Home Random Page


CATEGORIES:

BiologyChemistryConstructionCultureEcologyEconomyElectronicsFinanceGeographyHistoryInformaticsLawMathematicsMechanicsMedicineOtherPedagogyPhilosophyPhysicsPolicyPsychologySociologySportTourism






Los dioses y los hombres

Todo en la epopeya se encuentra en manos de los dioses. Lo «maravilloso», es decir, los sucesos milagrosos y las intervenciones de los dioses, es un ingrediente esencial de este género poético. En la Odisea, el mundo, en plena exploración, está todavía lleno de misterios y de magia, poblado por dioses menores (Eolo, Circe, Calipso...) y seres extraordinarios (cíclopes, sirenas...) que configuran una tierra de aventuras fantásticas. El héroe más sagaz no puede salir de apuros más que con la ayuda de una divinidad.

En Homero, como en la mitología griega en general, los dioses tienen forma humana: son representados como humanos más grandes, más bellos y más fuertes, como ocurre asimismo en el caso de los héroes.

Tienen poderes sobrenaturales, como el de «metamorfosearse», cambiar de forma. En la Ilíada apenas utilizan este poder. En algunos casos es evidente que constituyen la personificación de fenómenos naturales: es así como la Aurora, la de los dedos rosados, personifica los primeros resplandores del sol naciente; el dios Janto, un río turbulento, o Hefesto, el fuego.

En la Odisea, a menudo, es la metamorfosis la que revela, de golpe, la presencia de la divinidad: después de haber acompañado a Telémaco hasta la ciudad de Pilos bajo la apariencia de Méntor, un anciano de Ítaca, Atenea se transforma súbitamente en un águila antes de desaparecer.

Pero es la inmortalidad lo que diferencia radicalmente a los dioses de los humanos. Los hombres, incluso los héroes, por muy fuertes y animosos que sean, no pueden escapar a la muerte. Omnipresente en la Ilíada, la idea de la muerte viaja con Ulises a lo largo de toda la Odisea.

En los dos extremos del viaje de Ulises (y este viaje es, quizá, también una representación de la vida humana), hay dos países y dos mujeres. En uno de ellos, un reino de abundancia milagrosa, una diosa, Calipso, ama a Ulises y quiere hacerle inmortal. Rehusando la inmortalidad, él elige regresar a su tierra, una isla pobre y pedregosa, junto a Penélope, una mortal.

Por encima de sus cualidades heroicas o su astucia legendaria, es, tal vez, esta elección la que ha procurado la celebridad del personaje de Ulises a través de los siglos y de las literaturas: aparentemente absurda, su decisión es sin embargo emotiva y hermosa.


[1] En la mitología clásica, divinidad secundaria de los bosques y campos. En la Odisea, Calipso es una de estas ninfas. La palabra griega significa literalmente «mujer joven».

[2] Los decretos son órdenes dictadas por una autoridad superior, reyes, emperadores, etc., que tienen el valor de una ley.

[3] Con la palabra huésped se designaba en la Antigüedad una relación de hospitalidad, la que se establecía entre la persona que acogía a otra en su casa y la que era recibida en ella. En griego, la palabra es «xénos», que significa igualmente «extranjero». Las leyes de la hospitalidad en el mundo antiguo obligaban a todos a recibir y dar cobijo a los extranjeros.

[4] Montecillo artificial con que algunos pueblos de la Antigüedad cubrían una sepultura.



[5] Grandes vasijas donde se mezclaba el agua y el vino. En la Antigüedad se elaboraba un vino muy espeso, que después se mezclaba con agua según el grado de concentración que se deseara.

 

[6] Se refiere a la parte de la costa más cercana a tierra, una especie de albufera, como un lago de agua salada de poca profundidad, separado a menudo del mar libre por un «cordón litoral», una banda de tierra o arena.

[7] En sentido literal, sacrificio de cien bueyes que se ofrece a la divinidad. Generalmente es un sacrificio de animales, sin alcanzar necesariamente el número de cien.

 

[8] Usurpar: apropiarse de un reino sin tener derecho a ello, por medio de la violencia o el fraude.

[9] En las civilizaciones clásicas mediterráneas, y aún hoy en día en los ambientes rurales, los funerales concluían con la celebración de un banquete.

[10] Vaca joven que todavía no ha parido ningún ternero.

 

[11] Materia colorante de color rojo oscuro empleada para teñir telas; también se llaman así las propias telas o vestidos teñidos con esa materia, que por lo general eran muy caros y sólo podían ser poseídos por los príncipes y reyes. En sentido figurado, la palabra también designa la propia dignidad del que porta estos vestidos: reyes, cardenales, etc.

[12] Aquí la palabra droga designa a un bebedizo preparado con plantas medicinales.

[13] Transformación, modificación de la forma del cuerpo. La palabra «metamorfosis», de origen griego, tiene el mismo sentido que «transformación», que es de origen latino.

 

[14] Pregonero público, persona cuya misión es transmitir y comunicar los mensajes de las personas importantes. En época griega, prestaba además otros servicios diversos a sus señores.

[15] Figura poética: el mar es infecundo porque, a diferencia de la tierra, no produce cosechas.

[16] Árbol de la familia de los abetos. Su madera es aromática.

 

[17] Alimento de los dioses, del que procede su inmortalidad.

[18] Bebida de los dioses. En el lenguaje común se habla de «néctar» y «ambrosía» para aludir a bebidas y alimentos deliciosos y exquisitos.

[19] Tundir: golpear la ropa mojada contra las piedras del río para suavizarla antes del lavado.

[20] En la Antigüedad clásica, el suplicante se abrazaba a las rodillas del suplicado (para impedirle marchar) y le tiraba de la barba (a los hombres) o la barbilla (a las mujeres) para obligarles a mirar hacia él. Esto explica el gesto de rechazo que se practica, todavía hoy en día, en Grecia y Turquía: se vuelve a levantar la cabeza cerrando los ojos mientras se da un pequeño chasquido con la lengua; significa que es inútil insistir, ya que el suplicado se niega incluso a mirar al suplicante. En la época clásica el suplicante se sentaba, también, al pie del ara de los sacrificios, en un santuario; de esta forma, se acogía a un derecho de asilo sagrado e inviolable.

 

[21] Lugar destinado al culto de una divinidad, en este caso Atenea.

[22] Hilar: hacer un hilo enroscando mechones de lana previamente cardados alrededor de la rueca.

[23] Instrumento para hilar, barrita de madera o de caña sobre la que se guarnece el hilo, es decir, los mechones de lana enrollados a partir de los cuales se fabrica el hilo.

 

[24] Uno de los muchos sobrenombres que recibe Ulises. La mayoría de ellos, «astuto», «sutil», etc., aluden a su sagacidad y a su capacidad para, en cualquier situación, guardar siempre un «as en la manga».

[25] Los dioses tienen una figura semejante a los humanos, pero su talla es mucho mayor.

[26] Libación: ofrenda a los dioses de las primeras gotas de una copa de vino, que se vertían en la tierra recitando una oración.

[27] Plaza pública de las ciudades griegas, en la que se encontraba el mercado; era un lugar de reunión, sobre todo para la Asamblea de los nobles y guerreros, donde se discutían cuestiones que afectaban al interés de todos los ciudadanos. En el mundo romano se llamaba «foro».

[28] Aedo: cantor. Se trata de un poeta y de un intérprete musical. Recita de memoria e improvisa poemas en los que relata las aventuras legendarias de los antiguos héroes, acompañándose de la «cítara» (sobre este instrumento, véase la nota 30).

 

[29] En la antigua Grecia, así como en la mayoría de las civilizaciones antiguas, un viajero de paso era acogido con simpatía y curiosidad. Se podían establecer relaciones permanentes de hospitalidad recíproca entre familias de ciudades diferentes, a menudo durante muchas generaciones. Para disponer de un signo de reconocimiento, se partía en dos un anillo o una pieza de cerámica, cuyas dos mitades conservaba cada familia transmitiéndolas de padres a hijos. Al encajar las dos mitades, quedaba demostrada la relación de hospitalidad entre sus propietarios. La tradición oral o familiar podían dispensar de esta formalidad.

 

[30] Instrumento musical de cuerdas pulsadas, como la lira, pero que no debe confundirse con ésta. Se podía también tocar con una púa. En sentido estricto, el instrumento que aparece en la Odisea es un «forminx», un modelo primitivo de lo que hoy conocemos por cítara. La antigua lira tenía una caja de resonancia hecha con un caparazón de tortuga u otro material semejante, recubierto por un parche de piel tensada. Por el contrario, la cítara (y el «forminx») tenían una caja de resonancia muy similar a la lira, pero sin la piel tensada.

 

[31] Servidor encargado de rellenar las copas de los comensales.

 

[32] En navegación se llama embocar a dirigir la embarcación a través de un paso estrecho. En este caso, el estrecho que se halla en el cabo Malea es el paso obligado en la ruta hacia Ítaca; fracasar en el intento de embocar este estrecho supone desviarse de la ruta natural que lleva al reino de Ulises.

[33] En la Odisea, alimento de los lotófagos. No se trata del fruto del árbol que nosotros llamamos loto (Nymphaea lotus), sino del azufaifo (Zizyphus lotus). Su fruto, en realidad, no tiene ningún efecto como el que aquí se describe; probablemente Homero utilizó su nombre por su parecido con la palabra «leté», que en griego significa «olvido».

 

[34] Paraje marino natural que, por sus condiciones, es el adecuado para echar el ancla y fondear un barco.

[35] La quintaesencia es lo más refinado de todo lo que se pueda obtener o imaginar; la quintaesencia del néctar y la ambrosía es, pues, algo mucho mejor todavía, si eso es posible.

[36] Aparejar: en navegación, disponer el aparejo, es decir, el conjunto de las velas, cuerdas, etc., para poder navegar.

 

[37] Cordaje que mantiene la tensión de las velas. Ulises maneja la escota para tensar y destensar las velas en función de la intensidad y la dirección del viento, de manera que se aproveche éste todo lo posible para dar mayor velocidad a la embarcación.

[38] Ensenada, pequeño golfo protegido en el que es posible fondear las naves con seguridad.

 

[39] Se dice de todo aquello que provoca desgracias.

 

[40] Bienaventurados: se refiere a los dioses. Es uno de los muchos apelativos que reciben en la cultura griega clásica.

 

[41] Hijo de Peleo, es decir, Aquiles.

 

[42] Cremar: incinerar los cadáveres para reducirlos a ceniza antes de su entierro.

[43] En construcción naval, pieza de madera sólida sobre la que se asienta el mástil.

[44] El oráculo es la respuesta que una divinidad da, por intermedio de un sacerdote o una sacerdotisa, a la pregunta de un mortal. Por extensión, la palabra designa el santuario en el que el dios ejerce esta función, y al que acuden los hombres en busca de respuesta o solución a sus conflictos.

[45] Pastor que cuida los bueyes y el restante ganado bovino.

[46] Presagio: cualquier indicio al que se atribuye el valor de un signo mágico o divino, señalando si una determinada empresa se llevará a cabo con éxito o no.

 

[47] Los gritos rituales, llamados tradicionalmente «you-you», son expresiones de alegría, de dolor o de duelo, proferidos en las grandes ocasiones por las mujeres en las civilizaciones tradicionales mediterráneas. En griego clásico, el grito se llama «ololugué», y debía de ser muy similar al «you-you» que aún se practica hoy en día en la cuenca mediterránea, sobre todo en el norte de África.

 


Date: 2015-12-24; view: 589


<== previous page | next page ==>
Homero y la Odisea. | 
doclecture.net - lectures - 2014-2024 year. Copyright infringement or personal data (0.008 sec.)