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Carta del doctor Seward a Arthur Holmwood

2 de septiembre

"Mi querido y viejo amigo:

"Respecto a la salud de la señorita Westenra me apresuro a decirte inmediatamente que en mi opinión no hay ningún trastorno funcional ni enfermedad que yo conozca. Al mismo tiempo, de ninguna manera puedo considerarme satisfecho de su semblante; está totalmente diferente a lo que era la última vez que la vi. Por supuesto, debes tener presente que no tuve oportunidad de hacer un examen minucioso tal como hubiera deseado; nuestra misma amistad plantea aquí una pequeña dificultad que ni siquiera la ciencia médica ni la costumbre pueden sobrepasar. Lo mejor será que te diga exactamente lo que sucedió, dejándote en libertad para que saques, dentro de ciertas medidas, tus propias conclusiones. Luego te diré lo que he hecho y lo que me propongo hacer.

"Encontré a la señorita Westenra con bastantes buenos ánimos. Su madre estaba presente, y en pocos segundos me percaté de que estaba tratando por todos los medios de engañar a su madre, y evitarle de esa manera ansiedades. No tengo ninguna duda de que adivina, en caso de que no lo sepa, que hay necesidad de tener cautela. Comimos solos, y como nos esforzamos por parecer alegres, obtuvimos, como una especie de recompensa por nuestros esfuerzos, cierta alegría real, entre nosotros. Entonces, la señora Westenra se retiró a descansar, y Lucy se quedó conmigo. Fuimos a su boudoir, y hasta que llegamos ahí su reserva no se modificó, pues los sirvientes iban y venían.

Sin embargo, tan pronto como se cerró la puerta, la máscara cayó de su rostro y se hundió en un sillón dando un gran suspiro y escondiendo sus ojos con la mano.

Cuando yo vi que su animosidad había fallado, me aproveché inmediatamente de su reacción para hacer un diagnóstico. Me dijo muy dulcemente:

"No puedo decirle a usted cuánto detesto tener que hablarle acerca de mi persona.

"Yo le recordé que las confidencias de un doctor eran sagradas, pero que tú estabas verdaderamente muy ansioso por ella. Ella captó inmediatamente el significado de mis palabras, y arregló todo el asunto con un par de palabras.

"Dígale a Arthur cualquier cosa que usted crea conveniente. ¡Yo no me preocupo por mí misma, sino por él!

"Por lo tanto, tengo libertad de hablar.

"Fácilmente pude darme cuenta de que le hace falta un poco de sangre, pero no pude ver los síntomas típicos de la anemia, y por una casualidad tuve de hecho la oportunidad de probar la cualidad de su sangre, pues al abrir una ventana que estaba remachada, un cordón se rompió y ella se cortó ligeramente la mano con el vidrio quebrado. En sí mismo fue un hecho insignificante, pero me dio una oportunidad evidente, de tal manera que yo me apoderé de unas pocas gotas de sangre, y las he analizado. El análisis cualitativo muestra que existen condiciones normales, y además, puedo inferir, señalan la existencia de un vigoroso estado de salud. En otros asuntos físicos quedé plenamente convencido de que no hay necesidad de temer; pero como en alguna parte debe haber una causa, he llegado a la conclusión de que debe ser algo mental. Ella se queja de tener a veces dificultades al respirar, y de tener sueños pesados, letárgicos, con pesadillas que la asustan, pero de las cuales no se puede acordar. Dice que cuando niña solía caminar dormida, y que estando en Whitby la costumbre regresó, y que una vez salió caminando en la noche y fue hasta East Cliff, donde la encontró la señorita Murray; pero me asegura que últimamente esta costumbre ha vuelto a desaparecer. He quedado con dudas, por lo que he hecho lo mejor que sé: le he escrito a mi viejo amigo y maestro, el profesor van Helsing, de Ámsterdam, que es una de las personas que más conocimientos tiene sobre enfermedades raras en el mundo. Le he pedido que venga, y como tú me dijiste que todas estas cosas estarían a tu cargo, te he mencionado a ti y tus relaciones con la señorita Westenra. Esto, mi viejo amigo, es en obsequio de tus deseos, pues yo me siento demasiado orgulloso y demasiado feliz de poder hacer lo que pueda por ella. Yo sé que Van Helsing hará cualquier cosa por mí por una razón personal, así es que no importa por qué motivos venga, debemos aceptar sus deseos. Es un hombre aparentemente muy arbitrado, pero esto es porque él sabe de lo que habla más que ninguna otra persona. Es un filósofo y un metafísico, y uno de los científicos más avanzados de nuestra época; y tiene, supongo, una mente absolutamente abierta. Esto, con unos nervios de acero, un temperamento frío, una resolución indomable, un autocontrol y una tolerancia exaltada de virtudes y bendiciones, y el más amable de los más sinceros corazones que laten, forman su equipo para la noble tarea que está realizando por la humanidad, trabajo tanto en la teoría como en la práctica, pues su visión es tan amplia como lo es su simpatía. Te cuento esto para que tú puedas saber por qué tengo tanta confianza en él. Le he pedido que venga inmediatamente.



Mañana veré otra vez a la señorita Westenra. Nos veremos en la ciudad, de manera que yo no alarme a su madre con mi visita.

"Tu amigo,

JOHN SEWARD"


Date: 2016-01-03; view: 505


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Del diario de Mina Murray | Informe de Patrick Hennessey, M. D.: M. R. C. S. L. K. Q. C. P. I., etc., para John Seward. M. D.
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