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Capítulo 20: La Petición de Lord Voldemort

Harry y Ron dejaron la enfermería el Lunes temprano por la mañana, completamente sanos gracias a los cuidados de Madame Pomfrey y disfrutando de los beneficios de haber sido golpeados y envenenados, de los cuales el mejor era que Hermione volvía a mostrarse amistosa con Ron. Hermione incluso los acompañó a desayunar, dándoles la noticia de que Ginny había discutido con Dean. Ese sentimiento dentro de Harry, despertó nuevamente y con nuevas esperanzas.

¿Por qué pelearon? - preguntó, tratando de sonar casual mientras daban vuelta en el pasillo del 7° piso que estaba vacío, excepto por una chica que había estado examinando el tapiz de los Trolls en Tu-tú. Se alarmó al ver que los de 6° año se acercaban y dejó caer la pesada balanza de cobre que llevaba consigo.

- Está bien – dijo Hermione amablemente, apresurándose a ayudarla. – Aquí tienes... -

Tocó la balanza rota con su varita y murmuró – Reparo -. La chica no agradeció el gesto, pero permaneció en el mismo lugar mientras pasaban y los observó alejarse; Ron volteó a verla.

-Juro que se están volviendo más pequeñas – Dijo.

No le hagas caso – dijo Harry, un poco impaciente. – ¿Por qué peleaban Ginny y Dean, Hermione? –

-Ah, Dean se estaba riendo de que McLaggen te arrojara esa Bludger – dijo Hermione.

-Debió ser gracioso – dijo Ron pensativo.

-No fue nada gracioso!- dijo Hermione enfadada. – Fue terrible y si Coote y Peakes no hubieran alcanzado a Harry podría haberse hecho mas daño!–

-Si, bueno, no había necesidad de que Ginny y Dean se separaran por eso – dijo Harry tratando de sonar de lo más normal. - ¿O siguen juntos? –

-Si, aun lo están... pero ¿por qué estas tan interesado? – preguntó Hermione, viendo a Harry directamente.

-¡Es solo que no quiero que mi equipo de Quidditch se vuelva a desorganizar! – contestó rápidamente, pero Hermione seguía con esa mirada de sospecha. Se sintió muy aliviado cuando una voz lo llamó.

-Harry! – Dándole la oportunidad de voltear.

 

-Ah, hola, Luna! –

-Fui a la enfermería a buscarte,- dijo Luna, buscando algo en su bolso.- Pero dijeron que ya habías salido... –

Puso lo que parecía ser una cebolla verde, un hongo grande y con manchas, y una considerable cantidad de lo que parecía ser deshechos gatunos en las manos de Ron, finalmente sacó un pedazo de pergamino que le pasó a Harry.

-... me pidieron que te diera esto.-

Era un pequeño pergamino que Harry reconoció como una invitación para una clase con Dumbledore.

-Esta noche.- les dijo a Ron y Hermione cuando lo abrió.

-Buena narración la del ultimo partido! – le dijo Ron a Luna mientras tomaba de sus manos la cebolla verde, el hongo y la suciedad de gato. Luna sonrió un poco.



-Te estas burlando de mi, verdad? – dijo Luna – todos dicen que fui un desastre.-

-No, en serio! – dijo Ron seriamente – No puedo recordar haber disfrutado tanto una narración – continuó, sosteniendo el objeto que parecía cebolla al nivel de lo ojos.

-Oh, es una Gurdyroot- dijo, poniendo el hongo y la suciedad de gato de nuevo dentro de su bolso. – Puedes quedártela si quieres, yo tengo algunas mas. Son excelentes para protegerse de los Gulping Plimpies.- Y se alejó, dejando a Ron algo confundido, aun agarrando la Gurdyroot.

-Saben, me empieza a agradar, Luna- dijo mientras se dirigían al Gran Comedor – sé que está loca, pero en el buen...- Dejó de hablar de repente. Lavender Brown estaba parada al pie de la escalera de mármol y parecía muy enfadada.

-Hola – Dijo Ron, nervioso.

-Vámonos -Le dijo Harry a Hermione y se retiraron, no sin antes escuchar a Lavender decir- ¿por qué no me dijiste que salías hoy? ¿por qué estaba ella contigo?

Ron parecía molesto y preocupado cuando apareció en el desayuno media hora mas tarde, y aunque se sentó junto a Lavender, Harry vio que no cruzaron ni una palabra en todo el tiempo que estuvieron juntos.

Hermione actuaba como si no se hubiera dado cuenta de esto, pero una o dos veces Harry vio una extraña sonrisa dibujada en su rostro. Todo el día pareció estar de muy buen humor y esa noche en la sala común hasta aceptó revisar (en otras palabras, terminar de escribir) el ensayo de Herbología de Harry, algo que había rehusado hacer hasta ahora, porque ella sabia que luego Harry dejaría a Ron copiarlo.

-Muchas gracias Hermione – dijo Harry, dándole una palmada en la espalda mientras checaba su reloj y vio que casi eran las ocho. – Bien, tengo que apresurarme o llegaré tarde con Dumbledore... –

Ella no contestó, solo tachó alguna de las oraciones que Harry había escrito con un gesto. Harry se apresuró a salir por el hueco de la puerta y se dirigió a la oficina del Director. La gárgola se hizo a un lado al sonido de “dulces de crema”, y Harry subió por la escalera en espiral de dos escalones a la vez, tocando la puerta justo cuando el reloj marcaba las ocho.

-Adelante – Contestó Dumbledore, pero cuando Harry movió la mano para empujar la puerta, ésta se abrió desde dentro. Ahí estaba la Profesora Trelawney.

-Aha! – Exclamó, señalando a Harry mientras parpadeaba detrás de sus grandes gafas. -Así que esta es la razón por la que soy echada fuera de su oficina, Dumbledore-

-Mi querida Sybill- Dijo Dumbledore alzando un poco la voz.- No es que tengas que salir de ninguna parte, pero Harry tiene una cita, y no creo que haya mas que decir.-

-Muy bien – Dijo la profesora Trelawney, con una voz resentida.- Si no va a despedir al caballo usurpador, que así sea... quizá deba encontrar un colegio donde mis talentos sean mejor apreciados.-

Pasó junto a Harry y desapareció bajo la escalera espiral, la oyeron tropezar a mitad del camino, y Harry creyó que se había resbalado con uno de sus múltiples chales.

-Por favor cierra la puerta y siéntate, Harry.- Dijo Dumbledore, sonando bastante cansado.

Harry obedeció, notando mientras se sentaba en su lugar acostumbrado, que el pensadero estaba puesto entre ellos otra vez, y que también había dos pequeñas botellas de cristal llenas de recuerdos.

-¿A la Profesora Trelawney aun no le parece que Firenze este dando clases? – Preguntó Harry.

-No – Dijo Dumbledore – Adivinación resultó ser un problema más grande de lo que yo podría haber predicho, nunca estudié esa materia. No puedo pedirle a Firenze que regrese al bosque donde ya no es bienvenido y no puedo pedirle a Sybill Trelawney que se retire. Entre nosotros, ella no tiene ni idea del peligro que correría si estuviera fuera del castillo – y creo que seria un error contarle – que ella fue quien hizo la profecía acerca de ti y Voldemort, ¿entiendes?

Dumbledore dio un gran suspiro, y luego dijo:

- Pero no te preocupes por mis problemas con los profesores. Tenemos cosas más importantes que discutir. Primeramente, ¿pudiste realizar la tarea que te encomendé al final de la última sesión?

-Ah - Dijo Harry, recordando. Con las lecciones de aparición y el Quidditch, Ron envenenado, la fractura de su cráneo y su determinación por encontrar lo que Malfoy estaba planeando, Harry casi había olvidado que Dumbledore le había pedido extraer ese recuerdo del Profesor Slughorn. – Bueno, le pregunte al Profesor Slughorn al respecto al final de pociones, pero, ehm, él no me lo dio.- Hubo un pequeño silencio.

-Ya veo – Dijo Dumbledore, observando a Harry por encima de sus gafas de media luna y dándole a Harry la conocida sensación de que lo están examinando con rayos X. – Y crees que has hecho tu mejor esfuerzo para conseguirlo, ¿verdad? ¿Que has utilizado toda tu inventiva? ¿Que has utilizado todo tu valor para conseguir la tarea de obtener ese recuerdo?-

-Bueno, - Comenzó decir Harry, sin saber que decir después. Su único intento por obtener ese recuerdo parecía vergonzoso. – Bueno, el día que Ron tomó por error la poción de amor lo llevé con el Profesor Slughorn. Pensé que si encontraba al Profesor de buen humor –

-Y eso funcionó? – Preguntó Dumbledore.

-Bueno, no, señor, porque Ron quedó envenenado...-

-Lo que naturalmente te hizo olvidarte de tratar de conseguir el recuerdo. No habría esperado otra cosa mientras tu mejor amigo estaba en peligro. De todos modos esperaba que una vez que supieras que el Sr. Weasley se recuperaría totalmente, volvieras al trabajo que te asigné. Creo que te hice ver qué tan importante es ese recuerdo. De verdad. Hice mi mejor esfuerzo para que entendieras que este recuerdo es el mas crucial de todos y que estaremos desperdiciando el tiempo sin el.

Un sentimiento de vergüenza se esparció de la cabeza de Harry hasta la punta de sus pies. Dumbledore no había alzado la voz, ni siquiera sonaba enojado, pero Harry habría preferido que gritara, esa decepción era lo peor.

-Profesor – Dijo, un poco desesperado.- No es que no me preocupara, lo que pasa es que he tenido otras cosas...-

-Otras cosas en tu cabeza.- Dumbledore completó el enunciado por el. – Entiendo.-

El silencio cayó sobre ellos de nuevo, el más incómodo silencio que Harry había experimentado con Dumbledore, parecía que no terminaría, interrumpido solo por los ronquidos del retrato de Armando Dippet que estaba sobre la cabeza de Dumbledore. Harry se sentía un poco pequeño, como si se hubiera encogido desde que entró a la habitación. Cuando ya no pudo soportarlo mas dijo:

-Profesor, lo siento mucho, debí haber hecho mas... debí haber entendido que no me lo habría pedido si no fuera de verdad importante.-

-Gracias por decir eso, Harry- Dijo Dumbledore calmadamente – ¿Puedo esperar, entonces, que le darás al asunto mayor prioridad desde ahora? Nuestra próxima reunión tendrá muy poco sentido a menos que tengamos ese recuerdo.-

-Lo haré, señor, lo conseguiré- Dijo seriamente.

-Entonces no diremos mas de esto por ahora.- Dijo Dumbledore más amable- Continuemos con nuestra historia donde la dejamos. ¿Recuerdas donde fue?-

-Si, señor – Dijo Harry rápidamente. – Voldemort mató a su padre y abuelos e hizo que pareciera como si su tío Morfin lo hubiera hecho. Luego volvió a Hogwarts y le preguntó... le preguntó al Profesor Slughorn sobre los Horcruxes- Murmuró apenado.

-Muy bien,- Dijo Dumbledore.- Ahora, espero que recuerdes qué te dije, al inicio de estas reuniones, que entraríamos en los campos de adivinar y especular?

-Si, Señor-

-Entonces, espero que estés de acuerdo, en que te he mostrado hechos en los que se basa lo que he deducido acerca de Voldemort cuando tenia 17?

Harry Asintió.

-Pero ahora, Harry- Dijo Dumbledore- ahora las cosas se vuelven más oscuras y más extrañas. Si fue difícil encontrar evidencia del joven Riddle, ha sido casi imposible encontrar a alguien preparado para recordar a Voldemort. De hecho, dudo que exista una persona viva, aparte de él, que pueda darnos una historia completa de su vida desde que dejó Hogwarts. Aun así, tengo dos recuerdos que me gustaría compartir contigo.- Dumbledore señalo las pequeñas botellas de cristal junto al pensadero. – Me gustaría saber si las conclusiones que obtuve de ellos te parecen correctas.-

La idea de que Dumbledore valorara tanto su opinión hizo a Harry sentirse aun más avergonzado de haber fallado en obtener el recuerdo acerca de los Horcruxes, y se acomodó en su asiento sintiéndose un poco culpable, mientras Dumbledore tomaba la primera de las botellas y la examinaba en la luz.

-Espero que no estés cansado de entrar en los recuerdos de otras personas, estas dos son extrañas- Dijo.- la primera vino de una vieja Elfa domestica llamada Hokey. Antes de que veamos lo que Hokey presenció, debo relatar rápido como Lord Voldemort abandonó Hogwarts.

-Alcanzó el séptimo grado de sus estudios con, como habrás esperado, altas notas en cada evaluación que tomaba. Todos sus compañeros estaban diciendo qué trabajos tomarían una vez que dejaran Hogwarts. Casi todo el mundo esperaba cosas espectaculares de Tom Riddle, prefecto, ganador del premio por servicios especiales a la escuela. Sé que varios maestros, el Profesos Slughorn entre ellos, le sugirieron que se uniera al Ministerio de Magia, le ofrecieron concertar citas, presentarle a varios contactos. Abandonó todas las ofertas. La siguiente cosa que el profesorado supo fue que Voldermort estaba trabajando en Borgin y Burkes-

-¿En Borgin y Burkes? – Repitió Harry sorprendido.

-En Borgin y Burkes.- Repitió Dumbledore.- Creo que entenderás lo que lo atrajo a ese lugar cuando entremos a la memoria de Hokey. Pero esta no era la primera opción de trabajo para Voldemort. Casi todo el mundo lo supo después, yo era uno de los pocos en los que el director de entonces confiaba, pero Voldemort primero se acercó con el Profesor Dippet y le pidió permanecer en Hogwarts como profesor.

-¿El quería quedarse aquí? ¿ Por qué?- Preguntó Harry, aun mas asombrado.

-Creo que tenía varias razones, aunque no le menciono ninguna al Profesor Dippet.- Dijo Dumbledore.- Primero, y muy importante, Voldemort estaba, yo creo, más atado a la escuela de lo que había estado a alguna persona. Hogwarts fue donde había sido mas feliz, el primer y único lugar en el que se había sentido en casa.-

Harry se sintió un poco incomodo ante estas palabras, porque así era como el veía a Hogwarts también.

-Segundo, el castillo es un lugar lleno de magia antigua. Sin duda, Voldemort había traspasado muchos más de sus secretos que la mayoría de los estudiantes que pasan por aquí, pero debió haber sentido que aun había misterios por resolver, magia por encontrar.

-Y Tercero, como profesor, habría tenido un gran poder de influencia sobre los jóvenes magos y brujas. Tal vez obtuvo la idea del Profesor Slughorn, el maestro con el que el se entendía mejor, quien había demostrado qué tan influyente puede llegar a ser un maestro. No creo que Voldemort planeara pasar el resto de su vida en Hogwarts, pero si creo que lo veía como un lugar en donde reclutar y empezar a construir su propio ejercito.-

-Pero no obtuvo el empleo?-

-No, no lo obtuvo. El Profesor Dippet le dijo que era muy joven con sus 18 años, años, pero lo invitó a solicitarlo de nuevo en unos años, si aun deseaba enseñar.

-¿Como se sintió usted acerca de eso?- Preguntó Harry dudando.

-Muy inquieto- Dijo Dumbledore.- Le había advertido a Armando acerca de esa solicitud. No le di las razones que estoy dándote, ya que el Profesor Dippet confiaba en Voldemort y estaba convencido de su honestidad. Pero yo no quería a Lord Voldemort de vuelta en esta escuela, y seguramente no en una posición con poder.-

-¿Que trabajo quería? ¿Que materia quería impartir? –

De alguna manera, Harry sabía la respuesta antes de que Dumbledore la diera.

-Defensa Contra las Artes Oscuras. Estaba siendo impartida por una vieja profesora llamada Galatea Merrythought, quien había estado en Hogwarts por casi 50 años.-

-Así que Voldemort fue a Borgin y Burkes, y todo el profesorado que lo había admirado dijo que era un desperdicio, un mago tan brillante como ese, trabajando en una tienda. Aun así, Voldemort no era solo un asistente. Educado, guapo e inteligente, pronto le dieron trabajos especiales del tipo que solo existe en Borgin y Burkes, que se especializa, como sabes Harry, en objetos con propiedades inusuales y poderosas. Voldemort fue enviado a vender esos tesoros, y era sobre todo, especialmente hábil haciendo esto.-

-Ya lo creo que si.- Dijo Harry, incapaz de contenerse.

-Bueno,- Dijo Dumbledore, con una sonrisa.- Y ahora, es tiempo de escuchar a Hokey una Elfo domestico, quien trabajó para una muy vieja y muy rica bruja, llamada Hepzibah Smith.-

Dumbledore tocó la botella con su varita, el corcho salió disparado, y vació el remolino de recuerdos en el pensadero, diciendo – Después de ti Harry.-

Harry se puso de pie y se inclino una vez más sobre el remolino plateado contenido en la vasija de piedra hasta que su cara lo tocó. Giró en medio de la oscuridad y aterrizó en una sala, frente a una mujer muy gorda y vieja que usaba una elaborada peluca y una túnica rosada que le daba el aspecto de un pastel de helado derritiéndose. Estaba mirándose en un pequeño espejo con joyas y aplicándose rubor en sus ya rojas mejillas, mientras el Elfo más pequeño y viejo que Harry había visto le colocaba unas pantuflas de satín en sus pies.

-De prisa, Hokey!- Dijo Hepzibah arrogantemente.- ¡Dijo que vendría a las cuatro, solo faltan unos minutos y nunca ha llegado tarde!-

Hizo a un lado su maquillaje mientras la Elfo se levantaba. La cabeza del Elfo apenas alcanzaba el asiento de la silla de Hepzibah.

-¿Cómo me veo?- Dijo Hepzibah, girando su cabeza para admirar los distintos ángulos de su cara en el espejo.-

-Hermosa, Madam.- Chilló Hokey.

Harry asumió que estaba establecido en el contrato de Hokey que ella debía mentir cuando le hicieran esta pregunta, porque Hepzibah Smith no parecía nada hermosa en su opinión.

El timbre sonó y ambas, ama y Elfa saltaron.

-¡Rápido, rápido, esta aquí Hokey!- Grito Hepzibah y la Elfa salió de la habitación, que estaba tan llena de objetos que era difícil ver como podía alguien abrirse camino sin derribar al menos una docena de cosas: había gabinetes llenos de cajas brillantes, repisas llenas de libros dorados, otras mas de esferas, y muchas plantas florecientes en macetas de cobre. De hecho, la habitación parecía una mezcla entre una tienda de antigüedades y un conservatorio

La Elfo regresó en pocos minutos, seguida por un hombre alto que Harry no tardó en reconocer como Voldemort. Vestía un traje negro, su cabello un poco mas largo de lo que había estado en la escuela y tenia hoyuelos en las mejillas, pero todo esto le sentaba bien, se veía más atractivo que nunca. Se abrió paso entre la atestada habitación con un aire que demostraba que ya la había visitado antes y se inclinó para besar la gorda mano de Hepzibah.

-Te traje flores,- Dijo tranquilo, apareciendo un ramo de rosas de la nada.

-Pícaro, no debiste!- Dijo Hepzibah, aunque Harry notó que ya tenia un florero listo en la mesa mas próxima.- Tu consientes a esta vieja mujer, Tom... siéntate, siéntate... Donde esta Hokey?, ah...-

La Elfo Domestico volvía rápidamente con una charola de pastelillos, que colocó a un costado de su ama.

-Toma los que quieras, Tom.- Dijo Hepzibah.- Se que te encantan mis pasteles. Y ¿como estas?, pareces pálido. Te explotan en esa tienda, lo he dicho un centenar de veces...-

Voldemort sonrió vagamente y Hepzibah rió un poco.

-¿Bueno y, cual es tu excusa para visitarme esta vez?- Preguntó ella, agitando sus pestañas.

-Al Sr. Burke le gustaría hacer una nueva oferta por la armadura hecha por Goblins.- Dijo Voldemort.- Quinientos galeones, el cree que es mas que justo.-

-No, no tan rápido, o creeré que estas aquí solo por mis chucherías!- Dijo Hepzibah con un puchero.

-Me enviaron aquí por ellas.- Dijo Voldemort calmado.- Solo soy un pobre asistente, Madame, que debe hacer lo que le ordenan. El Sr. Burke quiere que averigüe...-

-¡Oh, El Sr. Burke, prrrt!- Dijo Hepzibah, haciendo un desmán- Tengo algo que mostrarte que nunca le he enseñado al Señor Burke!, puedes guardar un secreto, Tom?, me prometes que no le dirás al Sr. Burke lo que tengo?. ¡Nunca me dejaría en paz si supiera que te lo mostré, y no lo venderé, ni a Burke ni a nadie! Pero tu, Tom, tu lo apreciarás por su historia, no por cuantos galeones puedes obtener por el.-

-Estaré encantado de ver lo que la señorita Hepzibah me muestre- Dijo Voldemort, Hepzibah dio otra risita.

-Ordené a Hokey que lo trajera... ¿Hokey, donde estas? Quiero mostrarle al Sr. Riddle nuestro mejor tesoro... de hecho trae ambos ya que estas en eso...-

-Aquí tiene, Madame- Chilló la elfo, y Harry vio dos cajas de piel, una sobre la otra moviéndose por la habitación como por si mismos, pero el sabia que la pequeña Elfa estaba sosteniéndolos sobre su cabeza mientras pasaba entre las mesas.

-Ahora,- Dijo Hepzibah felizmente, recibiendo las cajas del Elfo, poniéndolas en sus pierna y preparándose a abrir la de arriba.- Creo que te gustará esto, Tom... ¡Oh, si mi familia supiera que te estoy mostrando esto... No pueden esperar para tener esto entre sus manos!-

Abrió la tapa. Harry se movió un poco mas al frente para obtener una mejor vista y vio lo que parecía ser una pequeña taza dorada con dos agarraderas forjadas finamente.

-¿Sabes lo que es esto, Tom? Tómala, dale un buen vistazo!- Susurró Hepzibah mientras Voldemort estiraba su mano con dedos largos y levantaba la taza fuera de sus envolturas de seda. Harry creyó ver un brillo rojo en sus ojos oscuros. Su expresión codiciosa se parecía a la de Hepzibah, excepto que sus diminutos ojos estaban fijos en los atributos de Voldemort.

-Una medalla,- Murmuró Voldemort, examinando el grabado en la taza.- Entonces esto era de...?-

-¡Helga Hufflepuff, como tu bien sabes, chico listo!- Dijo Hepzibah, acercándosele y tomándolo de las mejillas.- ¿No te dije que estaba remotamente relacionada? Esto ha sido pasado entre la familia por años y años. Divina, ¿verdad? Y se supone que contiene toda clase de poderes también, pero no los he probado, solo la mantengo a salvo aquí...-

Tomó la taza de la mano de Voldemort y la depositó de nuevo en su caja, acomodándola de nuevo en su posición con tanto cuidado que no notó la sombra que cruzaba por la cara de Voldemort mientras se la llevaban.

-Bien, ahora,- Dijo alegremente Hepzibah- Donde está Hokey? Ah, ahí estás, llévate eso, Hokey.-

La Elfo obedientemente tomó la caja y Hepzibah puso su atención en una caja más delgada en su regazo.

-Creo que esta te gustará aun más, Tom- Murmuró. -Acércate un poco, mi muchacho, para que puedas ver... Por supuesto Burkes sabe que tengo esto, yo se lo compré y me atrevo a decir que le encantaría recuperarlo cuando yo me haya ido...-

Retiró el broche adornado y abrió la caja. Ahí sobre terciopelo rojo estaba un gran medallón dorado.

Voldemort alargó su mano, esta vez sin haber sido invitado, y lo examinó en la luz.

-La marca de Slytherin- Dijo, mientras la luz dibujaba sobre el medallón una S.

-¡Es correcto!,- Dijo Hepzibah, complacida, aparentemente, al ver a Voldemort admirando su medallón.- Tuve que pagar una pierna y un brazo por él, pero no podía dejarlo pasar, no un verdadero tesoro como ese, tenia que estar en mi colección. Burke lo compró, eso parece, a una mujer de aspecto andrajoso quien parecía haberlo robado y no tenía idea de su verdadero valor...-

No había ningún error esta vez: Los ojos de Voldemort relucían rojos ante estas palabras, y Harry vio sus nudillos ponerse blancos en la cadena del medallón.

-Me atrevo a decir que Burke le pagó una miseria pero aquí lo tienes... Bonito, ¿no? Y de nuevo, toda clase de poderes le son atribuidos, pero yo sólo lo mantengo seguro y reluciente...-

Se estiró para tomar de vuelta el medallón. Por un momento Harry creyó que Voldemort no lo soltaría, pero luego se había deslizado entre sus dedos y estaba de vuelta en su cojín de terciopelo rojo.

-¡Así que, aquí tienes, listo, y espero que te haya gustado!.-

Lo miró directamente en la cara y por primera vez Harry vio vacilar su tonta sonrisa.

-¿Te sientes bien, querido?-

-Oh si, - Dijo Voldemort.- Si, estoy muy bien...-

-Creí que, una ilusión óptica, supongo...- Dijo Hepzibah acobardada, y Harry pensó que ella también había visto ese destello rojo en los ojos de Voldemort. –Ven, Hokey, llévate esto y guárdalos de nuevo... los encantamientos acostumbrados...-

-Tiempo de partir, Harry,- Dijo Dumbledore, y cuando el elfo se alejaba con las cajas, Dumbledore tomó a Harry una vez mas por encima del hombro, se elevaron a través de la oscuridad y estaban de nuevo en el despacho de Dumbledore.

-Hepzibah Smith murió dos días después de esa pequeña escena,- Dijo Dumbledore, tomando asiento de nuevo, indicándole a Harry que hiciera lo mismo. -Hokey fue condenada por el ministerio por haberle dado a beber a su ama chocolate envenenado una noche por accidente.-

-De ningún modo!- Dijo Harry enojado.

-Creo que pensamos lo mismo,- Dijo Dumbledore.- Verdaderamente, hay algunas similitudes entre esta muerte y la que ocurrió con los Riddle. En ambos casos, alguien mas fue declarado culpable, alguien que tenia un claro recuerdo de haber cometido el asesinato.

-¿Hokey confesó? –

-Recordó haber puesto algo en la bebida de su ama que resulto no ser azúcar, sino una letal y poco conocida poción, - Dijo Dumbledore.- se concluyó que ella no pretendía hacerlo, pero estando vieja y confundida...-

-¡ Voldemort modificó su memoria, justo como lo hizo con Morfin!.

-Si, esa es también mi conclusión,- Dijo Dumbledore.- Y, como con Morfin, el ministerio estaba predispuesto a sospechar de Hokey.-

-Porque ella era un Elfo doméstico,- Dijo Harry. No se había sentido tan identificado con la sociedad que Hermione había creado, P.E.D.D.O.

-Precisamente,- Dijo Dumbledore. – Ella era vieja, admitió haberse confundido con la bebida de su ama, y nadie en el ministerio se molestó en investigar un poco más. Y como en el caso de Morfin, cuando la había localizado y logré extraerle este recuerdo, su vida estaba casi por terminar, pero su memoria por supuesto, prueba que Voldemort sabia de la existencia de la taza y el medallón.-

-Para cuando habían condenado a Hokey, la familia de Hepzibah se había dado cuenta de que faltaban dos de sus más apreciados tesoros. Les tomó un tiempo cerciorarse de esto, ya que tenia muchos lugares en los cuales esconderlos, pues siempre había guardado muy bien su colección. Pero antes de que estuvieran completamente seguros de que faltaban la taza y el medallón, el asistente que había trabajado en Borgin y Burkes, el joven que había visitado a Hepzibah regularmente y la había tratado tan bien, había renunciado a su puesto y desaparecido. Sus superiores no tenían idea de a donde se había ido, estaban tan sorprendidos como todos por su desaparición. Y eso fue lo ultimo que se supo de Tom Riddle por un largo tiempo.-

-Ahora,- Dijo Dumbledore.- si no te molesta, Harry, quiero hacer otra pausa para atraer tu atención hacia ciertos puntos de la historia. Voldemort había cometido otro asesinato, aunque este fuera el primero desde que mato a los Riddle. No lo sé, pero creo que así fue. Esta vez, como habrás visto, mató no por venganza, sino por provecho. quería los dos extraordinarios trofeos que le había mostrado esa pobre mujer. Justo como había robado a los otros chicos en el orfanato, justo como había robado el anillo de su tío Morfin, así que esta vez corrió con la taza y el medallón de Hepzibah.-

-Pero,- Dijo Harry.- parece extraño... arriesgando todo, renunciando a su trabajo, solo por esos...-

-Extraño para ti, tal vez, pero no para Voldemort.- Dijo Dumbledore.- Espero que pronto entiendas lo que esos objetos significaban para él Harry, pero debes admitir que no es difícil imaginar que el veía el medallón como suyo por derecho.-

-El medallón tal vez, pero ¿por que la taza también?- Dijo Harry.

-Había pertenecido a otro de los fundadores de Hogwarts,- Dijo Dumbledore.- Creo que aun sentía algo profundo por la escuela y que no podía resistirse a un objeto tan implicado en la historia de Hogwarts. Creo que había otras razones... espero ser capaz de demostrártelas a su debido tiempo.-

-Y ahora por el último recuerdo que tengo para mostrarte, al menos hasta que consigas obtener el recuerdo del Profesor Slughorn para nosotros. 10 años separan el recuerdo de Hokey de este, diez años en los que solo podemos adivinar lo que estaba haciendo Lord Voldemort...- Harry se puso de pie otra vez, mientras Dumbledore vaciaba el último recuerdo dentro del pensadero.

-De quien es este recuerdo?- Preguntó.

–Mío.- Dijo Dumbledore.

Y Harry se sumergió tras Dumbledore a través de los remolinos de líquido plateado, aterrizando en la misma oficina que acababa de dejar. Ahí estaba Fawkes dormitando en su sitio, y ahí detrás del escritorio estaba Dumbledore, quien parecía muy similar al que estaba junto a Harry, aunque sus manos estaban perfectas y sanas y su cara, quizá, menos marcada. La única diferencia entre el despacho del presente y éste era que en el pasado estaba nevando, copos caían por la ventana en la oscuridad.

El joven Dumbledore parecía estar esperando algo y unos momentos después de su llegada, tocaron a la puerta y dijo, -Adelante.-

Harry dejó salir un pequeño grito ahogado. Voldemort había entrado en la habitación. Sus facciones no eran las que había visto salir del gran caldero de piedra casi dos años atrás, no era como de serpiente, los ojos aun no eran rojos, la cara no parecía una mascara, pero ya no era el atractivo Tom Riddle. Era como si sus facciones hubieran sido quemadas y borradas; parecían de cera y desfiguradas, y los ojos ahora tenían una permanente mirada sangrienta, aunque las pupilas aun no eran las rendijas en las cuales Harry sabia se convertirían. Estaba usando una túnica larga y negra, y su cara estaba tan pálida como la nieve en sus hombros.

El Dumbledore detrás del escritorio no mostró sorpresa alguna. Evidentemente la visita había sido concertada previamente.

-Buenas noches, Tom- Dijo Dumbledore.- ¿Te sentarás?-

-Gracias. – Dijo Voldemort, y tomó el asiento que Dumbledore le había indicado, el mismo, aparentemente, que Harry acababa de dejar en el presente. – Escuché que se había convertido en el director,- Dijo, y su voz era un poco mas fuerte fría de lo que había sido.- Una buena decisión.-

-Estoy contento de que lo apruebes,- Dijo Dumbledore, sonriendo.- ¿Puedo ofrecerte una bebida?-

-Seria muy agradable,- Dijo Voldemort.- He recorrido un largo camino.-

Dumbledore se puso de pie y se dirigió al estante donde ahora guardaba el pensadero, pero que entonces estaba lleno de botellas. Habiendo entregado una copa de vino a Voldemort y servido una para él, regresó al asiento detrás del escritorio...

-Así que, Tom... ¿A que debo el placer?-

Voldemort no contestó de inmediato, dio un pequeño sorbo a su vino.

-Ya no me llaman Tom, - Dijo.- Ahora soy conocido como...-

-Se como te llaman,- Dijo Dumbledore, sonriendo.- Pero para mi, me temo que siempre serás Tom Riddle. Es una de las cosas que molestan de los viejos maestros, creo que nunca olvidan los comienzos de sus alumnos cuando eran jóvenes.-

Alzó su copa como brindando por Voldemort, cuya expresión no cambió.

Aun así, Harry sintió la atmósfera cambiar súbitamente, que Dumbledore no usara el nombre elegido por Voldemort era rehusarse a permitir que Voldemort escogiera los términos de la reunión, y Harry sintió que Voldemort lo tomó de esta manera.

-Me sorprende que haya permanecido aquí por tanto tiempo,- Dijo Voldemort después de una pequeña pausa.- Siempre me pregunté por qué un mago como usted nunca quiso abandonar la escuela.-

-Bueno,- Dijo Dumbledore, aun sonriendo.- Para un mago como yo, no puede haber nada más importante que la enseñanza de viejas habilidades, ayudar a afilar las mentes jóvenes. Si recuerdo bien, alguna vez estuviste atraído por enseñar también.-

-Aun me interesa.- Dijo Voldemort.- Me preguntaba por que usted... a quien le ha pedido consejo el ministerio tan seguido, y a quien le han ofrecido dos veces el puesto de Ministro, creo...-

-Tres veces en la última cuenta, de hecho.- Dijo Dumbledore. – Pero el Ministerio nunca me atrajo como carrera. De nuevo, algo que tenemos en común, supongo.-

Voldemort inclino la cabeza, sin sonreír, y tomó otro sorbo de vino. Dumbledore no rompió el silencio entre ellos, esperó, cortésmente, a que Voldemort hablara primero.

-He regresado, - Dijo, después de un momento.- Mas tarde lo que el Profesor Dippet esperaba... pero he regresado, de cualquier manera, a solicitar de nuevo lo que una vez me dijo que era muy joven para tener. He regresado a solicitarle que me permita volver a este castillo, a enseñar. Creo que debe saber todo lo que he visto y hecho desde que dejé este lugar. Puedo mostrarles y platicarles a sus estudiantes cosas que no podrían obtener de ningún otro mago.-

Dumbledore pensó un poco acerca de Voldemort mirando su propia copa por un tiempo antes de hablar.

-Si, se bien lo que has hecho y visto desde que nos dejaste,- Dijo calmadamente.- Rumores de tus obras han alcanzado tu vieja escuela, Tom. Me daría pena creer la mitad de ellos.-

La expresión de Voldemort no cambió mientras dijo; - La grandeza inspira envidia, la envidia engendra rencor, el rencor produce mentiras. Usted debe saber esto, Dumbledore.-

-¿Llamas grandeza lo que has estado haciendo?- Preguntó Dumbledore delicadamente.

-En efecto,- Dijo Voldemort, y sus ojos parecían de un rojo ardiente. – He experimentado, he forzado los limites de la magia mas allá de lo que han sido forzados.-

-De algunos tipos de magia,- Lo corrigió Dumbledore.- De algunos. De otros, tu permaneces... discúlpame... desastrosamente ignorante.-

Voldemort sonrió por primera vez. Tenía una mirada maliciosa, que parecía mas una mirada de furia.

-El viejo argumento,- Dijo lentamente.- Pero nada de lo que he visto en el mundo ha respaldado sus ideas de que el amor es mas poderoso que mi tipo de magia. Dumbledore.-

-Quizá has estado buscando en los lugares equivocados,- Sugirió Dumbledore.

-Bien, entonces, ¿qué mejor lugar para comenzar mi nueva búsqueda que aquí, en Hogwarts?- Dijo Voldemort.- ¿Dejará que regrese? ¿Me dejará compartir mis conocimientos con sus estudiantes? Pongo mi persona y mis conocimientos a su servicio. Estoy a sus ordenes.-

Dumbledore levanto las cejas. – ¿Y que seria de aquellos a los que tu ordenas? ¿que pasará con aquellos que se llaman a si mismos – o así dice el rumor –Los Mortifagos? –

 

Harry sabia que Voldemort no esperaba que Dumbledore conociera este nombre; vio el destello rojo en los ojos de Voldemort de nuevo.

 

-Mis amigos,- Dijo, después de una pausa,- Seguirán conmigo, estoy seguro.-

 

-Me agrada saber que los consideras amigos,- Dijo Dumbledore.- Tenia la impresión de que eran mas tus sirvientes.-

 

-Está equivocado,- Dijo Voldemort.

 

-Entonces, si yo fuera a la “Cabeza de puerco” esta noche, no encontraría un grupo de ellos,- Nott, Rosier, Muldber, Dolohov- ¿esperando tu regreso? Fieles estos amigos en realidad, para viajar tan lejos contigo en una noche nevada, solo para desearte suerte mientras intentas conseguir un puesto de maestro. -No podía haber duda, de que el hecho que Dumbledore supiera exactamente con quienes estaba viajando, era muy poco agradable para Voldemort, pero lo disimuló casi de inmediato.

 

-Sabe de todo, como siempre, Dumbledore.-

 

-Oh, no, solo amigo del cantinero local,- Dijo Dumbledore.- Bien, Tom...-

 

Dumbledore hizo a un lado su copa vacía, se reclino en el sillón, juntando la punta de sus dedos, en su gesto característico.

 

-Hablemos francamente. ¿Por que has venido aquí esta noche, rodeado de secuaces, a pedir un trabajo que ambos sabemos no deseas?-

 

-Voldemort parecía sorprendido.- ¿Un trabajo que no deseo?. Al Contrario lo deseo mucho.-

 

-Oh, quieres volver a Hogwarts, pero no quiere enseñar nada más de lo que querías enseñar cuando tenías 18. ¿Que es lo que buscas, Tom? ¿Por qué no tratar una solicitud directa por una vez?-

 

-Voldemort lo miró con desprecio. – Si no quiere darme el trabajo...-

 

-Por supuesto que no.- Dijo Dumbledore.- Y no creo que por un momento hayas pensado que lo haría. Aun así, viniste aquí, preguntaste, debiste tener un propósito.-

 

Voldemort se puso de pie. Dejó de parecerse a Tom Riddle mas que nunca, incluso sus facciones se movían de rabia. – ¿Esta es su ultima palabra?-

 

-Lo es.- Dijo Dumbledore, también levantándose.

 

-Entonces no tenemos nada mas que decirnos.-

 

-No, Nada.- Dijo Dumbledore y una gran tristeza invadió su rostro.- Ha pasado mucho tiempo desde que podía atemorizarte con un ropero en llamas y forzarte a reparar tus crímenes. Pero desearía poder, Tom... desearía poder...-

 

Por un momento Harry estuvo a punto de gritar una advertencia sin sentido: Estaba seguro que la mano de Voldemort se había dirigido hacia su bolsillo y su varita, pero luego ese momento había pasado, Voldemort había dado media vuelta, la puerta se cerraba y se había ido.

 

Harry sintió la mano de Dumbledore cerrarse sobre sus hombros otra vez unos momentos después, estaban de pie en casi el mismo sitio, pero no había nieve en la ventana, y la mano de Dumbledore estaba ennegrecida y parecía muerta una vez mas.

 

-¿Por qué?- Dijo Harry de repente, viendo a Dumbledore a la cara.- ¿Por qué regresó? ¿Logró averiguarlo? –

 

-Tengo algunas ideas,- Dijo Dumbledore.- Pero nada mas que eso.-

 

-¿Que ideas, Señor?-

 

-Te lo diré cuando hayas obtenido ese recuerdo de la memoria del Profesor Slughorn.- Dijo Dumbledore. -Cuando tengas esa ultima pieza del rompecabezas, todo estará, espero, claro... para los dos.-

 

Harry seguía teniendo mucha curiosidad y aunque Dumbledore había caminado hacia la puerta y la mantenía abierta para él, no se movió.

 

-¿Estaba tras el puesto de Defensa Contra las Arte Oscuras otra vez? El no mencionó...-

 

-Oh, definitivamente quería el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras,- Dijo Dumbledore. – Lo que sucedió después de nuestra reunión lo probó. Nunca hemos podido mantener un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras por mas de un año desde que me rehusé a otorgárselo a Voldemort.-

 


Date: 2015-12-11; view: 416


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