta extraña reunión familiar. Raffaella, sin embargo, no se esta divirtiendo para nada.

‘Como te mojaste? Donde esta mi vestido Valentino?’

Babi alza el brazo mostrando el empaque.

‘Aquí adentro.’

‘Y tu hermana? Se puede saber donde la dejaste?’

Justo en ese momento llega Daniela. Baja del carro con Palombi que la acompaño.

‘Hola ma…’

No da tiempo de terminar la frase. Raffaella le da una cachetada, en plena cara.

‘Así aprendes a no regresar con tu hermana.’

‘Mama, pero no sabes que paso. Llegaron unos alborotados y…’

‘Quedate callada.’

Daniela se masajea en silencio el cachete. Palombi, siguiendo también la orden de Raffaella, se monta en el carro y se va.

Step enciende la moto. Se acerca a Babi.

‘Ahora entiendo porque tienes este carácter. No es culpa tuya, es hereditario.’

Después mete primera y con un ‘Adios’ simpático se aleja en la noche.

Babi y Daniela se meten en el auto. La Mercedes entra en la residencia y pasa adelante del portero. Fiore se divirtió mucho mas a ver esos cinco minutos que todo el programa de televisión que pasaban a esa hora. Mas tarde, mientras se desvestían, Daniela se disculpa con la hermana por haberle arrugado la falda que le presto.

‘Fue Palombi, me beso!’ Pero su orgullo se detiene por el nacer de una sonora cachetada. Cuando se hacen confesiones a la hermana, hay que ver que los padres estén durmiendo. Raffaella, nerviosa, trata de dormir. Esa noche muchos dormirán mal, algunos pasaran la noche en el hospital, otros están viviendo una pesadilla. Entre estos, Chicco Brandelli. Piensa en todas las soluciones posibles, dejar el carro en la calle, llevarlo a escondidas al mecánico por la mañana, o botarlo lejos y denunciar el robo. A la final llega a la ultima solución posible. No hay solución. Deberá afrontar a su padre, igual que Roberta esa misma noche con los suyos. Babi esta en la cama, alterada por la velada. Piensa que la culpa de todo lo tiene ese estupido, ese idiota, ese animal, esa bestia, ese violento, ese maleducado, ese alborotado, ese ridículo. Después, pensándolo mejor, se acuerda que no se sabe siquiera como se llama.



Dos rayos de sol atraviesan el cuarto. Entran largos por los bordes de la cama, por las puntas, en sus cabellos dorados, sobre sus brazos descubiertos. Con el toque de calor de un nuevo día Babi abre los ojos. El despertador no ha sonado todavía. Se pone encima la almohada, cubriéndose hasta el mentón. Se queda con los ojos aun cerrados, con las manos en la barriga, sin mover las piernas, inmóvil. Repentinamente, el despertador suena. Fastidioso e insistente. Babi se mueve en la cama, alarga los brazos, buscando el despertador a tantas en la mesita. Tropieza con Siddharta di Reese, un libro de la Yourcenar dejado a la mitad y con Baile de familia. Consigue el despertador, la apaga. Después prende la radio. Esta ya sintonizada en 103.10, y como todas las mañanas Branko están dando los horóscopos.

‘Geminis. Hoy también tendrás una situación estacionaria. La luna pasa por su signo. Sus influencias lo volverán particularmente nervioso.’

Papa no se relaja normalmente, imaginate con las influencias de la luna!

‘Cancer. Por los nacidos en este signo…’ Deja correr sin prestarle atención a las palabras. Quien es cáncer? Pallina? No, nació en mayo. Mayo debe ser Tauro o Piscis. No, piscis es marzo.

Lentamente cierra los ojos y se duerme un poco. Se deja lleva así, en esa especie de equilibrio entre dormir y estar despierta ligera y agradablemente, aun calida y atontada, regresando hace poco de quien sabe que mundo. Pero entonces, sin entender bien porque, se levanta de repente. Quizás un sonido lejano, un perfume diferente, una sensación de responsabilidad. Abre los ojos y va veloz hacia el despertador. Aun las siete y veinte. Menos mal. Han pasado apenas pocos segundos, pero quien sabe porque le han parecido eternos.

‘Virgo. Para aquellos nacidos en esta fecha…’

Babi voltea hacia la radio particularmente interesada. Es su signo. Seis de septiembre, ‘…el pase de Venus traerá momentos particularmente felices en la vida de los enamorados.’ Enamorados! Imaginate, primero debo encontrar uno justo. No uno que escapa y me deja en la calle. Baja de la cama. Después siente ruidos en el cuarto de al lado, corre hacia el baño pero Daniela es mas veloz que ella y le cierra la puerta en la cara.

‘Anda Dani, déjame entrar, son ya las siete y media…’

‘Si, así te agarras todo el lavamanos como siempre. No esta vez.’

‘Anda no seas cretina, te doy espacio.’ Daniela abre la puerta. Babi entra.

‘Ya se que no te bastaron los golpes de anoche.’ Daniela le responde con una mueca, después se alternan lavándose por pedazos, un poco para cada una, sin vergüenza y sobretodo sin hablarse. En la mañana Babi, hasta que no ha tomado su café es intratable, igual que su madre. Daniela trata igual.

‘Que te parece aquel que te acompaño anoche? Te gusta?’

Babi hace un sonido extraño. No puede responder, se esta lavando los dientes. Mira a la hermana a través del espejo con los ojos sobresalientes, después se enjuaga veloz la boca. ‘Me gusta? Pero que, estas bromeando? Estas loca? Como me puede gustar uno así? Una bestia. Sabes que hizo anoche? Con sus amigos ha destruido el carro de Brandelli, después se cayo a golpes con Chicco, después se paro el señor Accado que pasaba por ahí, tratando de dividirlos, y ese tipo, ese animal, lo golpeo también a el. Como puede gustarme uno que usa la cabeza para golpear a los demás en vez de pensar?’

‘Será, pero a todas nosotras nos gusta!’

‘A ustedes? Quienes son ustedes?’

‘A mi, Giuli, Giovanna, Stefania…’

‘Si, cuatro pequeñas estupidas que siguen el culto de esos así… el mito de los bravucones, los idiotas, mas bien. Tienen que entender que no hay nada de bueno en pasear destruyendo todo, hace siempre desorden, golpear a la gente…’

‘Tienen un montón de chicas lindas, las cambian como y cuando quieren el y sus amigos.’

‘Me imagino que tipo de chicas!’

‘No, también hay unas distinguidas. Piensa que la misma Gloria, la hija de los Accado, esta con Dario, uno de los amigos de Step.’

‘Step?’

‘Si, Stefano Manzini, aquel que te acompaño. Giulia y yo lo llamamos 10 con honores, pero todos le dicen Step.’

‘Step? Paso? Podrían todos lanzarse uno después del otro en el rió para lo que me importa. Dale, apurate, no quiero escuchar a papa gritando como siempre porque vamos tarde.’

Babi regresa al cuarto y se comienza a vestir veloz.

El uniforme esta ahí, en la silla. La preparo la noche anterior aun si habían llegado tarde. Ahora se convirtió en un habito. Se pone la camisa celeste, después se mete la falda.

Step. Que nombre mas idiota. De hecho, le va perfecto. Babi va a la cocina.

‘Hola mama.’

Babi besa a Raffaella en el cachete. Como cada mañana la golpea el sabor de leche de su crema Revlon.

‘Hola Babi.’

Raffaella esta ahí bebiendo su café negro sin azúcar. Los ojos desmaquillados y aun somnolientos no están habituados a la luz. La cocina, de hecho, esta toda en la penumbra. Babi se sienta frente a ella. Llega Daniela que se sienta cerca. Babi se sirve café, después leche, y un poco de azúcar de dieta.

También Daniela se sirve el café y después la leche, pero usa el azúcar normal. Cada uno con sus hábitos únicos, el mismo puesto, la misma taza.

‘Mama podrías comprar aquellos bizcochos de arroz y leche de Danone con sabor a chocolate. Buenísimos!’

Daniela mira a Babi buscando una aprobación que no consigue.

‘A mi me debes traer los bizcochos integrales, que se están acabando.’

‘Si no lo escriben no compro nada.’

Daniela se para y agrega a la lista del mercado que esta en un mesón cercano los bizcochos de cada una.

‘Daniela, te advierto que esta vez si dejas que se pierdan los pagaras tu.’

‘Pero mama porque me lo dices a mi?’

‘Porque los últimos yogurt de fruta que te gustaban tanto los tuve que botar.’

‘Buenos días a todas! Como están mis esplendidas mujeres?’ Claudio besa a sus dos hijas. Se sienta también en su puesto usual en la esquina de la mesa cerca de Raffaella.

‘Malisimo, no entiendo porque en las mañanas se deben hacer siempre conversaciones largas e inútiles. Hagamos una regla. De mañana no se habla.’

Raffaella se sirve un poco mas de café, y se levanta.

‘Bueno, yo regreso a la cama. Las veo a las dos a la salida de la escuela. Por cierto, dile a Giovanna que hoy no quiero esperar. Dice mama que si no llega rápido, ella se va.’ Le da un beso en el cachete a Claudio y con un ‘Adios tesoro!’ se marcha.

Claudio agarra la cafetera. La abre y mira adentro.

‘Pero es posible que nunca me dejen un poco de café?’

Claudio deja la cafetera en su puesto.

‘Todas las mañanas es lo mismo. No es posible!’

Babi agarra la cafetera. ‘Papa, te preparo uno?’

‘No hay mas tiempo, quiere decir que lo tomare afuera, como siempre. Pero porque no hacemos una cafetera mas grande?’

Daniela pone las tazas en el lavaplatos. ‘Porque no la tenemos.’

‘Entonces comprémosla.’ Daniela le pone enfrente la lista del mercado.

‘Que pasa?’

‘Toma, escríbelo. Mama no quiere tener que acordarse de nada. Cualquier cosa que queramos, se anota.’

Claudio agarra la hoja de las manos de Daniela. Lo lee, después escribe, debajo de ‘biscochos dietéticos’ con paréntesis ‘Babi’, ‘cafetera mas grande’ con paréntesis ‘Claudio que no logra nunca tomar un café.’

‘Listo!’ Cierra el lapicero y la lanza en la mesa. Después se alza tropezando con un taburete que cada mañana se encuentra con su pierna. ‘Estupidos estos taburetes!’ Sale de la puerta de la casa dejándola abierta. Babi y Daniela se miran.

‘Espero que maneje bien. Esta mañana me parece particularmente nervioso.’

‘Son las influencias de la luna. Hoy paso por su signo. Apurate en venir abajo.’

‘Si, apurate, apurate. Siempre termino yo acomodando las cosas.’

‘Y anoche la mesa quien la preparo?! Entonces?!...’

Babi agarra el morral con los libros y sale. Pero Branko le viene a la mente. Después, mientras baja las escaleras, trata de recordar su horóscopo. Que decía la luna? Ah si. Atención a posibles encuentros.

 

En el patio de la escuela, debajo de las hojas de una gran rama, sobre un largo muro de mármol blanco algunas chicas copian frenéticas las tareas.

‘Pero que dice aquí? Igual…?’

‘X menos uno! Pero no eres capaz siquiera a copiarte?’

‘Pero mira como escribes!’

‘También? No haces nunca nada en casa y te lamentas de cómo escribo? Pero ve que terca eres!’

‘Oh, llego la Catinelli.’

Pallina cierra el cuaderno de matemática y corre a encontrarse con Catinelli junto a otras chicas, todas posibles candidatas de la interrogación de latín.

‘Vamos Ale, apurate que en un rato suena, danos la versión de latín.’ Las chicas esperan enfrente de Catinelli.

‘No, para nada.’

‘Como que para nada?’

‘Que, no escuchan? No quiero que me copien la versión. Esta bien? No entiendo porque no pueden traducirlas en casa por su cuenta, como todos.’

Pallina se le acerca.

‘Anda Ale, no seas así. Disculpa, hoy la Giacci me interroga seguro y también a Festa.’

Una chica del grupo con el uniforme mas desordenado que el resto, igual que sus tareas, asiente.

‘Danos la versión anda! Ella nos reprobara!’

‘Pallina no insistas.’

‘Que pasa Pallina? Que insistes?’

‘Ah hola Babi. Que Ale no nos quiere dar la versión. Tu la hiciste?’

Por un momento la Catinelli no es el centro de atención.

‘No, solo la mitad. Pero se que no esta muy buena. Es que ya me interrogaron. Lo revise, hoy te debería tocar a te y a Silvia Festa, después vuelve a comenzar el ciclo. Pero normalmente interroga a quien tiene insuficiencia.’

La Catinelli trata de alejarse. Pallina la hala por la chaqueta.

‘Escuchaste? Anda, no nos puedes dejar así, nos arruinas a todas!’

‘No entiendo porque no puedes hacer como la Giannetti. Ella después que la hace me llama y la revisamos juntas… así se prepara y el día después le va bien. A su manera, de que les sirve?’

‘Que te importa? De hecho el latín no sirve para nada. Bueno, vas a dar o no la versión?’

‘Ya te lo dije, no. Haz que la Giannetti te la de.’

Pallina sopla. ‘Si, esa siempre llega de ultimo… en cinco minutos suena. Anda, al menos hoy… ultima vez, te lo prometo.’

‘Lo dices cada vez. No, esta vez no. No te la doy!’

La Catinelli se aleja.

‘Pero que estupida. Es un monstruo. Por eso es así de ácida. No tiene a ninguno que la distraiga. Esta claro. Al menos nosotras nos divertidos y agradamos bastante.’ Silvia Festa se acerca a Pallina.

‘Si, pero creo que a mi mama no le agradara bastante el tres que me dará la Giacci por no haber hecho la versión.’

‘Toma, usen la mía.’ Babi saca del morral su cuaderno de latín y lo abre en la ultima pagina.

‘Al menos pueden decir que intentaron. La habrán hecho por la mitad pero es mejor que nada. Digan que se pararon en esperavisse. Es un verbo que no se de donde rayos viene. De hecho, lo he buscado por un cuarto de hora pero no logre encontrarlo. Después me moleste y merendé. Un yogurt ligero, sin azúcar, terrible. Casi tan ácido como la Catinelli.’ Todas ríen.

Pallina agarra el cuaderno y lo apoya en el muro. Lo pone en medio de todas. ‘Es cierto, el estudio hace engordar. Siempre he dicho, si hubiera hecho la tarea de lingüística tendría cuatro kilos mas.’ Pallina comienza a copiar seguida de Silvia y las demás muchachas, todas posibles victimas de la terrible Giacci.

De las grandes ventanas de la clase se ven prados poco lejanos. Algunos niños, vestidos iguales, juegan corriendo entre la hierba. Una maestra ayuda a alzar a uno que se ensucio de verde su delantal blanco. El sol pega en los pupitres. Babi mira distraída la clase. La Benucci ha resistido menos de lo normal. Esta allí, con las manos debajo del pupitre, tratando de traficar con su pizza roja. Pica un pedazo y con los dedos cubiertos de tomare se la lleva veloz a la boca. Después comienza a masticar, fingiendo indiferencia, con la boca cerrada, escuchando la lección como si nada sucediera. Babi presta por un momento atención a la explicación de la Giacci. Una joven mujer del ochocientos que no sabia para nada montar caballo ha decidido de probar de todas formas. Y se ha caído. Babi no escucho tan atentamente para saber si se hizo mal o no. La única cosa segura es que alguno, verdaderamente corto de ideas, ha tratado de hacer una especie de novela romántica.

‘Bien. Esta Oda, a Luigia Pallavicini caída del caballo, la traen para el lunes.’ La otra cosa segura es que la tendría que estudiar. La campana suena. La Giacci cierra el registro.

‘Voy a la sala de profesores a buscar el registro de latín. Las dejo solas. No hagan alboroto.’

Las muchachas salen todas de sus pupitres. Tres de ellas antes que la profesora se marche logrando conseguir el permiso de ir al baño. En realidad solo una va por razones fisiológicas. Las otras dos entran en un único baño y se dividen felices el mismo vicio. Una agradable Merit en la cara de todos aquellos que la indican como el cigarrillo que hace mas daño. Regresa la Giacci. Todas las muchachas regresan a sus puestos. Escuchando atentas la explicación acerca de la métrica latina. Alguna marca los acentos y copia la frase escrita en la pizarra. Alguna otra, segura de ser interrogada, repasa la versión. La Benucci no logra resistir. Pica de nuevo la pizza. Dos chicas mas atrás mastican Vigorsol. Tratan de alejar el olor de la nicotina. Otra en el fondo de la clase sigue tranquila la lección. Su dolor de barriga se marcho.

‘Ahora para el próximo miércoles traen desde la pagina 242 a la 247: traducción y lectura en métrica con conocimientos perfectos de las reglas del acento.’

Babi abre el diario y marca debajo del miércoles las tareas por hacer. Después, casi sin quererlo lo hojea, yendo para atrás. Paginas coloreadas y llenas de escrituras pasan por sus ojos. Fiestas, cumpleaños, frases simpáticas de Pallina, notas de las tareas en clase. Opiniones acerca de películas vistas en el cine, amores posibles, imposibles, pasados.

‘Marco T.Q.M.’ Se detiene. Mira esa escritura en rojo, ahí en el fondo de la pagina. Un pequeño corazón cerca. Noviembre. Si, era noviembre. Y ella estaba locamente enamorada.

 

Noviembre. Un año antes.

‘Mama llego algo para mi?’

‘Si, hay una carta allá en la cocina. Te la puse en la mesa.’

Babi corre rápido a la cocina, consigue la carta. Reconoce la letra y la abre feliz. Son cuatro meses que están juntos. Su historia mas larga. En realidad, prácticamente, su única historia. Lee la carta.

Querida Babi,

En este día tan importante (el descubrimiento de América? Mas grande! El primer hombre en la luna? Mucho mas grande! La inauguración del Gilda? Casi casi!)… Hey, pequeña. Estoy bromeando! Hoy son cuatro meses que estamos juntos y he decidido que para ti debe ser un día especial, feliz, bellísimo, romántico. Estas lista? Agarra la Vespa en el garaje y sal. Porque ha iniciado tu ‘busqueda del tesoro’. ‘Tesoro’ en el sentido del amor. Justo lo que siento por ti. Marco.

P.D. El primer mensaje es: ‘hay una villa adonde vas, pero de noche nunca jamás, I on the left y el árbol tree, I en ingles, eso si. Si tu comienzas a buscar, alguna cosa vas a encontrar, estas lista? Ya!’

Babi cierra la carta y piensa. La villa es Villa Glori, donde siempre voy a correr. En ingles? Pero por quien me toma? Es fácil, es el tercer árbol apenas entrando a la izquierda.

‘Mama, voy a salir.’

‘Donde vas?’

‘Debo llevar algo donde Pallina.’

Babi se mete la chaqueta.

‘A que hora regresas?’

‘A la cena. Estudiare donde ella.’

Raffaella aparece en la puerta.

‘Te aconsejo, no llegues tarde!’

‘Cualquier cosa te llamo.’

Babi sale veloz, después se para en la puerta y gira hacia atrás. Besa rápidamente a su mama en el cachete y se marcha. Llegando al patio abre lentamente, sin hacer ruido, la abertura del garaje. Saca afuera la Vespa, después, sin prenderla, va por la bajada. Justo cuando da la curva, mira arriba. Raffaella esta asomada al balcón, sus miradas se encuentran.

‘Mama, en autobús tardo mucho.’

‘Llevate al menos una bufanda.’

‘Subire el cuello de la chaqueta, no tengo frió, de verdad. Chao.’

Babi mete segunda. La Vespa da una pequeña frenada, después se enciende de golpe y sale adelante con el motor encendido.

Babi baja la cabeza pasando por un pelo debajo de la barra que Fiore ha alzado a tiempo. Recorre toda la calle Francia y llega a la Villa Glori. Aguanta la moto y entra corriendo en la villa. Algunas mujeres llevan sus niños de paseo. Cualquier atlético chico trota. Babi se avecina al tercer árbol a la izquierda. Abajo, cerca de las raíces, hay un pequeño montón de hojas reunidas. Lo quita. Debajo se escondió un empaque de plástico. Lo agarra. Cómplice y feliz regresa a su vespa. La abre. Dentro hay una bellísima bufanda de cachemir azul y un papel:
De seguro no tenias una, nunca te he visto alguna, tus amígdalas siempre están rojas, y no hay momento que no tosas. Bien cubierta ahora vas, al centro de la RAI. Allí en las piedras hay un caballo, te esta esperando, cero fallos.

Babi se monta en la Vespa y sonríe divertida de ese romántico juego. Se mete la bufanda en el cuello. Esta caliente y suave. Un buen regalo. Es útil, debido al frió que hace. Mama tiene razón. Marco es de verdad un tesoro. Claro que fue un poco imprudente. Y si la hubiera encontrado alguien mas? Menos mal que llego a tiempo.

Enciende la Vespa y va a toda velocidad hacia Plaza Mazzini. Se para enfrente del pequeño patio delimitado por una alta puerta eléctrica. Babi baja de la Vespa y entra. El guardia la mira curioso. Después dedica toda su atención a un señor con una maletilla deseoso de información. Babi se aprovecha. Se avecina al caballo. Sobre su panza con un lazo blanco esta una flecha que indica hacia abajo. Piensa que Marco esta loco. Mira mejor. Hay otro paquete. Lo agarra. El guardia no se da cuenta de nada. Esta vez consigue un par de lentes. Esos bellísimos Ray-Ban, ultimo modelo, esos pequeños rectangulares. Naturalmente hay otro papel. La próxima pista es una dirección. Via Cola de Rienzo 48. La Vespa sale a toda velocidad. Un poco por el cambio que le hizo Daniela, igual que muchos otros, para hacerla correr mas fuerte y un poco también por la creciente curiosidad.

Babi llega a la nueva dirección. Es un negocio. Lo mira sorprendida. Es un negocio de ropa intima. Sus simples modelos de algodón blanco siempre se los había comprado su madre. Babi entra indecisa. Se mira alrededor. Una joven vendedora esta detrás de un escaparate metiendo los trajes de corte gris que acaban de llegar. Babi lee el final de su papel. Si tu nombre dirás, nuevas cosas usaras.

La vendedora la ve y se le acerca.

‘Puedo ayudarla?’

‘Creo que si, soy Babi Gervasi.’

‘Ah, claro.’ La vendedora le da una sonrisa simpática. ‘La estábamos esperando.’ Va detrás de la caja. ‘Estos son para ti. Elija el que mas le gusta.’ Saca tres combinaciones de ropa intima en el mostrador. Todos son de corte. El primero es entero, negro con diseños transparentes y sutiles hombros. El segundo es de dos piezas, rosa pálido, con diseños transparentes ligeramente mas claros. El ultimo es color ciruela, con las hombreras suaves y las panties ligeramente cortas. Babi las mira. Repara en todos sin tener el coraje de alzar la cabeza. Esta apenada. La vendedora, notándolo, trata de ayudarla.

‘Creo que este es el mejor para usted.’ Agarra el pedazo de arriba de la combinación rosa pálido mostrándolo. ‘Tiene una piel tan clara, le quedara bien.’

Babi alza tímidamente los ojos. ‘Si, yo también lo creo. Entonces agarro este, gracias.’ Babi se aleja del mostrador esperando que la vendedora gentil lo meta en un paquete, mira alrededor el negocio. Un frió maniquí viste un traje muy sexy. Babi se lo imagina puesto. Le parece natural, después de esa dramática elección.

‘Señorita?’ Babi se voltea hacia la chica. ‘Bueno, el muchacho que vino, que creo que es su novio…’

‘Si, de alguna manera.’

‘Me ha dicho que, después de haber elegido, debía ponérselo.’

‘Pero… verdaderamente…’

‘Si no me ha prohibido absolutamente darle el próximo papel. Ha dicho así…’

‘Si, entiendo. Gracias.’

Babi agarra la ropa y va hacia el vestidor. La vendedora a través de la tienda le da una bolsa del negocio. ‘Tenga, aquí adentro puede meter el viejo.’ Babi se cambia. Después se mira en el espejo. La joven tenia razón. Aquellas dos piezas le quedan buenísimo. Un pensamiento le atraviesa la mente. Que dirá mi madre cuando vea estas cosas entre la ropa de lavar? Debo decir que fue Pallina que me dio el regalo, así, para echarme broma. Quizás junto con Cristina o alguna otra. Babi se viste y sale del vestidor. La vendedora se confía. Sin mirar adentro de la bolsa, le da el nuevo papel. La joven soñadora, mira como se marcha. Es bastante linda para que alguno haga aquel juego con ella también. Sin embargo, esa tarde con su novio se dará cuenta que no el no es así de fantasioso. Seguramente deberá apurarse. Ciertas locuras son verdaderamente divertidas solo a cierta edad.

Babi se pone un poco a pensar cual es la nueva pista. Al final va a los Dos Pinos. En el jardín cerca de su escuela hay un banco donde siempre se besa con Marco. Allí abajo hay una bolsa con un billete de la lotería Agnado y un nuevo mensaje. La búsqueda continua. Va a una pequeña joyería en el centro y le obligan a cantar una canción enfrente a algunos clientes. Una vendedora le da bellísimos zarcillos turquesas y otro papel. En Benetton la espera una chaqueta con una falda vinotinto. El próximo mensaje la lleva a un negocio en Via Veneto donde, resolviendo un rompecabezas, recibe un par de bellísimos zapatos de piel combinados con el vestido. De ahí la búsqueda la lleva a Viña Stelluti. La vieja floristería antes de la plaza a la derecha le da una bella orquídea y otro mensaje. En Euclide ahí vecino le fue pagado su postre preferido. Mientras Babi come una de esos pasteles con crema y pedazos de fruta encima, la cajera le da el ultimo papel: tu postre predilecto, ya te lo gastaste, hay algo que faltaste… o quizás ya te parece estresante? Si no puedes vivir sin ‘I’ ve donde empezaste.

Babi come el ultimo pedazo del pastel, aquel del medio, con el pedazo de la uva. Se limpia la boca, después se marcha. Enciende la Vespa y baja por la Viña Stelluti. Si su madre la viera en ese momento, no la reconocería. Tiene un bellísimo traje vinotinto, elegantes zapatos de piel, los Ray-Ban pequeños, esplendidos zarcillos turquesa, una orquídea entre los cabellos y en el bolsillo una riqueza potencial, el billete de la lotería. Raffaella, si la viera, estaría feliz. Ahora Babi tiene también una calida bufanda de cachemir alrededor del cuello.

Babi gira en plaza Euclide y se para enfrente de la reja de Villa Glori. Justo donde inicio la búsqueda del tesoro. Reconoce el GT azul oscuro. Comienza a correr. Marco esta allí, apoyado al árbol. Babi corre a su encuentro y lo abraza. Marco saca de detrás de la espalda una rosa que tenia escondida hasta ese momento.

‘Ten tesoro. Feliz mesiversario.’


Date: 2016-01-05; view: 499


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