Home Random Page


CATEGORIES:

BiologyChemistryConstructionCultureEcologyEconomyElectronicsFinanceGeographyHistoryInformaticsLawMathematicsMechanicsMedicineOtherPedagogyPhilosophyPhysicsPolicyPsychologySociologySportTourism






Capitulo 23: Horcruxes

 

Harry podía sentir como la Felix Felicis se desvanecía mientras volvía lentamente hacia el castillo. La puerta delantera había permanecido abierta para él, pero en la tercera planta se encontró con Peeves y evitó por los pelos un castigo desviándose por uno de sus atajos. Para cuando llegó al retrato de la Dama Gorda, no se sorprendió de encontrarla en un estado de humor poco servicial.

 

- ¿Cómo llamarías tú a estas horas?

 

- Lo siento mucho… tuve que salir para tratar un asunto importante…

 

- Bueno, la contraseña cambió a medianoche, así que tendrás que dormir en el pasillo ¿no?

 

- ¡Bromeas! – dijo Harry. - ¿Por qué tendría que cambiar a medianoche?

 

- Pues así es – dijo la Dama Gorda. – Si estás enfadado ve y desahógate con el Director, es él quien ha estrechado la seguridad.

 

- Fantástico – dijo Harry amargamente mirando al duro suelo de su alrededor. – Genial. Si, iría a desahogarme con Dumbledore si estuviera aquí, pero fue él quien quizo que yo…

 

- Está aquí – dijo una voz detrás de Harry. – El Profesor Dumbledore volvió al colegio hace una hora.

 

Nick Casi Decapitado estaba flotando hacia Harry, con su cabeza balanceándose como siempre sobre su cuello.

 

-Me enteré por el Barón Sanguinario, que lo vio venir. – dijo Nick. – Parecía, según el Barón, estar de buen humor aunque un poco cansado por supuesto.

 

-¿Dónde está? – dijo Harry con un vuelco en el corazón.

 

- Oh, gruñendo y armando jaleo arriba en la Torre de Astronomía, es uno de sus pasatiempos favoritos…

 

- No el Barón Sanguinario, ¡Dumbledore!

 

- Oh… en su oficina - dijo Nick. – Creo, por lo que dijo el Barón, que tenía asuntos que atender antes de volver…

 

- Sí, los tiene - dijo Harry, sintiendo la excitación arder en su pecho ante la perspectiva de contarle a Dumbledore que había asegurado la memoria. Se dio media vuelta y se marchó de prisa de nuevo, ignorando a la Dama Gorda que lo llamaba.

 

- ¡Vuelve! De acuerdo ¡mentí! ¡Estaba molesta porque me despertaste! ¡La contraseña aun es “tenia”!

 

Pero Harry ya estaba precipitándose de nuevo volviendo por el pasillo y en cuestión de minutos estaba diciéndole ‘palo de crema de caramelo’ a la gárgola de Dumbledore la cual saltó a un lado permitiendo a Harry la entrada a la escalera de caracol.

 

- Pasa - dijo Dumbledore cuando Harry llamó. Sonaba exhausto.

 

Harry abrió la puerta. Ahí estaba el despacho de Dumbledore, igual que siempre pero con un cielo plagado de estrellas de fondo.



 

- Dios mío, Harry - dijo Dumbledore sorprendido. – ¿A qué debo este placer tan tardío?

 

- Señor… la tengo. Tengo la memoria de Slughorn.

 

Harry sacó la pequeña botella de cristal y se la mostró a Dumbledore. Por un momento o dos, el Director pareció sorprendido. Entonces su cara se iluminó con una sonrisa.

 

- ¡Harry, esas son noticias espectaculares! ¡De veras muy bien hecho! ¡Sabía que podrías hacerlo!

 

Con todo pensamiento acerca lo tarde que era aparentemente olvidado, se apresuró a ir tras su escritorio, tomó la botella con la memoria de Slughorn en su mano sana y se dirigió hacia el armario donde guardaba el Pensadero.

 

- Y ahora - dijo Dumbledore colocando el cuenco de piedra sobre el escritorio y vaciando el contenido de la botella dentro - ahora por fin veremos. Harry, rápido…

 

Harry se inclinó obedientemente sobre el Pensadero y sintió sus pies abandonar el suelo del despacho… una vez más cayó a través de la oscuridad y aterrizó en el despacho de Horace Slughorn muchos años atrás.

 

Ahí estaba Horace Slughorn mucho más joven, con su pelo espeso, brillante y de color paja y su bigote rubicundo, sentado de nuevo en el cómodo sillón de su despacho, sus pies descansando sobre un reposapiés de terciopelo, un pequeño vaso de vino en una mano, la otra registrando una caja de piña cristalizada. Y había media docena de adolescentes sentados alrededor de Slughorn con Tom Ryddle en medio de ellos, el anillo de Sorvolo, dorado y negro brillando en su dedo.

 

Dumbledore aterrizó junto a Harry justo mientras Ryddle preguntaba -¿señor, es cierto que el Profesor Merrythought se retira?

 

- Tom, Tom, si no fuera porque no puedo decírtelo - dijo Slughorn, moviendo su dedo con gesto reprobatorio hacia Ryddle, aunque guiñando el ojo a la vez. – Debo decir, que me gustaría saber de dónde sacas tu información chico, estás más enterado que la mitad del personal.

 

Ryddle sonrió, los otros chicos rieron y le dirigieron miradas de admiración.

 

- Así que con tu extraordinaria capacidad para saber cosas que no deberías y tu cuidadosa adulación para con la gente que realmente importa… gracias por la piña, dicho sea de paso estás en lo cierto, es mi favorita…

 

Varios de los chicos volvieron a reírse nerviosamente.

 

- Estoy seguro de que te convertirás en Ministro de Magia en unos veinte años. Quince si sigues mandándome piña. Tengo excelentes contactos en el Ministerio.

 

Tom Ryddle se limitó a sonreír mientras los demás rieron otra vez. Harry se percató de que no era el mayor del grupo de chicos, pero que todos ellos parecían mirarlo como si fuera su líder.

 

- No creo que la política vaya conmigo, señor, - dijo cuando las risas se apagaron. – No tengo los orígenes correctos, por ejemplo.

 

Un par de chicos a su alrededor sonreían con satisfacción. Harry estaba seguro de que disfrutaban de algún tipo de chiste privado: indudablemente sobre lo que ellos sabían o sospechaban del famoso ancestro de su cabecilla.

 

- Tonterías - dijo airadamente Slughorn - no podría ser más claro que provienes de una buena familia mágica con habilidades como las tuyas. No, llegarás lejos Tom, jamás me he equivocado aun con un estudiante.

 

El pequeño reloj dorado que reposaba sobre el escritorio de Slughorn tocó las once en punto detrás de él y miró a su alrededor.

-Dios mío, ¿ya es esa hora? Deberían marcharse chicos o estaremos todos en un lío. Lestrange, quiero tu ensayo mañana o tendrás castigo. Lo mismo para ti, Avery.

 

Uno a uno los chicos salieron de la habitación. Slughorn se levantó de su sillón y llevó su vaso vacío hacia su escritorio. Un movimiento tras él le hizo volverse. Ryddle aun estaba ahí.

 

- Ten cuidado Tom, no querrás que te cojan fuera de la cama a estas horas, y siendo un prefecto…

 

- Señor, quería preguntarle algo.

 

- Pregunta, entonces, chico, pregunta…

 

-Señor, me preguntaba que sabría usted sobre… ¿sobre Horcruxes?

 

Slughorn lo miró fijamente con sus gruesos dedos acariciando sin pensar el borde de su vaso de vino.

 

- Proyecto para Defensa Contra las Artes Oscuras ¿es eso?

 

Pero Harry podría asegurar que Slughorn sabía perfectamente bien que no eran deberes.

 

- No exactamente señor - dijo Ryddle. – Me topé con el término mientras leía y no lo entiendo bien del todo.

 

- No… bueno… te resultaría muy difícil encontrar un solo libro en Hogwarts que te diera detalles sobre Horcruxes Tom. Es un asunto muy oscuro, realmente muy Oscuro - dijo Slughorn.

 

- ¿Pero usted obviamente lo sabe todo sobre ellos señor? Quiero decir, un mago como usted… perdón, quiero decir, si no puede contármelo, obviamente… tan solo sabía que si alguien podía decirme algo, ese sería usted… así que pensé en preguntar…

 

Estaba todo muy logrado pensó Harry, la duda, el tono casual, los halagos cuidadosos, nada sobreexagerado. Él, Harry, había tenido demasiada experiencia tratando de sacar información de gente reacia como para no reconocer a un maestro trabajando. Podría asegurar que Ryddle quería muchísimo la información, tal vez había estado trabajando para ese momento durante semanas.

 

-Bien - dijo Slughorn, sin mirar a Ryddle, pero jugueteando con el lazo de su caja de piña cristalizada - bueno, no te hará daño que te de un repaso sobre el tema, por supuesto. Tan sólo para que lo entiendas. Un Horcrux es la palabra usada para un objeto en el cual una persona ha escondido una parte de su alma.

 

- No entiendo muy bien como funciona eso señor - dijo Ryddle.

 

Su voz estaba cuidadosamente controlada, pero Harry podía sentir su excitación.

 

– Bueno divides tu alma, de hecho - dijo Slughorn - y escondes una parte en un objeto fuera del cuerpo. Entonces, incluso si el cuerpo de alguien es atacado o destruido, no puede morir ya que parte de su alma permanece ligada a la tierra e intacta. Pero por supuesto la existencia de ese modo…

 

La cara de Slughorn se arrugó y Harry se encontró a si mismo recordando unas palabras que había oído casi dos años antes.

 

- Fui arrancado de mi cuerpo, era menos que un espíritu, menos que el más ínfimo de los fantasmas… pero aun así estaba vivo.

-… pocos lo querrían Tom, muy pocos. La muerte sería preferible.

 

Pero el hambre de Ryddle era ahora visible, su expresión era ansiosa, no podía mantenerla oculta por más tiempo.

 

- ¿Cómo divides tu alma?

 

- Bueno - dijo Slughorn incómodo - debes entender que el alma se supone debe permanecer intacta y entera. Dividirla es un acto de violación, está contra la naturaleza.

 

- ¿Pero cómo lo haces?

 

- Con un acto de maldad… el acto de maldad por excelencia. Cometiendo asesinato. Matar rasga el alma. El mago que intente crear un Horcrux debe usar ese daño para sus propósitos: debe encapsular la parte rasgada…

 

- ¿Encapsularla? ¿Pero cómo…?

 

- Hay un hechizo, pero no me preguntes ¡no lo se! – dijo Slughorn, sacudiendo su cabeza como un elefante viejo molesto por los mosquitos. – ¿Parezco de los que lo han intentado…? ¿Parezco un asesino?

 

- No, señor, por supuesto que no - dijo Ryddle rápidamente. – Lo siento… no pretendía ofender…

 

- En absoluto, en absoluto, no estoy ofendido, - dijo Slughorn ásperamente.- Es natural sentir cierta curiosidad sobre estas cosas… los magos de cierto calibre siempre se han sentido atraídos por ese aspecto de la magia…

 

- Sí señor - dijo Ryddle. – Lo que no comprendo, sin embargo… sólo por curiosidad… quiero decir, ¿es realmente útil un único Horcrux? ¿Puedes partir tu alma solo una vez? ¿No te haría más fuerte dividir tu alma en más trozos? Quiero decir, por ejemplo, no es el siete el numero más poderoso para la magia, no serian siete…

 

- ¡Por las barbas de Merlín, Tom! – gritó Slughorn - ¡siete! ¿No es suficientemente malo pensar en matar a una sola persona? Y en cualquier caso… suficientemente malo es ya dividir el alma… pero partirla en siete trozos…

 

Slughorn parecía profundamente perturbado ahora: estaba mirando a Ryddle como si no lo hubiese visto realmente antes y Harry podría asegurar que se estaba arrepintiendo de haber entablado la conversación.

 

- Por supuesto - murmuró - todo esto es hipotético, lo que estamos discutiendo, ¿no? Todo académico…

 

- Sí, señor, por supuesto - dijo Ryddle rápidamente.

 

- De todos modos, Tom… No comentes lo que te he dicho… Es decir, lo que hemos discutido. A la gente no le gustaría pensar que hemos estado charlando sobre Horcruxes. Es un tema prohibido en Hogwarts, sabes… Dumbledore es especialmente estricto sobre ello…

 

- No diré una sola palabra, señor - dijo Ryddle y se fue, pero no antes de que Harry hubiera captado un destello de su cara, llena de la misma felicidad salvaje que había tenido el día en que se enteró por primera vez de que era un mago, el tipo de felicidad que no encajaba con sus atractivos rasgos y que los hizo, en cierto modo, menos humanos…

 

- Gracias, Harry - dijo Dumbledore despacio. – Vayámonos…

 

Cuando Harry aterrizó de nuevo en el suelo del despacho, Dumbledore ya estaba sentado detrás de su escritorio. Harry se sentó también y esperó a que Dumbledore hablara.

- He estado esperando este fragmento de prueba durante mucho tiempo - dijo Dumbledore al fin. – Confirma la teoría en la que he estado trabajando, me indica que estoy en lo cierto y también cuan lejos aun tenemos que llegar…

 

Harry de repente se dio cuenta de que cada uno de los antiguos directores y directoras en los retratos de las paredes estaba despierto y escuchando su conversación. Un mago corpulento, de nariz roja de hecho había sacado un audífono.

 

- Bien Harry - dijo Dumbledore - estoy seguro de que entendiste el significado de lo que acabamos de oír. A la misma edad que tú tienes ahora, meses arriba o abajo, Tom Ryddle estaba haciendo todo lo que podía para hallar la forma de volverse inmortal.

 

-¿Qué cree que sucedió entonces señor? – preguntó Harry. – ¿Hizo un Horcrux? ¿Y esa es la razón por la que no murió cuando me atacó? ¿Tenía el Horcrux escondido en alguna parte? ¿Un poco de su alma estaba a salvo?

 

- Un poco… o mucho - dijo Dumbledore. – Ya oíste a Voldemort: lo que particularmente quería de Horace era un opinión acerca de qué pasaría con el mago que crease más de un Horcrux, qué pasaría con el mago tan decidido a evadir la muerte que se prepararía para asesinar varias veces, rasgar su alma repetidamente, para almacenarla en varios Horcruxes escondidos por separado. Ningún libro le habría dado esa información. Por lo que se… Y estoy seguro, por lo que sabía Voldemort… Ningún mago había conseguido más que partir su alma en dos.

 

Dumbledore hizo una pausa que duró un momento, reagrupando su pensamiento y entonces dijo - cuatro años atrás recibí lo que consideré una prueba fehaciente de que Voldemort había partido su alma.

 

- ¿Dónde? – preguntó Harry. ¿Cómo?

 

- Tú me la diste Harry - dijo Dumbledore. – El diario, el diario de Ryddle, el que daba instrucciones de cómo reabrir la Cámara de los Secretos.

 

- No entiendo, señor - dijo Harry.

 

- Bueno, a pesar de que no vi al Ryddle que salió del diario, lo que me describiste era un fenómeno que nunca había presenciado. ¿Una mera memoria empezando a actuar y a pensar por si misma? ¿Una mera memoria, consumiendo la vida de la chica en cuyas manos había caído? No, algo mucho más siniestro había vivido dentro de ese libro… Un fragmento de alma, estoy casi seguro. El diario había sido un Horcrux. Pero esto creó tantas dudas como respuestas. Lo que más me intrigaba y alarmaba de ese diario es que hubiera sido concebido como un arma tanto como una protección.

 

- Sigo sin comprender - dijo Harry

 

- Bueno, funcionaba como se supone que funciona un Horcrux… en otras palabras, el fragmento de alma escondido dentro se mantuvo a salvo y jugó sin duda su parte para evitar la muerte de su propietario. Pero no hay lugar a duda de que Ryddle realmente quería que ese diario se leyera, quería que la pieza de su alma habitara o poseyera a alguien, para que el monstruo de Slytherin fuese liberado de nuevo.

 

- Bueno, no quería que su duro trabajo se desperdiciara - dijo Harry. – Quería que la gente supiera que era el heredero de Slytherin, porque no pudo recibir el crédito correspondiente en aquella época.

 

- Ciertamente - dijo Dumbledore afirmando con la cabeza. – Pero no ves, Harry, que si pretendía que el diario fuese pasado o forzado, a algún futuro estudiante de Hogwarts, estaba siendo francamente displicente con ese preciado fragmento de alma escondido en él. El objetivo de un Horcrux es como el Profesor Slughorn explicó, mantener parte de uno mismo escondida y a salvo, no acabar cruzándose en el camino de alguien y correr el riesgo de que lo destruya… como realmente ocurrió: ese fragmento de alma en particular ya no existe, tú lo viste.

 

La forma descuidada con la que Voldemort trató ese Horcrux me pareció de lo más siniestro. Me sugirió que él debió hacer… O estuvo planeando hacer… Más Horcruxes, por lo que la pérdida del primero no sería crítica. No quería creerlo, pero nada más parecía tener sentido.

 

Entonces tú me dijiste dos años más tarde, que en la noche que Voldemort recuperó su cuerpo, hizo la confesión más esclarecedora y alarmante a su Mortífagos. “Yo, que he llegado más lejos que nadie en el camino que lleva a la inmortalidad.” Eso fue lo que me contaste que dijo. “Más lejos que nadie.” Y pensé que sabía a qué se refería, aunque los Mortífagos no. Se estaba refiriendo a sus Horcruxes, Horcruxes en plural Harry, que no creo que ningún otro mago haya tenido nunca. Y sin embargo encajaba: Lord Voldemort había parecido volverse menos humano con el paso de los años y la transformación que había sufrido me pareció sencillamente explicable si su alma estaba mutilada más allá del reinado de lo que podríamos llamar comúnmente el mal…

 

-¿Así que se hizo a si mismo imposible de matar asesinando a otras personas? – dijo Harry. - ¿Por qué no podía hacerse una Piedra Filosofal, o robar una, si estaba tan interesado en la inmortalidad?

 

- Bueno, sabes que intentó precisamente eso, hace cinco años - dijo Dumbledore. – Pero hay varias razones por las que creo, una Piedra Filosofal no atraería tanto a Lord Voldemort como los Horcruxes.

 

Mientras que el Elixir de la Vida ciertamente extiende la vida, debe ser bebido regularmente, por toda la eternidad si el bebedor desea mantener su inmortalidad. De ese modo, Voldemort sería completamente dependiente del Elixir, y si se quedaba sin él, era contaminado o si la Piedra era robada, moriría como cualquier otro hombre. A Voldemort le gusta trabajar solo. Creo que habría encontrado el pensamiento de ser dependiente incluso del elixir, intolerable. Por supuesto estaba preparado para beberlo si le hubiera sacado de esa terrible media-vida a la que fue condenado después de atacarte, pero sólo para recuperar un cuerpo. Después, estoy convencido, pretendía continuar confiando en sus Horcruxes: no necesitaría nada más, si podía recuperar su forma humana. Ya era inmortal, sabes… o tan próximo a ser inmortal como puede serlo un hombre.

 

Pero ahora, Harry, armado con esta información, la memoria crucial que nos has procurado exitosamente, estamos más cerca del secreto para acabar con Lord Voldemort de lo que lo ha estado nunca nadie antes. Ya le oíste, Harry: “no sería mejor, te haría más fuerte, separar el alma en más trozos… No es el siete el número más poderoso para la magia…” No es el siete el número más poderoso para la magia. Sí, creo que la idea de un alma dividida en siete partes atraería mucho a Lord Voldemort.

 

- ¿Hizo siete Horcruxes? – dijo Harry horrorizado, mientras varios de los retratos en las paredes hicieron ruidos similares de conmoción e indignación. – Pero podrían estar en cualquier parte del mundo… Escondidos… Enterrados o invisibles…

 

- Me alegra ver que aprecias la magnitud del problema - dijo Dumbledore pausadamente. – Pero antes que nada, no Harry, no siete Horcruxes: seis. La séptima parte de su alma, aunque mermada, reside dentro de su cuerpo regenerado. Esa fue la parte de él que vivió una existencia espectral durante tantos años de exilio, sin eso no es nada. Esa séptima parte de alma será la última que cualquiera que desee matar a Voldemort debe atacar… la parte que vive en su cuerpo.

 

- Pero seis Horcruxes, entonces, - dijo Harry un poco desesperado, - ¿Cómo se supone que los encontraremos?

 

- Olvidas… que tú ya has destruido uno de ellos. Y yo he destruido otro.

 

- ¿De veras? - dijo Harry rápidamente.

 

- Sí de veras - dijo Dumbledore, mientras levantaba su mano oscurecida y de aspecto abrasado. – El anillo Harry. El anillo de Sorvolo. Y una terrible maldición pesaba sobre él también. Si no hubiera sido… perdona mi falta de modestia… por mis propias prodigiosas habilidades y por la actuación a tiempo del Profesor Snape cuando volví a Hogwarts, desesperadamente herido, no habría vivido para contar la historia. Sin embargo, una mano maltrecha no parece un intercambio poco razonable a cambio de una séptima parte del alma de Voldemort.

 

- ¿Pero dónde lo encontró?

 

- Bueno, como ya debes saber, durante muchos años he convertido en mi trabajo el saber tanto como pueda sobre el pasado de Voldemort. He viajado mucho visitando aquellos lugares que él conoció una vez. Me topé con el anillo escondido en la ruina de la casa de los Gaunt. Parece ser que una vez que Voldemort hubo conseguido sellar una parte de su alma dentro de él no quiso llevarlo por más tiempo. Lo escondió protegido por muchos encantamientos muy poderosos en la choza donde sus ancestros habían morado (Morfin había sido trasladado a Azkaban por supuesto) sin adivinar que yo me tomaría la molestia un día de visitar la ruina o que estaría con un ojo avizor buscando trazas de ocultación mágica.

 

Sin embargo no debemos alegrarnos demasiado. Tú destruiste el diario y yo el anillo, pero si estamos en lo cierto sobre la teoría del alma de siete partes, quedan cuatro Horcruxes.

 

- ¿Y podrían ser cualquier cosa?- dijo Harry. - ¿Podrían ser latas viejas o no se, botellas de pociones vacías…?

 

- Estás pensando en Trasladores Harry, que deben ser objetos mundanos fáciles de pasar por alto. ¿Pero Lord Voldemort usaría latas o viejas botellas de pociones para guardar su preciada alma? Estás olvidando lo que te he mostrado. A Lord Voldemort le gustaba coleccionar trofeos y prefería objetos con una historia mágica poderosa. Su orgullo, su creencia en su propia superioridad, su determinación por cavarse un lugar relevante en la Historia de la Magia, esas cosas me sugieren que Voldemort habría escogido sus Horcruxes con cierto cuidado, favoreciendo objetos que merecieran el honor.

 

- El diario no era tan especial.

 

- El diario, como tú has dicho, era la prueba de que él era el heredero de Slytherin, estoy seguro que Voldemort lo consideraba de mayor importancia.

 

- ¿Y también los demás Horcruxes? – dijo Harry. - ¿Cree que sabe lo que son, señor?

 

- Tan sólo puedo adivinar - dijo Dumbledore. – Por las razones que ya he dado, creo que Lord Voldemort habría preferido objetos que en si mismos tuviesen cierta grandeza. He viajado por lo tanto atrás, en el pasado de Voldemort para ver si podía encontrar pruebas de artefactos de esas características que hubiesen desaparecido a su alrededor.

 

- ¡El medallón! – dijo Harry en voz alta. - ¡La copa de Hufflepuff!

 

- Sí- dijo Dumbledore sonriendo - creo que apostaría… Tal vez no mi otra mano… Pero sí un par de dedos a que esos son los Horcruxes tres y cuatro. Los otros dos, asumiendo otra vez que creó un total de seis, son más problemáticos, pero me arriesgaré a suponer que habiendo asegurado objetos de Hufflepuff y Slytherin, le siguió la pista a objetos que pertenecieran a Gryffindor o Ravenclaw. Cuatro objetos de los cuatro fundadores, estoy seguro, ejercerían una fuerte atracción sobre la imaginación de Voldemort. No puedo contestar si nunca logró encontrar nada de Ravenclaw. Estoy seguro sin embargo, que la única reliquia conocida de Gryffindor permanece a salvo.

 

Dumbledore señaló con sus dedos ennegrecidos hacia la pared tras él, donde una espada incrustada de rubíes reposaba dentro de una urna de cristal.

 

- ¿Cree que esa es la razón por la que volvió a Hogwarts, señor? – dijo Harry. – ¿Para encontrar algo de los otros fundadores?

 

- Justo lo que pienso - dijo Dumbledore. – Pero desafortunadamente eso no nos hace ir mucho más lejos, ya que se marchó, o así lo creo, sin la oportunidad de registrar la escuela. Estoy obligado a concluir que nunca completó su ambición de conseguir cuatro objetos de los fundadores. Definitivamente tenía dos… tal vez tres… eso es lo que tenemos por el momento.

 

- Incluso si consiguió algo de Ravenclaw o de Gryffindor aun falta un sexto Horcrux - dijo Harry, contando con sus dedos. - ¿A menos que consiguiera ambos?

 

- No lo creo - dijo Dumbledore. – Creo que sé lo que es el sexto Horcrux. Me pregunto que dirás cuando te confiese que he sentido curiosidad por un tiempo sobre el comportamiento de la serpiente, ¿Nagini?

 

- ¿La serpiente? – dijo Harry con un sobresalto. - ¿Puedes usar animales como Horcruxes?

 

- Bueno no es aconsejable - dijo Dumbledore - porque confiar una parte de tu alma a algo que puede pensar y moverse por si misma es obviamente un negocio arriesgado. Sin embargo si mis cálculos son correctos, Voldemort estaba al menos a un Horcrux de lograr su objetivo de seis cuando entró en la casa de tus padres con la intención de matarte.

 

Parece haberse reservado el proceso de hacer Horcruxes para muertes particularmente significativas. Tú desde luego lo habrías sido. Él creía que matándote estaba destruyendo el peligro que la profecía había trazado. Creía que se estaba haciendo a sí mismo invencible. Estoy seguro que pretendía hacer su último Horcrux con tu muerte.

 

Por lo que sabemos, falló. Después de un intervalo de algunos años, sin embargo, usó a Nagini para matar a un anciano muggle y tal vez se le ocurrió convertirla en su último Horcrux. Ella subraya la conexión con Slytherin, cosa que resalta la mística de Lord Voldemort. Pienso que le gusta tanto como cualquier otra cosa, ciertamente le gusta mantenerla cerca y parece tener un control inusual sobre ella, incluso para alguien que habla pársel.

 

- Así que - dijo Harry - el diario ya no existe, el anillo tampoco. ¿La copa, el medallón y la serpiente están aun intactos y usted cree que aun puede haber otro Horcrux que perteneció a Ravenclaw o Gryffindor?

 

- Un admirable resumen, sucinto y preciso, sí - dijo Dumbledore inclinando la cabeza.

 

- Así que… ¿Está aun buscándolos, señor? ¿Es eso lo que buscaba cuando abandonaba la escuela?

 

- Correcto - dijo Dumbledore. – He estado buscando durante mucho tiempo. Creo… Tal vez… Debo estar cerca de hallar otro. Hay signos esperanzadores.

 

- Y si lo hace- dijo Harry rápidamente - ¿Puedo ir con usted y ayudarle a deshacerse de él?

 

Dumbledore miró a Harry intensamente durante un momento antes de decir - sí, creo que sí.

 

- ¿Puedo? – dijo Harry ciertamente conmocionado.

 

- Sí -dijo Dumbledore sonriendo ligeramente. – Creo que te has ganado ese derecho.

 

Harry sintió cómo se le levantaba el corazón. Era bueno no oír palabras de precaución y protección por una vez. Los directores y directoras alrededor de las paredes parecían menos impresionados por la decisión de Dumbledore, Harry vio a algunos de ellos sacudiendo sus cabezas y Phineas Nigellus de hecho resopló.

- ¿Sabe Voldemort cuando un Horcrux es destruido señor? ¿Puede sentirlo? – preguntó Harry, ignorando a los retratos.

 

- Una pregunta muy interesante Harry. Creo que no. Creo que Voldemort está ahora tan inmerso en el mal y esas partes tan cruciales de sí mismo han estado separadas por tanto tiempo que no siente como nosotros lo hacemos. Quizá cuando esté al umbral de la muerte, sea consciente de su pérdida… pero no se dio cuenta, por ejemplo, de que el diario había sido destruido hasta que no le hubo sacado la verdad a la fuerza a Lucius Malfoy. Según tengo entendido, cuando Voldemort descubrió que el diario había sido mutilado y privado de sus poderes, su furia fue terrible e imposible de contener.

 

- ¿Pero yo pensé que él pretendía que Lucius Malfoy lo introdujera en Hogwarts?

 

- Sí lo hizo, años atrás, cuando estaba seguro de que podría crear más Horcruxes, pero aun así Lucius debía esperar la orden de Voldemort y nunca la recibió, ya que Voldemort se desvaneció poco tiempo después de que le hubiera confiado el diario. Sin duda pensó que Lucius no se atrevería a hacer nada con el Horcrux a parte de guardarlo cuidadosamente, pero no contaba demasiado con un miedo hacia un maestro desaparecido durante años y a quien Lucius creía muerto. Por supuesto, Lucius no sabía lo que era el diario en realidad. Entiendo que Voldemort le había contado que el diario reabriría la Cámara de los Secretos, porque estaba brillantemente encantado. Si Lucius hubiera sabido que poseía una porción del alma de su maestro indudablemente lo habría tratado con más reverencia… pero en su lugar siguió adelante y llevó a cabo el viejo plan para sus propios propósitos: dándole el diario a la hija de Arthur Weasley, esperaba desacreditar a Arthur, conseguir alejarme de Hogwarts y deshacerse de un objeto altamente incriminatorio de una sola vez. Ah, pobre Lucius… con la furia de Voldemort desatada por el hecho de que desperdició el Horcrux para su propio beneficio y el fiasco en el Ministerio el año pasado estaría sorprendido si no se alegrara secretamente de estar a salvo en Azkaban en estos momentos.

 

Harry se quedó pensativo por unos momentos, y entonces preguntó - así que si todos los Horcruxes fuesen destruidos, ¿Voldemort podría morir?

 

- Sí, así lo creo - dijo Dumbledore. – Sin sus Horcruxes, Voldemort será un mortal con un alma mermada y disminuida. No olvides sin embargo, que aunque su alma pueda ser dañada más allá de la posibilidad de reparo, su cerebro y su poder mágico permanecerán intactos. Se requerirán unas habilidades poco comunes para poder para matar a un mago como Voldemort, incluso sin sus Horcruxes.

 

- Pero yo no tengo habilidades poco comunes y poder - dijo Harry antes de poder refrenarse.

 

- Sí, los tienes -dijo firmemente Dumbledore. – Tienes un poder que Voldemort no ha tenido nunca. Puedes…

 

- ¡Lo sé! – dijo Harry impaciente. – ¡Puedo amar! Con mucha dificultad pudo pararse a sí mismo antes de añadir - ¡Gran negocio!

 

- Sí Harry, puedes amar - dijo Dumbledore, que parecía como si supiera perfectamente bien lo que Harry se había guardado de decir. – Lo cual, dado todo lo que te ha pasado, es algo grande y remarcable. Eres demasiado joven todavía como para saber cuan inusual eres Harry.

 

- Así que… Cuando la profecía dice que tendré “poderes que el Señor Tenebroso desconoce”, sencillamente significa… ¿amor? – preguntó Harry sintiéndose un poco descorazonado.

 

- Sí… Sencillamente amor - dijo Dumbledore. – pero Harry, nunca olvides que lo que la profecía dice es solo significativo porque Voldemort hizo que lo fuera. Te lo dije a finales del año pasado. Voldemort te eligió como la persona que seria más peligrosa para él… ¡Y haciéndolo, te hizo la persona que seria más peligrosa para él!

 

- Pero es lo mismo…

 

- ¡No, no lo es! – dijo Dumbledore, sonando impaciente ahora. Señalando a Harry con su mano negra y maltrecha dijo - ¡Le estás dando demasiado crédito a esa profecía!

 

- Pero - balbuceó Harry, - Pero dijiste que la profecía significa…

 

- Si Voldemort no hubiera oído nunca la profecía, ¿se habría cumplido? ¿Habría significado algo? ¡Por supuesto que no! ¿Crees que todas y cada una de las profecías de la Sala de la Profecía se ha cumplido?

 

- Pero - dijo Harry desconcertado - pero el año pasado, dijiste que uno de los dos mataría al otro…

 

- Harry, Harry, ¡sólo porque Voldemort cometió un grave error y actuó según las palabras de la Profesora Trelawney! Si Voldemort no hubiese matado a tu padre, ¿te habría inculcado tu deseo de venganza? ¡Por supuesto que no! Si no hubiese forzado a tu madre a morir por ti, ¿te habría proporcionado la protección mágica que él no podía penetrar? ¡Por supuesto que no Harry! ¿No lo ves? Voldemort mismo creó a su peor enemigo ¡como todos los tiranos! ¡Tienes idea de cuánto temen los tiranos a la gente que oprimen! Todos ellos saben que un día, entre sus muchas víctimas ¡seguro que habrá alguno que se levante contra ellos y contraataque! ¡Voldemort no es diferente! Siempre estaba buscando a quien lo retara. Oyó la profecía y se puso en acción ¡con el resultado de que no sólo escogió al que probablemente acabaría con él sino que además lo dotó con armas mortales únicas!

 

- Pero…

 

- ¡Es esencial que lo entiendas! – dijo Dumbledore, levantándose y caminando por la habitación con sus relucientes ropas siseando al despertar, Harry no le había visto nunca tan agitado. – Cuando intentó matarte, Voldemort mismo te apuntó como la persona destacable que se sienta aquí delante de mí ¡y te dio las herramientas necesarias para llevar a cabo el trabajo! Es culpa de Voldemort que fueses capaz de ver dentro de sus pensamientos, sus ambiciones, que pudieses entender el lenguaje de las serpientes en el cual da órdenes y aun Harry, a pesar de tu privilegiado vistazo al mundo de Voldemort (el cual por cierto es un don por el que cualquier Mortífago mataría) ¡nunca has sido seducido por las Artes Oscuras, nunca ni por un segundo has mostrado el más mínimo deseo de convertirte en uno de los seguidores de Voldemort!

 

- ¡Por supuesto que no! – dijo Harry indignado. – ¡Mató a mi papá y a mi mamá!

 

- ¡Estás protegido en resumen por tu capacidad de amar! – dijo Dumbledore en voz alta. – ¡La única protección que posiblemente funcione contra un ansia de poder como la de Voldemort! A pesar de todas las tentaciones que has soportado, todo el sufrimiento, has permanecido puro de corazón, tan puro como eras a los once años, cuando miraste en un espejo que reflejaba el deseo de tu corazón y te mostró la única forma de vencer a Lord Voldemort y no la inmortalidad o riquezas. Harry ¿tienes idea de cuan pocos magos habrían visto lo que tú en ese espejo? Voldemort debería haberlo sabido entonces ¡pero no lo hizo!

 

Pero ahora lo sabe. Te has introducido en la mente de Lord Voldemort sin recibir daño alguno, pero no puede poseerte sin sufrir una agonía mortal como descubrió en el ministerio. No creo que comprenda por qué Harry, pero tuvo tanta prisa en mutilar su propia alma, que nunca se paró a comprender el incomparable poder de un alma entera y sin mácula.

 

- Pero señor - dijo Harry, haciendo grandes esfuerzos por no parecer escéptico - todo gira en torno al mismo punto, ¿no? Tengo que intentar matarlo o…

 

- ¿Tienes? – dijo Dumbledore. - ¡Por supuesto que tienes que! ¡Pero no por la profecía! ¡Porque tu, porque tu mismo no habrías descansado hasta haberlo intentado! ¡Imagina por favor sólo por un momento, que nunca hubieses oído esa profecía! ¿Cómo te sentirías con respecto a Voldemort ahora? ¡Piensa!

 

Harry miró a Dumbledore caminar de un lado para otro frente a él y pensó. Pensó en su madre, su padre y Sirius. Pensó en Cedric Diggory. Pensó en todas las cosas terribles que sabía eran obra de Lord Voldemort. Una llama pareció saltar en su pecho quemándole la garganta.

 

- Querría que acabaran con él - dijo Harry despacio. – y querría hacerlo yo.

 

- ¡Por supuesto que sí! – gritó Dumbledore. – Ves, ¡la profecía no significa que tengas que hacer algo! Pero la profecía provocó que Lord Voldemort te marcara como a su igual… En otras palabras, eres libre de elegir tu camino, ¡libre para darle la espalda a la profecía! Pero Voldemort continua dándole crédito a la profecía. Él continuará dándote caza… lo que sí es cierto realmente es que…

 

- Es que uno de los dos acabará matando al otro - dijo Harry. – Sí.

 

Pero por fin entendía lo que Dumbledore le había estado intentando explicar. Era, pensó, la diferencia entre ser arrastrado a la arena para batallarle a la muerte y caminar hacia la arena con la cabeza bien alta. Algunas personas, quizás dirían que hay muy poca diferencia entre ambos caminos, pero Dumbledore sabía… y yo también, pensó Harry, sintiendo un torrente de furioso orgullo y también mis padres… que hay toda la diferencia del mundo.

 

 


Date: 2015-12-11; view: 406


<== previous page | next page ==>
Capitulo 21: La Habitación Desconocida | Capítulo 24: SECTUMSEMPRA
doclecture.net - lectures - 2014-2024 year. Copyright infringement or personal data (0.044 sec.)