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O Ficha para analizar a los personajes

 

Las siguientes sugerencias te ayudaran a hacer una observacion sistematica de los personajes de una novela. Intenta aplicar esta ficha a las protagonistas de Melocotones helados, las Elsas.

 

Estatuto del personaje: protagonista, antagonista, ayudante, principal, secundario...

Situaciones principales en las que interviene

Caracteristicas dominantes:

o Fisicas: sexo, edad, salud, estatura, fortaleza, corpulencia, voz, rasgos faciales, gestos, andares

 

 

o Psiquicas: introversion, extraversion, realismo, idealismo, humor, seriedad, agresividad, impulsividad, emotividad, imaginacion, miedo, inteligencia, astucia...

o Sociales: clase social, sociabilidad, autismo, simpatia, ambicion, arrogancia, empatia, asertividad, integracion

Deseos mas importantes, ambiciones, frustraciones

Variaciones principales a lo largo de la obra, cambios de personalidad, de edad, usurpacion de personalidad, etc.

 

 

o Textos para la tutoria: Trastornos alimenticios

 

Bulimia: una terrible enfermedad

 

Espido padecio bulimia en su adolescencia. Sensibilizada con una enfermedad tremenda y desconocida, mantenida en el rincon de los secretos por las enfermas como si se tratara de algo vergonzante, en 2004 escribio un libro, Cuando comer es un infierno, donde habla abiertamente sobre la bulimia y su terapia (deteccion de la enfermedad, direcciones de ayuda, terapia…).

 

Blanca, uno de los personajes principales de Melocotones helados (1999), sufre los efectos terribles de la bulimia en su organismo. Lee estos textos y compruebalo:

 

 

TEXTO 1

 

―Blanca. A menudo su alegria, su angustia cubrian el cielo entero, y con ademan resuelto, como si firmara una sentencia de la que estuviera intimamente convencida, abria la nevera. Las dos solas, despues de una tarde de confidencias, o de estudio, o sencillamente de tumbarse sobre la cama a contemplar musaranas. Blanca comenzaba con dos yogures, con la plateada elegancia de sus tapas arrancadas.

Luego, mientras Elsa grande chupaba algun bombon, o mordisqueaba una pera, llegaba el resto. Comia un tomate; la ensalada que habia troceado para la cena, con una lonja de salmon ahumado envuelta en papel aceitoso; zanahorias a las que limpiaba la tierra con un pano, de modo que a veces sus dientes rechinaban con alguna piedrita; jamon cocido; mortadela salpicada con aceitunas, y un fiambre de cerdo que llevaba pistachos.

Comia pate que comenzaba untando con parsimonia sobre pan tostado, y que terminaba devorando a cucharadas; chorizo que no se molestaba en dividir en rodajas; lomo; tallarines que habian sobrado del mediodia, mezclados con salsa de oregano; trozos de tocino blanco que reservaba para alguna fritura; queso que rayaba precipitadamente o que mordia hasta arrancarle medias lunas onduladas; latas de anchoas y sardinas que conservaba en la nevera; leche tan fria que le quemaba la garganta. Para entonces habia recorrido todas las baldas de la nevera, y las habia vaciado; quedaban los huevos tambaleandose en la puerta, y alguna verdura que debia cocerse.



Entonces se giraba, sin apenas moverse, y abria de una patada la alacena. Alli conservaba las galletas; las tabletas de chocolate, nunca mas de dos, que restallaban al romperse con un ruido particular; las magdalenas para el desayuno; la leche condensada, que dejaba en sus labios el sabor de alguien que habia muerto hacia mucho tiempo; el pan, que untaba con mantequilla y azucar, o con aceite y sal. Y asi, en medio del desastre, con el suelo de la cocina cubierto de migas, los envoltorios de celofan destrozados y las unas sucias con restos del festin, comia hasta que al final no quedaba lugar ni hueco en su cuerpo para la alegria, ni para la angustia, y durante un momento el mundo permanecia en calma, indoloro. Flotante.

Elsa grande la miraba comer sin mover un dedo, concentrada en su bombon, hasta que la amargura del chocolate le cortaba la lengua y se la entumecia. Veia como Blanca se ponia en pie y caminaba por el pasillo; cuando regresaba del cuarto de bano volvia a ser la misma. El colibri. En su vientre, torturado y quemante, se albergaban las mismas emociones que le daban vida: la alegria, la angustia. Solo en ultimo lugar, como un resto de algo muy lejano, la comida.‖ (Melocotones helados, pp. 199-200)

 

TEXTO 2

 

―Sabia, por ejemplo, que Blanca se moria. No por ella, no porque se lo hubiera dicho, por supuesto. Era otra de tantas historias no contadas. Hubiera pasado desapercibido, porque era un declive progresivo, el lento cese del corazon: se habia estado matando en cada comida, cada vez que habia vomitado tras devorar cualquier cosa que le matara la angustia.

Se la encontro en el pequeno cuartito que hacia las veces de lavabo en el estudio, desmayada en el suelo, con grandes circulos violetas bajo los ojos y el rostro livido. Durante unos segundos se apoyo contra la puerta, sin reaccionar. Luego corrio al telefono, acompano a Blanca en la ambulancia, con las manos unidas, convencida de que moriria.

Una vez en el hospital, se acordo de llamar a su familia. Se le habia olvidado el telefono, y tuvo que sentarse un momento para controlar los nervios. Si Blanca se habia drogado, si algo ilegal se escondia en todo aquello, era preferible que sus padres no supieran nada. De nuevo se sentia responsable de Blanca, como cuando eran quinceaneras y habia temblado por si descubrian los manejos que su amiga y ella se traian. Ni siquiera sabia que decir. Se limito a quedarse alli sentada, hasta que los medicos le dijeran algo y ella supiera a que atenerse.

Blanca no murio. Se lo comunico un medico maduro que no parecia muy interesado en lo que decia. Elsa grande se entero con sorpresa de que no era la primera vez que le ocurria. No eran drogas. Estaba enferma. A su corazon le faltaban minerales, sodio, potasio, sales preciosas para el organismo. Los medicos y los enfermos pasaban a su lado sin ni siquiera mirarla, ajenos a su dolor y su preocupacion.

En cuanto Blanca se recupero minimamente, un poco avergonzada, le suplico que no llamara a sus padres. Que no lo contara en su casa.

—Si mi madre lo sabe, nunca me permitira que vaya a vivir por mi cuenta. Sabes que me trata como a una nina. Ya es bastante grave que controle lo que como, que me lleve a las terapias, y que quiera jugar a papas y a mamas conmigo ahora.

—No sabia que tu... problema afectara al corazon.

Blanca se encogio de hombros.

—El corazon, los rinones, el higado... .Que mas da? Algo reventara un dia u otro. Si supieras lo sencillo que todo parece, lo poco que me importa... Si solo pudiera tener un poco de independencia... Cree que por estar encima lograra curarme.

Elsa grande comprendio muchas cosas: la preocupacion agobiante y excesiva de la madre de Blanca, sus silencios, las piezas blancas del rompecabezas que iban encajando.

—No dire nada —prometio.‖ (Melocotones helados, pp. 211-213)

 


Date: 2015-12-18; view: 540


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