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El cuento del príncipe 2 page

— ¿Que me salvó? ¿Salvar? ¿Crees que estaba jugando al héroe? ¡Estaba salvando su cuello, y el de sus amigos también! Tú no vas a…no te permitiré…

— ¿Permitirme? ¿Permitirme?

Lily abrió sus brillantes ojos verdes como platos. Snape se arrepintió de inmediato.

— No quise decir… es sólo que no quiero que hagas el… ¡Le gustas, le gustas a James Potter! — las palabras parecían salir de Snape contra su voluntad — Y él no es… lo que todos piensan… un héroe del Quidditch… — la amargura y el desagrado de Snape lo estaban volviendo incoherente, y las cejas de Lily se elevaban más y más en su frente.

— Sé que James Potter es un idiota arrogante — dijo, cortando a Snape — No necesito que tú me lo digas. Pero la idea que Mulciber y Avery tienen del humor es simplemente malvada. Malvada. No entiendo como puedes ser amigo de ellos.

Harry dudaba mucho de que Snape hubiese siquiera escuchado sus quejas sobre Mulciber y Avery. En cuanto la había oído insultar a James Potter, todo su cuerpo se había relajado, y mientras seguían caminando el paso de Snape se volvió distinto…

Y la escena se disolvió…

Harry volvió a ver a Snape dejando el Gran Comedor luego de dar su T.I.M.O. de Defensa Contra las Artes Oscuras, vio como se alejaba del castillo y paseaba sin darse cuenta cerca del lugar en donde James, Sirius, Lupin y Pettigrew estaban sentados juntos bajo el haya. Pero Harry se mantuvo distante esta vez, pues sabía lo que había pasado luego de que James levantaba a Snape en el aire y lo ridiculizaba, sabía lo que había sido hecho y dicho, y no quería volver a escucharlo… Vio a Lily unirse al grupo y defender a Snape. A la distancia oyó a Snape gritarle, en su humillación y su furia, las palabras imperdonables: Sangre sucia.

La escena cambió…

— Lo siento.

— No me interesa.

— ¡Lo siento!

— Guarda tu aliento.

Era de noche. Lily, quien vestía una túnica de gala, estaba de pie con los brazos cruzados en frente del portarretrato de la Dama Gorda, a la entrada de la torre de Gryffindor.

— Sólo salí porque Mary me dijo que amenazabas con dormir aquí.

— Iba a hacerlo. Lo hubiera hecho. Nunca quise llamarte sangre sucia, sólo…

— ¡Se te salió! — no había pena en la voz de Lily — Es demasiado tarde, he encontrado excusas para ti todos estos años. Ninguno de mis amigos puede entender porque te hablo. Tú y tus queridos amigos Mortífagos… ¡Ves, ni siquiera lo niegas! ¡Ni siquiera niegas que es lo que todos ustedes aspiran ser! No puedes esperar para unirte a Ya—Sabes—Quien, ¿verdad?

Snape abrió la boca, pero la cerró sin hablar.

— No puedo seguir pretendiendo. Tú escogiste tu camino, y yo el mío.



— No, escucha, no quería…

— ¿Llamarme sangre sucia? Pero así es como llamas a todos los de mi clase, Severus. ¿Por qué yo debería recibir un trato especial?

Snape luchó consigo mismo, a punto de decir algo, pero con una mirada de desprecio, Lily se dio vuelta y atravesó el agujero del portarretrato.

El corredor se disolvió, y la escena se demoró un poco más en rearmarse: Harry sintió que volaba a través de figuras y colores cambiantes hasta que todo a su alrededor se solidificó otra vez y su paró en la cima de una colina, triste y fría en la oscuridad, con el viento soplando a través de las ramas de unos cuantos árboles sin hojas. El Snape adulto estaba sin aliento, girando en su lugar, con la varita firmemente sujeta en su mano, esperando algo o a alguien… Su miedo infectó a Harry también, a pesar de saber que no podía ser dañado, y miró sobre su hombro, preguntándose que sería lo que Snape estaba esperando…

Luego un destello de luz blanca cegadora voló a través del aire. Harry pensó en el resplandor, pero Snape había caído de rodillas y su varita había salido disparada de sus manos.

— ¡No me mate!

— Esa no era mi intención.

Cualquier sonido de la Aparición de Dumbledore había sido sofocado por el ruido del viento entre las ramas. Se detuvo junto a Snape con su túnica ondeando a su ardedor, y su cara iluminada por debajo por la luz creada por su varita.

— ¿Y bien, Severus? ¿Qué mensaje tiene Lord Voldemort para mí?

— Ni… ningún mensaje… ¡Estoy aquí por mi cuenta!

Snape secaba sus manos. Parecía un poco loco, con su desordenado pelo negro volando a su alrededor.

— Yo…vine con una advertencia… no, una petición… por favor…

Dumbledore agitó su varita. A pesar de que las hojas y las ramas aún volaban a través del aire nocturno a su alrededor, se hizo silencio en el lugar donde él y Snape se veían cara a cara.

— ¿Qué petición podría hacerme un mortífago?

— La… la profecía… la predicción… Trelawney…

— Ah, sí — dijo Dumbledore — ¿Cuánto le contaste a Lord Voldemort?

— ¡Todo, todo lo que escuché! — respondió Snape — Es por eso que…. es por esa razón que… ¡él cree que se trata de Lily Evans!

— La profecía no hacía referencia a una mujer — dijo Dumbledore — Hablaba de un niño nacido a finales de Julio…

— ¡Sabes lo quiero decir! El piensa que se trata de su hijo, y la va a cazar… los va a matar a todos…

— Si significa tanto para ti — dijo Dumbledore — seguramente Lord Voldemort la dejará ir, ¿no? ¿No podrías pedir piedad por la madre, a cambio del hijo?

— Yo… yo ya se lo pedí…

— Eres repugnante — dijo Dumbledore, y Harry nunca había oído tanto disgusto en su voz. Snape pareció encogerse un poco — ¿No te preocupa, entonces, que su esposo y su hijo mueran? ¿Ellos pueden morir, siempre y cuando tú obtengas lo que quieres?

Snape no dijo nada, simplemente miró a Dumbledore.

— Escóndelos a todos, entonces — gruñó — Mantenla… mantenlos a salvo. Por favor.

— ¿Y qué me darás a cambio, Severus?

— ¿A… a cambio? — Snape miró a Dumbledore, y Harry pensó que se iba a quejar, pero luego de un momento muy largo dijo — Lo que sea.

La colina se deshizo, y Harry se encontró de pie en la oficina de Dumbledore. Algo hacía un sonido terrible, como un animal herido. Snape se dejó caer en una silla y Dumbledore, parado sobre él, lucía muy afligido. Luego de un momento, Snape levantó su rostro, y parecía un hombre que hubiese vivido cien años de miserias desde que había dejado la colina salvaje.

— Pensé… que iba... a mantenerla… a salvo…

— Ella y James depositaron su confianza en la persona equivocada — dijo Dumbledore — Igual que tú, Severus. ¿Acaso no esperabas que Voldemort la dejara ir?

Snape respiraba entrecortadamente.

— Su hijo sobrevivió — dijo Dumbledore.

Con un pequeño movimiento de cabeza, Snape pareció alejar algo desagradable.

— Su hijo vive. Tiene sus ojos, sus mismos ojos. ¿Recurdas la forma y el color de los ojos de Lily Evans, me imagino?

— ¡No! — aulló Snape — Se ha ido… muerta…

— ¿Te remuerde la conciencia, Severus?

— Desearía… desearía que yo hubiese muerto…

— ¿Y eso de qué serviría? — dijo Dumbledore fríamente — Si amabas a Lily Evans, si realmente la amabas, entonces está claro lo que debes hacer.

— ¿Qué… qué quieres decir?

— Sabes como y porqué murió. Asegúrate de que no fue en vano. Ayuda a proteger al hijo de Lily.

— Él no necesita protección. El Señor Oscuro se ha ido…

— El Señor Oscuro regresará, y Harry Potter estará en un peligro terrible cuando lo haga.

Hubo una pausa muy larga, y lentamente Snape recuperó el control de sí mismo, reguló su respiración. Al fin dijo:

— Muy bien. Muy bien. ¡Pero nunca, nunca se lo diga a nadie, Dumbledore! ¡Esto queda entre nosotros! ¡Júrelo! No puedo soportar… especialmente el hijo de Potter… ¡Quiero su palabra!

— ¿Mi palabra, Severus, de nunca revelar lo mejor de ti? — suspiró Dumbledore, mirando a la angustiada y feroz cara de Snape — Si insistes…

La oficina se disolvió y rearmó instantáneamente. Snape caminaba de un lado a otro en frente de Dumbledore.

—…. mediocre, arrogante como su padre, decidido a romper las reglas, fascinado de descubrir que es famoso, busca la atención e impertinente…

— Ves lo que quieres ver, Severus — dijo Dumbledore, sin levantar la vista de una copia de Transformación Moderna — Otros profesores me han dicho que el chico es modesto, agradable y razonablemente talentoso. Personalmente, me parece un muchacho encantador.

Dumbledore dio vuelta la página, y dijo sin mirar:

— Échale un vistazo a Quirrel, ¿quieres?

Un espiral de colores, y ahora todo se había oscurecido, y Snape y Dumbledore estaban de pie, un poco alejados en el hall de entrada, mientras los últimos que quedaban del Baile de Navidad pasaban junto a ellos para irse a la cama.

— ¿Y bien? — murmuró Dumbledore.

— La marca de Karkaroff también se oscurecido. Está aterrado, teme una venganza, usted sabe cuanta ayuda le brindó al Ministerio luego de que el Señor Oscuro cayera — Snape miró de reojo al perfil de nariz ganchuda de Dumbledore — Karkaroff arrancará si la Marca comienza a quemar.

— ¿Lo hará? — preguntó Dumbledore suavemente, mientras Fleur Delacour y Roger Davies venían desde el patio, riendo — ¿Y tú, te sientes tentado a irte con él?

— No — dijo snape, con sus ojos negros fijos en las cada vez más alejadas siluetas de Fleur y Roger — No soy tan cobarde.

— No — acordó Dumbledore — Eres un hombre mucho más valiente que Igor Karkaroff. Sabes, a veces pienso que sorteamos las Casas demasiado pronto…

Dumbledore se alejó, dejando a Snape con cara de estar herido.

Y ahora Harry estaba una vez más en la oficina del director. Era de noche, y Dumbledore giraba en la silla que parecía un trono detrás del escritorio, aparentemente semiconsciente. Su mano derecha colgaba de un lado, ennegrecida y quemada. Snape murmuraba encantamientos, señalando la muñeca de esa mano con su varita, mientras que su mano izquierda vaciaba un cáliz lleno de una poción dorada en la garganta de Dumbledore. Al cabo de unos momentos, las pestañas del director se sacudieron para abrirse.

— ¿Por qué? — dijo Snape, sin preámbulo — ¿Por qué se puso ese anillo? Carga una maldición, seguramente ya lo sabía. ¿Por qué lo tocó?

El anillo de Marvolo Gaunt yacía en el escritorio frente a Dumbledore. Estaba roto; la espada de Gryffindor estaba tendida junto a él.

Dumbledore frunció el ceño.

— Fui… un tonto. Me vi profundamente tentado…

— ¿Tentado a que?

Dumbledore no respondió.

— ¡Es un milagro que haya podido regresar! — Snape sonaba furioso — Ese anillo portaba una maldición de un poder extraordinario, contenerla es lo más que podemos hacer; he atrapado la maldición en su mano, por ahora…

Dumbledore levantó su mano, ennegrecida e inútil, y la examinó como si se tratara de una interesante antigüedad.

— Has hecho bien, Severus. ¿Cuánto tiempo crees que me queda?

El tono de Dumbledore era el de una conversación normal, podría haber estado preguntando por un reporte del clima. Snape dudó un momento, antes de hablar.

— No sabría decirlo. Tal vez un año. No hay forma de contrarrestar un hechizo así para siempre. Eventualmente, se esparcirá. Es el tipo de maldición que crece con el tiempo.

Dumbledore sonrió. La noticia de que le quedaba menos de un año de vida no parecía importarle mucho.

— Soy muy afortunado, extremadamente afortunado de tenerte, Severus.

— ¡Si sólo me hubiese llamado un poco antes, hubiese podido hacer algo más, darle algo más de tiempo! — dijo Snape, furioso. Miró el anillo roto, y la espada — ¿Cree que con romper el anillo se romperá la maldición?

— Algo así… estaba delirando, sin duda alguna…. — dijo Dumbledore. Con una gran esfuerzo se enderezó en la silla — Bueno, en realidad, eso importará más adelante.

Snape se quedó completamente perplejo. Dumbledore sonrió.

— Me refiero al plan que Lord Voldemort tiene sobre mí— Su plan para conseguir que el pobre chico Malfoy me asesine.

Snape se sentó en la silla que Harry solía ocupar, del otro lado del escritorio de Dumbledore. Harry se dio cuenta de que quería seguir hablando de la mano maldita de Dumbledore, pero que este se rehusaba educadamente a seguir discutiendo el asunto. A regañadientes, Snape dijo:

— El Señor Oscuro no cree que Draco lo consiga. Esto es simplemente un castigo por las recientes fallas de Lucius. Una tortura lenta para los padres de Draco, mientras ven como este falla y paga el precio.

— En otras palabras, el chico también está condenado por una sentencia de muerte, al igual que yo — dijo Dumbledore — Ahora, creo que saber que el sucesor natural del trabajo, luego de que Draco falle, ¿eres tú?

Hubo una pequeña pausa.

— Ese, según creo, es el plan del Señor Oscuro.

— ¿Lord Voldemort predice que en un momento no muy lejano no necesitará un espía en Hogwarts?

— Cree que la escuela pronto estará bajo su control, sí.

— Y si realmente cayera bajo su control — dijo Dumbledore, casi, según parecía, al aire — ¿Tengo tu palabra de que harás todo lo esté en tus manos para proteger a los estudiantes de Hogwarts?

Snape asintió firmemente.

— Bien. Ahora, tu primera prioridad es descubrir que es lo Draco trama. Un adolescente asustado es tan peligroso para el resto como para sí mismo. Ofrécele ayuda y guía, él aceptará, tú le agradas…

— … mucho menos desde que su padre perdió la confianza. Draco me culpa, cree que yo tomé el lugar de Lucius.

— De todas formas, trata. Me preocupo más por las posibles víctimas de cualquier ataque que se le ocurra al chico que por mí mismo. En último caso, por supuesto, sólo hay una cosa que hacer para salvarlo de la ira de Lord Voldemort.

Snape alzó las cejas y su tono de voz era sardónico al preguntar:

— ¿Piensas dejar que Voldemort te mate?

— Por supuesto que no. Tú debes matarme.

Hubo un largo silencio, interrumpido sólo por un extraño ruido de algo rompiéndose. Fawkes, el fénix, masticaba a bit of cuttlebone.

— ¿Quiere que lo haga ahora? — preguntó Snape, con la voz cargada de ironía — ¿O le doy algunos minutos para que componga su epitafio?

— Oh, no todavía — respondió Dumbledore, sonriendo — Me atrevería a decir que el momento se presentará solo en el transcurso de los acontecimientos. Dado lo que ha ocurrido esta noche — indicó su mano calcinada — podemos estar seguros que pasará durante este año.

— Si no le importa morir — dijo Snape con rudeza — ¿Por qué no deja que Draco lo haga?

— El alma de ese chico aún no está tan dañada — dijo Dumbledore — no dejaré que se rompa por mi culpa.

— ¿Y mi alma, Dumbledore? ¿Y la mía?

— Tú eres el único que sabe si tu alma se dañará al ayudar a un viejo a evitar el dolor y la humillación — dijo Dumbledore — Te pido este gran favor a ti, Severus, porque la muerte vendrá por mi con tanta certeza como los Chudley Cannons serán los últimos de la liga este año. Confieso que prefiero una salida rápida y sin dolor a la larga y caótica situación en la que me vería si, por ejemplo, Greyback está involucrado (¿Oí que Voldemort lo reclutó?) o la querida Bellatrix, a quien le gusta gusta jugar con su comida antes de comérsela.

Su tono de voz era ligero, pero sus ojos azules atravesaban a Snape al igual que tantas otras veces habían atravesado a Harry, como si pudieran ver el alma sobre la cual estaban discutiendo. Al fin, Snape volvió a asentir con firmeza. Dumbledore pareció satisfecho.

— Gracias, Severus…

La oficina desapareció, y ahora Snape y Dumbledore caminaba juntos por los vacíos patios de la escuela a media luz.

— ¿Qué haces con Potter, todas esas tardes que pasan encerrados juntos? — preguntó Snape abruptamente.

Dumbledore parecía cansado.

— ¿Por qué? ¿No tratarás de darle más castigos, Severus? El chico pronto pasará más tiempo castigado que afuera.

— Está actuando como su padre otra vez…

— En apariencia, tal vez, pero su naturaleza es mucho más parecido a la de su madre. Paso mucho tiempo con Harry porque debo discutir algunas cosas con él, como información que debo darle antes de que sea demasiado tarde.

— Información — repitió Snape — Confía en él… no confía en mí.

— No es un asunto de confianza. Poseo, como ambos sabemos, un tiempo limitado. Es esencial que le de suficiente información como para que haga lo que necesita hacer.

— ¿Y por qué no puedo recibir yo la misma información?

— Prefiero no poner todos mis secretos en el mismo cesto, especialmente si ese cesto pasa tanto tiempo colgando del brazo de Lord Voldemort.

— ¡Lo que hago bajo sus órdenes!

— Y lo haces muy bien. No creas que no estimo el constante peligro al que te expones, Severus. Entregarle a Voldemort información que pareced invaluable mientras guardamos lo esencial es un trabajo que no le confiaría a nadie más que a ti.

— ¡Y aún así, confías mucho más en un chico que es incapaz de aprender Oclumancia, cuya magia es mediocre, y que tiene una conexión directa con la mente del Señor Oscuro!

— Voldemort le teme a esa conexión — dijo Dumbledore — No hace mucho, tuvo una pequeña lección sobre lo que realmente significa para él compartir la mente de Harry. Fue un dolor que nunca antes había experimentado. No volverá a tratar de poseer a Harry, estoy seguro. No de esa forma.

— No entiendo.

— El alma de Voldemort, tan desfigurada como se encuentra, no puede soportar el contacto con un alma como la de Harry. Es como una navaja de acero congelado, como la carne en llamas…

— ¿Almas? ¡Estamos hablando de mentes!

— En el caso de Harry y Lord Voldemort, hablar de una cosa es lo mismo que hablar de la otra.

Dumbledore miró a su alrededor para asegurarse de que estuvieran solos. Estaban cerca del Bosque Prohibido, pero no había señal alguna de alguien cerca de ellos.

— Después de que me hayas matado, Severus…

— ¡A pesar de que se rehúsa a contarme todo, espera ese pequeño servicio de mi parte! — gritó Snape, y una furia verdadera apareció en su delgada cara — ¡Toma algo tan importante como si estuviera garantizado, Dumbledore! ¡Tal vez he cambiado de idea!

— Me diste tu palabra, Severus. Y ya que hablamos de servicios que me debes, pensé que habías aceptado mantener vigilado a nuestro joven amigo de Slytherin.

Snape estaba furioso, desafiante. Dumbledore suspiró.

— Ven a mi oficina esta noche, Severus, a las once, y no podrás quejarte de que no confío en ti…

De nuevo estaban en la oficina de Dumbledore, las ventanas oscuras y Fawkes sentado en silencio, mientras Snape permanecía rígido y Dumbledore caminaba a su alrededor hablando.

— Harry no debe enterarse, no hasta el último momento, no hasta que sea necesario, de otra forma, ¿cómo tendría la fuerza necesaria para hacer lo tiene que hacer?

— Pero, ¿qué debe hacer?

— Eso el algo entre Harry y yo. Ahora escucha con atención, Severus. Llegará un momento… después de mi muerte… ¡no discutas, no me interrumpas! Llegará un momento en el que Lord Voldemort parecerá temer por la vida de su serpiente.

— ¿Nagini? — Snape parecía atónito.

— Precisamente. Cuando Lord Voldemort deje de enviar a su serpiente a cumplir sus órdenes, y la mantiene segura junto a él bajo protección mágica, entonces, creo, será seguro decirle a Harry.

— ¿Decirle qué?

Dumbledore respire profundamente y cerró los ojos.

— Decirle que la noche en que Voldemort trató de matarlo, cuando Lily puso su propia vida entre ellos, como un escudo, la Maldición Asesina rebotó en Lord Voldemort, y un fragmento del alma de Voldemort se apartó del resto, y fue a caer en la única alma viviente que quedaba en ese lugar. Parte de Lord Voldemort vive dentro de Harry, y eso es lo que le da el poder de hablar con las serpientes, y la conexión con la mente de Voldemort que nunca ha sido capaz de entender. Y mientras ese fragmento de alma, perdido por Lord Voldemort, permanezca adjunto y protegido por Harry, Lord Voldemort no puede morir.

A Harry le pareció que veía a los dos hombres desde el final de un largo túnel, estaban tan lejos de él, con sus voces formando ecos en sus oídos.

— ¿Así que el chico… el chico debe morir? — preguntó Snape, con calma.

— Y debe hacerlo Voldemort, Severus. Eso es esencial.

Otro silencio interminable. Luego Snape dijo:

— Pensé… que todos estos años… lo estábamos protegiendo por ella. Por Lily.

— Lo hemos protegido porque es esencial enseñarle, educarle, dejarle que pruebe se fuerza — dijo Dumbledore, con los ojos aún cerrados — Mientras tanto, la conexión entre ellos se hace cada vez más fuerte, se desarrolla como un parásito. A veces creo que él mismo lo sospecha. Si lo conozco bien, él ha arreglado todo para que cando salga a enfrentar su muerte, esta realmente significará el fin de Voldemort.

Dumbledore abrió los ojos. Snape estaba horrorizado.

— ¿Lo has mantenido vivo para que muera en el momento correcto?

— No te sorprendas, Severus. ¿Cuántos hombres y mujeres has visto morir?

— Últimamente, sólo a aquellos a los que no he podido salvar — dijo Snape, poniéndose de pie — Me has utilizado.

— ¿Qué quieres decir?

— He espiado y mentido por ti, me he puesto en peligro mortal por ti. Se supone que todo esto era para mantener a salvo al hijo de Lily Potter. Y ahora me dicen que la has estado criando como a un cerdo para el matadero…

— Esto es conmovedor, Severus — dijo Dumbledore seriamente — ¿Te has encariñado con el chico, después de todo?

— ¿Con él? — gritó Snape — Experto Patronum!

De la punta de su varita salió una sombra plateada. Aterrizó en el piso de la oficina, voló a través de ella, y escapó por la ventana. Dumbledore la observó alejarse volando, y mientras su brillo plateado se desvanecía le dio la espalda a Snape, con los ojos llenos de lágrimas.

— ¿Después de todo este tiempo?

— Siempre — dijo Snape.

Y la escena cambió. Ahora, Harry observó a Snape hablándole al portarretrato de Dumbledore detrás del escritorio.

— Tendrás que darle a Voldemort el día correcto de la salida de Harry de la casa de su tía y tío — dijo Dumbledore — No hacerlo levantaría muchas sospechas, pues Voldemort cree que estás muy bien informado. Sin embargo, debes planear las distracciones; eso, según creo, asegurará la seguridad de Harry. Trata de confundir a Mundungus Fletcher. Y, Severus, si te obligan a formar parte de la persecución, asegúrate de actuar convincentemente… cuento en que mantengas la confianza de Lord Voldemort tanto tiempo como sea posible, o Hogwarts quedará a la merced de los Carrows…

Ahora Snape estaba frente a frente con Mundungus en una taberna desconocida. La cara de Mundungus estaba curiosamente pálida, y la de Snape fruncida de concentración.

— Sugerirás a la Orden del Fénix — murmuró Snape — utilizar distracciones. La Poción Multijugos. Potters idénticos. Es lo único que podría funcionar. Olvidarás que yo te sugerí esto. Creerá que fue tu idea. ¿Entiendes?

— Entiendo — murmuró Mundungus, sus ojos desenfocados…

Ahora Harry volaba en una escoba junto a Snape, en una oscura noche despejada. Estaba acompañado por otros Mortífagos encapuchados, y adelante estaban Lupin y un Harry que en realidad era George… un Mortífago que estaba delante de Snape levantó su varita, apuntando directamente a la espalda de Lupin.

— Sectumsempra! — gritó Snape.

Pero el hechizo, dirigido a la mano del Mortífago que llevaba la varita, en vez de darle a él golpeó a George…

Y luego Snape estaba de rodillas en la vieja habitación de Sirius. Las lágrimas caían del final de la ganchuda nariz, mientras leía la vieja carta de Lily. La segunda página contenía sólo unas pocas palabras. pudo haber sido amiga de Gellert Grindelwald. ¡Creo que ha perdido un poco la razón!

Con amor,

Lily.
Snape tomó la página que tenía la firma de Lily, y su amor, y la guardó en su túnica. Luego rompió en dos la fotografía que también sujetaba, y guardó la parte en la que Lily se reía, tirando al suelo el pedazo en el que se veía a James y Harry, debajo de una cajonera…

Y ahora Snape estaba nuevamente en la oficina del director, mientras Phineas Nigellus llegaba corriendo a su retrato.

— ¡Director! ¡Están acampando en el Bosque de Dean! La sangre sucia…

— ¡No uses esa palabra!

— ¡… la chica Granger, entonces, mencionó el lugar mientras abría su bolsa y la escuché!

— ¡Bien, muy bien! — exclamó el portarretrato de Dumbledore detrás de la silla del director — ¡Ahora, Severus, la espada! ¡No olvides que debe ser tomada bajo circunstancias de necesidad y valor, y que él no debe saber que tú se la diste! Si Voldemort realmente puede leer la mente de Harry y te ve ayudándolo…

— Lo sé — dijo Snape, cortante. Se aproximó al portarretrato de Dumbledore y lo hizo a un lado. Se movió hacia el frente, revelando una cavidad escondida al reverso, de la cual sacó la espada de Gryffindor.

— ¿Y aún así no me dirá porqué es tan importante darle la espada a Potter? — dijo Snape, mientras echaba una capa de viaje sobre sus hombros.

— No, no lo creo — dijo el retrato de Dumbledore — Él sabe que hacer con ella. Y, Severus, sé muy cuidadoso, no serán muy amables con tu llegada después del accidente con George Weasley…

Snape se giró hacia la puerta.


Date: 2015-12-11; view: 425


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