Home Random Page


CATEGORIES:

BiologyChemistryConstructionCultureEcologyEconomyElectronicsFinanceGeographyHistoryInformaticsLawMathematicsMechanicsMedicineOtherPedagogyPhilosophyPhysicsPolicyPsychologySociologySportTourism






UN PACTO DE LEALTAD 7 page

—¡Campeón! —gritó Julia, mirando a su izquierda.

Pegado al edificio había un parque rodeado por un alto seto. De él surgió la figura de un perro que necesitó solo dos saltos para abalanzarse sobre su dueña.

Zoe, de cuclillas, lo acogió entre sus brazos. Aquel perro había sido el compañero más leal que había tenido durante los tres últimos años, y le pareció justo que un día tan grande para ella también estuviera a su lado. Se lo iba a agradecer a Julia cuando frente a sus ojos aparecieron unos zapatos de hombre. Recorrió los pantalones hacia arriba y, sin podérselo creer, apareció Luther.

Su mirada brilló de alegría.

—¡Enhorabuena, Zoe! —Le tembló la voz—. No podía perderme este momento. Al fin y al cabo, alguna culpa he tenido también.

Julia decidió dejarlos a solas para que hablaran. Empujó el cochecito con su hijo y se dirigió al parque para esperarlos.

—No solo he venido a felicitarte, además te he traído esto.

Zoe lo miró intrigada. Él sacó del pantalón algo y al abrir la mano apareció un colgante con una perla.

—¡La perla de mi madre! ¡La que perdí en Fortunate Fields! —Se la puso al cuello, la acarició complacida y de inmediato le asaltaron las preguntas—: ¿La has tenido todo este tiempo sin decirme nada?

Luther se acercó a ella, cogió la perla entre sus manos y escudriñó en sus ojos una respuesta a sus dudas. Aquella joya había sido para él como un talismán gracias al cual la había tenido presente en todos y cada uno de sus días, mucho más desde que se habían separado.

—Esperé a estar más seguro.

—¿Más seguro de qué?

—De lo que sentí por ti desde el mismo día que la perdiste. —Luther recogió su rizo y lo colocó dentro de su melena. Ella sintió un escalofrío al notar sus dedos.

—Me tienes desconcertada, no sé si te entiendo. —Un intenso calor la atravesaba por entero. No podía casi respirar.

—Cuando nos conocimos en Fortunate Fields, como aún estaba casado, me negué a admitir el impacto emocional que me produjiste porque supe perfectamente qué significaba. Por entonces, al no saber si te iba a volver a ver, aquella sensación se fue durmiendo hasta quedar ahogada con la muerte de mi mujer. Pero luego, en aquella cena en Burgos, volvieron a despertarse los deseos de conocerte mejor, y vi la oportunidad. Tu ayuda para huir y nuestra posterior reclusión en Les Deux Pins supuso un enorme regalo que me permitió descubrirte de verdad, lo que provocó una revolución interior que aún arrastro. Pero como no terminaba de ver ninguna señal por tu parte me frustré, hasta llegar a pensar que no representaba otro papel en tu vida que el de compañero de huida. Aunque tampoco me atreví a preguntártelo… —Zoe recibía sus confesiones siendo consciente de que cada una de esas palabras estaban haciéndose un hueco en su corazón. Le ofreció sus manos, y Luther las recogió por primera vez observándolas con una gran emoción—. ¿Recuerdas cuando te abracé en aquella larga espera? Quería saber qué sentías, pero no sé, no capté lo que buscaba. Tantas veces lo intenté que terminé pensando que todo era fruto de mi deseo. Y por eso decidí separarme de ti. Sin embargo, estos dos meses me han hecho ver sin ninguna duda lo que quiero.



Zoe empezó a sentir un hormigueo interior y una congoja que le estaba costando contener.

—¿Quieres decir que…?

—Quiero decir que te amo, Zoe. Que te he amado desde aquel día, y que no he dejado de hacerlo desde entonces. Quiero decir que no soporto un minuto más sin estar a tu lado, sin escuchar tu voz y perderme en tus ojos. —La cogió por los brazos y suspiró. Se sentía aliviado por habérselo dicho, pero necesitaba su respuesta—. ¿Y tú?

Zoe le tapó la boca con una mano, lo miró a los ojos, desnudó por completo sus emociones y acercó su boca a la suya para fundirlas en un deseado beso. No necesitó palabras para decírselo, el suave roce de sus labios significó todo lo que sentía. Porque allí, a las puertas de la universidad y con Campeón entrelazado entre sus piernas, supo que aquel era el hombre con quien iba a compartir el resto de su vida.

NOTA DEL AUTOR

 


Date: 2015-12-24; view: 450


<== previous page | next page ==>
UN PACTO DE LEALTAD 6 page | La Guerra Civil y los perros
doclecture.net - lectures - 2014-2024 year. Copyright infringement or personal data (0.007 sec.)